viernes, 25 de abril de 2008

Rodando a través del Silencio Verde

Tipo de Ruta: Circular

Punto de Salida: Área recreativa de Folgeuirou (Illano)

Punto de Llegada: Área Recreativa de Folgeirou (Illano)

Puntos del recorrido: Longitud: 47 km

Horario: 6 h

Desnivel en subida Acumulada: 1.7311mts.

Desnivel d bajada Acumulada: 1.830 mts.

El embalsado río Navia es un espejo verdeoscuro al que asomarse desde mil rincones

Habíamos rodado semanas atrás por Villayón, por tierras de Navia, y ahora tocaba un desvertebrado como Concejo como es Illano, que se enmarca en un bello eslogan para vender su belleza “el silencio verde”

Aunque lo que me atrae de esta zona no es tanto su cromatismo o sus “ruidos”, sino esa gran lámina verdeoscura que ha sepultado tierras y caminos, y que siempre me ha parecido como una masa insondable llena de misterio. Por eso, que mejor que acerarse a estas tierras de la mano de un autóctono, dominador de la plástica, e interesante compañero de fatigas betetistas como Ricardo Mojardín.

Y allá nos fuimos en busca de sus predios natales una mañana dominical, donde el agua manaba de la tierra y de las nubes a "cantaros" como decía la canción del poeta del 68, "Tiene que llover, tiene que llover a cántaros ", lo cual no fue óbice para que pertrechados para la ocasión saliésemos desde la modernista Area de Folgueirou, cruzando la carretera, y buscando ya montados en nuestras duras trotonas, la empinada carretera que sube hacia La Garganta y que nace al pie del citado area.

Se sube por el Vale de Riba hacia la Pastureye situada, en el pk. 2,7 de la carretera un sendero a la izquierda nos a invita a irnos hacia As Cortes de Silva, entrando en medio de un enorme barrizal ycon una continua escorrentía de agua que va camino abajo con nosotros, a los 600 mts llegamos a la cuadras mencionadas, y doblamos a la derecha, momento culmen donde la cadena en medio del aguacero se me parte, despues de sabe dios cuanto tiempo rodando con ella.

Ganas hay de maldecir hay y grandes por la inoportunidad de la rotura, pero la aguada no nos deja tregua ni para eso, arreglamos a la vieja usanza la trasmisión empalmando eslabones a golpe de tronchacadenas, y continuamos a media ladera por la zona de Lombatin, y por las Malebas, un camino que baja nos deja ante la carretera abandonada la cual ahora seguimos unos metros hacia el Valle Veyo.


Por más que nos empecinamos en escudriñar nuestro entorno la densa lluvia y la patina nebulosa que nos rodea, nos hace aparecer algo fantasmagórico en medio de la soledad más queda que uno pueda imaginar.

En el punto 5,5 de la ruta abandonamos la cómoda finta asfaltada para irnos por la derecha hacia el Valle Veyo, rumbo Oeste, y por en medio del monte de Gíu, a la altura de una cuadra abandonamos el camino que va Abredo, y tomamos un sendero que se va a buscar la linde del monte, y que desfila por éste y un cierre de piedra. A veces el sendero es poco visible, lo que nos obliga a bajarnos de la bici para ganar la zona de Cotos.

Si sucediese perder este sendero, que sería lo más fácil, solo bastaría ir hasta Abredo y luego subir hacia Cotos, es una pérdida de desnivel, pero tal vez es más cómodo; pero como el guía Mojardín echó arrestos para meterse en lo denso de los arbustos, pues allá nos fuimos los dos. Una vez concluyendo el sendero el camino se hace más grande y nos empata el que sube de Abredo, llegando al collado al pie de Pico del Cuco por entre unos bellos cierres de piedras hincadas con 10, 4 km y 759 mts de altitud.

Ya cuando íbamos hacia Illano, en medio de bellas cascadas de agua, Ricardo Mojardín me señalaba la silueta del pico del Cuco, tras cuya cóncava cumbre en los atardeceres estivales se esconde el sol haciendo majestuosos juegos de luz. A la Cumbre allá se empeña el guía y amigo en treparlo en bici, mientras el que suscribe más pragmático y justo de fuerzas opto por hacerlo andando.

En medio de la lluvia vemos el espejo apagado del río Navia allá abajo encajonado y atrapado en medio de los embalsamientos a los cuales se le ha sometido tan bravo río, que debía ser toda una maravilla cuando nos existían los embalses. Tras contemplar la Ruta del Kilovatio como se la bautizado, y ver la toda la señalitica rota del PR 200 con el que hemos conectado, desandamos unos metros para tomar la pista que baja hacia Froseira por la ladera oeste del pico. Desechando la bajada por la Cueva o Demo

La bajada es bonita y nos acordamos de algunos amigos de Asturcón btt y sus trotonas de bajada, pues con la riada que bajaba tras nuestra optamos por una bajada tranquila para no empaparnos más de lo que ya estábamos, una bajada de casi 6 km., hasta la adormecida aldea de Froseira, (17,3 km) a la que llegamos ateridos, como el sendero del PR senos antojaba complejo, optamos por subir por la pista hormigonada que nos llevó directamente hasta la carretera AS- 12.

Ya en ella se vira a la izquierda hacia el núcleo de Doiras (20 km ) donde se llega en unos minutos, en medio del pueblo nos desviamos a la derecha hacia las casa de los Ingenieros y los bloques de pisos, a cuyo costado nace un sendero estrecho que en un par de revueltas nos baja directamente al Embalse del Doiras, el verde silencio de la zona solo roto por un leve zumbido eléctrico que nos emociona, y más cuando Mojardín cuenta sus vivencias de niño por estas tierras donde la niñez era un solitario quehacer contemplativo.

Subimos unos kilómetros por carretera que sale del mismo embalse del Doiras para desviarnos a los 21,7 km., por un camino que nos lleva por encima de la carretera que hemos traído y por debajo de Silvan, pasando por los lugares El Enxertedo, Las Veigas o la Couz de Rios, camino de la casa natal de este genial compañero y admirable pintor, aún recuerdo el entusiasmo y sorpresa cuando estas navidades envié a medio mundo como postal solsticial una de sus originales vacas,Los masones de medio mundo alucinaron.

Tal vez esa nostalgia de la niñez que le hizo quedarse clavado contemplando sus predios me permitió ganarle unos metros a ruta, mientras Mojardin contemplaba con cierta tristeza a juego con el paisaje y el día lo que fueron durante años sus solares de solitarios juegos infantiles.

Una clara bifurcación que tomamos por el ramal bajero camino del solitario caserío Rebollal, 24,5 km., al cual llegamos tras cruzar la riega de Sarceda. Una tardía comida en el solitario salón del Rebollal, casa natal que tantos Mojardines vio nacer y crecer y pasar al Oriente Eterno, nos cobijó de la lluvia mientras debutábamos unas viandas recordando los viejos ancestros que lo habitaron y que se resistieron a la huida que asoló estos pagos.

Concluida la leve pitanza salimos, rumbo NE camino de Castrillón, antes de llegar a la iglesia y cementerio se dobla a la derecha en ascenso buscando el carretil de Sarceda, aquí lo ideal es subir hacia la Cordal y rodar por ella un buen trecho para luego bajar por encima de LLanteiro hacia el puente colgante; pero dado lo avanzado de la tarde decidimos bajar hacia Silvón, rodando por encima de la ruta hacia el Rebollal.

Desde Silvón bajamos a buscar la otra carretera que une Doiras con Boal- BO-3 y 32 km., que se me hace eterna al menos en la larga subida por encima de Lombatín.. Doiras y el propio embalse se hacen omnipresentes, de hecho creí que nunca iba a perder de vista el dichoso valle por más pedaladas que diera.

Poco a poco Doiras se va quedando atrás, y en Bullaso nos indican que un poco más adelante se toma el carretil que baja a LLanteiro, bajada que hacemos despacio camino del pueblo donde un camino precioso a continuación nos va llevando a media ladera y luego en bajada hacia un escondido puente colgante sobre el Navia que nos permite cambiar de orilla contemplando nítidamente las jaspeadas aguas verdosas del embalsado río en medio de un silencio que duele.

Cruzamos el puente con casi cuarenta y cuatro kilómetros rodados, y emprendemos la subida de casi unos tres kilómetros largo de subida mantenida aunque no fuerte, en la primera subida ya me veo aflojar y hasta me duele subirme subirme a la bici, lo cual indica que he cogido una pájara del cinco, tanta agua y sube y baja sin comer y sin apenas beber han pasado factura, y ya solo me queda subir hasta el Area Recreativa por la larga pista tirando de la bici, mientras contemplo los juegos de luz y y un dulce silencio verde que ahora resplandece tras tanta agua, tocando la ruta a su fin de nuevo en el Area de Folgueirou

NOTA: el Track de esta ruta se encuentra en el blog de Asturcon BTT

Víctor Guerra


sábado, 19 de abril de 2008

De Villaviciosa vengo, a Colunga voy»

Tipo de Ruta: Circular
Punto de Salida: Villavicisoa
Punto de Llegada: Villaviciosa
Puntos del recorrido: Santa Mera-Faro de Lastres- Latres-Colunga-Sebrayu
Longitud: 49 km
Horario: 5 h
Desnivel en subida Acumulada: 1.251mts.
Desnivel d bajada Acumulada: 1236 mts.

La Comarca de la Sidra con una morfología compleja y retorcida es un destino interesante para el e Turismo Activo

El propósito de dar cuenta de las delicias gastronómicas de Villaviciosa, y de cumplir con aquello de conocer paisaje y paisanaje, hizo que la propuesta para esta semana se centrase en un retorcido recorrido a caballo entre Villaviciosa y Colunga, un trazado que combina cicloturismo, historia y viejas tradiciones camineras.

De esta guisa nos dispusimos el grupeto, que ya empieza a ser un habitual de estas páginas, a realizar una ruta que por problemas del GPS, tuvimos que rediseñar abandonando los escenarios más duros como los del Monte Cubera, para optar por un recorrido más sencillo y apto para ciclistas que se inician en la btt.

Para hacer piernas en una fresca mañana de Abril, salimos de Villaviciosa por carretera camino de la rotonda que reparte flujos hacia Rodiles y la autopista, y que sitúa por encima de la Fábrica de El Gatitero. Llegados a esta primera rotonda subimos a la segunda rotonda y allí enlazamos en una apertura en el pretil, que nos permite enlazar con el Camino de Santiago.

Una corta bajada tras abandonar la dureza del asfalto nos coloca en posición de ir remontando los primeros repechos por debajo de Oñon, camino de la Fuente de los Panizales. El trazado es típico de la caminería santiaguista, marcado como tal, y con ciertas mejoras en la señalitica, aunque siempre he creído que la efigie de la concha debe está mal ubicada, pues los supuestos rayos o rayado de la vieira santiaguista deberían mirar hacia Santiago y no al revés.

Fuera como fuere, nos ayudan a seguir las huellas del camino que nos da unas interesantes vistas sobre la Ría y el molino de mareas de la Ensena, el cual destaca sobre el fondo por su intenso color blanco. Pedalada a pedalada subimos hasta dar con la carretera de Tornón, para dejarla al torcer por la pasarela lo que nos permite pasar por encima de la autopista para y cruzar de nuevo la N-632 a la altura de Villaverde, rodando unos metros por la zona interior del núcleo, y volviendo a la citada carretera a la altura del Palacio de Villarverde.

Ahora toca rodar unos metros por asfalto para tomar el desvío por la VV-6 dirección a Selorio, relajándonos con la vista de la ría y los parajes que quedan a nuestra espalda El camino hasta Selorio es cómodo y tranquilo; ya en dicho núcleo tomamos el desvío hacia Santa Mera, para dejar el carretil asfaltado al pie de unas viejas escuelas y tomar un camino que nace al par del edifico escolar, y el cual enfila monte arriba por un amplio y mejorado camino jalonado por grandes cruces de piedra, estamos en el Camino de la Animas, que nos lleva al pie de la Ermita del Carril, y la Cruz Grande, desembocando un poco más allá en la carretera de Santa Mera, el trazado desde aquí e nos obliga a seguir por los ejes asfaltados que cruza los núcleos de Garroncéu, La Fuentona, y así hasta a Castiello la Marina.

Todo intento de acercarnos a la costa es imposible ya que muchos caminos ya están cerrados, lo que nos obliga a volver a las pistas y carretiles asfaltados que nos van llevando hacia la carretera de Fana para subir hacia las Llavederas hasta la bifurcación de la Lastra y el Bulladrón, virando hacia el Norte rumbo al Monte Lloreu, para buscar de este modolos nuevos caminos que nos permiten visitar el solitario faro de Lastres.

No encontramos con paneles que nos hablan de cantares y costumbres antiguas, y de restos paleolíticos que nos sugieren la idea de proseguir la ruta de los dinosaurios camino del MUJA y la playa La Griega, sin otra remisión que seguir por asfalto enfilando hacia el núcleo de Luces con las moles de los Picos de Europa teñidos de blanco al fondo, y la majestuosa silueta del Sueve en primer plano.






Tras unos kilómetros se desemboca en la AS- 257, pasando por delante de la moderna instalación hostelera del Palacio de Luces, camino de Lastres. Se puede tomar algún que otro atajo, pero ninguna malla vial nos permite cruzar hacia el Este camino de La Griega, lo que nos obliga a seguir carretera abajo hacia la citada playa, con escasos visitantes a estas horas de la mañana..

Ya puestos, nos dedicamos al turismo paleontológico acercándonos por la nueva senda hasta los restos de los grandes animales prehistóricos; sus huellas aún se pueden ver pese a la presión marítima en los pedreros de la zona. El amigo Morcín queda estupefacto de la enormidad de la pisada, y Toyos se debate pensando en cómo pueden haber quedado impresas de eso modo las pisadas de los grandes saurios. Tras la contemplación y observar como pululan por la zona ornitólogos en busca de las preciadas aves trashumantes, proseguimos la ruta hacia Colunga.

La Oficina de Turismo nos deleita con información impresa pero con escasos datos sobre alternativas de caminos fuera de carreteras para ir retornar hacia Villaviciosa. la compleja orografía de la zona, las riegas que parten montes y medianías catastrales hacen imposible una malla vial factible, y sin tener que dar vueltas y vueltas por caminos de los cuales muchos desgraciadamente ya ha desaparecidos.

A la salida de Colunga camino de Villaviciosa, nos desviamos hacia la carretera que va a Libardón, la AS- 258, que prontamente abandonamos por una carretera local jalonada con las vieiras santiaguistas que van hacia Pernús. Ahora al tomar la dirección correcta del Camino de Santiago ello nos permite tomar mejor el rumbo lo cual no ocurre siempre en dirección contraria. Se ha señalizado como si los peregrinos no tuvieran nunca que volver.



Poco a poco vamos ganando terreno rumbo a Villaviciosa, eso sí al mismo ritmo que el asfalto va ganando terreno a los caminos de tierra que un día soportaron miles de viajeros, y que hoy tienen que caminar por los duros asfaltos. Es verdad e innegable que de esta manera se unen pueblos y aldeas, pero también es cierto que va quedando marginada la red vial de caminos reales y los vecinales, perdiendo de esta manera buena parte de la historia caminera de la región.

Tal vez sea ese el precio que haya que pagar por la entrar en la modernidad, la cual se queda a los pies del camino, cuando después de La Prida dejamos la carretera VV-5 y nos metemos de lleno en la vieja tracería del camino santiaguista que obvia los grandes desniveles, y se emparejaba, como en este caso, con la riega de Sebrayu, arrojando una luz cuasi mágica, que por unos momentos parece querer devolvernos a los tiempos antiguos.

Es una delicia ciclar por estos tramos, a cuyo recodo nos salta una pequeña ermita santiaguista, para a renglón seguido desembocar ante los nuevos pilares de la autopista y entrar de lleno en Sebrayu, con sus casonas y hitos jacobitas. De nuevo el asfalto que dejamos atrás para tomar el Camino de Santiago, ahora se nos hace presente, aunque lo volvemos a recobrar al entroncar con el camino que habíamos traído por debajo de Oñon.

Los sube y baja se van haciendo duros, pues los repechos de Pernús han hecho mella. Los kilómetros se suceden y pese a que no hay excesivas cuestas la sucesión de repechos hace que la etapa se convierta en un rompepiernas que se aproxima a los 1.300 metros de desnivela acumulado.


Desandado el camino traído, entramos en Villaviciosa con cinco horas de recorrido con la recompensa de una excelente oferta de sidra y comida que degustamos en los establecimientos de la zona que nos reconfortan de tanto trasiego ciclomontañero.

El track de la ruta lo pueden obtener de la página en el blog de Asturcón BTT : 
http://www.asturconbtt.blogspot.com.

Victor Guerra

sábado, 12 de abril de 2008

RUTA DE LOS MARINEROS, un desafio logistico y ciclomontañero


Víctor GUERRA

El concejo de Castrillón cada año es una referencia gracias a la ruta de Los Marineros; una actividad que desde hace diez años el Grupo Deportivo Grumar, con la entusiasta dirección de Emilio García, pone en pie reuniendo bajo el paraguas de la cohabitación a senderistas y ciclomontañeros, que se desparraman por los territorios de Castrillón, Pravia y Muros para disfrutar todos juntos y una vez al año de su actividad favorita en unos parajes increíbles.

Todos los años traigo hasta estas páginas el relato de mi participación a toro pasado; hoy, gracias a la amabilidad de Emilio García, que nos ha permitido rodar unas semanas antes para poder comprobar la dureza y belleza de esta ruta.
La tendencia en la rutas, como ya vengo recordando de antiguo, es que sean duras y largas. A esta demanda no se escapa Grumar, pero Emilio ha sabido darle una vuelta de tuerca a la logística y, sin perder esas referencias, ha logrado que la décima edición de la ruta de Los Marineros se adapte a las necesidades de muchos, incluidas, cómo no, las familias. A medida que vaya relatando la ruta se darán cuenta de ello.

La ruta parte, como siempre, del polideportivo de Castrillón, situado en medio de Piedras Blancas. En esta ocasión la ruta se adelanta casi una hora: se sale a 10.30 horas, pues de otra manera igual se termina con candil. Piedras Blancas disfrutará poco de la presencia del largo pelotón de ciclomontañeros, que nos vamos rumbo Oeste para doblar por encima de la gasolinera en dirección a Valboniel; tras pasar el puente bajo el ferrocarril se dobla a la derecha en fuerte rampa, dejando los firmes de tierra para pasar al kilómetro 1,4 por encima de la carretera nacional 630 y de la autopista.

Entroncamos con la carretera de La Braña siguiendo el eje asfaltado y dejando los ramales que van a Lodares para virar en lo alto hasta Cuarés, frente a la gran nave industrial de Pasek a los 3, 6 kilómetros; ahí se gira a la derecha siguiendo las señales de PR 49, ruta del Agua, dirección a La Ferrería. Descenso bonito; a los 4,8 kilómetros antes de llegar a una casa solitaria nos vamos por las marcas del PR y entroncamos con la carretera para de nuevo virar con las señales del PR como indicativo de la dirección a seguir.

A los 5,8 kilómetros no cruzamos el canal y seguimos por la izquierda en paralelo a Este; teniendo la carretera por linde, rodando en medio del barrizal, abandonamos el camino para virar a la derecha, huyendo de la gran subida, y seguimos por la ruta del Agua hasta tomar un sendero en bajada en la zona de un puente con barandilla azul. Desfilamos tanto los Asturcones como los de Castrillón Duatlón, que hacen de guías de la ruta, hacia la carretera, pasando por debajo del puente y yendo hacia La Ferrería, con su bello palacio.

Se sube por la carretera SB-1 hacia Cuevas; un poco antes, en el p. k., 9,8 de nuestra etapa, se dobla hacia la izquierda para pasar un buen rato por el arroyo de Faedo. Como éste viene lleno de agua, tomamos una alternativa que sube hacia Cuevas, enlazando con el alto del Pedrisco, un transporte corto pero duro con la bici al hombro. En el alto viramos a la derecha para tomar a los pocos metros un camino a la izquierda que nos baja primero a La Barrera (Riberas), para seguir hasta la zona del cementerio, donde se colocará un avituallamiento líquido. Luego se sigue hacia Ucedo, tras lo cual buscamos la carretera SB-2, por la que se asciende durante unos 500 metros, tomando un desvío a la derecha pasando por los caseríos de Carrocedo y el Castro, donde concluye la ruta del Agua.

La ruta se va haciendo larga y dura. Se desciende hacia Doña Palla tras rodear el prau Santianes y desembocar en lavadero de Peñaullán, con unos 17 kilómetros de ruta. Cruzamos la carretera y nos vamos por las amplias pistas que van por la vega de Peñaullán; viramos a la altura del Tayón para desembocar de nuevo en la carretera AS-16, yendo a buscar el puente sobre el río Nalón. Se dejan un par de rotondas atrás para entrar en Pravia a la altura del taller de la Renault, se tuerce hacia el matadero y, cruzando el río Aranguín, se llega a la zona de Agones de Pravia.

En Agones, con 21 kilómetros de trayecto, el grupo Grumar da por concluida la primera parte de la ruta, por lo que tiene prevista una logística para que aquellos que vean cumplidas sus expectativas puedan dejar tranquilamente, tanto ellos como sus bicicletas, la ruta de Los Marineros, sin ningún problema ni sentimiento de abandono, pues llegar hasta aquí es toda una batalla.

Para los que desean más adrenalina, la siguiente etapa ya tiene un cariz distinto. Abandonamos los viejos y estrechos senderos para entrar en las pistas forestales de amplio firme y trazado, aunque los desniveles también se van a elevar bastante.

Tras dejar atrás el complejo polideportivo de Agones seguimos las indicaciones de la ruta de Los Marineros, que se ha señalizado tal que así, para afrontar la subida al Picu Cuetu, bordeando éste y el monte de la Veiga; esta subida se hace llevadera, pues no tiene excesivos repechos, aunque la cuesta es mantenida y ello empieza a pasar factura a los compañeros de Castrillón, más acostumbrados a las cortas pero intensas rutas que a estos rallies duros y peleones.

Se llega a Los Llanos y se va ya directamente hacia a Ocea, siguiendo el camino que indica la ruta de Los Marineros o de las Pixuetas. En Ocea, con una subida tremenda para unas dolidas piernas, se sigue ruta por la pista que bordea El Molar por la derecha, teniendo como referencia a la derecha las antenas del monte Santa Catalina. En el descenso hacia la carretera de La Fallona (AS-224), a toda pastilla, en la trifurcación de arriba tomamos el camino situado más a la izquierda, dejando otro ramal en la misma mano y yéndonos por la izquierda para descender en varios zigzags hasta la citada carretera.

Nuestros guías, por varias y diversas razones (averías, prisa y hasta cansancio), deciden abandonar la ruta por carretera; el grupeto de Toyos, Poldo -con sus casi 60 años-, el bravo Morcín -que desbrava al personal a golpe de piñón- y el que suscribe seguimos ruta, para lo cual, tras subir unos metros por asfalto, nos desviamos a la derecha para tomar una amplia pista, en un principio llana y que luego presenta su cara más amarga, con duros repechos coronando ya por asfalto el área recreativa de Monteagudo.

El panorama es impresionante, con los meandros del Nalón culebreando por la amplia vega para entregarse entre Muros y la Arena al mar Cantábrico, tras un complejo recorrido de sur a norte de la región.

Tras el descanso ahora nos toca bajar por el lado norteño del Monteagudo, buscando su cara más amable de la bajada en pos del fondo del valle para subir hacia el caserío del Pontigo, con un fuerte repecho que nos deja «guapos».

Ahora la dulce y corta bajada nos permite relajar las fatigadas piernas y entrar en Era para tomar, por el Camino de Santiago, la glorieta que nos facilita entrar en San Esteban, tras cruzar la carretera nacional y donde de nuevo la organización tiene previsto que se finalice este segundo tramo de esta dura ruta de Los Marineros.

Luego quedará pasar la ría en barca y desfilar por el Camino de Santiago hacia Piedras Blancas por Santiago del Monte, pero eso ya es otro cantar. Nosotros, en San Esteban, con casi 55 kilómetros de ruta y casi seis horas de recorrido, damos por finalizado el recorrido.

Para más información sobre la ruta (puesto que hay modificaciones horarias y de recorrido), así como para realizar las inscripciones y obtener los tracks de las etapas, se deben dirigir a la página web de Grumar: http://www.grumar.org.

viernes, 4 de abril de 2008

Rodando por Ribadesella


Víctor GUERRA

Ribadesella tiene rincones y caminos de gran belle
za para la práctica ciclomontañera.

Para estas fiestas que han quedado atrás, tras rodar por los parajes del Ebro, allá por La Rioja y Navarra, me apetecía algo cerca de casa y sin mucho desnivel, pues los años van pasando y empiezan a pesar las fatigas de kilómetros rodados y andados, motivo por el cual recordé los diversos senderos marcados de Ribadesella. Lo cierto es que el gozo en el pozo, pues vemos las villas muy bonitas, pero los senderos hechos un desperdicio total, abandonados, y huérfanas señales andan tiradas por los bardiales, ésa es la realidad que nos encontramos tanto Roberto G. Riesgo como el que suscribe, un abandono total de unos senderos por los cuales hemos visto gente pasear.
Nos armamos de paciencia y tiramos de la marchita memoria, que nos llevó directamente hasta la propia entrada de la cueva de Tito Bustillo, donde queda un solitario panel de inicio del sendero de pequeño recorrido PR-AS 58, pero poco más, con lo cual, eso, intuición y memoria, porque huellas de lo que fue el sendero, pocas.

La ruta parte del centro de interpretación de Tito Bustillo y sale en dirección contraria a la entrada, siguiendo el curso del río Sella aguas arriba, rumbo a la Huertona. Todo el tramo tiene poca pérdida y se cicla bien, pues vamos por la carretera local que va dirección a La Alisal y Junco.
Buena zona para calentar y subir hacia el bonito palacio que corona La Piconera, de 1891, con planta rectangular y reminiscencias clasicistas, del cual resalta un cuerpo central, de mayor altura que los dos laterales, con galería en la segunda planta y de presencia imponente. Se sigue por la carretera para encontrar un poco más adelante una bifurcación, se sigue por el ramal izquierdo como por detrás del palacio para ir a buscar de nuevo el río Sella.

Todo este tramo es, como digo, carretera que va tomando altura y presenta algún que otro repecho; a las puertas de La Alisal se sigue hacia el diminuto núcleo y se toma, tras entroncar de nuevo con el Sella, una fuerte pendiente por un estrecho carretil que va dirección a Cuevas; para ello hay que abandonar la carretera en un primer desvío en plena subida que se va hacia la izquierda y que baja por medio del valle, teniendo como linde la autopista.

Tras otra subida, pronto el carretil nos deja en el entronque con la carretera que va hacia Cuevas, por lo cual se gira a la izquierda para entrar en la Cuevona, una amplia cueva que es atravesada por la carretera local. El pasadizo es impresionante, con sus juegos de luces que hacen resaltar la magnificencia de las estalactitas y estalagmitas. Tras el pasaje nos damos de bruces con Cuevas, donde luce la solitaria iglesia, en la que, según Gracia Noriega, se bautizaron Rodrigo de Junco, el «Viejo», general del Ejército, gobernador de La Florida, y el agente del Reino de Nápoles y su hermano Juan de Junco, general de la Armada, muertos ambos a finales del siglo XVI.


En Cuevas, en medio del pueblo, una solitaria señal del sendero de los Molinos nos echa pista arriba, hacia el Oeste. Al final dejamos el asfalto para enfrentarnos a un tramo de hormigonado en ascenso; este bucle se puede hacer al revés, para a mí gusta más subir por la pista y bajar por el camino viejo.

La pista sube en un primer momento de forma dura, pero se va suavizando a la altura del pico La Cruz, cuando ya toma altura sobre el valle dejándonos los escarpes del Tinganón, Cueto los Medios o el Altu de la Teyadera, que dan cobijo a la villa de Ribadesella, y situados a la otra orilla del Sella. La subida se hace más plana y nos va dando las primeras vistas sobre el perdido valle de Tresmonte, a la vez que nos deja ir charlando sobre el mundanal mundo de la BTT y la grandiosidad del paisaje astur.

Un pequeño repecho nos deja cerca del Pico Moro, al pie de la nueva carretera que une con el resto del concejo la aldea perdida de Tresmonte, viramos a la izquierda y entramos en la diminuta aldea donde nació Manuel Fernández Juncos, que fue ministro de Cultura de Puerto Rico y un reputado francmasón

. Una foto a los restos de su casa, y a la placa de azulejos que le recuerda, y retrocedemos unos metros para tomar un amplio camino que ahora se abre a la derecha y que va como el rayo en desenfrenado descenso, pero es de una belleza que pasamos por su delicado firme sin marcar apenas nuestras rodadas, ya en la zona más baja del valle que riega la Ginestral; una sucesión de molinos van salpicando la ruta, que nos deja ante la finca de Julián el Cubano, que reconocemos por la portilla que nos cierra el paso, se sigue por ella dejándola cerrada, teniendo por unos metros de compañeras a las viejas vías del Feve.

En un plis-plas, en Cuevas de nuevo, para tomar un sendero que va a buscar el puente colgante que habremos visto un poco antes y por el cual pasaremos a la otra orilla del Sella y quedamos en plena carretera nacional 634. Casi no merece la pena cruzar al otro arcén, pues un poco más allá, cuando el río nos brinda de nuevo las verdes tierras, debemos saltar el pretil y entrar en los caminos que circunvalan las revuelta del Sella, a la altura de Vejal, y que están bastante marcados. Procurar no salirse de esas estrechas trazas. De esta manera vamos acompañando el río hasta Santianes, donde de nuevo hemos de salir a la carretera general para entrar a la altura del restaurante La Ribera, en los caminos del Campo de Oba, que nos dejan al pie de la rotonda de Llovio.

Se toma la carretera que va hacia Ribadesella y nada más tomarla sale un carretil asfaltado en subida que entra por las casas de La Romeca adelante, el asfalto concluye y la ruta sigue camino por la margen de los prados. De nuevo se ha de tener cuidado en no pisar la propiedad privada, se sigue la linde que nos marca la pradería para introducirnos en un bosquete y pronto un sendero nos deja ante lo que en su día fue un camino y que hoy está tomado por la vegetación, el cual nos permite llegar hasta las casas de Sollera, al pie de las cuales encontramos el carretil asfaltado que nos permite ir hacia Collera y Meluerda.

Si no se tiene clara la cosa, se puede, en la rotonda de Llovio, coger el ramal que va Llanes y a la izquierda pronto veremos un camino que sube a El Toral y que nos pondría, tras pasar tal caserío, en Sollera. Se va un trozo por el carretil y cuando éste vira a la izquierda seguimos de frente por un franco camino de tierra que nos permite llegar a Meluerda sin problemas. Aquí viramos hacia la derecha, buscando el cruce con la carretera AS-263, a la altura de la finca La Figar. Una vez cruzada de nuevo, enlazamos con firmes de tierra que nos permiten entroncar con el Camino de Santiago y se toma el ramal que va hacia la izquierda en dirección a Ribadesella, por Argunadiello y La Espina, un entretenido tramo que nos devuelve a la 263, por la cual entramos en Ribadesella.

Es una pena que se busque la Q de Calidad y que luego los senderos presenten ese grado de abandono.
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