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domingo, 7 de septiembre de 2008

Por los Collados de Luna


 Tipo de Ruta: Circular

Punto de Salida y Llegada: La Magdalena (León)

Longitud:  49 Km.

Horario: 4, 30  horas

Puntos de paso:, Otero de Dueñas- Carrocera- Santiago de las Villas- Cuevas de Viñayo-Portilla de Luna-Sagüera de Luna-Barrios de Luna-Irede.

Altitud de Ascenso  1.358  mts. Acumulados.

 Altitud de Descenso: 1.410 mts. Acumulados.

 Los perfiles cársticos de la Comarca de Luna, son duros recorridos  para el  betetista  pero de una belleza impresionante.

 

Una vez más acudimos  a la llamada del almuecín ciclomontañero  Juan Carlos Hidalgo, unos veintitantos betetistas procedentes de  León,  Benavente, y cono no, los bravos  astures con la intención de rodar durantes unas horas por la gran falla que tiene su origen en Laciana,  y que de Oeste a Este,  conforma una gran espina dorsal, y por cuyos plegamientos discurre la ruta  que tenemos por delante.


 Un trazado que  durante unas horas atravesará  los distintos valles que se originan  bajo la Cordillera Cantábrica,  y que  conforman la Comarca de Luna, salpicada de bosques y  parajes excepcionales para la prácticas de actividades de perfil bajo en cuento al impacto medioambiental como son el senderismo o la BTT.


 Con la disposición de gozar de este recorrido partimos del núcleo de La Magdalena dirección Suroeste,  por la carretera  LE- 626, pasando por delante del desvío hacia  la Autopista A-6.  Seguimos carretera adelante para desviarnos a los 3 kilómetros  hacia el interior del pueblo de Otero de Dueñas,  con sus perennes restos del cenobio cisterciense.


 Se sale de Otero y  doblamos a la izquierda  al km 3,750,  metiéndonos por la antigua zona asfaltada donde la cosa va tomando altura. El ritmo que marcan en la cabeza es trepidante, pues rayamos los 14,5 km/h.; y yo estoy fuera de control en pulsaciones,  pues hemos parado a coger agua y ello  ha supuesto remontar, junto con Félix todo un tramo largo, fuerzo, menos mal que Carlos Cohello, nos iba esperando  en los distintos cruces para tirar de nosotros y meternos en el grupo.


 El grupeto rueda ahora en fila india por el estrecho sendero que va por debajo del Alto de  la Lomba, y por encima de la carretera LE- 623, se cruza el carretil que da acceso a unas canteras,  hasta concluir en el pueblo de Carrocera, del cual  salimos por asfalto hasta el cercano pueblo   de Santiago de las  Villas. 


 Los pueblos rezuman soledad a esta temprana hora de la mañana, el tiempo  amenaza por momentos con  meterse en agua. A partir de este pueblo  subimos por firmes de tierra  virando hacia el Norte en primer lugar y luego hacia el Oeste  pasando por entre el Alto del Castro y el Alto del Cuerno, lo cual  nos deja ante una alambrada de espinos,  tras unos 8 km.,  de ciclado y ya con la primera collada  ganada.


El ritmo ha descendido  y se vesubir a base de la utilización del  brioso pateo cuesta arriba a parte del personal. Desde esta primera collada se ve parte de las canteras, y los distintos valles trasversales que debemos ir ganando.


 César “El Abuleo”  de Asturcón BTT, se siente fuerte y da “jabón” mientras los del Club Lopenta de Bevanvente no pierden su rueda ahora dirección  Oeste, por un trazado que medio se adivina, y que  a media ladera busca el fondo del valle, aunque los caminos tienden  a cerrarse por momentos ello no impide al grupeto entroncar con  la carretera local, y tomando  su ramal derecho se coge rumbo a Cuevas de Viñayo.


 Sin apenas entrar en el pueblo doblamos  sobre la cantarina fuente (9, 720 km,  49 minutos de ciclado y 1.053 mts de altt.) cruzamos  un pequeño arroyo  tomando por el camino que sube hacia el Collado de Piedrasecha al pie del Alto de La Cerra. Lugar desde el cual  Vega nos explica la zona,  muy característica por  la presencia del Desfiladero de Los Calderones, y su Virgen del Manadero.


 Desde aquí pasamos a la  collada de  La Monoca, (km 12) por un camino a media ladera, y en cuyo trayecto en un descuido me voy  al suelo, perdiendo las gafas. NO ha sido nada para lo que puedo ser,  seguimos hasta ganar la citada collada y caer directamente a  Piedrasecha, por una bajada que tiene sus trucos y más en las zonas de badenes que permiten casi el  despegue vertical, si uno  no  controla su velocidad y saltos en el descenso.


 De este núcleo se sale en dirección Oeste a  buscar el límite municipal y ganar  el collado de Coros del cual  nos bajamos más deprisa que hemos subido, como casi siempre,  hasta  llegar al pueblo de Portilla de Luna (17, 260 Km., 1h. 17 minutos).  Desde Portilla se sale dirección a  Sagüera, y aunque aún hay buen ánimo, los repechos son de órdago y van des un 12 a un 20%,  lo que hace que el personal  tenga que reptar pendiente arriba tirando de la trotona, en general son pocos los que se salvan de la descabalgadura.


 A Sagüera llegamos tras ciclar y patear durante casi 2 Km.,  pasamos el arroyo que lleva el nombre del pueblo y el de Villerma  para ganar el Collado de  La  Espina,   apretujado entre el Alto del Piornal  y el Alto de las Peñas, lugar donde contemplamos los primeros ejemplares de los sabina de Luna;  Ante nosotros se abre  una bajada que nos deja en la carretera del embalse de Barrios de Luna, entre el Km. 14 y 13, ya con unos 23, 320 Km. rodados, en un tiempo de 2 h. 24 minutos.


 Una tranquila rodadura en pelotón hasta el bar en que nos damos el merecido descanso con recuperación de fuerzas  a base de tapas de callos,  a las que me invita el amigo César, al que hoy no vi apenas el pelo durante toda la ruta. Mientras los del Club  Lopenta ejercitan su mente jugando una partida al tute rápido.

 

Desde  Barrios de Luna, cruzamos el embalse por su dique de contención, para doblar al final de éste  hacia la izquierda hacia el pueblo de Irede. La bajada genial pero la remontada hasta Irede se hace dura, me pego al capitán Pelea, y a Félix y a alguno más que se van   quedando igualmente rezagados, pues los kilómetros y la comida pasan factura.


 En Irede hay un reagrupamiento, y de aguerrida guisa acometemos la remontada del arroyo Lereo, las piernas no resisten la presión del repecho, y la cadena se tensa hasta triscar sobre el piñón. Esfuerzo  inútil para algunos  que intentamos hacer la subida encima de la trotona pero de cuyo empeño desistimos el grupo de Castellanos, Félix y yo mismo, y nos damos un paseo a pata que ya se hace de ha hecho  a medida de que nos separamos del arroyo, y la pista coge  altura.


  En lo más cerrado de la pista nos damos de bruces con el grueso del pelotón que nos espera para subir uno seiscientos metros que no quedan para tomar otro buen camino.


Tras abandonar la pista, por un virtual sendero lleno de escobas y piornos entre las cuales desaparecemos ciclistas y bicicletas,  tras los cuales se oye berrear a César pidiendo más caña, y a Castellanos y  a Feliciano acordarse del árbol genealógico de algún diseñador de rutas.


 Llegamos de “aquestas maneras y andares” a la pista de La Matona, viramos a la izquierda para seguir ascendiendo hasta la altura del vértice geodésico, donde el recorrido se deja ir por lo alto del cordal, ya las colladas han quedado atrás y ya hemos perdido la cuenta de cuántas van, para a buen marcha por tramos muy bonitos de toboganes que nuestras piernas agradecen, pues no en vano vamos por la vieja calzada trashumante.


 Alguno de los más racing en la zonas de mayor pendiente se amarran a las “amantis de sus trotonas” y le dan un apretón que  dejan el aire de la ruedas colgado de los árboles, o sea pinchazo o revetón,  y tienen que recurrir en medio de la babosada verde que escupen los tublles a  colocar la clásica cámara se siempre.


 Llegamos al fondo del valle para acercarnos al arroyo del Reventón del Turcio y cruzar por debajo de la Autopista A-6 a la altura del kilómetro 45, 260,  de la ruta con 4 horas y 22 minutos de pedaleo.


 Entramos por camino  de Garaño, tras cruzar el río Luna, a la Magdalena, ahora  por  asfalto tras rodar  unos buenos kilómetros por estas desconocidas colladas de la Comarca de Luna que nos han dejado un buen recuerdo.


Víctor Guerra

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