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lunes, 19 de mayo de 2008

RODANDO POR EL GENARO ”


Esta ruta que se pensó para publicar por el Diario La Nueva España, dada su lejanía de esta región se ha quedado en el tintero, para recuperarla, por si a alguien le interesa la expongo en este blog.

Tipo de Ruta: Circular alrededor del embalse del Atazar
Punto de Salida: El Atazar (Madrid)
Punto de Llegada: El Atazar (Madrid
Puntos del recorrido: Robledillo de la Jara- Cervera de Buitrago- EL Berrueco-Patones- El Poblado del Atazar
Longitud: 54 km
Horario: 6 h
Desnivel en subida Acumulada: 1.913 mts.
Desnivel d bajada Acumulada: 1. 906 mts.
El Embalse del Atazar es un escenario de serranía ideal para la BTT

Al Embalse del Atazar hay que dedicarle unos días, nosotros nos fuimos el puente vacacional de Mayo, época ideal para rodar por la llamada Sierra Pobre de Madrid, y a la cual llega bien por la Nacional 1, tras dejar atrás Somosierra. Tambien se puede acceder por la A-6 y desviarse en Collado Villalba hacia Guadalix de la Sierra y enfilar hacia la Cabrera-El Berrueco.

Una vez estacionados en la zona, en la cual hay abundantes alojamientos, tenemos por delante la posibilidad de dar vuelta a uno de los embalses más singulares de la zona Noroeste de Madrid, y por una de las sendas que esperamos se convierta en una ruta de referencia para el ciclismo de montaña.

Los astures que allí nos plantamos, salimos del pueblo del Atazar, atalaya desde la cual se contempla buena parte de los entornos del embalse. La salida se hace desde el Panel de Inicio de la etapa Atazar-Robledillo de la Jara, y a cuyo pie se toma la gran pista que primeramente va en descenso hacia el suroeste, abriéndose paso por entre los jarales que pueblan toda esta zona buscando el mejor sitio para cruzar el arroyo de Rilato tras lo cual comienza una larga subida, rápida al principio siendo el resto más tumbada hasta coronar la cordal de Matachines.



Tras esto aparece al otro lado una parte del embalse y tras su calma contemplación y recuperado el resuello, pues no estamos acostumbrados a estar tanto tiempo rodando a mil metros de altitud, nos echamos por la estropeada carretera, que va hacia Robledillo de la Jara, que cubrimos en menos de 2,5 km.
Ante el panel de la etapa de Robledillo, un poco antes y a mano izquierda nace una pista jalonada por unas setas de hormigón que nos van conduciendo en descenso hacia una riega en plena Dehesa Boyal, para sufrir a continuación por rampas fuertes, pero de ancho trazo, camino del pueblo de Cervera de Buitrago, que se nos muestra esquivo. Ganada lo alto de la loma pronto una trifurcación nos indica cual es la dirección ideal para bajar hasta el pueblo que cruzamos raudos rumbo al camino que queda al otro lado de su carretera general y que nos permite llegar a las orillas del embalse del Atazar pudiendo contemplar como los hidroaviones planean sobre sus tranquilas aguas para abastecerse y apagar más de un incendio.

El paseo por la orilla del embalse, se hace por camino ancho que nos conduce a lo más profundo de la Dehesa, hacia la que viramos antes de entroncar con la carretera, dejamos atrás un par de cierres, casi al pie de la M-127, se gira a la izquierda para dirigirnos acompañando al arroyo Dehesa que cruzamos a la altura de la fuente de la Pelaya.

La ruta desde este último giro antes de la fuente se mete por senderos más complejos pues estamos en zona cañada, y ya se sabe que siempre a ésta le suelen dar los peores territorios, lo cual se hace divertido después de tanta pista. Irremediablemente salimos de nuevo a la carretera M-127 que nos lleva directamente a la impresionante presa del Villar con el encajonamiento del río Lozoya.

Un tramo de carretera hasta el desvío de El Hospitalillo, donde la cañada tuerce para Mangirón, nosotros nos vamos por la izquierda por el camino de servicio del Canal de Isabel II, que aunque está asfaltado, pronto buscamos los tramos de tierra que van por encima del canal y de los distintos puentes y viaductos que se hicieron para ganar los desniveles de las vaguadas.



Ahora el embalse está a nuestra izquierda y enfrente se ve Cervera y su amarre de barcas; seguimos pisteando sin apenas desnivel rumbo al pueblo del Berrueco, ahora los jarales han dejado paso a los grandes encinares y algunas que otra pradería. Llegar al Berrueco es llegar al mundo del granito, como bien se muestra por sus calles repletas de obras de cantería, es todo un espectáculo ver como se abren los grandes bloques en piezas a base de maza y cuñas.
Tras el descanso en El Berrueco, la ruta que se reconoce por un desdibujado monigote pintado en azul que alguien bautizó como “el genaro” ; Desde este simpático pueblo la ruta toma otro cariz, las pistas al principio nos van llevando casi por el borde del embalse pronto se alejan de él para enfilar en franca subida hacia la Cerro Moro y luego hacia Sierra Ceruega, con la torre árabe como referencia que se divisa desde muy atrás.

La torre la tenemos a nuestro alcance cuando nos topamos con la carretera M- 133, doblando hacia la izquierda para volver a virar a los 700 mts de nuevo a la misma mano por una fuerte pendiente cuyo trazado se entremezcla con un cortafuegos, lo que ya idea de la dureza de la subida, ganado el primer rellano la senda cruza el cortafuegos y se echa ladera abajo por un senderillo apenas dibujado que hace las delicias de Carlos y de Chus, se cruza la carretera M y se sigue bajando desde El Borondillo hasta el arroyo del valle de los Pradales, para volver a subir pendiente arriba hasta de nuevo coronar lo alto de la cordal.



Estamos encima del barranco de Patones, y delante se nos muestra una de las bajadas más bonitas y trialeras de la zona, corta pero intensa que pronto nos deja enhebrados en el fondo con el arroyo de Patones, y jugando cuando con sus orillas, cuando con su cauce entramos en el reino Patonero, en Patones de Arriba, ese bello pueblo renacido de sus cenizas gracias a la pasión de un francés que llegó por estas tierras en los años 60, y que hoy es un hito más a visitar en la zona.

De Patones salimos por sus empinadas calles hacia las viejas eras, por el PR.M 14;, aunque también se puede coge la variante del GR 10, e ir hacia El Pontón de la Oliva y el Embalse de la Parra, a través del Canal de Cavarrús y el río Lozoya.


Preferimos ser fieles al trazado y entre empujes de bici y tramos rodando por un estrecho sendero, se gana la cima del Cancho de la Cabeza, con un espectacular vista sobre gran parte del Embalse del Atazar y la Sierra Pobre madrileña ; luego se vira hacia el Poblado del Atazar, para una vez cruzada la carretera M- 134; tomar otro desvencijado sendero que se echa ladera abajo hacia el fondo de los meandros del río Lozoya, el cual pasamos por el puente de la Presa de la Parra.

Aquí nos bifurcamos, y unos tiran por la pista que sube a buscar la de Alpedrete, y luego vira hacia El Atazar; y otros para medir la dureza de la Senda Genaro, tiramos por el sendero que se abre por encima de los barrancos del Lozoya, Cerrillo de la Llobera y la riega del Arroyo de la Pasada, por cuyos surcos y sendas también va el GR 88. Menos kilómetros pero más duros, y con tramos no ciclables.


Dando así por terminada la bella excursión que da vuelta a un Embalse como El Atazar, aunque al día siguinete nos fuimos a rodar por Valdepeñas de la Sierra, en Guadalajara.
Víctor Guerra
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