viernes, 29 de noviembre de 2019

Rodando en Villaviciosa por entre Iglesias y Templarios (Veredas de San Salvador)



·         Punto de Salida y Llegada: Villaviciosa
·  Puntos de Paso: Amandi-Casquita- Monasterio de Valdediós- Arbazal- Celada-Valdebarcena-La Viesca- Obaya- La Ferrería-Amandi.
·         Longitud de la Ruta:  37 Km
·         Horario de la Ruta: 3,30 horas
·        Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.200 mts
Participantes:  Javier Riestra, Juan Piñera-Javier Paredes, Victor Guerra, y Doña Noelia Rojo

Uno de los hitos más importantes en las Veredas del San Salvador, antes de culminar en la vetusta ciudad de Oviedo y ante la vieja catedral dedicada al cenital San Salvador, se encuentra en el camino el llamado Conventín de San Salvador de Valdediós, una recoleta construcción prerrománica de gran belleza levantada al término del valle de Boiges.



Sin olvidar que esparcidos por el territorio maliayés tenemos una serie de inputs relacionados con la supuesta presencia del Temple en la zona, lo que nos permite articular una ruta ciclomontañera perlada de leyendas y misterios, lo cual no está mal para entretener tanta pedalada.

Se parte de Villaviciosa, donde nos podemos embobar escrutando las cruces patadas de la centralista iglesia de Santa María de la Oliva, la cual tiene talladas un buen numero de estas significativas cruces, tipo Paté en casi todo su contorno, y hasta un escondido reloj de sol, aunque para la ruta que haremos de poco nos servirá, pues dan agua a mansalva, que se dice.

Cruces que hay quien la vinculan con los monjes blancos y que el caso se la Oliva el recuerdo personal de aquellos tiempos de búsquedas esotéricas me llevaron hasta el pueblo portugués de Tomar, para ver el bastión fortificado de los Templarios con forma octogonal, y encontrarme con la iglesia de Santa Maria do Olival, o aquella otra por la que pasa la famosa Senda Genaro, que señalicé en su dia al paso por Patones (Madrid)

 Desde la portada de la iglesia de la Oliva villaviciosina, se toma el camino jalonado por las «iniciáticas» marcas amarillas jacobeas, que en primer término nos llevan por la traza urbana de Villaviciosa y luego por la senda  fluvial del río Linares que se coge en Las Colominas, cerca de las Escuelas Públicas de Maliayo, y por ello se rueda  hacia otro enclave significativo como es Amandi, se rueda bordeando  las instalaciones del Serida, para desde ellas buscar el enclave de Casquita siguiendo las marcas jacobeas que por La Parra, y sin pérdida nos llevan hasta la ermita de San Blas.


Aquí en Casquita, sin el famoso “Faunino” que se ido de invernada, es donde los caminos jacobeos se bifurcan, nuestra ruta sigue por el ramal de Gijón, o sea ramal de la derecha, para tomar por las orillas del río Valdediós una traza caminera que, por el Mayorazu nos encamina hacia la Sota, dejando las marcas jacobeas que van por la derecha hacia Xiana y Niévares. 


Nuestra ruta sigue de frente por tramo medio inundados para entroncar con la carretera de Rozaes, ya en ella se sigue cuesta arriba, por asfalto hasta la casona de la Cruz de Conceyeru, que presenta una estampa de antigua venta y posta de arriería. 


Desde ella por la izquierda se toma un camino en franco descenso hormigonado que luego se vuelve camino real para de este modo alcanzar las casas de La Rivera, y su sucesión de molinos, son tramos camineros, bien de tierra o asfaltados, que tienen una gran belleza, no en vano estamos en el llamado «Valle de Dios».


Una vez en él nos damos de bruces con el complejo religioso de Valdediós, si tenemos suerte y ganas nos podremos incorporar a las visitas guiadas, de esta forma podemos ver in situ y por dentro parte del monacato, y camino del claustro observar la famosa espada y un virtual monje orando del que nos habla Xavier Musquera en su libro La Espada y la Cruz, que el citado autor cree ver medio neblinoso en sus viejas fotografías.

Fuera como fuere, es posible que la cosa, de la losa de la espada, y su virtual monje no fuera más una proyección mental del bueno de Musquera, aunque tal losa este la relaciona con el ritual funerario de los caballeros sin rango. «Eran enterrados cara al suelo con los hábitos clavados en un madero y en el más absoluto anonimato».


 No sé hasta que punto todo esto será verdad, pero no se puede negar que le da un toque al lugar, pues no en vano estamos ante uno de los grandes hitos religiosos dedicado a San Salvador, una preciosa iglesia prerrománica a cuya  consagración en el 892 de la era cristiana  acudieron  diversos obispos como el  Mondoñero o el de Coimbra…; a la vera de dicho iglesia se instaló el monasterio cisterciense que hoy habitan monjas carmelitas samaritanas. ¡Las vueltas que da el mundo¡


No solo no volvemos a la ruta de las Veredas…, sino que además digamos que se han acabado los tramos planos, unos 10km de cómoda rodadura hasta aquí, ahora toca salir del lugar dejando la traza la Vereda de San Salvador que se va por el Camino de Santiago hacia Sariego.

Sin olvidar que desde aquí se puede salir de varias maneras, una por el Camino de Santiago por Vallinaoscura hacia el Alto la Campa, y  en nuestro caso nos fuimos por el camino de Llaneces que sube bordeando los muros del monasterio pasando por delante del Monolito a los fusilados en la madrugada del 28 de octubre de 1937 por miembros delas tropas franquistas en concreto tropas de la VI Brigada Navarra.


Es la cara y la cruz de este bello lugar, que tiene ese aspecto tan dramático y que ha quedado recogido en el libro publicado por el Museo del Pueblo de Asturias.

Desde el monolito se sigue en ascenso pasando de las primera casa al renovado el núcleo de LLaneces, en el que tanto su propietario José Luis, como su familia han invertido labor y dineros.

Estamos ante un tramo muy empinado por el que se trepa bien puesto que está hormigonado, pero después de este enclave  habitado el que fuera el viejo camino comunicacional de la casería, todavía se empina más, además de estar en gran parte de la subida muy embarrado, lo que nos obliga a poner pie a tierra, a todos, pese a los intentos de Riestra, Paredes y Noelia, y  hasta llegar al costado de la AS-113, pues tirando de la trotona.

Una vez en la arteria que une Villaviciosa con Sariego se baja, girando a la izquierda,  hasta lo grueso de núcleo de San Pedro de Ambás, eso sí llegar a minarete eclesial de San Pedro.

La otra forma cómoda de realizar la ruta desde Valdediós, es quitándose la penalidad de subir por Llaneces, es decir subir por la carretera que enlaza Valdediós con San Pedro de Ambás.


Ya en Ambás, frente a la salida del acceso de Valdediós se retoman las marcas jacobeas que vienen de Camoca, y que tomando su ramal derecho , hacia el Sur, la traza nos mete en una senda trepadora  que desde Ambás van cuesta arriba con tramos cada día más despedregados, lo que nos obliga a bajarnos de nuevo hasta ganar unas zonas más planas, en cuyo punto nos ofrece preciosas vistas sobre el valle y monasterio de Valdediós,  y sobre el valle de Rozaes, y  cerrando todo territorio la cordal de Peón.


Por tramos semiplanos se gana la aldea de Arbazal, cuyo emplazamiento se halla en una terraza que hace el terreno, cuya ladera baja de los promontorios de Les Lloses y la Rasa de Arbazal con unos 450 mts de cota. y desde la cual se ve asomar las nevadas cumbres del Aramo. 


 En este recoleto núcleo se levanta la monumental iglesia en cuyo cabildo nos refugiamos de la chubascada, mientras contemplamos el denominado Mesón de los Frailes con el escudo abacial que también se ve en el monasterio de Valdediós, y que pertenece a la Congregación Cisterciense de Castilla.



Pudiendo ver desde el citado cabildo el singular reloj pintado en lo que parece que fue la casa del cura. y que es toda una singularidad, que se debiera cuidar y preservar.


 Nos despedimos de tan singular enclave a para seguir al Sur hacia el cruce de la Casa del Monte, ya por tramo asfaltados, por estos lares, también Camino de Santiago iban los arrieros y carreteros camino de Sariego.

 Ya con unos 15 Km rodado, a la altura de la Casa el Monte nos vamos por la izquierda, pista arriba, dejando la carretera que va hacia el Alto la Campa.


El arranque de nuestra traza es fuerte  pero de buen firme, primero dejamos un ramal a la derecha  y luego otro más altozano que va a la aldea de Mogobio, se sigue pista arriba para bordear un granja  y luego el pico Torres para  pasar por la Parea del Trabuco, en cuyo altozano punto, pues se alcanza la cota de los 500 mts, con 17,5 km rodados, nos vamos por el camino de la izquierda que es más bonito, la pista empedrada nos lleva al mismo punto, ¡aquí como se prefiera¡ 


El camino de la izquierda nos lleva por Robleu para ponernos encima de la aldea de Cuinya, empatando con la carretera AS-333, la cual se toma por el ramal derecho hacia la Cruz de la Degollada, que da acceso al valle naveto de Camás.


Nuestra ruta sigue desde la bifurcación de La Cruz Degollada  por la carretera concejil VV-11, rodando unos 2 km para dejar el camino asfaltado, y entrar a la izquierda en el lugar de La Tejera, dejando el rumbo Este que ya tomamos desde la salida de Arbazal, y en cuyo transito hasta aquí nos deja unas impresionantes vista sobre valle y vallejas que se desparraman bajo nuestros pies  hasta casi la misma Villa, y cuyos predios están sembrados de innumerables aldeas,  algunas de ellas las irá enlazando nuestra ruta. y entreviendo los Picos de Europa, en alguno momentos del recorrido


Pues eso, que La Teyera, nos vamos rumbo Sur, en descenso hacia La Espina, buscando el enclave de Celada, en cuyo camino a pesar del mal tiempo se pueden vistas sobre el valle de Villaviciosa y la ría al fondo  

Y a en Celada  ante el templo  relacionado con el Temple, ignorando la razón, tal vez porque  Ordoño II había dado una donación de una iglesia hoy desaparecida. La actual iglesia de Santa María fue reconstruida en 1635, donde se pueden ver restos prerrománicos y románicos;  las huellas templarias no se ven por ningún lado, pero no sé  porqué tal vez el nombre me lleva al recuerdo de otros enclaves templarios, como el de la fortificada iglesia de Celada del Camino en la provincia de Burgos.



De Celada se sale por el carril que va a La Toya y el Otero, un bajada rápida de hormigón con tramos de agua en su trazado y que se muestran muy resbalosos  y que , nos lleva a otro de los input de esta ruta tan esotérica que nos hemos montado, pues en un pis- pas estamos ante los pies de la iglesia  de Valdebárcena dedicada a San Andrés.

En uno de los laterales destaca una pequeña lápida en la que se aprecian tres cruces griegas, que nos recuerda que esta iglesia se terminó de construir el primer domingo de agosto de 1189, siendo consagrada, al parecer, por el presbítero Martino, pecador e hijo de la Iglesia y el obispo Roderico. He aquí, transcrito, lo que cuenta la leyenda fundacional: Martinus presbiter peccator et filii eclesiae, Pater Noster qui es in celis, in era duocentessima vicessima septima post milesima episcopus Rodericus consecravit prima dominica de acustus. Pater Noster. Inscripción adornada por tres cruces, que alguien debió interpretar como templarias.

 Lo cierto que, si uno se deja llevar por las leyendas modernas, podemos ver templarios (Pauperes Commilitones Christi Templique Salomonici) en cada rincón del concejo maliayés representados en cruces y en otros elementos que nos apoyan las documentaciones, bien porque se hayan perdido o porque no hayan existido jamás, que también puede ser. En todo caso este enclave se le relaciona también con la presencia de los caballeros dúplices, en tanto que algunas representaciones les dibujan montando a caballo a dos caballeros, espalda con espalda, pero en este caso no es por esto sino por la existencia de unas cruces «patadas».


De Valdebárcena, se baja por la AS-333, hasta el desvío de La Viesca, y luego en Condarco que marcas varias opciones de ruta, en todo caso sigue bajando  para alcanzar primero La Viesca y luego el núcleo de Peryeru, aquí si se quiere se puede ir a entroncar con la carretera de la Campa, la AS-133,  bajar por ella para entrar a la derecha en la idea de entrar al valle  maliayés por el núcleo de Bozanes a través de Ronzón.


Pero como a nosotros nos gusta el barro  en Peruyeru nos metemos tras dejar atrás la granja por un camino que se interna en el monte Rodiella, cuyo camino muy mojado por las trombas de agua que han caído, y por tanto presenta tramos encharcados. Se va rodeando el monte hasta dar vista al encerrado pueblo de Obaya.


 Entroncando el camino del río, al que se le da la espalda para bajar al camino que entra en el pueblo, del cual se sale de  lo fondero del valle por asfalto dirección Norte  a cortar la carretera VV-11 que baja de Poreño a la altura de Llavares , tan solo queda ir virando hacia las casas de Ximangues para cruzar el río Viacaba por la Ferreria, donde hoy existe un Albergue de Peregrino, y  por esa traza se entra  de nuevo en Amandi, donde subimos hasta su significativo templo, se trata de la hermética iglesia de San Juan de Amandi, a la cual el escritor José Antonio Samaniego le dedicó un libro publicado por la asociación Cubera.


 De esta manera cerramos una ruta, durante la cual a nosotros nos cayó el diluvio universal, y ahora analizando las trazas, igual es más aconsejable realizar la ruta a la inversa, ya que las subidas hacia el La Cruz de la Degollada y Arbazal  es casi toda ella  por tramos asfaltados u hormigonados, lo cual evita la penosidad de tener que andar empujando la trotona, y de esta manera la ruta tendría  un punto técnico interesante ya que tanto  el tramo de Arbazal hasta San Pedro de Ambás, como el que baja desde aquí por Llaneces a Valdediós se podrían bajar montados en bicicleta, pudiendo ser ciclable el 100% de la ruta.



Que ustedes lo pasen bien.¡

·         TRACK DE LA RUTA WIKILOC
·         BOOK FOTOGRÁFICO (Victor Guerra y Juan Piñera)

© Victor Guerra

viernes, 22 de noviembre de 2019

Rodando por las cumbrales de Bufaran y Faidiello. Zona de Grao-Avilés


  • Punto de Salida y Llegada: Puente de Peñaflor (GRAO)
  • Puntos de Paso: Bolgues-Sierra de Bufarán- Sierra de las Reigadas- Villayo -La              Reigada-Sierra de Faidiello
  • Longitud de la Ruta:  45 km.
  • Horario de la Ruta. 4, 30 horas
  • Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.224mts

Las distintas sierras que se forman en la conjunción de los concejos de Grao, Candamo, Illas, Las Regueras, Avilés, o Llanera, en cuyos enclaves se forman los cumbrales de Bufarán, Beyo, Reigada, Pedroso o Faidiello, son zonas siempre atractivas para la bicicleta de montaña, tanto por ubicación como por la orografía, y en estos tiempos tan revueltos, de agua y nieve, pueden ser una buena opción para rodar.

Un punto importante  de las rutas es encontrar de donde partir, en este caso lo hicimos desde la zona de comienzo de la ruta de senderismo de los Palacios de las Regueras, pero creo más interesante  hacerlo desde el famoso Puente de Peñaflor, enclave con buena ubicación y con un buen bar como es Casa Aurina, donde se puede tomar una cfé y a la vuelta rematar con unos buenos callos, por poner un ejemplo, en nuestro caso se unieron los amigos de la Ruta Flavius.


 Se parte de Casa Aurina tomando la carretera AS-234 hacia el Este, siguiendo por un instante las marcas del Camino de Santiago, pero a la inversa, las cuales se dejan al poco,  para tomar a los pocos metros el desvío que se va a la izquierda y que nos permite subir a la aldea de Bolgues, ahora siguiendo  las marcas del PR-AS 171, que acompañaremos hasta el Área Recreativa sita en las afueras del pueblo. Otro buen sitio para empezar si hay un grupo grande pues hay mucho espacio para aparcar.


Desde aquí nuestra ruta sube rumbo Norte hacia las Ablanosas, subiendo para rodear las primeras picorotas que nos permiten encabalgarnos en las distintas sierras de nuestra ruta, dado que estamos aún a baja cota, vamos rodeados de los pinos que rematan todas estas sierras. Será una ascensión continuada, aunque con badenes importantes, hasta llegar al pueblo de Villayo.

En todo caso la zona nos permite poder realizar diversas variantes de recorrido, pues hay pistas y caminos más alto y más metidos en el valle.


En nuestro caso optamos por seguir desde las casas y promontorio de Las Ablanosas hacia el Norte para luego virar al Este, dando vista al valle que riega el río Bolgues, para de este modo bordear el Alto de los Carbainos, que es en definitiva la forma de subir a la Sierra del Pedroso y poder ganar el  concurrido Área Recreativa de la Degollada, empatando así con una zona asfaltada que se desarrolla por debajo del cumbral del Pico Grande y Los Picos.


Aquí el personal ya toma diversas opciones como irse a las cumbres, pero nosotros seguimos rodando por el eje asfaltado que nos mete de forma directa  en la Sierra del Bufarán, vial que dejamos como a los 12 km para irnos por la derecha, yendo por la zona cumbral del Pico la Cotera con la intención de coger de este modo la Sierra de La Reigada, pasando por debajo del Pico Cuervo, y a continuación subirnos a los lomos de la Sierra de Beyo, aquí se pude hacer alguna pequeña variante.


En todo caso se llega al par del pueblo de Villayo, donde se conecta con el acceso rodado de cara a cerrar la vuelta bordeando los montes de Villayo y Tejeras, y donde encontramos a parte del grupo de los Intensos BTT que venían hacia el Gorfolí desde Oviedo, un amigable encuentro y nos vamos todos  con calma, pues ahora toca subir a la Sierra de Faidiello.


Concluida casi que más allá de la mitad de la subida nos vamos por la izquierda dejando a los Intensos ganarse el pan betetista coronado el Gorfolí , al que nosotros le damos  la espalda, o sea que primero viramos al Oeste, para seguir al Suroeste, por debajo del Pico Miliquitanes, lo que nos permite cerrar el bucle, y otro un poco más allá para dar la vuelta al Pico Cotera por la vertiente Oeste, y volver a Bolgues y el Puente de Peñaflor por el mismo recorrido que hemos realizado, pero eso sí antes, conectando así con la carretera AS-237, en el Alto de la Raigada, donde se impone otra parada para tomar un refrigerio en el bar del Alto.


Se deja la carretera general ya citada para irnos por el carril asfaltado que va a los pueblos de la zona alta, como Cogollo, se sigue siempre al Sur para volver de nuevo al Área de la Degollada  y por las falsas del Picapedroso, evitando los circuitos de Enduro de la zona nos vamos de nuevo a los Carbainos y Las Ablanosas, para ganar de nuevo Bolgues, girando al Este, y ya dejada atrás la aldea al Oeste y de nuevo en el valle por la AS-234 llegar a Casa Aurina.


Es una ruta de fácil ciclado, no hay zonas excesivamente costosas, y los caminos y pistas son generosas en dimensiones, se rueda por zonas muy abiertas lo que nos permite tener bellas vistas de las sierras. En general no se llega más allá de los 600 metros de altitud, por tanto, estamos en una atalaya privilegiada para contemplar la compleja orografía asturiana

© Victor Guerra

viernes, 15 de noviembre de 2019

Por tierras de Llanera y del Nora. Veredas de San Salvador


Punto de Salida y Llegada: Posada de LLanera

Puntos de Paso: Guyame- Centro Ecuestre el Asturcón-Folgueras-Ajuyán-Ladines- El Molinón-          Llineres-San Salvador de Severies
Longitud de la Ruta:  22 km.
Horario de la Ruta. 3 horas
Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 539 mts.
Participantes: Toño Cuervo, Sandra Alvarez, Javier Dolado, Josías Martinez, Victor Guerra.



Si el destino de la Veredas de San Salvador era Oviedo, como capital peregrina, también de ella partían caminos o acaso venían… Queda por saber tal cuestión y funcionalidad de estas trazas camineras que estaban salpicadas por jalones dedicados a la figura del San Salvador, o del Salvador, como proponía no hace mucho un canónigo de la Catedral de Oviedo.

   

En todo caso la ruta de esta semana parte del entorno de uno de esos singulares jalones, en este caso el correspondiente a Posada Llanera, de cuyo enclave parten varias propuestas senderistas y betetistas de cierto renombre que ya he reseñado en este blog.

En esta ocasión y con los tiempos tan revueltos, metidos en agua y nieve, y el personal un tanto arrugado por la posible llegada de diluvio universal, cambiamos el destino inicial que era Abándames, por esta otra zona, que para no repetir rutas, se optó por una ruta corta la cual se pudiese hacer en una mañana, y así fue como aparecimos en Posada de Llanera, para hacer  de paso una visita a los restos de lo que fue la antigua iglesia del Salvador, y rodar por las orillas del río Nora.

Sin muchos agobios, y tras un café tertuliano, fuimos preparándonos para acometer una ruta sencilla en longitud, altitud y dificultad, la cual parte del Ayuntamiento de Posada de Llanera, y que sin mucha encomienda nos fuimos por la carretera AS-240, bastante transitada, hacia el desvío de Guyame, lo cual se produce como a los 2 km de ruta.

Se cruza el vial para entrar a la izquierda, pasando por delante de una curiosa capilla, denominada ¿Capilla del Diablo?.


Es un nombre extraño para una capilla, aunque en las latitudes latinoamericanas parece algo más común dichos patronímicos. Aquí, estamos ante una modesta capilla de ladrillo, que parece que estaba bajo la advocación de San Antón, pero quiso el poder popular  que fuese conocida como “capilla del Diablu”, lo cual parece provenir dicha aserción  de un retablo que se hallaba en dicha capilla en el cual se representaba un « ser esquelético de sonrisa burlona y completamente rojo, con cadenas, identificado con el Diablo», de ahí dicha denominación.

Fuera como fuere, hoy no queda  otra cosa que un extraño edificio en la encrucijada de caminos, en la cual seguimos de frente hacia el centro social ecuestre “gabiniano” de El Asturcón, inaugurado en 1999, que de un presupuesto inicial de 2,4 millones pasó a  24 millones y que hoy se muere de soledad e inactividad tras su cierre hace unos tres o cuatro años.


La ruta pasa a su lado, dejando la instalación caballar a la derecha, y en suave subida ir hacia El Cantón, en cuyo cumbral todavía perviven algunas muestras señaléticas de aquella apuesta de D. Gabino, alcalde en aquellos tiempos de la ciudad de Oviedo. Nos vamos a la derecha hacia el Monte de la Vilorteras entrando ya en los predios más rurales, que nos presentan sus buenos firmes de tierra, que con el tema de El Asturcón todos estos predios camineros que eran auténticos barrizales, con la  apuesta municipal ecuestre, se vieron mejorados con los aportes ingentes de zahorras pues estas redes de caminos y sendas hasta la misma cumbre del Naranco conformaron parte de la actividad ecuestre, lo cual todavía hoy permite rodar de forma cómoda por dichos caminos.


Se nota que la zona está siendo medianamente utilizada por ciclistas de montaña, pues se ven huellas por las pistas y por las trochas que van por encima de Santa Olaya, y que nos llevan en cómodo ciclado a las puertas del pueblo de Folgueras de Abajo con 6km rodados. Le damos vuelta a las viejas escuelas del lugar y a una casona con hórreo que preside el enclave, y nos vamos por la OV-4 que va a Guindaloiro  y Ladines. No sin antes entretennos en la contemplación del plafón de los picos de Europa en toda su extensión y que ahora vemos completamente nevados. Agradecemos la natural balconada en cinemascope y seguimos ruta.


El personal va entretenido y pasa de desvíos, nada más doblar sobre la casa y el hórreo, la traza ciclomontañera se va en descenso, por la que me voy, y pronto el personal se viene detrás, hasta concluir en una ya conocida riega sin pontón, la cual se cruza a pelo para divertimento del personal, pues además de no llover parece que sale hasta el sol y hasta gusta de jugar a cruzar las riegas..

En este enclave nosotros nos fuimos al Norte hacia Guindaloiro, por fuertes repechos que nos obligó a bajarnos de la trotona e irnos a pie un buen rato, creo que lo mejor es hacerlo al revés, ir a buscar las orillas del río Nora o sea girar tras cruzar la riega a la derecha y luego ganar Ajuyán por el Alto de la Huerta.

Sea como fuera el santo se me fue a otras peculiaridades, y nos fuimos tras pasar la riega, camino adelante, tal vez hace años se subían estos repechines, pero ahora ello nos obliga a la mayoría a poner pie a tierra y tirar por los repechones hasta alcanzar el lugar de Guindaloiro (7,6 km), entroncando de nuevo con el asfalto que nos lleva hasta las puertas de Ladines, topónimo que se repite con bastante frecuencia en Asturias.

De nuevo a los queridos tramos de tierra, nada dejar atrás Ladines, (8,2) se toma el camino de la riega de Fonsagrada, por donde andaban apostados los cazadores de “gochos salvajes” esperando rifle en mano a  que las  realas de perros hicieran subir monte arriba a los suidos hasta sus propios pies. 

Pasamos por entre los puestos de la batida, desde ahora ya compartiremos durante bastante tiempo no solo espacios rurales, sino de papel, pues salimos juntos en el Suplemento de Campeones de La Nueva España.

Por nuestra parte seguimos hacia espacios más abiertos dejándoles en su larga espera sin que oigamos a los perros ladrar. Nuestro objetivo es ir a Ajuyán, desde cuyas latitudes contemplamos las laderas del Monte Naranco.


De la aldea e Ajuyán, parroquia de Brañes con 10, 2 km, nos vamos en descenso hasta un sorpresivo desvío que se abre a la derecha hacia el Monte Ayes, entrando de este modo en los recodos que va formando el río Nora. Este afluente del Nalón al que desemboca casi que, en San Pedro de Nora, todavía tiene que dar unas vueltas para verter sus aguas en el Nalón a la altura de Tahoces. Son conocidos sus famosos meandros.


Río que nace cerca de otro gran jalón de la peregrinatio, como es San Salvador de Boides ((Valdediós) y en las cercanías de dos singulares iglesias dedicadas a San Román y Santiago, sitas a la vera del “Camino de los Francos” y del Camino Jacobeo del Norte, a su paso por Sariego.

Por nuestra parte, seguimos el curso del Nora, cada este vez más cerca de nuestras ruedas gordas, y aunque los firmes “gabnianos” aún perduran, ya Toño Cuervo me avisa que el Nora va lleno, y que igual tenemos aún problema, pero no parece de momento indicado avisar al 112 en esta primera aproximación al famoso río Nora que flirtea con un montón de concejos a los cuales no parece querer abandonar por las vueltas y revueltas que da,  pues entre su nacimiento y desembocadura no hay más de 38 km. en línea recta y sin embargo según la CHN este tiene un recorrido que pasa de los 80 km.


De nuevo en el cruce de la riega en la que nos habíamos divertido un rato, ahora con unos 13, 2 km, tomamos el camino que va de frente, pegado al Nora, el cual va cargado de aguas que recoge en multitud de valles, y que al poco nos muestra lo que dice Toño, que el río se ha comido la traza caminera, y tal y como va de lleno como para andar jugando a cruzarlo, por tanto no damos la vuelta como nos aconseja el sr. Toño.


Muy al contrario nos internamos en el bosque por encima de la inundación, trasteando con ramas y trotonas, cuyo tramo salvamos en unos minutos, para salir a zonas mejores  que nos permiten entroncar al otro lado de la inundación y proseguir por la red de sendas camineras y fluviales que se articularon en su día con el tema de El Asturcón, y que ahora son toda una delicia para recorrerlas con calma a pesar de su abandono.


Una vuelta más, acompañando al Nora, hasta desembocar de nuevo ante la instalación ecuestre,  nos vamos ahora tras la indicaciones de Toño Cuervo que nos llevan a dejar atrás Guyame para virar a la derecha  y entrar por unos caminos que van por debajo del núcleo de Llineres, para salir a la carretera local que sube de Ables hacia el Alto el Merón, tras ganar el alto se cruza la AS-240 para ir al enclave que ha motivado esta ruta, y del cual casi nadie habla, y que es el lugar de Severies, en la parroquia de Rondiella, en cuyo enclave funerario se hallan los restos de lo que fue el antiguo emplazamiento de un templo del que hoy quedan unos restos, es de suponer que antes debió haber otro más antiguo, y que jalonaba el paso jacobeo  hacia o desde la villa del Adelantado: Avilés. 


Este jalón sagrado de Severies dedicado a la advocación del Salvador, debía ser uno de los faros radiantes de este trazado jacobeo.

Una breve visita y nos vamos  a  de forma directa a Posada que está a un tiro de piedra concluyendo el recorrido ante su Ayuntamiento, tras una mañana apacible,  para después darnos un merecido homenaje en el  bar del Madreñeru  en Cayés,  a base de callos  que parecen ser famosos, pero ya los comí mejores en La Manjoya, aunque la tortilla de merluza según el amigo Dolado estaba muy buena, para rematar una ruta sencilla y sin mucha kilometrada. 

© Victor Guerra

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