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viernes, 9 de diciembre de 2016

POR LOS CONFINES RIBADESELLA Y PARRES

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Foto de Juan Luis Piñera.
  • · Punto de Salida y Llegada: Ribadesella
  • · Puntos de Paso: San Salvador de Moro-Collado Genosa-Bustazán y Carrizal-La Llosona- Sa Pedro de Bode. Sinariega-Tresmonte- Cuevas
  • · Longitud de la Ruta: 45 km.
  • · Horario de la Ruta. 6 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso: y descenso: 1466 mts
  • · Participantes: Javier Dolado, Javier Paredes, Luis Roza, Marcos Cernuda, Noelia Rojo, Juan Luis Piñera, Javier Riestra y Victor Guerra
Grandes zonas de pinares y balcones sobre los Picos de Europa con valles como los de Carrizal y Tresmonte marcan el encanto de esta ruta.

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Estos primaverales días de invierno invitan a los recorridos largos, y dada la buena visibilidad rodar por sierras y cordales es toda una apetencia, y rebuscando entre la oferta de rutas enhebré un trazado que recorre las partes más aparatadas de los Concejos de Parres y Ribadesella.

Determinado el recorrido. Indicar que este tenía como objetivo subir hacia las estribaciones del Pico Moro, realizando el retorno por lugares tan singulares como La Sinariega y Tresmonte, y con esa meta y tras el desayuno en el Café de Jose, nos pusimos en marcha el pequeño grupo desde el área de aparcamiento de la Cueva de Tito Bustillo hacia la Parroquia de Ucio.

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Ni que decir que «la primera en la frente» que se dice, pues desde el Molín de la Bolera en San Miguel, hacia el Collado de Tezangos, que era nuestra meta más prominente, el recorrido fue un entrar y salir de carretiles varios, pues la nueva Autovía del Cantábrico ha alterado toda la infraestructura caminera, como el viejo camino de Nocedo, por cuyo motivo nos vimos brujuleando por los territorios de La Granda, hasta poder cruzar la E-70 por el paso que se permite comunicar El Carmen y Soto, tras lo cual dejando el carretil de Sardeú, tomamos a la izquierda el carril de Arduela que nos puso en camino hacia la iglesia parroquial de San Salvador de Moro.

La verdad es que fue un buen calentamiento, pues la sucesión de repechos, algunos muy duros pero hormigonados, pronto hicieron que nuestras chaquetas, paravientos y demás terminaran en la mochila, pues ya en la Iglesia de San Salvador, podíamos decir que estábamos a salvo de más pérdidas, ya que el track que había pergeñado nos dio más de un quebradero de cabeza hasta llegar a este punto, y desde aquí comenzaba lo serio de la ruta.

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De la iglesia por el acceso asfaltado se sigue hasta las puertas del pueblo de Nocedo, para de este modo coger el ramal asfaltado que trepa por la ladera del Monte Moro, hasta calar en el collado de Tezangos, al pie del Área Recreativa del Pico Moro, a 322 mts., de cota, y 10,7 km., rodados, aunque el desnivel acumulado empezaba a ser ya notable, aunque aún falta mucho para alcanzar la previsión que nos marcaba una ruta, de casi 2000 mts., de desnivel acumulado.

La vista desde el collado, tanto hacia la costa como hacia las sierras del interior, son increíbles dada la bonanza del día, con un sol radiante y una buenísima visibilidad, que hizo durante todo el día la delicia de los compañeros bikers, que sacaron sus máquinas para captar cada momento de la ruta.

Por otro lado los compañeros ya empezaban a estar un tanto moscas con tanto asfalto, por lo cual nada más echarnos a rodar por la vertiente del valle de Ginestral, dejamos el acceso a Tresmonte para entrar a la derecha por una amplia pista que circula a la sombra de la línea cumbral que marca el pico Pielabrada; un tramo facilón que se desarrolla medio en plano, y que nos llevó hacia el Collado de la Genosa, eso sí por en medio de un laberinto de solitarias pistas de reforestación con algunos tramos ya perdidos o cerrados al tránsito.

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Justo en frente de nuestro recorrido al otro lado del valle, el impresionante farallón cuya línea cumbral marcan los picos del Hombrón y Castiello.

A la altura de Collado de Genosa, dos de los miembros del grupo: Luis Roda y Marcos Cernuda, tenían que irse, y por aquello de no dejarlos solos en medio del monte, renunciamos a seguir por la línea cumbral para ganar la collada de la Blanona, y rodando por la cordal llegar hasta Buesternales, marcado tal lugar por la Ermita de San Agustín.

Bajamos con ellos un tramo hacia la casería de Bustazán para que desde allí pudieran alcanzar la aldea de La Sinariega, por aquello de no retroceder por el camino andado. 

Tras esto, y no queriendo recortar la ruta, o volver a subir hasta la zona cumbral, seguimos por una buena pista desde Bustazán en descenso hasta el caserío del Carrizal, y como la cosa seguía pintando bien, pista buena y por zonas muy solitarias y en descenso, fuimos bajando por el valle hasta la concluir en una zona de bosque cerrada y en medio de la encrucijada de las riegas del Carrizal, donde nuestro gozo casi que cae a un pozo, ya con 18 km.,rodados

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Tras unas pocas vueltas, encontramos la vieja pista y su senderos que suben por la riega un tramo hasta poder cruzarla y coger en la otra ladera una pista, que de seguirla por la izquierda nos llevaría a Mesariegos ya en la Parroquia de Cayarga. En este tránsito por la riega de Carrizal, dimos con una cuadrilla de cazadores de jabalí, que nos explicó un poco la zona, y aunque su idea era que nos fuéramos hacia Mesariegos, preferimos trepar ladera arriba ya por buena traza para coger la pista que viene de Busternales, y siguiendo en el entronque por la izquierda rumbo Suroeste por La Felguera fuimos rodando por debajo de la línea cumbral del Pico Moro, y su resplandeciente cruz.

La verdad es que las vistas y los paisajes excepcionales, como bien demuestran las fotos de Juan Luis Piñera que adornan este texto. 

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A mí la pista se me antojaba un tanto larga, pues llegar hasta el Campo de la Llana, por debajo de Alto Xibil , fueron 5 km que pese a la belleza y la soledad de la traza consistentes en una buena pista muy plana me parecía que habíamos hecho el doble de kilómetros. 

En la Llana, la pista deja el rumbo Oeste y se dirige en franco descenso hasta llegar al acceso del caserío de la Llosona, el entronque con la pista hormigonada nos permitió seguir bajando hasta llegar al núcleo de San Pedro de Bode. De esta manera concluimos al llegar al pueblo algo más de la primera mitad del recorrido con 27,4 km., ciclados. 

Ya a la vera del río Sella, a una cota de 40 mts., de altitud, viramos rumbo Este para tomar la carretera que circunda la orilla del Sella camino de La Sinariega, o sea que todavía en tierra de Parres circulamos por la carretera PR- 1 que a la altura de Fuentes se aleja del margen fluvial para virar al Norte y entrar por el valle de Carrizal adelante., y ya por las faldas de la sierra del Hombrón ir ganando altura hasta alcanzar los núcleos de Cayarga y un poco más arriba La Sinariega. El ascenso no concluyó hasta tomar el desvío que nos enfoca hacia la aldea de Tresmonte, ya con 33,2 km rodados.

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Atrás quedaban las grandes vistas sobre Picos de Europa y las sierras adyacentes, ahora lo mejor era el entorno, pues no en vano entramos en el subvalle de Tresmonte, lo cual resulta toda una delicia por el paisaje y por la historia. En un santiamén se gana la pequeña aldea de Tresmonte gracias a su acceso rodado.

Una vez en Tresmonte, hacemos una parada, para comer algo y fotografiar la placa del que fuera Primer Ministro de Puerto Rico, y reconocido francmasón: MANUEL FERNANDEZ JUNCOS, unas fotos y la contemplación del pequeño valle para llevarnos el recuerdo, y tras ello nos encaminamos por el Sendero de los Molinos, por el cual bajamos raudos y veloces, pues ya la tarde se estaba yendo y el frío se dejaba notar, y más en este estrecho callejón por el cual discurre el camino y la riega de Ginestral.

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A los 38km., de rodadura, se empata en el Puente de Santiago y con la carretera que da acceso al pueblo de Cuevas, tras el cual viene el mágico enclave de La Cuevona, cuyo traspaso es toda una enigmática experiencia, y máxime tras una ruta por recónditos parajes de los Concejos de Parres y Ribadesella.

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Una vez traspasada la cavidad de la Cuevona, no nos queda otra que in enfrentando las pequeñas subidas que rodean Peña de las Torres, y el trayecto que media hasta llegar al Palacio Granda en Sardalla, y por la carretera RS- 2 entrar de nuevo en el área de aparcamiento de la Cueva de Tito Bustillo, dando fin este modo a una intensa y bonita ruta por los confines del Sella, lo cual celebramos con un aperitivo en el Café de Jose.

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  • · Fotos de Victor Guerra, Juan Luis Piñera, Javier Riestra
Victor Guerra

viernes, 12 de abril de 2013

VUELTA AL PICO MORO EN BTT

 
  • · Punto de Partida y llegada: Ribadesella
  • · Puntos de paso: Tereñes-Abeo- Vega- Berbes- Rasa de Berbes- Bodes-Pendás- Bodé- Sinariega- Cuevas- La Granda
  • · Kilómetros de la Ruta: 53
  • · Horario: 6 horas
  • · Desnivel acumulado de Ascenso: 1.662 mts
  • · Desnivel Acumulado de Descenso: 1.671 mts
· BP INDEX: 128 MTB
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Un descanso de la ruta con vistas a la Cordillera Cantabrica

Rodando estos días por la zona de Caravia, y Cangas de Onís con la gente que suele acompañarme en las salidas que hago y que luego se publican en el Suplemento Campeones del Diario La Nueva España cada viernes; vimos que el Pico Moro era toda una referencia desde muchos puntos de la geografía oriental asturiana.

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Por tanto busqué entre mis viejos tracks, y los de los amigos de la tienda de Arriondas: Tanden Sport & Bikes, (para que luego digan que solo hablo de Cuetos Bike ) y con todo ello hice un apaño de track, para una ruta ideal para un grupo tan peculiar como el nuestro, con la directriz además de ir evitando repetir tramos que habíamos ya rodado estos días atrás, o que para nosotros podrían carecer de interés, y lo que salió fue una ruta “durilla” y larga pero con estampas y visiones inolvidables.

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Haciendo algo por la vida

Partimos de Ribadesella, tras la toma de un intenso desayuno en la Cafetería Bergantín de Ribadesella y mientras el personal iba llegando… pues se acoplaban nuevas unidades a nuestras actividades en las que priman más los entornos y la fraternal camaradería, que los conocimientos técnicos o las diabluras en la trotona, pues íbamos charlando sobre la fuerte ruta del día.

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El grupeto de chicos/as de la ruta

Concluido el desayuno emprendimos por el paseo marítimo de Ribadesella la ruta hacia el faro de la villa, un grupeto de bikers compuesto por Noelia, Marta y Luz, los hermanos Roberto y Miguel, mis inseparables amigos Albano Capezzali y Francisco Paredes; y se acoplaron tambien José, Alejandro, y Ramón, y que suscribe, y de "aquesta manera " y una vez ganado el faro nos fuimos por El Cueto hacia el pueblo de Tereñes, que pasamos por uno de sus extremos, mientras contemplábamos la cordal que marcará junto con Pico Moro toda nuestra ruta a modo de continuada, con referencias como la Peña Pegadin, Cabaldorio, Peña del Porrón y Las Coronas.

Una vez dejada atrás la aldea de Tereñes, seguimos por el camino tal y como si fuéramos hacia Abeo por la Iyera, rumbo Oeste pero por los caminos que surcan el Monte Redondo y la Teyera.

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Bregando con los territorios

Entre estos dos puntos empezó todo un calvario de caminos estropeados por el paso y uso de maderistas, en general bastante poco cuidadosos con los caminos, y que nos dejan el trazado de aquella manera, y en el cual, el ramo que hoy nos toca, decir que nos pasamos un buen rato sorteando charcales y barrizales, y lo cierto es que no es hora de embarrar nuestras trasmisiones cuando apenas sí hemos hecho apenas más de 5 km de ruta, por tanto con mucho cuidado vamos salto aquí y salto allá, hasta ya emprender la bajada hacia el pueblo de Vega, hasta desembocar en la playa del mismo nombre.

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Playa de Vega, y como la YETI ARC

Un descanso en el arenal antes de tomar el camino señalizado como Camino de Santiago, que esta vez se encuentra en mejor estado, y por el cual subimos, eso sí en algún tramo tirando de la trotona, hasta encaramarnos ante la carretera Nacional 632, a la altura de Berbes.

Cruzamos esta, y nos vamos por el camino de la Ordera hacia el acceso que da al Campo de Golf de Berbes, o sea que subimos rodeando el Pico Miradoiu ( ahora ya hemos dejado el rumbo Oeste para irnos hacia el suroeste). El track de la ruta que habíamos tomado como referencia "Montes del Sella 2011" se iba por el camino de Cerracín hacia Caravia, mejor dicho vendría, puesto que los estamos haciendo en sentido inverso; pero como este camino ya lo rodamos en la propuesta de la semana anterior, n esta ocasión nos vamos por el camino del golf adelante, dejando el acceso que va al núcleo de Torre y seguimos la pista que por el Grellu siguiendo el camino que pasa por encima de las oficinas y cafetería de la instalación golfista, a la vez que nos vamos arrimando a la Sierra del Fito.

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Ruta bonita esta que se desarrolla a la sombra del Fito, es un largo tramo que se pega a la sierra pero cuyo firme en estos momentos está poblado hierba corta, abundante agua que la surca, y gran la cantidad de árboles caídos, lo cual en ocasiones hacen de su ciclar una labor un tanto pesada, pese a las increíbles vistas y contrastes de luz y nieblas, que nos ofrece el cambiante día y de lo cual disfrutaron los fotógrafos de la ruta como Rubén Bardera o Albano Capezzali o Miguel Chaveli, aunque en general todos tiramos de nuestras cámaras de fotos y teléfonos.

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Marta, Luz y Noelia por orden de aparición. Todas una auténticas bikers

Al final, esta larga pista desemboca en la carretera AS-260, (Arriondas- Alto de Fito) y para continuar la ruta se gira a la izquierda tomando carretera abajo hasta las inmediaciones de La Trapiella, (una casa aislada que por encima de ella entra una pista hormigonada, donde tomamos el citado acceso rodado que va a varios pueblos, pero nosotros abandonamos la pista hormigonada para irnos por un camino en descenso, trialero que nos lleva directamente al pueblo de Bodes, Antes habrá que esperar a que el personal arregle sus pinchazos a la vez que aguantamos el chubasco como podemos.

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Ya en el pueblo, se sigue por la carretera abajo por la AS- 342 hasta Collía. En donde tomamos otro tramo de camino que gira dirección Sur por Les Campaces hasta concluir en La Forcada, y ya por Pendás logramos las primeras vistas sobre la población de Arriondas y el Río Sella.

Al final ya en plano, rodamos por fondo de valle rumbo Este, tomando por un largo trecho la carretera local PR-1 que va paralela al río Sella primero en plano y luego en continua subida hasta subir al pie de la Capilla de La Sinariega, aunque todavía nos queda un buen tramito de subida para desviarnos por la izquierda, ya en lo alto del cordal, mientras tanto el grupo de desperdiga y oigo a Luz resoplar por las rampas arriba.

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Vistas de paisaje, del trazado y del paisanaje.

Un reagrupamiento en la Sinariega y seguimos en leve subida abandonando la carretera para subir por el acceso que va Bustazan y el Carrizal, ya en franco rumbo Norte, pero dejamos este acceso y no vamos por un camino que va un poco por la derecha y que se coloca debajo de la Cordal de Liendre, virando de este modo de nuevo al Este, y yendo por debajo de Pielabrada, en un trazado que alterna zonas de media ladera y en plano y tramos en bajada por una pista amplia y en ocasiones pedregosa que va por encima del pueblo natal Fernández Juncos (Tresmonte).

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Es una bajada bonita con impresionantes vistas sobre el macizo calcáreo del Hombrón y Picu Castiellu, bordeamos pues el Monte Moro y su pico que nos queda a la izquierda, y seguimos bajando ya en franco descenso hacia el pueblo de Cuevas donde nos reagrupamos para entrar todos juntos por la famosa “Cuevona”.

No nos dimos cuenta y al final cuando doblamos a la salida a la derecha por un rapón que quita el hipo, nos dimos cuenta que faltaba parte del grupo, seguimos pues para ganar el collado cumbral y dar vista a los llamados Campos de Oba del río Sella, entrando de este modo en el núcleo de La Alisal, desde se enhebran pueblos y carreteritas con increíbles hitos arquitectónicos del fenómeno indiano y finalmente desembocando ante la Cueva de Tito Bustillo y para llegar a Ribadesella centro, tan solo es cruzar el puente de la ría y concluir de este modo la ruta tomando unas reparadoras cervezas antes de ir cada uno a nido

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Un boludo biker argentino, “siempre por los suelos”


@Victor Guerra

viernes, 4 de abril de 2008

Rodando por Ribadesella


Víctor GUERRA

Ribadesella tiene rincones y caminos de gran belle
za para la práctica ciclomontañera.

Para estas fiestas que han quedado atrás, tras rodar por los parajes del Ebro, allá por La Rioja y Navarra, me apetecía algo cerca de casa y sin mucho desnivel, pues los años van pasando y empiezan a pesar las fatigas de kilómetros rodados y andados, motivo por el cual recordé los diversos senderos marcados de Ribadesella. Lo cierto es que el gozo en el pozo, pues vemos las villas muy bonitas, pero los senderos hechos un desperdicio total, abandonados, y huérfanas señales andan tiradas por los bardiales, ésa es la realidad que nos encontramos tanto Roberto G. Riesgo como el que suscribe, un abandono total de unos senderos por los cuales hemos visto gente pasear.
Nos armamos de paciencia y tiramos de la marchita memoria, que nos llevó directamente hasta la propia entrada de la cueva de Tito Bustillo, donde queda un solitario panel de inicio del sendero de pequeño recorrido PR-AS 58, pero poco más, con lo cual, eso, intuición y memoria, porque huellas de lo que fue el sendero, pocas.

La ruta parte del centro de interpretación de Tito Bustillo y sale en dirección contraria a la entrada, siguiendo el curso del río Sella aguas arriba, rumbo a la Huertona. Todo el tramo tiene poca pérdida y se cicla bien, pues vamos por la carretera local que va dirección a La Alisal y Junco.
Buena zona para calentar y subir hacia el bonito palacio que corona La Piconera, de 1891, con planta rectangular y reminiscencias clasicistas, del cual resalta un cuerpo central, de mayor altura que los dos laterales, con galería en la segunda planta y de presencia imponente. Se sigue por la carretera para encontrar un poco más adelante una bifurcación, se sigue por el ramal izquierdo como por detrás del palacio para ir a buscar de nuevo el río Sella.

Todo este tramo es, como digo, carretera que va tomando altura y presenta algún que otro repecho; a las puertas de La Alisal se sigue hacia el diminuto núcleo y se toma, tras entroncar de nuevo con el Sella, una fuerte pendiente por un estrecho carretil que va dirección a Cuevas; para ello hay que abandonar la carretera en un primer desvío en plena subida que se va hacia la izquierda y que baja por medio del valle, teniendo como linde la autopista.

Tras otra subida, pronto el carretil nos deja en el entronque con la carretera que va hacia Cuevas, por lo cual se gira a la izquierda para entrar en la Cuevona, una amplia cueva que es atravesada por la carretera local. El pasadizo es impresionante, con sus juegos de luces que hacen resaltar la magnificencia de las estalactitas y estalagmitas. Tras el pasaje nos damos de bruces con Cuevas, donde luce la solitaria iglesia, en la que, según Gracia Noriega, se bautizaron Rodrigo de Junco, el «Viejo», general del Ejército, gobernador de La Florida, y el agente del Reino de Nápoles y su hermano Juan de Junco, general de la Armada, muertos ambos a finales del siglo XVI.


En Cuevas, en medio del pueblo, una solitaria señal del sendero de los Molinos nos echa pista arriba, hacia el Oeste. Al final dejamos el asfalto para enfrentarnos a un tramo de hormigonado en ascenso; este bucle se puede hacer al revés, para a mí gusta más subir por la pista y bajar por el camino viejo.

La pista sube en un primer momento de forma dura, pero se va suavizando a la altura del pico La Cruz, cuando ya toma altura sobre el valle dejándonos los escarpes del Tinganón, Cueto los Medios o el Altu de la Teyadera, que dan cobijo a la villa de Ribadesella, y situados a la otra orilla del Sella. La subida se hace más plana y nos va dando las primeras vistas sobre el perdido valle de Tresmonte, a la vez que nos deja ir charlando sobre el mundanal mundo de la BTT y la grandiosidad del paisaje astur.

Un pequeño repecho nos deja cerca del Pico Moro, al pie de la nueva carretera que une con el resto del concejo la aldea perdida de Tresmonte, viramos a la izquierda y entramos en la diminuta aldea donde nació Manuel Fernández Juncos, que fue ministro de Cultura de Puerto Rico y un reputado francmasón

. Una foto a los restos de su casa, y a la placa de azulejos que le recuerda, y retrocedemos unos metros para tomar un amplio camino que ahora se abre a la derecha y que va como el rayo en desenfrenado descenso, pero es de una belleza que pasamos por su delicado firme sin marcar apenas nuestras rodadas, ya en la zona más baja del valle que riega la Ginestral; una sucesión de molinos van salpicando la ruta, que nos deja ante la finca de Julián el Cubano, que reconocemos por la portilla que nos cierra el paso, se sigue por ella dejándola cerrada, teniendo por unos metros de compañeras a las viejas vías del Feve.

En un plis-plas, en Cuevas de nuevo, para tomar un sendero que va a buscar el puente colgante que habremos visto un poco antes y por el cual pasaremos a la otra orilla del Sella y quedamos en plena carretera nacional 634. Casi no merece la pena cruzar al otro arcén, pues un poco más allá, cuando el río nos brinda de nuevo las verdes tierras, debemos saltar el pretil y entrar en los caminos que circunvalan las revuelta del Sella, a la altura de Vejal, y que están bastante marcados. Procurar no salirse de esas estrechas trazas. De esta manera vamos acompañando el río hasta Santianes, donde de nuevo hemos de salir a la carretera general para entrar a la altura del restaurante La Ribera, en los caminos del Campo de Oba, que nos dejan al pie de la rotonda de Llovio.

Se toma la carretera que va hacia Ribadesella y nada más tomarla sale un carretil asfaltado en subida que entra por las casas de La Romeca adelante, el asfalto concluye y la ruta sigue camino por la margen de los prados. De nuevo se ha de tener cuidado en no pisar la propiedad privada, se sigue la linde que nos marca la pradería para introducirnos en un bosquete y pronto un sendero nos deja ante lo que en su día fue un camino y que hoy está tomado por la vegetación, el cual nos permite llegar hasta las casas de Sollera, al pie de las cuales encontramos el carretil asfaltado que nos permite ir hacia Collera y Meluerda.

Si no se tiene clara la cosa, se puede, en la rotonda de Llovio, coger el ramal que va Llanes y a la izquierda pronto veremos un camino que sube a El Toral y que nos pondría, tras pasar tal caserío, en Sollera. Se va un trozo por el carretil y cuando éste vira a la izquierda seguimos de frente por un franco camino de tierra que nos permite llegar a Meluerda sin problemas. Aquí viramos hacia la derecha, buscando el cruce con la carretera AS-263, a la altura de la finca La Figar. Una vez cruzada de nuevo, enlazamos con firmes de tierra que nos permiten entroncar con el Camino de Santiago y se toma el ramal que va hacia la izquierda en dirección a Ribadesella, por Argunadiello y La Espina, un entretenido tramo que nos devuelve a la 263, por la cual entramos en Ribadesella.

Es una pena que se busque la Q de Calidad y que luego los senderos presenten ese grado de abandono.
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