viernes, 3 de noviembre de 2017

VUELTA A LA SIERRA DE LA CUBETA

  • · Punto de Salida y Llegada: Cangas de Onís
  • · Puntos de Paso: Soto Cangas- Corao-Tárano-Llenín-Cuerres-Telleu-Mestas de Ardisana-Riensena-Igena- Labra
  • · Longitud de la Ruta: 48 km
  • · Horario de la Ruta. 5 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.195 mts
  • · Participantes: Corsino; Ferchi, Poldo Figueiras, Javier Paredes, Javier Riestra, Luis Roza y Victor Guerra

Hay un tema interesante que parece que desconocemos bastante, y es la existencia de Calzadas Romanas, o de Caminos Reales, más allá de los pasos históricos entre los puertos astur-leoneses, o la existencia de calzadas intermedias, como pudiera ser la Calzada Romana de Caoro.

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Sin embargo, en Asturias hay más calzadas y caminos, que los cuatro que se significan a modo de llegar por ejemplo a Covadonga, y uno de estos caminos, bastante desconocido es este que vamos a describir. El cual tendría su comienzo en Llanes y su final sería la localidad de Caorao.

Pero como las logísticas mandan y para no complicarnos mucho, pues realizamos la ruta, al menos la parte más interesante, realizando un bucle y para lo cual partimos de Cangas de Onís, para proceder a recorrer la llamada Calzada de Riocaliente, que, pese a su abandono, aún presenta tramos de muy buen ver, dejando al descubierto su importancia como vial caminero.

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Pese a la importancia de Corao, decidimos realizar la ruta desde Cangas de Onís para darle un poco más de longitud, y el objeto de partir desde esta vertiente, es debido a que es más factible de este modo ya que la Calzada, presenta menos dificultad ganar su máxima cota.

Desde Cangas de Onís, se parte desde el parquin de la Estación de Autobuses, para seguir por el Camino de Covadonga, el cual desfila a orillas del río Sella, pasando por delante de la Casa Cuartel de la Guardia Civil camino de la población de Celorio, ubicada a la vera de Soto de Cangas. Tramo casi que, en su totalidad es asfaltado, el cual se hace a buen ritmo.

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Se atraviesa el núcleo de Celorio, por el que se va a la derecha el Camin de Covadonga, y nosotros seguimos de frente, rumbo Este. Se deja la carretera que va al puente de Cauvilla, para seguir rodando por firmes de tierra, y tramos menos anchos que nos van llevando hasta tropezarnos con la carretera AS-14, justo enfrente de Corao. En nuestro caso entramos en el pueblo para visitar sus diversas casonas, como la de Frassineli, y desde donde se toma la carretera que sube hacia Corao-Castillo que sube en franco ascenso hacia la aldea de Tárano, se va ascendiendo a la que vez que se rodea el Cerro Iguedo hasta entrar en Tárano, por el lateral de capilla dedicada a la Virgen de la Velilla.

En Tárano, en vez de tomar el acceso rodado, obviamos éste, y nos vamos en descenso por las pistas de concentración hacia la aldea de Llenín, donde parte otro eje asfaltado que tras una pequeña bajada sube de forma abrupta a la par de la riega de Piedrahita hacia la pequeña y altozana aldea de Cuerres, donde se acaba el asfalto.
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Un poco antes de que esto suceda, tras dejar atrás el caserío de Cuerres, nos metemos por el primer camino que queda a mano derecha y que pasa ante la puerta de Casa Nueva, al instante se deja el acceso rodado, para irnos por un camino también a la derecha que pasa por delante de una cuadra y cuyo trazado ya no dejaremos, eso siempre manteniendo rumbo Este, al menos hasta el collado de la Vega el Puerto.

El camino pasa por unos pequeños prados, pegado al arroyo de Vega Seca y bordeando la parte bajera del Pico Sierra Llanosu, cuando se deja el trazado plano y va cogiendo altura el camino se estropea y queda reducido a un sendero que se interna en el bosque para ganar el marcado collado de la Vega del Puerto, y limite concejil y que nos obligará a tirar de nuestras trotonas durante unos 12 minutos, por la zona boscosa, por entre la cual se adivina fácilmente la caja de lo que fue la vieja Calzada.

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Ya en lo alto damos vista a los profundos valles en los que enmarca este territorio tan enmarañado de riegas, valles u sub-valles tan poco poblados pero que vieron cruzar durante muchos decenios estos parajes mediante la existencia de una Calzada, denominada de Riocaliente, o de Mestas de Ardisana.
En el collado y orientado al Norte, tras los matorrales y un gran árbol, se encuentra el comienzo de un sendero que se va haciendo más ancho hasta dejar al descubierto una amplia calzada, que presenta tramos que denotan la estructura constructiva de esta, pudiéndose ver la importancia que debió de tener en su día como eje de comunicación de Llanes con esta zona de Corao.

Pueblo este,  que se nos presenta como una auténtico núcleo repartidor de flujos camineros, bien hacia los Picos de Europa, o hacia las diferentes alas territoriales: Panes o Cangas de Onís, sin olvidar las diferentes salidas hacia el Sur, bien pudieran ser por la Senda del Arcediano, por la Vega de Arcenorio, o por el Puerto de Ventaniella. Cada uno con su propio destino final en base al enlace con otros grandes recorridos, como la Calzada Romana del Esla

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La Calzada en esta otra vertiente, la llanisca, presenta una bajada técnica de muy distinta consideración, aunque no tiene grandes dificultades, ya que se puede rodar un 85% sin ningún problema. El trazado que va en descenso va dando vuelta al Cantu Llanosu que quedará a nuestra derecha y por encima de la riega de Acebal. En el transcurso de la bajada encontraremos una cuadra toda desvencijada, donde nosotros hicimos una parada técnica, para comer y ver el repliegue de las cuadrillas de cazadores dando por concluida la cacería de jabalí.

Desde el caseto medio abandonado ya comentado, la calzada se vuelve más nítida y enfila ladera abajo para bordear el pico El Selloiz por la cara Oeste, presentando tramos de calzada muy definidos, y otros en los cuales tal estructura caminera se la ha llevado por delante el abandono, por tanto sus firmes son muy heterogéneos, pero en general es interesante su realización aunque haya momentos que su trazado se pierde entre la broza, aunque su caja se sigue adivinando dados sus anchos por entre el matorral.
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Poco a poco. vamos bajando hasta ir virando hacia el Este, para cruzar la riega del Acebal, bien por el vado o por las columnas tiradas a modo de puente, y eso ya nos sitúa en la zona baja del valle, donde ya el camino está muy definido y cuidado, hasta punto que llegan los vehículos a motor, y desde ese punto de mejora al par de unas cuadras esto nos lleva sin más dilación, primero hacia el molino del Avenal, alcanzado unas primeras casas, las de El Escobín pasando por las de Telléu y desembocar en el cruce de La Venta, marcado por la presencia del Hotel Benzúa.

En nuestro caso seguimos por el ramal derecho hasta Riocaliente, para probar en el bar El Mundo de la Cerveza, algunas de sus exquisiteces dedicadas al fermento del trigo y la cebada.

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Dado que no haremos el eje longitudinal hacia Llanes, cerramos el bucle  sobre la Calzada para rodear la Sierra de la La Cubetra., para lo cual viramos en redondo, volviendo nuestras trotonas al Oeste, tomando la carretera de Mestas de Ardisana, pasando de nuevo por La Venta, y ya de esta manera seguir por carretera LL-14, en ascenso paulatino hasta el pueblín de Riensena, que dejamos atrás para ir girar al Sur por la carretera AS-340, y ya por ella ganar el Collado de Igena en leve descenso por la vertiente que marca el río Zardón, camino del Puente el Caleyu, donde se nos junta el ramal asfaltado que viene por el Molino de Mingo desde Peruyes, ya en la vertiente riosellana.

Por nuestra parte seguimos ascendiendo rumbo Sur, para ganar en un semi descenso el pueblo de Labra, hasta a donde vamos a visitar su monumental palacio con las señeras esculturas de Dalí, que adornan sus jardines.

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Para ir cerrando este bucle sobre la Sierra de la Cubeta, y tras haber rodado por la vieja calzada de Riocaliente, ahora solo cabe bajar por el Camino del Palacio, entreverado con la carretera AS-340 hasta la monumental Fuente de las Pieperes, donde damos un bocado a nuestras vituallas para llegar finalmente a Corao, y retomar el camino traído por la mañana, que es una formidable manera de concluir este paseo por una histórica ruta.

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Fotos de Poldo Figueiras y Víctor Guerra

Víctor Guerra
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