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viernes, 21 de diciembre de 2018

VUELTA A CONCILLEIROS Y EL ESVA

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  • · Punto de Salida y Llegada: Canero
  • · Puntos de Paso: Cueva-Caroyas-Barcia-Merás-Balsera-Trevías-San Pelayo- Cadavedo-Quintana-Busto
  • · Longitud de la Ruta: 45 km
  • · Horario de la Ruta. 6 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.351 mts
  • · Participantes Javier Dolado, Javier Riestra, Luis Roza, Victor Guerra
De nuevo el occidente astur recibe nuestra visita, con un recorrido muy próximos a otros que hemos hecho por estas tierras, pero en esta ocasión hemos cogido otras cañadas y nos hemos abierto más hacia el este abarcando buena parte del Esva en nuestro radio de acción.

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Partimos pues de uno de los enclaves camineros más importantes de la zona, como es Canero, y pese a que ha perdido, en parte su potencia debido a la presencia a la Autovía del Cantábrico, aún mantiene su prestancia como nudo de comunicaciones y encuentro con el complejo hotelero de Canero, con bar, restaurante hotel y albergue de peregrinos.

De Canero, la ruta sale, tras un buen caldo caliente en el Bar del complejo hotelero, rumbo Norte, dejando de lado el Camino de Santiago, enfilando por una estrecha senda que va camino del pueblo de Cueva hasta desembocar en el arenal del mismo nombre, del cual se sale por la zona Oeste de la playa, subiendo por sendas rumbo a la Punta Mosqueiro, sobre cuyo entorno se dobla al Este.

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Por medio de unos quiebros en los trazados, se vira al Suroeste, y sin entrar en el pueblo de Caroyas, se bordea este para tomar la referencia del Camino de Santiago y el cementerio musulmán de Barcia, al que llegamos mediante la utilización de la Nª -634, durante un par de kilómetros.

Al llegar a la Quintana de los Muertos, rendimos una visita para ver sus estado dada su singularidad, y aunque sea fruto de malos presagios para unos, y de peores recuerdos para otros dado ya que aquí fueron enterradas las jarcas moras que acompañaron a la tropas gallegas en su incursión para rendir la plaza asturiana durante el 36, es pues parte de nuestra historia guerrera y funeraria.

Seguimos la ruta por el Camino de Santiago para abandonarlo a la altura de Barcia para de este modo entrar al Sur, cruzando la Nª 634 para dar comienzo a una larga subida por Suertes Grandes, Bouzas y Ricante, pasando por debajo de Ermita de San Antonio Concilleiros, por Cuestaliñoso, dejando atrás la vertiente norteña y adentrarnos en los valles interiores insertos en la Sierra de Concilleiros, buscando el enclave, ya cerca, del Pico Pomar que preside nuestro encuentro con las AS-351, pudiendo contemplar al paso las primeras brañas vaqueiras.

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Desde este punto, se sube de frente a la collada que forman Pico Nalgón y Peña Tayada, la cual nos pone problemas ya que ha andado una máquina de orugas por la pista y ha dejado el camino muy complicado de rodar, que junto con la pendiente, y lo pegajoso del terreno, nos obliga, a unos y a otros, antes o después, a echar pie a tierra.

Ya ganada la collada volvemos a los trazados de media ladera que van por debajo de la Sierra de Rañadoiro y por encima de la braña de Valle, dando vista al fondigonada de Merás, tomando la cumbral que corona el Pico Buey, para de este modo dejarnos caer tras las marcas del PR-AS 178 hacia el poblamiento de Merás con sus peculiares escuelas y la placa homenaje a su protector el indiano Manuel García-Merás Sánchez.

Hacemos aquí un alto en el camino, tras recorrer unos 17, 6 km,. y haber dejado atrás el mayor desnivel de la etapa, y también la mayor bajada, aunque son trazados amplios y de buen firme por los cuales se rueda muy bien, y nuestro paso es más bien tranquilo, no hay que descuidarse, pues los pequeños dientes de sierra también desgastan.

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De Merás, salimos pos su acceso rodado para alcanzar su cementerio, y llegar a la altura de la localidad natal del indiano Merás-Sánchez, que no es otra que el pueblecito de Ferrera de Merás, y si bien desde el Molino de Valiente se puede seguir a la vera del río Chanona para seguir por la senda que sigue el Esva, dando vuelta a la picorota de Tras las Lleras, preferimos seguir subiendo por el acceso rodado hacia Los Pontones para ganar por asfalto la lata cota dando vista a la gran población que preside la zona: Brieves.

En San Feliz, damos vuelta sobre el bar del pueblo para irnos hacia la riega y casas de Xanteiro, entrando de este modo en los predios de la parroquia de Trevías, hasta llegar a la altura de la Ermita de la O, donde de nuevo cogemos una larga traza en ascenso hacia el Alto del Campón, cuya picorota se bordea para bajar por un abandonado camino que nos va sacando por la vera de la riega de Los Molinos hacia el pueblo de Balsera. En la bajada contemplamos los restos de un par de molinos y un pontón medieval muy interesante, el cual debía facilitar los pasos de las brañas de Lago y Brañaveroniza.

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De Balsera se sale hacia Trevías cruzando el río Esva por un puente colgante, y con 28, 5 kilómetros ya rodados. Quien piense que aquí ya se ha terminado la ruta se equivoca, es cierto que si se sigue la Nª-634 se llega a Canero en apenas 6 km., pero nuestra ruta se abren a la derecha de la Nª, y se va hacia las parroquias de Tehona y Cadavedo, para ganar la rasa costera, no sin dar unos cuantos pedales y rodeos.

Se sale de Trevías por la Nª 634 para abandonarla al poco, para entrar por la aldea de Cortina y llegar a la de San Martín, lo que nos permite entreverarnos en los caminos del arroyo San Pelayo, y así ganar lo alto del valle, dando vista a la otra vertiente y por San Pelayo entrar en el valle de Pendás, para de este modo pasar por debajo del viaducto del Cadavedo en cuya población se entra por el barrio de Rapa.

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En Merás habíamos cogido el cambiante rumbo Norte- Noroeste, ahora en Cadavedo con 37 kilómetros de rodadura, encaramos el final de la ruta, unos 9 kilómetros casi planos, virando completamente al Oeste, y tomando como referencia del trazado el Camino de Santiago y sus marcas amarillas, que nos van jalonando nuestro paso.

Trazado suave, que se rueda de forma cómoda, aunque la kilometrada no siendo excesiva pasa factura, pues de por medio hay mucho repecho pequeño que va castigando las patucas, y ya por Quintana van siendo patentes las ganas de llegar al destino.

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De hecho a la altura de Querúas, renunciamos a adentranos hacia el Cabo Busto, y ya en Chano de Canero, nos vamos por la carretera Nª 632 abajo, sin mucho más miramiento, pues la entrada más “suave” puede hacerse por medio del Camino de Santiago que nos lleva a la iglesia del Santo Cristo y por Villa Abajo, entrar de forma más cómoda y directa al punto de partida en. Canero.

Una interesante ruta por los pueblos y brañas vaqueiras de Valdés.

Fotos de Victor Guerra y Javier Dolado

@Victor Guerra

viernes, 11 de marzo de 2016

CAMINO DE SANTIAGO EN BTT POR ASTURIAS:CADAVEDO-VILLAPEDRE

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  • · Punto de Salida: Cadavedo
  • · Punto de Llegada: Villapedre
  • · Puntos de Paso: La Cruz- Querúas-Canero- Barcia-Luarca-Villuir-Otur-El Bao. Villainclán
  • · Longitud de la Ruta: 36 km
  • · Horario de la Ruta. 4 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso: 495 mts
  • · Desnivel acumulado de descenso: 492 mts
  • · Participantes: Javier Dolado-Juan Piñera-José Ramón Natal, Victor Guerra
  • · IBP INDEX  38
Seguimos con nuestra idea de recorrer el ahora solitario Camino de Santiago por Asturias, el Costero, a pesar de las inclemencias climatológicas, aunque a decir verdad hasta ahora hemos tenido mucha suerte con respecto a este crudo inviernos, pues las «ventanas climatológicas» han hecho que nuestras rutas fueran algo más confortables, dadas las oportunas bondades climatológicas que fuimos disfrutando a lo largo de este tour jacobita

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En esta ocasión salimos en los coches en dirección a nuestro punto de partida: Cadavedo, sin que apenas lloviera, y tras las pertinentes maniobras de dejar un coche en el lugar de salid y otro en la llegada que era Navia, pero a última hora, preferí Villapedre, por aquello de un posible empeoramiento del tiempo, y también por un equilibrio kilométrico entre esta ruta y la que nos queda para llegar al pulpo ribadense. 

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Retornados a Cadavedo, tras todo el trasiego logístico, nos ponemos en ruta, camino de Villapedre, dando comienzo en medio de lo que sería toda una tónica durante la etapa, lluvia y más lluvia.

La ruta de hoy nada tiene que ver con la etapa anterior, llena de toboganes para pasar las Ballotas, ahora ya estamos en unas etapas más planas aunque alejadas de los acantilados marítimos, eso sí seguimos en paralelo tanto a la Nª 632, como la vía del FEVE , o la nueva Autovía del Cantábrico.
Salimos por el Barrio de Arriba de Cadavedo, donde en su día durmió el peregrino veneciano Bartolomé Fontana, lugar donde parece que hubo un hospital desde 1646.

Nosotros vamos rumbo Oeste, hacia la Cruz, a la derecha el FEVE y a la izquierda la Nª 632, y partir de ahí entramos en caminos de tierra y barro, que para nuestras trotonas no son nada, pero vemos las complicaciones que ello supone para los peregrinos que van a pie, y las maniobras ante los grandes charcales a superar.

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A la altura de la Casa de los Figares, nos encontramos precisamente en medio del monte a dos «novatos» peregrinos, ambos de Madrid, que han partido de Gijón hacia Santiago, obviando Oviedo, algo poco entendible, aunque ello empieza a ser una constante en algunos peregrinos. Estos buenos amigos con los que nos fotografiamos, dan vueltas y más vueltas para evitar charcos y charcales, van lentos y el tiempo no les acompaña, intercambiamos impresiones y les dejamos con su pelea tanto con los charcales astures como por los chubascos que están cayendo, y los plásticos que llevan no les ayudan mucho.

Todo este tramo hacia Canero se hace por en medio de la foresta astur, hasta concluir en la Nacional 632, por la cual se rueda unos metros para entrar en Querúas, donde hubo otro hospital del cual nada queda salvo el topónimo de la Las Casa de la Venta, de donde salimos buscando la iglesia y Cementerio de Canero, en donde nos entrenemos un rato ya que los chubascos nos dan un respiro, pues nada más empezar la ruta ya tuvimos que cobijarnos en la capilla de La Cruz.

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Dado que empezó a escampar cuando llegamos a la iglesia de San Miguel de Canero, me entretengo en fotografiar el cementerio parroquial, que es un poco laberíntico, aunque presenta alguna panoplia de nichos interesantes y un panteón que fotografío a pesar de lo reducido del espacio, hoy parece que va a ser un día especial de cementerios y fijaciones libertinas.

Para bajar a la vaguada de Canero, el marcaje del Camino desde Querúas nos ha hecho primeramente bajar por carretera para desviarnos hacia la iglesia parroquial, de cuyo promontorio salimos por un lateral para cruzar de nuevo la carretera entrando en una serie de tramos que implican una cierta precaución, senderos «per guapos» pero en estas condiciones de humedad y barro se convierten en tramos un poco técnicos. Poco a poco vamos bajando hacia la vaguada de Canero, en cuyo fondo de valle nos desviamos por el sendero costero para poder llegar a la playa de La Cueva.

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Vista la zona retornamos a nuestras marcas santiagueras, en la Hoz de Canero para afrontar una serie de repechos bosque arriba y poder salir de la hondonada de Canero, por bonitos senderos, aunque muy empinados y resbalosos, los cuales nos obligan a echar la trotona al hombro para poder ganar el altozano y llegar así a la Casa del Monte. Antiguamente se cruzaba en barca como así lo hicieron Guillermo Manier en la barquería de los Avella-Fuentes que ya figuraba como tal en 1752, y cuyo costo del pasaje del cruce era de dos maravedíes por cada caballería, lugar por donde cruzó también el vendedor de biblias, el inglés G. Borrow

Circulamos entre prados y bosques de pinos, hasta dar con la carretera Nª 634, y llegar a un cementerio extraño articulado en medio de un denso pinar, estamos en la quintana de los muertos musulmanes de Barcia. Lugar donde fueron enterrados los componentes de las jarcas moras empotradas en los Tabores de Regulares que acompañaron a las tropas franquistas en la penetración militar hacia Asturias

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Me sorprende encontrar tan cuidado el cementerio, desbrozado y limpio, cuya acción yo creo que se ha llevado por delante alguna piedra-señal del enterramiento. Es una pena que el lugar no cuente tras tantos esfuerzos con la panelización correspondiente para información de los visitantes, proyectos presentados por el núcleo de Barcia y que por un motivo o por otro nunca han podido sacar adelante.
Abandonamos el lugar y tras rodar por la carretera unos metros nos desviamos a la derecha para entrar en zonas más abiertas de prados hacia el núcleo de Barcia, siguiendo las marcas santiagueras que van por la carreterita VA-1 hacia el núcleo capitalino del Concejo de Valdés: Luarca, pudiendo ver al paso interesantes ejemplo de la arquitectura indiana.

Aunque las marcas nos llevan hacia el centro de la villa, metida allá abajo en el fondigón del valle con un poblamiento que ha crecido sobre la ladera arriba, creando una extraña simbiosis, tras su contemplación nos desviamos para poder ver el Cementerio de Luarca, con sus impresionantes contrastes y esa curiosa luz que hace que cualquiera pueda obtener unas maravillosas vistas de la zona.

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Nos es que el Cementerio tenga un patrimonio super interesante, digamos que lo justo, además de que lo más interesante como historiografía funeraria no siempre esta tan a la vista como se piensa pues lo ojos se nos van hacia los panteones de Evaristo Casariego o el Ramón García o de los Trelles, aunque se ignora en parte la gran obra funeraria de Rubio Camín sita en el recinto funerario valdesano.

Son cosas que la tropa de fotógrafos, que nos encontramos escudriñando los rincones valdesanos cámara en ristre, parecen ignorar, haciendo oídos sordos a las insinuaciones que gay con respecto al complejo submundo de ortodoxias y heterodoxias que existen y se cuelan por debajo de esa luz y contraste que ofrece Luarca. Los dejamos a su aire colgados de sus máquinas fotograficas creyendo captar la esencia valdesana, ajenos al devenir histórico de los Cascos, los Aznar, Asenjo, y los Trelles…

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Seguimos nuestra marcha hacia el puerto valdesano de Luarca donde entramos gustosos al bar La Dársena, a tomarnos un caldo de pescado, rico y reconstituyente, tras tanto frío y agua, y donde el «mesero» nos atiende amable y familiar, brindando informaciones y pinchos para poder afrontar el la etapa ¡Gracias Paisano ¡ No es un hospital como el que hubo al lado Hospital de Santiago, que en 1440 ya arrojaba en efectos unos quinientos doce reales, y en cuyos realengos fallecieron varios peregrinos según recogen los Libros Sacramentales de Difuntos de la parroquia, donde se consignó por ejemplo la muerte de un gabacho de Clermont, en 1738 y también la de una romera alemana: Ana Clara Clarina en 1740.

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Salimos de Luarca para afrontar la subida escalonada hacia La Peña, a la vez que les voy contando a los compañeros del grupo la historia masónica de Alvarez Cascos, en Luarca, y su pelea con la librepensadora Rosario de Acuña, que tuvo sonadas repercusiones en la prensa, y todo esto para entretener la dura subida por las escaleras hasta llegar a la ermita de San Roque, lo cual nos da otra perspectiva dela villa, pero no tan bonita como la anterior, por tanto un vistazo y seguimos por Ribadebajo y Tabarcias hacia el cruce de Villuir hacia la carretera Nª 634 que cruzamos para entrar en Aquelcabo, donde se nos habla de una lauda dintel decorada, en la cual ha una espada y sobre ellas varias conchas y una cruz patada.

Eso si podemos ver en nuestra ruta las ruinas de una iglesia de Santiago  y su cementerio, o lo que en su día fueron
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De todo eso nada vimos pues el aguacero nos volvió a poner de chupa domine, y será a la altura de La Casona nº 10 cuando una buena señora nos invite a guarecernos en su cobertizo a la espera de que escampe, eso sí con la ilusión de no hay aguacero que 100 años dure. Ahí quedamos guarecidos un buen pedazo contemplados por la amable señora que nos atiende desde la ventana de su casa en camiseta, mientras nosotros estamos ateridos de frío, y ella atiende a las labores de su casa.

Cuando la cosa pareció que escampaba salimos remolones del refugio y sus preciosas «vistas» de las cuales no sé qué habría hecho el bueno de George Borrow si las hubiera podido contemplar , pero yo quedé prendado y me quedaron en la liber retina, de buen gana me hubiera quedado un buena temporada, pero la prisa de la compaña nos hizo subir de nuevo a la trotona para al poco tener que terminar debajo de un saliente esperando que la chubascada nos dejara proseguir, y yo echando de menos el cobertizo anterior. El día parecía ya sentenciado.

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De las casonas de Otur, salimos ya raudos por Pedre y Rellón, aquí el Camino para sorpresa se echa ladera arriba dando espaldas al valle para situarse tras una leve ascensión en Los Remedios. Para luego bajar a las Hervedosas, tras ello nos internamos en los predios del Monte Faro, para poder cruzar tras una interesante bajada hacia el Bao con su retorcida carretera por la que subimos para desviarnos hasta la casa del Bao de Barayo , en cuyos realengos están dedicados a los temas jacobitas y al viento, pues el lugar está lleno de cachivaches que funcionan con aire.

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Subimos pues desde aquí al Mucheiro para entrar en Villapedre por Villainclán, aunque fue una pena pues los aguaceros apenas si nos permitían pararnos a contemplar el paisaje, por tanto nos fuimos directos a Villapedre para hacer unas fotos al cementerio y dar por concluida nuestra ruta

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Víctor Guerra
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