viernes, 17 de noviembre de 2017

VUELTA POR TIERRAS LLANISCAS

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Punto de Salida y Llegada: Posada de Llanes
  • · Puntos de Paso: Turanzas- Lledías- Las Mañangas -Porrúa-Pancar-Llanes-Celorio-Barro-Niembro-Bedón
  • · Longitud de la Ruta: 42 km
  • · Horario de la Ruta. 4 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 820 mts
  • · Participantes: Juan Piñera, Nando del Pozo, Sandra Alvarez, Toño Cuervo, Leopoldo Figueiras, Tania, Javier Paredes, Luz Fernández, Luis Roza, Ivan Menéndez, Shephen Quirós, Miguel Vallina Victor Guerra.

La zona oriental de Asturias siempre es un referente en nuestras actividades y como queríamos hacer la primera parte del Camino de Covadonga desde Llanes, tras haber realizado la segunda parte desde Corao por la Calzada de Riocaliente, con un bucle sobre Igena, pues ahora era el momento de realizar esta segunda parte del recorrido inicial

Ruta que cerramos con un bucle sobre la rasa costera tomando como referencia el Camino de Santiago, por tanto, el lugar de concentración no pudo que ser otro que, Posada de Llanes, también por aquello de diversificar los puntos de concentración.

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Desde Posada de Llanes, buena villa para empezar la ruta que celebramos y con  la buena acogida en el Bar La Plaza,  donde tomamos el café para echarnos a la ruta en un día que se planteaba de buenas maneras, sobre todo después de haber estado lloviendo toda la semana, lo que nos hacía presagiar que Las Mañangas de Porrúa,  podían estar hasta arriba de barro.

Salimos de Posada dirección Sur, a través de la carretera AS-115 hasta Turanzas, donde un poco más allá del desvío de la entrada a  los Apartamento o Casa Rurales, nos desviamos a la izquierda, rumbo Este, para por medio de un amplio camino enlazar con el trazado del GR-105.2  Camino de Covadonga, y que desfila por encima de la Roza,  ya pegados a la ladera del Sierro de Llabres.

Un camino amplio que nos mete en Lledías,  y tras dar una vuelta a una finca,  nos metemos de nuevo  en los laberintos senderiles de las Mañangas de Porrúa, tomando la senda que persiste en seguir al Este desde el Carrozu hacia la Laguna de la Marea, tramo entre camino y senda, cuyo trazado y nos adelantó lo que tendríamos por delante, no tanto barro como pensábamos, pues el sustrato del firme, es de sílice, por tanto, todo el camino es más bien arenoso, eso sí con bastantes charcos

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Este es un itinerario  de sendas estrechas que tiene unos 5 km de longitud, y que hace las delicias del amplio grupo hoy reunido, pues a los habituales se han unido algunos amigos bikers  que querían rodar por estos tramos estrechos, salpicados de charcos y diferentes vados que tendremos que cruzar, que hoy rezuman agua por doquier, sobre todo el Arroyo de la Bola, el cual vamos entrelazando en nuestro rodar por estos singulares predios de Las Mañangas.

En ellas nos topamos con una cuadrilla a la  caza del Jabalí, cuyos perros vadean como pueden el arroyo y algunos no saben si seguir el rastro de los suidos o nuestras ruedas. ¿Porqué a los perros  les entusiasmará tanto nuestras ruedas?
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Seguimos rodando por las Mañangas y cada uno va cogiendo los senderos que le parecen más idóneos, aunque los charcales no hay dios quien lo evite, o sea que nuestras trotonas salen de ellos chirriando por la arenilla sílice que se cuela por entre los rodamientos y la trasmisión. Lo cierto es que estos senderos son una auténtica lijadora para nuestras btt.

Al final del divertimento concluimos ante el cruce que nos llevaría por la izquierda directamente hasta Porrúa, pero nosotros seguimos por el ramal que queda a la derecha que sigue a la riega de la Bola hasta la fuente Garandiella para concluir ante la carretera LL-7 que baja del Alto de la Tornería.

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Seguimos por el ramal descendente, y  como al kilometro se continua por un carretil que pasa por entre Sal de la Mesa y Pontigas, para colocarse en Collado del Acebo , y de este modo entrar en el centro de Porrúa, donde tomaos otro singular camino, el llamado  Cólera de las Cruces, y por las Atazadas volvemos a la LL-7, para entrar en Llanes por el Sur, o sea  por la aldea de Pancar siguiendo la reguera Carrocera, a cuyo sen se abre una senda fluvial que nos permite llegar hasta la Ermita de los Altares, que es parte de la hacienda de D. Pedro de Inguanzo y Porres, que fue diputado a Cortes y Senador del Reino, y cuyo palacio fue levanto a partir de 1860, el cual se dice se gastó el paisano unos 90.000 duros de la época. Un fortunón.

A los restos de esta mansión se llega por la ya citada LL-7, la cual dejamos para continuar por la senda fluvial de nuevo, y  entramos de esta manera en el centro de la villa de Llanes y capital del Concejo.

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Es increíble com cambian los pueblos, en cuanto viene el invierno, Llanes se nos presenta a la hora más allá de la comida, semi desierta, cuando no hace apenas unas semanas estaba rebosante de gentes y de actividad. Que por cierto algo que si  que vemos que abunda cuando cruzamos estos pueblos llaniscos, es el cartel de se «vende o se alquilan» casas y casonas.

Cruzamos la villa para acercarnos a la iglesia de Santa Maria,y poder enseñarles a los compañeros bikers.  la única huella templaria pétrea que tenemos en Asturias, un templario que abre su capa y nos enseña la famosa TAU. Impresionante este juego de andar buscando templarios por las arquivoltas del pórtico de la impresionante iglesia llanisca.

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Salimos de Llanes por el famoso Paseo de San Pedro, para buscar las marcas jacobitas al pie de la famosa urbanización fallida de La Talá, y poder  entrar de este modo en Póo de Llanes por La Collada y dirigirnos hacia su famosa playa, y estando la mar baja aprovechamos para rodar por el arenal cruzando el pequeño brazo fluvial del la riega Vallina y su entronque con el mar, para colocarnos en la otra orilla de la ría de Póo y enfilar por su rasa costera, camino adelante hacia los restos de la Ermita de San Martín, y siguiendo la marcas amarillas del Camino de Santiago, pasamos por delante del Monasterio de San Salvador para cruzar una vez más por el arenal, toda la playa de Celorio, saliendo por la playa de Palombina hacia Barro.

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Tramos semiurbanos que nos permiten a toda la grupeta biker  alcanzar Barro y el área desde el que todo el mundo admira la iglesia de Niembro, que no su cementerio, que está de espaldas a la ría de Barro,  lo bello del reflejo es un conjunto en el cual destaca la iglesia.

Sea como fuere, hoy no es el día adecuado para obtener la bella fotografía, pero la mar baja, deja al descubierto la gran capa de basa que se forma en este recodo de la ría. Nos deleitamos con unas viandas y un buen trago de la bota que porta Luis Roza, con un fresco vino rosado Pietro Picudo, y seguimos camino en esta ocasión, dejando de lado las marcas jacobeas, para dirigirnos a uno de los lugares con más a fama de la zoan, como es la playa  nudista de Torinbia, a la cual entramos rodeando el promontorio del Castillo hasta desembocar en el arenal.

En la playa solo un bañista en bolas con su perro, y metidos ambos en las frescas aguas, mientras los grandes tractores hacen lo mismo, meterse aguas adentro para sacar al arenal el ocle, un alga marina de color rojizo muy codiciado en la zona, y que muestra una escena que no es frecuente.

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Cruzamos toda la playa para salir por el extremo occidental y coger la pista de la Riega del Carbón, para subir de nuevo por encima la playa rumbo Oeste, tanto Juan Piñera  como yo mismo rememoramos algunos recuerdos con Luis Rubio, sus vuelos de parapente sobre le paisaje y el paisanaje  de la playa nudista.


Una vez remontada la pista nos dejamos  caer en una rápida bajada hasta las inmediaciones del destartalado Monasterio de San Antolín de Bedón. No sé que le pasa a Llanes con muchos de sus restos patrimoniales los cuales algunos más importantes están en la ruina y en condiciones raras administrativamente hablando, como es el caso de Bedón.

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En  la playa de San Antolín podíamos cerrar el bucle siguiendo el río Las Cabras, yendo  hacia Frieras, pero nos apetece estirar la ruta un poco más, para lo cual seguimos hacia el Oeste hacia el núcleo de San Antolín de Naves, bordeando el promontorio del Llano de Santana, al cual finalmente nos subimos siguiendo la pista que se abre a la par dela riega de la Romeca, que dejamos a un lado cruzando esta,  para subir por Piquín hacia el Llano del Espino ya en rumbo Sur, y yendo por el cumbral hacia La Vallina.

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El personal ya no quería más aventuras y el marcado collado  viramos en franco descenso, un tanto técnico y peligroso, hasta desembocar en la aldea de San Martin, desde cuyo acceso rodado cruzando el río Las Cabras entramos de nuevo en Posada de Llanes por  los barrios de La Espina y Vega de Palacio, dando por terminada la ruta en pleno corazón de Posada de Llanes, en cuya plaza nos hacemos una foto al pie de la estatua de José Posada Herrera.

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Fotos de Leopoldo Figueiras, Víctor Guerra.

Víctor Guerra
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