domingo, 28 de septiembre de 2008

RODEANDO EL EMBALSE DEL ATAZAR



RUTAS BTT:   “ RODANDO POR EL GENARO ”

 

Tipo de Ruta: Circular a

Punto de Salida: El Atazar  (Madrid)

Punto de  Llegada: El Atazar  (Madrid

Puntos del recorrido: Robledillo de la Jara- Cervera de Buitrago- EL Berrueco-Patones- El Poblado del Atazar

Longitud:  54  km

Horario:   6  h

Desnivel en subida  Acumulada:  1.913  mts.

Desnivel d bajada Acumulada:   1. 906 mts.

 

 El Embalse del Atazar es un escenario de serranía  ideal para  la BTT

 

Ahora que está tan de moda buscar asturianos fuera de nuestras estrechas fronteras regionales, es bueno darse un garbeo por esos entornos donde también rodamos los asturianos, y ya que tengo encomendad la dirección técnica de poner en valor una ruta para BTT en la Sierra de Madrid, que mejor que llevar a varios amigos ciclomontañeros por dichos lares.

 

Al Embalse del Atazar hay que dedicarle unos días, nosotros nos fuimos el  puente vacacional  de Mayo, época ideal para rodar por la llamada Sierra Pobre de Madrid, y a la cual llega bien por la Nacional 1,  tras dejar atrás Somosierra. Tambien  se puede acceder por la  A-6 y  desviarse en Collado Villalba hacia Guadalix de la Sierra y enfilar hacia la Cabrera-El Berrueco.

 

Una vez estacionados en la zona, en la cual hay  abundantes alojamientos, tenemos por delante la posibilidad de dar vuelta a uno de los embalses más singulares de la zona Noroeste de Madrid, y  por una de las sendas que esperamos se convierta en una ruta de referencia para el ciclismo de montaña.

 

Los astures que allí nos plantamos, salimos del pueblo del Atazar, atalaya desde la cual se contempla buena parte de los entornos del embalse. La salida se hace desde el Panel de Inicio de la etapa Atazar-Robledillo de la Jara, y a cuyo pie se toma la gran pista que primeramente va en descenso hacia el suroeste, abriéndose paso por entre los jarales que pueblan toda esta zona buscando el mejor sitio para cruzar el arroyo de Rilato tras lo cual comienza una larga subida, rápida al principio siendo el resto más tumbada hasta coronar la cordal de Matachines.

 

Tras esto aparece al otro lado una parte del embalse y tras su calma contemplación y recuperado el resuello, pues no estamos acostumbrados a estar tanto tiempo rodando a mil metros de altitud, nos echamos por la estropeada carretera, que va hacia Robledillo de la Jara, que cubrimos en menos de  2,5 km.

 

Ante el panel de la etapa de Robledillo, un poco antes y a mano izquierda nace una pista jalonada por unas setas de hormigón que nos van conduciendo en descenso hacia una riega en plena  Dehesa Boyal,  para sufrir a continuación por rampas fuertes, pero de ancho trazo, camino del pueblo de Cervera de Buitrago, que se nos muestra esquivo. Ganada lo alto de la loma pronto una trifurcación nos indica cual es la dirección  ideal para bajar  hasta el pueblo que cruzamos raudos rumbo al camino que queda al otro lado de su carretera general y que nos permite llegar a las orillas del embalse del Atazar pudiendo contemplar como los hidroaviones planean sobre sus tranquilas aguas para abastecerse y apagar más de un incendio.

 

El paseo por la orilla  del embalse, se hace por camino ancho que nos conduce a lo más profundo de la Dehesa, hacia la que viramos antes de entroncar con la carretera, dejamos  atrás un par de cierres, casi al pie de la M-127, se gira a la izquierda para dirigirnos acompañando al arroyo Dehesa que cruzamos a la altura de la fuente de la Pelaya.

 

La ruta desde este último giro antes de la fuente se mete por senderos más complejos pues estamos en zona cañada, y ya se sabe que siempre a ésta le suelen dar los peores territorios, lo cual se hace divertido después de tanta pista. Irremediablemente salimos de nuevo a la carretera  M-127 que nos lleva directamente a la impresionante presa del Villar con el encajonamiento del río Lozoya.

 

Un tramo de carretera hasta el desvío de El Hospitalillo, donde la cañada tuerce para Mangirón, nosotros nos vamos por la izquierda por el camino de servicio del Canal de Isabel II, que aunque está asfaltado, pronto buscamos los tramos de tierra que van por encima del canal y de los distintos puentes y viaductos que se hicieron para ganar los desniveles de las vaguadas.

 

Ahora el embalse está a nuestra izquierda y enfrente se ve Cervera y su amarre de barcas; seguimos pisteando sin apenas desnivel rumbo al pueblo del Berrueco, ahora los jarales han dejado paso a los grandes encinares y algunas que otra pradería. Llegar al Berrueco es llegar al mundo del granito, como bien se muestra por sus calles repletas de obras de cantería, es todo un espectáculo ver como se abren los grandes bloques en piezas a base de maza y cuñas.

 

Tras el descanso en El Berrueco, la ruta que se reconoce por un desdibujado monigote pintado en azul que alguien bautizó como “el genaro” ; Desde este simpático pueblo la ruta  toma otro cariz, las pistas al principio nos van llevando casi por el borde del embalse pronto se alejan de él para enfilar en franca subida hacia la Cerro Moro y luego hacia Sierra Ceruega, con la torre árabe como referencia que se divisa desde muy atrás.

 

La torre la tenemos a nuestro alcance cuando nos topamos con la carretera M- 133, doblando hacia la izquierda para volver a virar a los 700 mts de nuevo a la misma mano por una fuerte pendiente cuyo trazado se entremezcla con un cortafuegos, lo que ya idea de la dureza de la subida, ganado el primer rellano la senda cruza el cortafuegos y se echa ladera abajo por un senderillo apenas dibujado que hace las delicias de Carlos y de Chus, se cruza la carretera M y se sigue bajando desde El Borondillo hasta el arroyo del valle de los Pradales, para volver a subir pendiente arriba hasta de nuevo coronar lo alto de la cordal.

 

Estamos encima del barranco de Patones, y delante se nos muestra una de las bajadas más bonitas y trialeras de la zona, corta pero intensa que pronto nos deja enhebrados en el fondo con el arroyo de Patones, y jugando cuando con sus orillas, cuando con su cauce entramos en el reino Patonero, en Patones de Arriba, ese bello pueblo renacido de sus cenizas gracias a la pasión de un francés que llegó por estas tierras en los años 60, y que hoy es un hito más a visitar en la zona.

 

De Patones salimos por sus empinadas calles hacia las viejas  eras,  por el PR.M 14;, aunque también se puede coge la variante del GR 10,   e ir hacia  El Pontón de la Oliva y el Embalse de la Parra,  a través del Canal de Cavarrús y el río Lozoya.

 

Preferimos ser  fieles al trazado y entre empujes de bici y tramos rodando por un estrecho sendero,  se gana la cima del  Cancho de la Cabeza, con un espectacular vista sobre gran parte del Embalse del Atazar y la Sierra Pobre madrileña ; luego se vira hacia el Poblado del Atazar, para una vez cruzada la carretera M- 134; tomar otro desvencijado sendero que se echa ladera abajo hacia el fondo de los meandros del río Lozoya, el cual pasamos por el puente de  la Presa de la Parra.

 

Aquí nos bifurcamos, y unos tiran por la pista que sube a buscar la de Alpedrete, y luego vira hacia El Atazar;  y otros para medir la dureza de la Senda Genaro, tiramos por el sendero que se abre por encima de los barrancos del Lozoya, Cerrillo de la Llobera y la riega del Arroyo de la Pasada, por cuyos surcos y sendas también  va el GR 88. Menos kilómetros pero más duros,  y con tramos no ciclables.

 

Dando así por terminada la bella excursión que da vuelta a un Embalse como El Atazar

 

Víctor GuerraCarlos (Fierros) Chus y el autor de las rutas.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Por los parajes misteriosos de Pousadavadelle




RUTAS BTT:  “ De Santalla de Oscos  A Grandas de Salime por Pousadavadelle

Tipo de Ruta: Lineal

Punto de Salida : Santa Eulalia de Oscos

Punto de Llegada: Grandas de Salime

Puntos del recorrido: Ferreirela- AS Barreiras- Ferreira-Nonide-A Coba-Malneira-

Km. del recorrido:  26 Km

Horario  5 Horas

Desnivel acumulado de ascenso: 1450 mts.

 

Una ruta por los olvidados  y misteriosos parajes  del Río Agüeira.

 

 

El sábado 21 de Abril,  nos dimos cita en Santalla de Oscos dos realidades y dos formas distintas de ver y vivir la naturaleza y ha sido una de las rutas que más huella han dejado en los ciclistas que me acompañaron a la ruta 

 

Unos desde la cerrada cabina de su vehículo todo terreno, aunque los quadtreros un  poco menos, pero todo su mundo en el placido rincón de Santalla rezumaba un penetrante olor a fuel quemado y ruido y pertardeos de escape modernistas.

 

En la otra esquina de la plaza 16 betetistas enfundados en su maillots  y con la silenciosas trotonas dispuestas nos disponíamos para la aventura de unir por lo viejos caminos dos poblaciones como Santalla y Oscos.  Eso sí cada uno por su lado sin molestarnos, es lo grande que tiene este retorcido territorio que a cada uno le coloca donde debe y puede.

 

De esta manera, salimos de en medio del escándalo de decibelios de los motores rugientes y de la paranoia de algunos que confunden disfrute con petardeos y acelerones, y nos fuimos por la parte de atrás de la plaza tomando rumbo Sur y siguiendo las marcas del PR 203 Minas de As Talladas, que no se porqué siempre se descuidan un tanto esas primeras marcas que enfilan al usuario hacia la ruta.

 

Se entronca con la carretera sobre la cual giramos a la izquierda dirección a los Apartamentos del Tombo, a cuya altura el sendero toma la pista que nace frente por frente al establecimiento hotelero  para adentrarse en territorios más rurales para ir entonando con una naturaleza y un maravilloso día que nos impresiona. En unos minutos posamos ante la restaurada casa natal del Marqués de Sargadelos, en Ferreirela,  ante la que posamos para la foto, a la vez que vamos echándonos rumbo hacia  As Barreiras.

 

Algunos tramos embarrados hacen que algún que otro personal clave rueda y pruebe el dulce barrizal de los Oscos, sin que la cosa pase a mayores, salvo por un intempestivo timbrazo del móvil, pues por la retaguardia hemos dejado a Dani (Aire) haciendo fotos y desgajado del grupo.

 

De Ferreirela al diseminado núcleo de As Barreiras un breve paseo que nos va poniendo en situación de lo que nos espera, que tomaremos en cuenta cuando en Ferreira  empecemos a tomar en serio estos territorios que abrieron sus caminos a punta de pico en la pizarra.

 

En Ferreira, la señalización cambio pues el PR.AS 203 gira hacia la Mina de As Talladas echándose valle abajo, mientras que nosotros tomamos como hilo conductor el PR.AS 153  Ruta da Coba, por el ramal ascendente hacia Nonide. La subida pronto nos pone en fila de a uno, y los más débiles a la cola del pelotón Felix y el que suscribe, por delante Morcín, Alfonso de Avilés, Tito, Mojardín, Chus, y por entre los del medio el simpático y noblote Vidalillo, Alberto, y perdido haciendo fotos Dani. 

 


Foto de Asturcones cuando aún se llevaba el maillot oficial

Lo cierto es que la subida a Nonide además de dura, y con tramos trialeros en los cuales las cubiertas resbalan sobre la pulida pizarra hacen que se ponga el pie en más de una ocasión y más a la altura del  monte de Penagrande donde la climatología ha echado sobre el camino  varios árboles. Es una pena que las empresas que pasean por aquí sus clientes no se tomen este asunto del mantenimiento de los Senderos como algo propio, pues no comentaban que hace unas semanas que por aquí había paseado sus clientes un conocido albergue de la zona.

 

Llegamos a Nonide, donde unos naturales retornados nos ofrecen una cerveza a la vez que oímos más que vemos,  al otro lado del valle el bramido de los motores por los subiendo por los cortafuegos de Tresmonte, los naturales nos explican donde gira el PR. AS 153 que en dicho lugar se echa monte abajo por las carbas de A valía y la Allonca, la bajada por el sendero hacia A Coba, disfrutón como ninguno. El personal más racing de nueva generación se va rápidamente para abajo, mientras Alfonso, Tito, Dani y algún que otro se engolfa con la fotografía del paisaje y el paisanaje que se pueden ver en      http://www.asturconbtt.blogspot.com.

 

El caserío de la Allonca nos da paso ya en la parte más  baja de la pendiente al  cruce de camino, uno tira para Trabada a base de una fuerte subida por pista, pero nosotros optamos por comer al pie del río Agüeira y su desvencijado camino para tomar la nueva ruta que ha marcado el Principado de la Ruta de Pousavadelle, PR.AS 210.

 

as el descanso, viene la subida hacia Da Coba, abandonamos la naciente carretera para tomar el ramal hormigonado que sube hacia el Cementerio, al pie del cual njace un sendero tallado a media ladera que nos va llevando  por A Travesa y el Monte la Lometa hacia la parte alta de ladera, lo cual arroja un maravilloso paisaje que nuestros ojos no se cansan de admirar y de captar en fotogramas.

 

El grupo está entusiasmado, a pesar del madrugón y el viaje, pero ha merecido la pena, pues el sendero en lo técnico nos deleita y el paisaje hace que la emoción se dispare. Una vez ganada altura vamos bordeando la ladera por los estrechos senderos que se ha  tallado en la piedra y nos acercamos a  Bodega Blanca, donde arranca un bravo descenso tras un tramo suave de pistas y caminos, que nos llevan hasta el pontón de Pousavadelle que data del siglo XVI, y que nos permite pasar a la otra orilla del río, tras n un descenso trialero donde los haya.

 

Des Pousavadelle acompañamos al río Agüeira hasta el otro pontón que nos permite cruzar el río Cabalos para afrontar la subida ya inciclable de la Sierra de Malneira, sin que la bajamos el otro día, pero subirla imposible. Escasa media hora empujando la bici hasta ganar las pistas que nos permiten ganar  por a Serra de Sela el Chao del Coto  e ir virando hacia el pueblo de Malneira.

 

A pesar de ser una ruta corta el esfuerzo de los triales, y los duros repechos, y el intenso calor  nos dejan algunos de los betetistas  exhaustos, pues no en vano hemos remontado casi 1500 mts. de desnivel, y eso se deja sentir en los perniles aunque la satisfacción de hacer una ruta de estas características nos deja a todos más  que satisfechos

 

La llegada a Malneira, se hace escalonada y aunque la idea era tomar alguno de los ramales de la ruta Arqueológica, decidimos tomar la carretera adelante hasta Xuntalaca donde seguimos el Camino de Santiago que nos permite entrar  en Grandas de Salime y tomarnos una refrescante cerveza en la Fonda de Arraigada mientras un camarero guaraní nos ilustra sobre la toponimia tan singular de la zona, antes de emprender el largo viaje hasta la sede de Asturcón BTT en Oviedo.

 

Víctor Guerra

 

domingo, 7 de septiembre de 2008

Por los Collados de Luna


 Tipo de Ruta: Circular

Punto de Salida y Llegada: La Magdalena (León)

Longitud:  49 Km.

Horario: 4, 30  horas

Puntos de paso:, Otero de Dueñas- Carrocera- Santiago de las Villas- Cuevas de Viñayo-Portilla de Luna-Sagüera de Luna-Barrios de Luna-Irede.

Altitud de Ascenso  1.358  mts. Acumulados.

 Altitud de Descenso: 1.410 mts. Acumulados.

 Los perfiles cársticos de la Comarca de Luna, son duros recorridos  para el  betetista  pero de una belleza impresionante.

 

Una vez más acudimos  a la llamada del almuecín ciclomontañero  Juan Carlos Hidalgo, unos veintitantos betetistas procedentes de  León,  Benavente, y cono no, los bravos  astures con la intención de rodar durantes unas horas por la gran falla que tiene su origen en Laciana,  y que de Oeste a Este,  conforma una gran espina dorsal, y por cuyos plegamientos discurre la ruta  que tenemos por delante.


 Un trazado que  durante unas horas atravesará  los distintos valles que se originan  bajo la Cordillera Cantábrica,  y que  conforman la Comarca de Luna, salpicada de bosques y  parajes excepcionales para la prácticas de actividades de perfil bajo en cuento al impacto medioambiental como son el senderismo o la BTT.


 Con la disposición de gozar de este recorrido partimos del núcleo de La Magdalena dirección Suroeste,  por la carretera  LE- 626, pasando por delante del desvío hacia  la Autopista A-6.  Seguimos carretera adelante para desviarnos a los 3 kilómetros  hacia el interior del pueblo de Otero de Dueñas,  con sus perennes restos del cenobio cisterciense.


 Se sale de Otero y  doblamos a la izquierda  al km 3,750,  metiéndonos por la antigua zona asfaltada donde la cosa va tomando altura. El ritmo que marcan en la cabeza es trepidante, pues rayamos los 14,5 km/h.; y yo estoy fuera de control en pulsaciones,  pues hemos parado a coger agua y ello  ha supuesto remontar, junto con Félix todo un tramo largo, fuerzo, menos mal que Carlos Cohello, nos iba esperando  en los distintos cruces para tirar de nosotros y meternos en el grupo.


 El grupeto rueda ahora en fila india por el estrecho sendero que va por debajo del Alto de  la Lomba, y por encima de la carretera LE- 623, se cruza el carretil que da acceso a unas canteras,  hasta concluir en el pueblo de Carrocera, del cual  salimos por asfalto hasta el cercano pueblo   de Santiago de las  Villas. 


 Los pueblos rezuman soledad a esta temprana hora de la mañana, el tiempo  amenaza por momentos con  meterse en agua. A partir de este pueblo  subimos por firmes de tierra  virando hacia el Norte en primer lugar y luego hacia el Oeste  pasando por entre el Alto del Castro y el Alto del Cuerno, lo cual  nos deja ante una alambrada de espinos,  tras unos 8 km.,  de ciclado y ya con la primera collada  ganada.


El ritmo ha descendido  y se vesubir a base de la utilización del  brioso pateo cuesta arriba a parte del personal. Desde esta primera collada se ve parte de las canteras, y los distintos valles trasversales que debemos ir ganando.


 César “El Abuleo”  de Asturcón BTT, se siente fuerte y da “jabón” mientras los del Club Lopenta de Bevanvente no pierden su rueda ahora dirección  Oeste, por un trazado que medio se adivina, y que  a media ladera busca el fondo del valle, aunque los caminos tienden  a cerrarse por momentos ello no impide al grupeto entroncar con  la carretera local, y tomando  su ramal derecho se coge rumbo a Cuevas de Viñayo.


 Sin apenas entrar en el pueblo doblamos  sobre la cantarina fuente (9, 720 km,  49 minutos de ciclado y 1.053 mts de altt.) cruzamos  un pequeño arroyo  tomando por el camino que sube hacia el Collado de Piedrasecha al pie del Alto de La Cerra. Lugar desde el cual  Vega nos explica la zona,  muy característica por  la presencia del Desfiladero de Los Calderones, y su Virgen del Manadero.


 Desde aquí pasamos a la  collada de  La Monoca, (km 12) por un camino a media ladera, y en cuyo trayecto en un descuido me voy  al suelo, perdiendo las gafas. NO ha sido nada para lo que puedo ser,  seguimos hasta ganar la citada collada y caer directamente a  Piedrasecha, por una bajada que tiene sus trucos y más en las zonas de badenes que permiten casi el  despegue vertical, si uno  no  controla su velocidad y saltos en el descenso.


 De este núcleo se sale en dirección Oeste a  buscar el límite municipal y ganar  el collado de Coros del cual  nos bajamos más deprisa que hemos subido, como casi siempre,  hasta  llegar al pueblo de Portilla de Luna (17, 260 Km., 1h. 17 minutos).  Desde Portilla se sale dirección a  Sagüera, y aunque aún hay buen ánimo, los repechos son de órdago y van des un 12 a un 20%,  lo que hace que el personal  tenga que reptar pendiente arriba tirando de la trotona, en general son pocos los que se salvan de la descabalgadura.


 A Sagüera llegamos tras ciclar y patear durante casi 2 Km.,  pasamos el arroyo que lleva el nombre del pueblo y el de Villerma  para ganar el Collado de  La  Espina,   apretujado entre el Alto del Piornal  y el Alto de las Peñas, lugar donde contemplamos los primeros ejemplares de los sabina de Luna;  Ante nosotros se abre  una bajada que nos deja en la carretera del embalse de Barrios de Luna, entre el Km. 14 y 13, ya con unos 23, 320 Km. rodados, en un tiempo de 2 h. 24 minutos.


 Una tranquila rodadura en pelotón hasta el bar en que nos damos el merecido descanso con recuperación de fuerzas  a base de tapas de callos,  a las que me invita el amigo César, al que hoy no vi apenas el pelo durante toda la ruta. Mientras los del Club  Lopenta ejercitan su mente jugando una partida al tute rápido.

 

Desde  Barrios de Luna, cruzamos el embalse por su dique de contención, para doblar al final de éste  hacia la izquierda hacia el pueblo de Irede. La bajada genial pero la remontada hasta Irede se hace dura, me pego al capitán Pelea, y a Félix y a alguno más que se van   quedando igualmente rezagados, pues los kilómetros y la comida pasan factura.


 En Irede hay un reagrupamiento, y de aguerrida guisa acometemos la remontada del arroyo Lereo, las piernas no resisten la presión del repecho, y la cadena se tensa hasta triscar sobre el piñón. Esfuerzo  inútil para algunos  que intentamos hacer la subida encima de la trotona pero de cuyo empeño desistimos el grupo de Castellanos, Félix y yo mismo, y nos damos un paseo a pata que ya se hace de ha hecho  a medida de que nos separamos del arroyo, y la pista coge  altura.


  En lo más cerrado de la pista nos damos de bruces con el grueso del pelotón que nos espera para subir uno seiscientos metros que no quedan para tomar otro buen camino.


Tras abandonar la pista, por un virtual sendero lleno de escobas y piornos entre las cuales desaparecemos ciclistas y bicicletas,  tras los cuales se oye berrear a César pidiendo más caña, y a Castellanos y  a Feliciano acordarse del árbol genealógico de algún diseñador de rutas.


 Llegamos de “aquestas maneras y andares” a la pista de La Matona, viramos a la izquierda para seguir ascendiendo hasta la altura del vértice geodésico, donde el recorrido se deja ir por lo alto del cordal, ya las colladas han quedado atrás y ya hemos perdido la cuenta de cuántas van, para a buen marcha por tramos muy bonitos de toboganes que nuestras piernas agradecen, pues no en vano vamos por la vieja calzada trashumante.


 Alguno de los más racing en la zonas de mayor pendiente se amarran a las “amantis de sus trotonas” y le dan un apretón que  dejan el aire de la ruedas colgado de los árboles, o sea pinchazo o revetón,  y tienen que recurrir en medio de la babosada verde que escupen los tublles a  colocar la clásica cámara se siempre.


 Llegamos al fondo del valle para acercarnos al arroyo del Reventón del Turcio y cruzar por debajo de la Autopista A-6 a la altura del kilómetro 45, 260,  de la ruta con 4 horas y 22 minutos de pedaleo.


 Entramos por camino  de Garaño, tras cruzar el río Luna, a la Magdalena, ahora  por  asfalto tras rodar  unos buenos kilómetros por estas desconocidas colladas de la Comarca de Luna que nos han dejado un buen recuerdo.


Víctor Guerra

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