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viernes, 14 de febrero de 2020

Veredas de San Salvador. Por el Camino de los Francos


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Punto de Salida y Llegada: Panes

·         Puntos de Paso: Abándames-Cavandi-Llonín-Alles-Trescares- La Molinuca-Robriguero-Puentelles.

·         Longitud de la Ruta:  35 km.

·         Horario de la Ruta: 4 horas

·          Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.022

·         Participantes:  Javier Riestra- Javier Dolado. Ivan Menéndez y Victor Guerra


Dedico esta ruta al amigo Cecilio F. Testón, ahora que rodamos por sus tierra y parajes.


En ese empeño personal de ir articulando diversos inputs salvadoreños que se dan en Asturias y jalonan el Camino hacia la morada del Señor, como es San Salvador de Oviedo, arrancamos desde la cabecera oriental de la región con dos importantes inputs situados en Abándames y Alles, y en torno a ellos construimos esta bella ruta por las Peñamelleras.


El punto de partida no es otro que la localidad fronteriza de Panes, por cuyos lares entra un desconocido camino peregrino denominado de Los Francos, o sea de aquellos procedentes de Francia que buscaban en la peregrinatio: viaje y ocupación.
 


Un trazado que desfila por el surco prelitoral, (depresión mesoterciaria), que en estos predios va protegida bajo la ladera Sur de la Sierra del Cuera, a modo de un camino de invierno y fuera del alcance de las intemperancias invernales de la rasa costera.


Aquí  en Panes empezamos nuestra ruta, no sin antes saludar a Antonio Ruagarcia Cosío del Hotel Covadonga, que, pese a los años, aunque recuerda cuando por los años 90 recorría estos territorios para armar mi primer libro sobre Recorridos de BTT por los Picos de Europa.


Tomado el café en su local, y en medio de una fría mañana que está a punto de ofrecernos un día espléndido, arrancamos hacia el enclave de Siejo, cruzando los dos importantes ríos, uno lebaniego y el otro cabraliego, ambos entregan sus aguas al Cantábrico en Tina Mayor, o sea que cruzamos el Cares-Deva ya emparejados, para seguir nuestra ruta por la AS-114 camino del marcado desvío que nos lleva hacia la altozana aldea de Abándames, perteneciente al concejo de Peñamellera Baja.


Tras dejar Siejo atrás y al cabo de una recta, a la altura de una casa solitaria, y una especie de refugio caminero, nos echamos a la derecha en dirección al otero donde asoma la Quintana de los Muertos del pueblo de Abándames.


 Nada más entrar en el trazado este ya nos muestra el primer  repecho de la mañana, el cual nos da acceso a  una villa que se articula en torno a un eje que atraviesa de punta a cabo el poblamiento, a la vez que va mostrando la heráldica hidalga del lugar, y una multitud de inscripciones en piedra, que se reparten tanto en nobles muros de las casonas,  como la de los Cosío (de estilo montañés), o la del Palenque (renacentista, de principios del siglo XVIII),  o caserón de La Cajiga siglo XVII, hoy reconvertido en un hotel.

 

Entre los blasones destaca el que expresa este tema “Adelante el de Mier, por más valer”., y para reafirmar ese espíritu valentía tenemos la fuente ante la iglesia parroquial adornada con azulejos dedicados al ingenioso D. Quijote lanza en ristre.


Pero no es solo esto, el poblamiento también guarda diversas inscripciones, no tan blasonadas, pero no por ello menos importantes, y que se encuentran en basamentos o  en diversos frontales de las cuadras que se abren al eje caminero.
 

Abándames es todo un descubrimiento, así como su colosal iglesia dedicada a San Salvador, aunque muy remozada, se tiene noticia de varias reedificaciones 1766-1860 y la de 1946, y poco más sabemos de este primerizo input salvadoreño, que abre las puertas a unas impresionantes Veredas que presentan toda una red caminera, y es una pena esa desinformación.


Nuestra ruta ciclomontañera se va al Oeste, hacia el altozano enclave de Cavandi, y lo hacemos a través del camino del Suyu, aunque antes habremos dejado a la derecha un ramal que va hacia la casona del Socueto y la capilla de ánimas que hay un poco antes. Nosotros en ese desvío seguimos en ascenso por el camino de la derecha que va hacia el depósito de agua del pueblo ya en franca subida, la cual se deja subir bastante bien, pues los tramos más pindios están hormigonados, lo que a ayuda a superar bien la pendiente. 


De esta manera vamos dando vuelta a la finca y palacio del Socuetu, para entrar en trazados un poco más estrechos y técnicos, pero ciclables, que pasan por encima de una cuadra, la de Naales  y de diversas riegas: Monejo y Arbás para llegar  las cuadras de Camprecie,  que parece fueron enclave habitacional donde, a partir de aquí el camino se vuelve a normalizar, aunque para concluir en Cavandi antes tenemos un repechón hormigonado de tres pares de narices.

Ya en Cavandi, lo lógico sería ir valle abajo hacia Llonín, pero los caminos parecen a ver desaparecido, por tanto, se toma el carretil acceso al lugar y por él uno se deja caer, en primer término, hasta la Ermita de San Julián de Cavandi, y sus cruces  florenzadas, muy utilizadas por las órdenes caballerescas, que en este caso está acompañada de una incripción en el año de 1792 se reedifico esta capilla a devozion de Dn Micvel Rubien D   Noriega o Rijinario Deste, barrio de Cavandi del oyo. La pequeña capilla tiene grabadas unas cuantas cruces, me supongo que para el tema de los Via Crucis.


Nuestra ruta sigue pro el acceso rodado de la PB- 4 hasta la aldea de Pará, aunque también se puede bajar desde Cavandi hacia el extraño enclave de Cerébanes con su extraño palacio hoy derruido. En todo caso nosotros nos entreveramos en el pequeño núcleo de Para, y de esta manera bajar hacia el lugar de la Molinuca, ya que el viejo camino ha desaparecido, bueno no tanto, pero aparece en la finca de encima de Santianes, cortado por esta y su cercado.


En un pis-pas en La Molinuca, ya en plena AS-114, nuestra ruta ahora vira al Norte por una pista hormigonada que sube en franca ascensión al pueblo de Llonín, donde nos recibe su curioso lavadero y su inscripción. Puesto que el cabildo de la ermita estaba ocupado para ir a misa, nos tomanos unas futas y de nuevo al camino que en este caso nos lleva por el camino de arriba hacia el caserío de Santo Tomás, donde se dice que un pequeño monasterio, de cuyo recuerdo queda parte de la edificación y el topónimo del emplazamiento y otro prado un poco más lejos denominado como  La Trapa.

 


Desde Santo Tomás, nos queda ahora una subida un tanto más larga hacia el collado Pelea, por unos caminos amplios, que se han utilizado para la plantación de as horrorosas columnas de Alta Tensión, una vez ganada la collada, no queda otra que bajar por el valle que forma la riega Padrino hasta llegar al borde de la carretera AS-345 que viene de Niserias, se cruza para entrar en la aldea de Besnes.


Toda esta zona ha sido rehabilitada como aldea turística, lo cual remata el restaurante hotel La Tahona, al par del cual se sube dejando el molín y la capilla de Besnes. Un poco más allá de la Tahona el camino se vuelve a las viejas tornas empedradas, a modo de camino real, o calzada, pues no en vano por estos lares transitaba la vetusta Calzada de Jana.


De esta manera, dando tumbos por el empedrado del camino se arriba a la capital de la Peñamellera Alta, Alles donde predominan las casonas indianas, alguna de ellas en venta. Alles con su mastodóntica iglesia parroquial, es guardiana de las dos vertientes la que acabamos de rodar, la de Llonín  y la de Arangas.


Tras una parada en el bar del pueblo, nos acercamos a un lugar querido para el amigo Testón, hoy en el Oriente Eterno,  a otro de los grandes inputs de esta Vereda salvadoreña, y que no se reconoce, pues le han cambiado la advocación por la de San Pedro, antes era  San Salvador de Plecín, y no se sabe muy porqué se cambió. 


La llegada a Plecín es impresionante, allí sola en un rellano del promontorio, donde se dice que hubo ya un emplazamiento precristiano, y que fue levantada en el siglo XII sobre una capilla anterior, siendo reformada en varias ocasiones, siendo abandonada en 1877 por el levantamiento del mastodonte religioso que preside a modo de monumento catedralicio la capital de Alles.


Ahí estan las ruinas que jalonan dos de las Veredas, bien la que venía de Abándames o las que provenían de Palencia hasta Liébana, un ramal desde Cantamuda (Camino palentino) o desde San Salvador de Luriezo por el Camino Real de la Montaña. Otra cosa es como llegaban los arrieros, trajineros y peregrinos desde esas localizaciones lebaniegas hasta aquí, Cecilio Testón era de la idea de que lo hacia por Tresviso, cruzando por el colgado sendero del Jargu, hasta las tierras de Cuñaba y por Tresmañó y Bores ganaban el Camino de los Francos.


En todo caso en Plecín nos asombra que estos restos estén medio abandonados, y estos mismos colocados en Escocia, serían fruto de leyenda y preservación.


Mi idea es que lo hacía a través de la aldea de Bejes y la zona del collado de Obesón, ya en Escarandi, para pasar por Tajadura hacia La Galabín  y Tamandón para pasar a la cabecera del río Rubó  y por Trespando bajar al  río Cares por el puente de la Vidre, y desde Trescares por el Forcau, pasar a Alles. En todo caso son caminos difíciles hasta para caminar. 

 


Dejamos esta encrestada zona bajo el faro radiante de la Peña Mellera, para volver  a la entrada de Alles, donde se toma el viejo camino que vira al Sur hacia el paso del Horcau, paso peonil, bastante desastrado, con cierres de alambres y palos varios, y un trazado muy roto, que mejora cuando se toma la vertiente de Trescares, en todo caso en muchos tramos es obligado a llevar la trotona de la mano, aunque el tramo entre Alles y Trescares está en torno a los 2 km. 


En Trescares no queda otra que bajar por la carretera general a Panes, AS-114 con la posibilidad de subir por Mier, hacia la collada de la Serna y bajar luego a Bores. Pero nuestra intención es cruzar por el puente viejo, que se sitúa bajo las aldeas de Para y Robriguero, lo que significa bajar por la carretera ya citada unos 5 km.


Hay que tener cuidado, pues el famoso puente que comunicaba la calzada de Tresmañó, con esta zona pasa casi desapercibido, o sea que atentos a este hermoso puente ojival sobre el Cares que nos da paso a la aldea de Robriguero, pasando antes la ermita de San Pedro de Tobes a la cual nos queda un fuerte repecho para entrar ya en las inmediaciones del templo  en un recorrido más calmo, y máxime cuando se toma el camino asfaltado de Robriguero,que nos lleva hacia Puentellés, con impresionantes vistas sobre el Cuera a nuestra espalda.

 


En Puentellés se gira sobre el río Deva a la izquierda ya sobre  la N-621 para  desviarnos unos metros más adelante a la izquierda y entrar así en el Parque Interpretación del Arborón, pudiendo visitar  al paso la iglesia de San Juan de Ciliergo, que ha sido recuperada de su abandono no hace mucho.


De esta manera se finaliza esta bellas e intensa ruta por las dos Peñamelleras, teniendo com o casi siempre el hilo conductor los hitos salvadoreños y el importante valor patrimonial de estas tierras.


·         TRACK DELA RUTA WIKILOC
 

© Victor Guerra

viernes, 9 de febrero de 2018

Vuelta a Sierra Perumoru y Robriguero

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· Punto de Salida y Llegada: Panes
  • · Puntos de paso: Abándames. Cavandi-Cerébanes-Bores-Cuñaba-Venta Rumenes-Puente Lles.
  • · Longitud de la Ruta: 35, 2 km
  • · Horario de la Ruta. 4 h.
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.436 mts
  • · Participantes: Luis Roza, Javier Riestra. Albano Capezzali, Victor Guerra
  • Track de la ruta en Wikilock:https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/vuelta-argayon-cunaba-22531984 
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Uno de los territorios que tal vez menos se recorran en btt, más allá de los clásicos GRs, sea el extremo oriental asturiano, al que esta ocasión queremos dedicarle unas horas con una ruta que nos lleve por rincones desconocidos, pero emblemáticos como los que nos ofrece esta ruta que da vuelta a las sierras de Perumoru y Robriguero.

Se parte de Panes, para tomar la carretera que va a Cabrales, la cual se abandona ante el desvío que nos permite subir por el fuerte repecho hacia la noble villa de Abándames, que nos lleva en primer término a pasar por delante de la Quintana de los Muertos, hasta desembocar en el eje urbano que atraviesa toda la villa.

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En dicho tránsito iremos viendo casonas y portaladas que nos muestran la hidalguía que tuvo en su tiempo la villa, su articulación urbanística nos viene también a indicar que este lugar fue paso de trashumantes mercaderías, provenientes de la Calzada de Jana, a la que llegaban a su vez las calzadas procedentes de Llanes o Ribadesella y se iban hacia el Sur por la calzada de Salámica o por las calzadas de Caoro o del Duje hacia las sureñas calzadas del Esla y el Cea.

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De Abándames, se sale hacia el Oeste por el camino que se abre en la bifurcación a la derecha en leve ascenso hacia los depósitos de agua de El Suyu, el camino va tomando altura por tramos muy empinandos y hormigonados que viran al Norte para encararnos contra la ladera que baja del Cuera, para luego ir variando sobre las riegas que bajan de Las Minas y Peña del Prisano, hasta conforma la riega del Monejo.

El camino parece que desaparecer, pero da vueltas sobre las riegas para llegar en plano a la majada de Camprecie, y desde ese sorprendente conjunto de cuadras, que en su tiempo debió el núcleo de un pueblo nos dirigimos sin problemas hacia Cavandi, dando vista al valle que viene de Llonín, tomando de esta manera contacto con el acceso rodado por el que nos vamos unos metros para desviranos a la izquierda dejando la carretera, para tomar por la cumbral de Perumoru que nos enfila directamente por una bonita bajada hacia el pueblo de extraño nombre, como es Cerébanes.

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En pis-pas estamos ante las ruinas del palacio barroco de Cerébanes, curioso y paradigmático levantado en 1734, aunque hoy presenta un estado bastante ruinoso, que en su día fue una construcción de planta rectangular, con dos pisos de altura en la fachada principal, que es la meridional, y sólo uno en la trasera, ya que el bajo queda enterrado debido al desnivel del terreno. Tiene dos cuerpos unidos, el principal al este, definido por cortafuegos, que acumula los elementos nobles, y otro más modesto al oeste; el primero es de piedra vista, y el segundo está, en parte, enfoscado y encalado. 

Aparte de su magnífico enclave, dominando un amplio panorama, y su excelente construcción, destacan en el palacio las numerosas inscripciones que conserva, labradas en los dinteles de puertas y ventanas, tanto en el exterior como interiormente. Además de jaculatorias e inscripciones piadosas y conmemorativas, aparecen varias fechas, señalando las etapas constructivas y el nombre del propietario.

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Los materiales usados, son la mampostería y el sillarejo, con sillar en torno a los vanos, cornisa y esquinales de dos. Perteneció a un indiano que regreso de México como rico hacendado y casado con una natural de aquellos parajes, parece que ésta real hembra era de alta creencia religiosa, lo que en parte explica tanta inscripción «Hízose a costa de Don Francisco Sánchez de Caso. Año de 1734» otras corresponden a las Bienaventuranzas, «Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios», lo cual ha hecho pensar a algunos que este edificio fue un antiguo monasterio, dicho edificio fue incendiado durante la guerra carlista. Actualmente es de titularidad privada.
De Cerebánes se sale en dirección Oeste hacia el pueblo de Para, en el que la inteligencia y buen hacer de los paisanos nos obsequian con unas interesantes tallas en madera al aire libre que deleitan nuestros objetivos fotográficos.
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Tras ello, nos vamos por el acceso rodado hasta lo fondero el valle que cruza el río Cares, o sea hasta La Molinuca, donde cruzamos el puente colgante sobre el río Cares, para virar por la orilla de la izquierda, y seguir por el sendero que sube hacia la Ermita de Nuestra Señora del Pilar, desde cuyo enclave se puede ver la otra vertiente por la que hemos venido y que explico con calma al compañero Roza, extasiado por estos parajes.

Al pie del acceso rodado, a la altura de Bores, se gira a la derecha para irnos hacia el barrio donde se encuentra el enorme palacio de Bores, en fase de reconstrucción y donde aprovechamos la portiacada para del autobús para reponer fuerzas y dar unos tragos a los espirituosos alimentos líquidos que llevan Albano y Roza, y que complemento con unas pastas de coco y naranja.

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Reconfortadas las fuerzas, la ruta prosigue pasando por el lateral del palacio por el camino marcado como PR-AS 175 Jargú-Cuñaba-Minas de Argallón-Bores. Se sigue por la pista de concentración parcelaria en ascenso hacia Vallejo de los Prados, dejando el ramal que sube hacia la collada de La Serna por donde se va el GR-109 de Asturias Interior, el ascenso es duro, pero poco a poco vamos ganando altura hasta entroncar con el viejo camino que viene de Robriguero hacia Argallón, a cuyos predios llegamos en medio de bastante mal tiempo, eso sí cada uno a su ritmo, dado que nos hemos venido pocos, cada uno sigue su ascensión de forma paulatina.

Contemplamos las rebuscas del preciado mineral aurifero, que se dió por estos lares, que puso toda la zona patas arriba, escombreras a las cuales nos les ha llegado la reconversión ambienta.

Desde esta atalaya también podemos ver la otra capital de Peñamellera: Alles.

Ya en el collado Las Siellas, damos vista aguas vertientes al valle de Cuñaba y los crestones de la Sierra Nedrina, dejando atrás el valle que riega el río Cares. Una vez pasada la collada nos vamos pista abajo ya hormigonada en un descenso desenfrenado hacia el subvalle en el cual se asienta el pequeño pueblo de Cuñaba.

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El tiempo que nos ha respetado hasta ahora se vuelve duro y nos empapa, por tanto decidimos renunciar el subir hasta San Esteban de Cuñaba, e incluso irnos luego hacia el diseñado bucle por los predios de Merodio.

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Una vez se entronca con el acceso rodado del pueblo, subimos un pequeño collado por encima de las praderías de La Cuera, para dar vista al otro valle en el que se halla el pueblo de San Esteban de Cuñaba, cuyo valle riega el arroyo de Rumenes, y por el cual bajamos como tiros, por el acceso rodado a los pueblos de Cuñaba, hasta desembocar en lo fondero del valle del río Deva, la otra gran arteria fluvial de Picos de Europa y sus valles, que va acompañada aguas abajo por la carretera N-621 que cruza de Sur a Norte el Desfiladero de La Hermida
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Por el desfiladero, ya por la carretera N-621 nos vamos hasta la bifurcación de Puente Lles, que dejamos atrás, hasta llegar a la altura del pueblo de Colosía, donde una vez cruzada la carretera, nos desviamos hacia la senda fluvial que se pega a la a la gran arteria que ya configuran las dos grandes arterias el Cares y el Deva, que desembocan en Panes, al igual que nosotros mismos a cuyo destino llegamos tras una intensa ruta por los extremos occidentales asturianos., y de cuya dureza por la climatologia nos reconfortamos con una comida en el Restaurante Covadonga de Panes, el cual merece la pena visitar.

Fotos de Víctor Guerra. Albano Capezzali

© Victor Guerra
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