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viernes, 26 de mayo de 2017

VUELTA A LA SIERRA DE PEÑA MANTECA

  • Punto de Salida y Llegada: Collado Muro (Belmonte)
  • · Longitud de la Ruta: 29 km
  • · Horario de la Ruta. 4, 30 h
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.124 mts.
  • · Participantes: Noelia Rojo- Natalia Montes- Juan Piñera-Javier Dolado-José Ramón Natal

Lo cierto es que teníamos ganas de hacer esta ruta, de la cual ya tuvimos que descabalgarnos este invierno al intentar hacerla desde Belmonte por Arcello, y nos llevó lo que no está escrito, pues hay partes del camino muy perdidas y eso nos hizo girar hacia la Sierra de Begega con sus eólicos como alternativa al abandono.

Peña Manteca, siempre fue dentro del imaginario vaqueiro una referencia, pues no deja de ser ese paredón calizo, que se ve desde muchos tránsitos ganaderos que se daba y se dan en la zona. Es un fario radiante para las gentes ganaderas, de la Mesa, de Tineo, de Belmonte, de Cangas de Narcea. etc…

En campo de atracción es importante en ese querer hacer las cosas, y Peña Manteca, es de esas espinas que uno debe sacarse, me acuerdo que la primera vez que oí hablar de este promontorio fue a uno de los zapateros de la Calzada, que eran naturales de Navelgas.


Con todo eso en la cabeza, la idea era volver a realizar la ruta , peo en esta ocasión nos propusimos  hacerlo partiendo del Collado del Muro,pero en esa ocasión tampoco pudo ser, los copos de nieve caían bajo nuestros cascos, y los cazadores allí anclados tras un batida fallida, nos hablaron de una ruta dura y larguísima, y sabemos que por aquí anduvieron gentes duras del Mounatin Bike, por lo cual en nuestra imaginación esta ruta se conformó como una ruta lobera, o sea de porteo, senderos técnicos, etc-, o sea de brega total, por lo cual para no arriesgar nos dimos cita en el Collado del Muro (742 mts altt.)

Aunque para se correctos, decir que nos dimos cita antes en Belmonte, en el Hotel Cela, para el desayuno, donde nos encontramos con toda una marabunta montañera camino de Somiedo, pues el Cela se porta bien y ya se sabe, donde a uno le tratan bien , el personal repite.

Tras contarle al personal asistente  la ruta, los pormenores  en marcha aunque éramos más bien  pocos,  fuimos preparados para todo, y con esos escaso bagaje nos echamos de nuevo a los coches para subir por la carretera que desde Alvariza, que en 7 km salva sus buenos 500 mts., de desnivel, lo cual nos dejó en el venteado collado del Muro, con amplias vistas a las sierras del entorno.

Por estas tierras también anda el GR -109 Asturias Interior, pero sabe dios por donde va, pues se ven pocas señales, y además por mucho que digan los carteles de Inicio de etapa, que sus recorridos son ciclables, la verdad es que depende, pero a estas altura hay que decir que papel todo lo aguanta.


La mañana estaba fresca a eso de las 10 h. pero prometía un día bueno, por tanto preparadas las trotonas y los equipamientos, nos echamos en busca del camino idóneo, que en esta ocasión va dirección Este,hacia el Putril, con un arranque de trazado hormigonado pero con un desnivel importante, y cuya ascensión  nos va dando preciosas vistas sobre el valle de Carricedo, una vez llegado a lo alto del repechón, la ruta vira al Sur tomando una pista cómoda que por Braña Extremera enfila hacia Pico Montoro y Pico Espineda, ya encima de los predios de Sierra de Arcello.

Son espacios abiertos, grandes praderías y brañas aisladas que configuran una determinada identidad ganadera que quiero identificar como vaqueira. Por el camino nos encontramos con un espécimen  a modo de paisano entrado en años, sentado en lo alto del caballo del través, y al asaltamos a preguntas sobre nuestra ruta, de la cual desconocíamos casi todo, aunque sus contestaciones no nos dejaron muy satisfechos, «camino difícil y duro y tenéis todo el día que es largo», nos dijo a bocajarro, aunque con una desdentadas sonrisa con sorna asturiana, ante la cual  le pregunto sí había estado muchas veces en el famoso Collado del Abedul, me mira, se sonríe y rememora…y nos enseña una vez más su singular sonrisa…,  supongo que pensará que  para qué contestarle a un xaldo que va en bici
  
Sigo con la mosca detrás de la oreja, pues no tengo claro como es el camino , y no veo que nos vayan llegando los tramos trialeros y de porteo. En nuestro trasegar  seguimos llevando el crestón de Sierra Manteca a nuestra derecha, y debajo la riega de Valbona, mientras nuestra ruta  va variando al suroeste hacia Brañavieja.

Eso sí antes de Campoleo nos acercamos al collado para ver desde este otero las tierras de La Mesa con la Sierra de Montovo en primer plano. La vista es espectacular, aunque parte de los compañeros están más en el tema de dar pedales no nos vaya a ser que nos coja la noche, es que merece la pena quedarse un buen rato contemplando tanta extensión de valles y sierras…

Entre Brañavieja y la braña del Corralón, entramos por un momento en una traza de camino semiperdido, muy estrecho y lleno de barrizales, que nos obliga durante unos 200 mts., a tirar de la trotona. Pero pronto salimos a caminos más francos,  más claros y también con más horizonte, pues  vemos lo que tenemos enfrente, una vaguada impresionante marcada por el Regueru Abedul, tras el cual nos queda superar un fuerte repechón hasta quedar en medio de la collada que forman el Pico Catouto y Miru Chargu, de esta manera cerramos el bucle sobre Sierra de Qunitanal. Ignoro el nombre de este significado collado, pues el otro que queda detrás de un roquedo y que está encima de la majadas en el del famoso collado del Abedul. tal y como luego me enteré.

Desde este lado del collado, vemos una braña en lo medio de la ladera del valle a la cual bajamos por el viejo camino llamado del Morxal, dando vuelta al pico Catouto, y llegando de este modo a la braña de El Abedul, habitada por muy poca gente, aunque como buenos vaquieros siguen aferrados al terruño. En este punto repostamos agua, y cambiamos pastillas de frenos, y quedamos sorprendidos porque dentro de unos cuantos cientos de metros empezaremos a cerrar el bucle sobre Sierra Manteca, y las dificultades previstas parecen haberse volatizado.

Al final de la aldea, una vaqueira de bellos ojos, nos dice que tengamos cuidado al salir del pueblo  no nos vayamos valle abajo y terminemos en Tuña- es cierto que cuando me acerqué a la majada de Buscativu, a lo lejos puede ver la localidad de Tineo- eso me dio que pensar, pero no caí en la cuenta que delante de mí tenía el hondo valle de Tuña.

A la salida del pueblo, cuando ya cogíamos el carretil asfaltado virando al Norte, al llegar a los entornos del Cerro de Valdeapila, tuve la visión de que todo aquello me sonaba ya a conocido, y de repente mi cabeza hizo como una especie de  re-orientación geográfica, como cuando uno mueve la brújula del google earth,  y digamos que ya me situé, había pasado por esos entornos viniendo de Merillés, y en Valdeapila cortamos hacia el otro lado del valle, hacia Las Campas y Tornos para coger la pista procedente de  de Los Cadavales , pero por el valle más al Oeste que el Genestaza-Tuña.

Ahora entendía algunos crestones que veía como los denominados Pico Cabra y Peña la Fana, los cuales dan origen a la famosa fana de Genestaza. Contento de poder resituar geográficamente una ubicación con tan solo ver un prado y una cabaña, me puso contento, y ya estando todo en su sitio la ruta se presentaba de buenas trazas.

Cruzamos la sierra de Chagunil, aunque seguía preguntándome donde estaban aquellos malos caminos que todo el mundo me decía que había, dándome a entender que la bajada al Abedul era poco menos que terrible, y la verdad que fue un paseo bajar hacia ella, y ya lo que pudiese venir ya era menos, pues estábamos en la vertiente occidental de Peña Manteca, y por malo que viniera, digamos que el trecho hasta el Collado del Muro era relativamente corto.

Le seguíamos dando vuelta a Sierra Manteca, por tramo asfaltado hasta cruzar la Sierra de las Palancas, en cuyo collado, de Las Bobias, dejamos el rumbo y camino asfaltado, para ir hacia Abango, virando al Este para después coger rumbo Norte por las amplias pradería de las Degollá y Bustieecha, rodando bajo la vertiente de Sierra Manteca, que por este lado presenta un buen farallón calizo  bastante inaccesible, y ya en su día me pareció en una ruta que hicimos el amigo Poldo y yo desde Tuña-Boinas-Belmonte.

Y aquí estamos rodando  por las amplias praderías, bajo Peña Manteca, las cuales van dejando paso a los caminos reales por los cuales nos echamos en descenso hacia el pueblo de Quintana. El descenso hacia la localidad es  un trazado interesante, aunque sin mucha dificultad pero la suficiente para que el personal se divirtiera camino abajo, lo cual concluye ante la enorme iglesia de San Julián de Quintana, dimos unas vueltas y cuando ya me estaba lejos  recordé que en ese cementerio había un nicho con la foto de un masón, y sobre el cual escribí hace tiempo el Masón de Boinás.

La ruta tras pasar el puente de Los Pontones, digamos que continuaba por Boinás, dando vuelta al enclave minero que en su momento hizo todo un furacón para extraer oro, pero por un despiste del que suscribe, y oliendo ya cerca los coches, el personal se fue carretera arriba hacia el Collado del Muro, que ya estaba bien de disfrutar del paisaje y de paisanaje.
Lo cierto es que era atrayente no subir por la carretera sino por el fondo del valle, sobre el cual ahora ascendíamos hacia Collado del Muro, pero me da la sensación por lo que pude entrever que no había secuencia de caminos que cruzasen el valle

Por lo cual nos fuimos carretera arriba, contemplando los farallones de Peña Manteca, y estos cerrados valles y hasta donde el hombre ha tenido que conquistarlos para poder dar de comer a sus ganados.


Una ruta interesante, que tiene peor fama de lo que en realidad se merece.Pues es una ruta aconsejable para esta época pre-veraniega.


Dificultad de la Ruta IBP 104

Fotos de José Ramón Natal y Víctor Guerra

Víctor Guerra

viernes, 25 de noviembre de 2016

VUELTA A LOS EóLICOS DE BELMONTE

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  • · Punto de Salida y Llegada: Belmonte de Miranda.
  • · Puntos de Paso: Cezana- Braña Extremea-Collado del Muro- Collado Moro- Collado Las Bobias-Modreiros.
  • · Longitud de la Ruta: 28 km.
  • · Horario de la Ruta. 3 horas.
  • · Desnivel acumulado de ascenso: 1.146 mts.
  • · Desnivel acumulado de descenso: 1.140 mts.
  • · Participantes; Javier Paredes, Javier Riestra, Ferchi, Iván Menéndez – Julián Fernandez y Victor Guerra

Uno propone y la climatología dispone. No hay otra.

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Desde la semana pasada teníamos previsto una ruta que consistía en dar la Vuelta a Peña Manteca, una cumbre mítica entre los «Vaqueiros de Alzada» pues en sus trasiegos ganaderos esta amplia cordal siempre les ha servido de referencia, y para nosotros tiene el atractivo, de que ya que nos podemos hollar su cumbre, pues al menos rodearla, lo cual supone toda una aventura ciclomontañera.

Pero nuestro gozo en un pozo, pues las recientes nevadas nos obligaron a retirarnos de tal empresa a medio camino de su realización, y como alternativa plantearnos  acometer otra ruta más corta y facilona, que por cierto hizo las delicias de los riders asistentes a la ruta. 

Tras el matutino café en Belmonte, partimos en dirección a la ruta que teníamos planteada como primera propuesta: Vuelta a Peña Manteca, con la idea de que si la cosa no iba bien por alguna circunstancia como el tiempo, dureza o climatología,  si podíamos alcanzar el Collado Moro, podríamos contemplar una posible alternativa o vía de escape.

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El problema fue que en vez de irnos por la larga carretera de Alvariza hacia Carricedo, pues nos metimos por la Cezana,  urgidos por el frío que atenazaba todo el valle belmotino que a estas primeras horas de la mañana rayaba los 0 grados. 

Eso sí el carretil de acceso a Cezana, enseguida nos puso en fila de a uno e hizo que a medida que cogíamos altitud la ropa de abrigo fue desapareciendo, pues al calor de las pedaladas por la pendiente se unió la aparición de tímidos rayos solares  durante la subida hasta llegar al pueblo de Cezana. O sea unos 4,5 km., de subida  en los que hay que ganar sus buenos 420 mts., de desnivel. 

Durante la subida me di cuenta del error cometido, pues desde alguna curva se podía ver al otro lado el valle de Alvariza y las revueltas que da la carretera para subir al Collado del Muro, hubo tentación de irnos ladera abajo a buscar el carretil, pero ya puestos mejor seguir hacia Cezana.

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En Cezana descubrimos la señalización del GR 109 Asturias Interior, pero la verdad es que no sabíamos muy bien por donde discurre su trazado, pues la habíamos visto en el centro de Belmonte, pero luego desapareció de nuestro horizonte hasta volver a encontrarla en el pueblo en forma de doble flecha, una indicando hacia Belmonte y otra  que nos indicaba la dirección a seguir que es  Boinás. 

Este GR. 109 Asturias Interior, digamos que sube más directamente desde Belmonte hacia Cezana, por las Grandas, o sea pendiente arriba y no siempre sus trazados, por más que se indiquen en algunos paneles de información como aptos para BTT, lo son, y lo digo como evaluador de tal red de sendas.

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En el pueblo vemos la señal , pero nada más, o sea que seguimos el camino que marca el track. puesto que nada más arrancar ya perdimos de nuevo el GR. 109, lamentando que  tal infraestructura fuera incapaz de sacarnos del núcleo, por lo cual seguimos a nuestro aire y tras la huella que nos indicaba el GPS, o sea por un camino amplio, pero muy embarrado y de firmes resbalosos, que nos puso tras un buen trecho ya convertido en medio senda que circula por pardos  en el filo de la Sierra de Arcello,
Los trazados digamos que son eso, más bien sendas llenas de agua y barro, por las cuales  era casi  imposible ciclar pues estaban impracticables, y por tanto cubrir casi 2 km de ruta, nos llevó su buena minutada, no en vano tuvimos que ir  lidiando con cierres, barrizales varios. Menos mal que Fritz se había quedado en casa, sino ya tendríamos cantar……

Una vez ganado tras le ardua pelea el amplio collado al pie de Pico Medio y a una cota de 843 mts de altura,que nos pareció larguísima, decidimos que era mejor buscar una alternativa, pues la ruta prevista de dar la vuelta a Peña Manteca, no solo tenía el hándicap de su longitud, sino que la nieve también estaba muy cerca, y ahora los días son muy cortos, y la ruta presentaba sus peculiaridades, y era posible que terminásemos muy de noche la ruta.

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En la majada de Pico Medio, con su fuente pilón de agua fresca encontramos un camino mejor y  seguimos la traza de la naciente pista que viene  de la Braña Estopiello, por lo cual abandonamos el rumbo Sur que traíamos desde Belmonte, para virar al Oeste hacia el Dornón, en cuyo punto donde un amable ganadero, nos indicó que hacia la Collada Abedul aún restaba mucho camino y mucha brega para proseguir por la Sierra Qunitanal y poder ganar de esta manera el Collado Abedul, con el agravante de que por la nieve caída  no pudiésemos pasar a la Sierra de las Palancas, como era nuestra intención.

Oído el tema, se tomó la decisión de aplazar la ruta hasta la  primavera y optar por el plan B, o sea ganar el parque eólico de Belmonte y seguir hacia Modreros, y tal como nos indicó el vaqueiro, lo teníamos fácil, tan solo era cuestión de virar en dicho lugar (Dornón)  hacia el Noroeste, hacia La Braña Extremera, coronada con unas instalaciones ganaderas, unas naves modernas a las que llegamos al punto y tras las cuales arranca una pista hormigonada que dando vuelta al Pico Corona nos dejó ante el Collado del Muro (742 mts., altt). 

En dicho collado nos tropezamos  con el ramal que une  Boinás con Belmonte y el ramal que va en plano hacia el collado Moro.
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Cogimos este último que va rumbo Oeste sin apenas perder altura  y que desfila por la ladera del Pico Rozada hasta ganar el pronunciado Collado Moro,  desde cuyo punto pudimos ver el fondigón de la mina de oro de Río Narcea, en Boinás. Viendo este desaguisado geomorfológico, con un  gran socavón hoy medio tapar, todo  para sacar 32 toneladas de oro, entre las minas de Boinás y Carlés, no es de extrañar la resistencia de los vecinos de Salave a dejar que Río Narcea Gold Mines, hiciera lo mismo en sus predios.

Tras la contemplación del fondigón minero, volvemos al Collado, para tomar un empinado camino herboso que toma rumbo Norte hacia el Alto La Cueva, a cuyo término de la ascensión damos un bocado a las delicatesen que llevamos,  para proseguir la ruta por el Parque Eólico adelante.

Una vez concluida la pitanza y la contemplación del espectáculo que nos ofrece el concejo de Tineo, donde nos entretuvimos en  ubicar La Espina, el propio Tineo o los cumbrales del Puerto del Palo, regresamos a nuestra ascensión por el Parque Eólico que nos llevó en primer lugar al Collado Los Fitos, pasando seguidamente al Collado Cimero y remontar al Alto del Caunedo, pasando por los Picos Prietos hasta ganar la Colladiella, engarzado todo en la Sierra de Begega, muy fácil de recorrer gracias  a las cuidadas pista de los eólicos, que por cierto había carteles avisando de que podían caer trozos de hielo de las aspas de los molinos.
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En La Colladiella (16 km y 1.025 mts alt) un poco antes de ganar el pico Las Cobertorias , dejamos la pista que nos permitió ciclar por el parque eólico , para tomar un camino que se abre a nuestra izquierda que va más abajo de forma paralela al cordal  y que se dirige hacia el marcado collado de Las Bobias, (19,5 km y 865 mts altt) el cual se forma entre el Pico de la Bobia y el Pico Gameo.

El camino hasta el collado, es muy entretenido y sin complicaciones  y por el cual se  transita de forma cómoda hasta el amplio y herboso collado donde se deja la vertiente del Narcea, aunque seguimos en tierras belmontinas, nuestra ruta dobla hacia la derecha  como marca el GPS  para tomar la vertiente del Piguñea, y de este modo dejarnos caer hacia la aldea de Modreros, cerrando el bucle sobre el Parque Eólico de Belmonte.

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Ante nosotros se abre un viejo camino que se va cerrando de forma paulatina quedando una estrecha senda que va ladera abajo, y que presenta algunos tramos un tanto técnicos, sin mucha dificultad, y donde el grupeto lidia su descenso como mejor saber, pues la mayor parte de los compañeros bikers no son precisamente descendedores técnicos, pero la bajada les mola, pues tiene el punto ideal para entrenarse en la técnica de las bajadas y dar a esta ruta su «punto».

Una vez pasado el trago de la bajada , se llega a la aldea de Modreiros (21,5 km., y 655mts .alt), por lo cual no queda más remedio que seguir por el acceso rodado que nos baja directamente hasta Alvariza ubicado en plena carretera general de Belmonte-Somiedo (AS-227). En suma  una bajada de 5 km con un desnivel de descenso de 470 mts.

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Todo en Belmonte es de esta naturaleza, pero con un poco de imaginación se pueden sacar buenos recorridos disminuyendo los desniveles si subimos los coches hasta los altos collados.

Ya en Alvariza, no queda otra que virar a la derecha y rodar por la AS-227 para entrar con la sorpresa y encanto de una buena ruta.

Ya en Belmonte, estando en el parquing  nos salió a saluda la Sra. Alcaldesa de Belmonte de Miranda: Rosa Rodriguez,  por estas rutas que promocionan su bello concejo, por cierto es todo un detalle por su parte, el cual agradecemos pues en 10 años que llevo publicando estas rutas tanto en el blog como en el Diario La Nueva España, suplemento Campeones de los Viernes, apenas si alguien o algún Ayuntamiento ha dado las gracias por tan gratuita promoción. Felicitaciones al Ayuntamiento de Belmonte

Tras ello nos fuimos a por un buen caldo que nos sirven con mucha gentileza  en el Gran Hotel Rural Cela.

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Un buen recorrido para entretener una buena mañana y con vistas excepcionales. (Foto del Gran Hotel Rural Cela)
Víctor GUERRA

domingo, 9 de agosto de 2009

RUTA CON SABOR REPUBLICANO”


  • Tipo de Ruta: lineal
  • Punto de Salida: Tuña
  • Punto de Llegada: Belmonte )
  • Puntos del recorrido: Merillés, Abangu- Boinás-Modreiros
  • Longitud: 31 km
  • Horario: 5 h
  • Desnivel en subida Acumulada: 1.440 mts.
  • Desnivel d bajada Acumulada: 1.507 mts.
Un sin fin de rincones e hitos relacionados con nuestra historia republicana todo enlazado en BTT
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Hacía ya tiempo que los correligionarios que cada semana recorremos las distintas propuestas que luego traigo hasta estas páginas, tenían en mente atacar la desconocida cordal de Peña Manteca, realizando una travesía de Oeste a Este.

Lo cierto es que al final la propuesta de rodearla nos parecía que podía tener mucho asfalto y atravesarla podía ser una cuestión muy salvaje, por lo cual se pergeñó una ruta que no es para betetistas de poco aguante, pues estamos ante una ruta exigente en cuanto a descenso y ascenso.

Es una ruta de las “antiguas” donde hay que tirar de bicicleta al hombro en más de una ocasión, y en la cual es conviene medir bien las fuerzas, si uno no quiere sucumbir en el intento, que en esta ocasión nos puso a prueba con calores rayanos a los 30 grados.

Dicho esto, decir que el punto de comienzo se sitúa en el pueblo de Tuña, lo que obliga a dejar un coche en Tuña y otro en Belmonte. Salimos de Tuña tras saludar y reverenciar al preclaro ciudadano Rafael del Riego, que tiene busto y memoria en este soleado pueblo, y buscamos el puente viejo en la carretera que va a Merillés; nada más pasarlo un camino a la derecha que tomamos, para dejarlo al instante por un empinado sendero que sube ladera arriba medio tapado por la vegetación.

Como se dice la primera en la frente, pues el remonte hacia la zona de El Buey y Peñaforcá obliga en más de una ocasión a tirar de la trotona, eso sí obteniendo una preciosa vista de Tuña.

Hacia la parte media ya damos montados en la bici, con la otra vertiente la de Merillés, o Meirás con 1,5 km., rodados o caminados, que de todo ha habido. En Meirás nos encontramos con la sorpresa de encontrar la plaza del pueblo dedicada al al insigne republicano y colaborador de La Nueva España: Don Francisco Prendes Quirós. Contemplado tal evento seguimos las indicaciones que nos llevan hacia el Dolmen de Merillés, por unos tramos hormigonados y de firmes de tierra de fuerte pendiente.
A la altura del 2.7 k se sigue por la derecha para a unos 200 mts más adelante, meternos por un camino pegado a un prado con una muria de piedra, y subir ya por ladera hacia dos fresnos que se ven al fondo, un poco más adelante ya vamos por una pradería por la que cuesta trabajo ciclar, pasando por encima del Dolmén de Merillés que queda un poco más abajo a la derecha.

Bordeamos el dolmen para seguir por una zona de pradería, camino casi invisible, en medio de la campera parece desaparecer, pero nada más acercarnos al borde vemos al otro lado como el camino empieza a ser reconocible, desfilando a media ladera del pico Colinas, o del Alto de la Raigada, dando vista de esta manera a la vertiente de Espinareu; estamos en camino de “cuesta”, piedra suelta y ciclado de aquella manera.

Bifurcación en un collado a los 6,3 km.s se sigue por el ramal izquierdo en descenso en trinchera hacia Abangu, buscando el carretil que le da acceso desde el valle, seguimos adelante doblando antes de llegar a una casa a la derecha, pasando por delante de una fea cuadra nueva con charcal de orines de cucho: La Braña Grande; se continúa hacia otra cuadra con tejado de uralita que hay más abajo, y cuando todo parece indicar que debemos subir al Alto de los Corrales, aparece un camino a la derecha dando vista a Boinás que baja en picado acompañando a la regueira camino de los Fontanales, que es el que tenemos que tomar.

Entramos en Vega de Quintana y seguimos por un camino bordeando la ladera, sendero estrecho y muy bonito, que amenaza con desparecer en un punto donde el río lo toma al asalto, de pies al riachuelo y doblamos a la izquierda por encima de la riega para entrar en Villar de Tejón.

Desde aquí aunque experimentamos algún que otro sendero lo mejor es descender hasta la carretera AS- 310 y entrar de este modo en Boinás, donde se impone un descanso con 12,3 km de ruta, eso sí nos acercamos a visitar el cementerio donde reposan los restos del hermano tres puntosy y correligionario de Prendes Quirós: José Antonio Fernández González.

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Tras ello se impone el retorno a la dura ruta, para lo cual desde Boinás tomamos el empinado ramal que sube a la mina, y que se toma tras dejar los tres bares del pueblo, atrás y girando a la izquierda. Casi a las puertas de la mina, cerrada a cal y canto, se gira a la derecha por un camino en fuerte repecho que nos lleva a unas praderías (Llauria de Arriba) para subir al Ferradal, aunque también se puede subir desde Boinás por Valliguetu, que es posible que tenga menos cierres y alambradas, y esté más definido el camino.

En Ferradal con poco agua en la fuente, proseguimos por el acceso rodado hasta dar con la carretera que viene de las Estacas, la AS-310 prosiguiendo la ascensión hacia los molinos de viento que habíamos visto horas atrás. La mole de Peña Manteca se hace omnipresente e impenetrable para la bicicleta de montaña, en eso nos entretenemos mientras pedaleamos pendiente arriba que Toyos sufre dadas las altísimas temperaturas del día, dan ganas de tirar de navaja y cortar mallas y mangas.

Poco a poco se va ganando el cumbral donde nos espera la sorpresa de entroncar con otro eje asfaltado y volviendo a tener que cruzarlo para tomar por un camino que sube directamente a los molinos, la vista impresionante miremos a donde miremos de impresión igual que la subida, todo ese gran espectáculo nos ayuda a subir metro a metro hasta alcanzar los dichosos molinos. Supongo que alguien algún día pensará en el costo ambiental y paisajístico que supone en nuestro paisaje todos estos artilugios campeando por nuestros horizontes..

A la altura de las instalaciones de los molinos en Collau Moru, viramos a la derecha por una estropeada pista que va buscando las altas columnas eléctricas, bajando por los Oxacos la Cueva , y los Cochaus

En Collau Cimero, seguimos para entroncar más abajo entroncar con la carretera y seguir por el ramal descendente (24 km) abandonado éste al 1km., aproximadamente, girando a la izquierda para seguir el camino de las s columnas de alta tensión, pronto el camino desaparece para bajar por un estrecho al reguero, que no se cruza hasta un poco más abajo; o sea que btt de la mano. Se cruza un poco más allá para después de unos cuántos kilómetros dar con el caserío de Pascual, donde se toma la carretera de Mudreiros que se abandona al poco tiempo por la derecha para seguir por un lateral de la Riega de Barroblanco hacia Chanu Faidiellu.

No tardaremos mucho en dar con la carretera general a Belmonte (AS-633) llegando de este modo a Corias de Alvariza, donde se vira a la derecha y en apenas 2 km, sentarnos en Belmonte, a tomar un refresco en la terraza del Gran Hotel y charlar sobre los otros correligionarios de Rafael del Riego, que en un buen día de finales del siglo XIX levantaron una fraternalmasonica, una logia, en estos apartados lares, como así lo hicieron los hermanos Alarcón Gimeno o los Valdés García Miranda, Juan Tarrazo o el médico Bernardino Pumarada, entre otros Vaya como homenaje esta dura ruta de sabor republicano.


Víctor Guerra

viernes, 19 de diciembre de 2008

RUTA POR LOS PUEBLOS VAQUEIROS DE SALAS

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  • Tipo de Ruta: Circular
  • Punto de Salida: Salas
  • Punto de Llegada: Salas
  • Puntos del recorrido: Godan-Viescas-Alto de Piedrafita- Pevida- Buspol- Idarga. Sierra de Bodenaya- Poles
  • Longitud: 33 km
  • Horario: 5 horas
  • Desnivel en subida y bajada Acumulada: 1.139 mts
Track y MAPA de la Ruta


La atrayente cultural de Xaldos y Vaqueiros articula una bella ruta por las altas aldeas salenses


Siempre que uno va camino de Cangas de Narcea, observa al pasar por los pueblos de Bárcena y Soto los Infantes, otros núcleos “colingados” en las altas paredes que encajonan el río Narcea, en incluso se puede ver desde las cordales belmontinas o canguesas, e incluso se ven mejor desde La Espina o El Crucero, que son si acaso hasta mejores sitios para emplazar el punto de salida de la excusión, aunque puede quedar un tanto corta.

A nosotros a Polchi (Poldo Figueiras) y el que suscribe nos apetecía salir de la capital salense, y ganar las tierras vaquieras de Buspol, El Pevidal, e Idarga, y cerrar el bucle dando vuelta por una sierra, también sintomática, Bodenaya. Con estas directrices así fue como planeamos, saliendo de Salas y tomando la carretera AS-226 camino del Alto de Piedrafita.

Lo cierto es que teníamos dos opciones para subir hacia al Pevidal o bien por Aciana o por Godán, y optamos por este último núcleo; por lo cual enfilamos carretera adelante hasta llegar a la altura de su iglesia parroquial, que está bajo la advocación de San Juan. En ese punto se gira la izquierda para entrar en lo que se denomina como Godán de Arriba.

Al punto ante una casa grande con un hórreo asentado al pie del carril hormigonado, los moradores nos indican que para subir hacia Los Pandos, con intención de ganar el pueblo de Viescas, como es nuestra intención hay que girar por encima del hórreo y la casa, y seguir la dirección Noreste. Camino de barrosos firmes de tierra, marcados con grandes huellas de tractores, un trazado amplio que en leve subida va virando al Este, para coronar en lo Alto del Tarnau, y antes de dejarse caer a la otra vertiente, se toma una pista que va claramente rumbo Sur y que nace a nuestra derecha.

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No hay pérdida, las huellas a seguir son las que han dejado el trasiego de tractores, lo cual nos lleva pronto por lo alto del cordal de Los Pandos, camino entretenido, que a veces nos obligó a desmontar por la cantidad de barro u hojarasca, pero que para gente potente como los de Asturcón BTT que hace Spinning o los de les Kuenkes, que entrena con la sidra, no ofrece ningún problema tal trazado.

Eso sí por momentos da la sensación de que el camino se lo come la vegetación, sobre manera a la altura de la entresaca de la madera, y hasta se tiene la impresión de que el camino nos dejará, como en otras ocasiones en pleno monte, pero a medida de que ganemos metros y altura, y más al ganar la cuadra o Cabaña de Calzao, siempre siguiendo la cordal y el rumbo Sur, circularemos por veredas más abiertas y más cuidadas hasta desembocar en la aldea de Viescas, en el que entramos por el núcleo de Las Villas.

Al llegar a estas primeras casas y darnos de bruces con la carretera SL-7 , se gira a la derecha para continuar por ella hasta el mismo Alto de Piedrafita, que cruzamos en la misma dirección que vamos, o sea Oeste, para de este modo ganar por el Piñedo y La Venta, el cotero en el que afianza la aldea del Pevidal.

En este entono hay pocas opciones para seguir por firmes de tierra, lo cual nos obliga a enfrentarnos a los duros repechos asfaltados que nos dejan a la par de lo que fue la antigua escuela del Pevidal, Echamos antes un vistazo al río Narcea, allá abajo, y la soleada planicie en la que asienta Soto de los Infantes, desde donde también puede partir la ruta.

En la bifurcación de la Escuela, giramos a la izquierda, para entrar en otro carretil con tramos mejores y otros peores, nos llevan al centro de la Braña vaqueira del Pevidal , que cruzamos en toda su extensión pasando por encima del Pico La Pena, en busca de la otra braña Buspol. Desde aquí sí que se podría subir por firmes de tierra a lo alto de la cordal que queda a nuestra derecha, pero hay cierres de alambre y son algo engorrosos , por lo cual lo mejor es seguir por el carril medio asfaltado que nos lleva hasta la braña de Buspol, dándonos bellas vistas del río Narcea y las cordales Belmontinas.

El carril tomado nos deja ante la fuente pilón de Buspol, aquí se gira a la izquierda hasta el fondo de la braña (Cabu la Braña) que nos aporta una espectacular vista de valle que riega el Narcea. Se continua ahora por camino bordeando las Peñas de Buspol, con pequeñas rampas a modo de rampantes escalones que nos van dejando la Peña Diego García, a la vez que vamos cerrando el bucle sobre Buspol.

Vamos sorteando muros y praderías, yendo por la parte exterior de éstas, y colocándonos encima del cerro que cobija a la braña, hay un momento en que vemos una subestación eléctrica a la derecha, dejamos las invitadoras pistas que van hacia ella y seguimos por las amplias campas ya rumbo Norte, hasta la Cruz de la Cueva, sin salirnos a la carretera, y virando un poco antes a la izquierda por entre muros, para afrontar una pequeña bajada y entroncar con una clara pista sobre la cual tomamos el ramal de la izquierda.

Se sigue por la pista virando hacia una granja La Brañuca, dando vista a los poblamientos de Cuevas e Idarga. De nuevo bajo La Brañuca, empatamos con el asfalto que vamos a seguir siempre en descenso hacia el núcleo de la Aldea, y llegar de este modo a la Iglesia de Cueva, donde podremos descasar un rato y contemplar estos amplios y abrigados valles vaqueiros.
La ruta prosigue ahora por el camino que se abre junto al Cementerio de Cuevas, para ir llegar de forma cómoda a las primeras casas de Idarga, hay algunas otras opciones, como irse a La Bouga y dejarse caer hacia la Riega de Casasendrin , y luego subir por el desfiladero arriba hacia la Sierra de Bodenaya.

Esto no lo teníamos claro, aunque luego vimos que podía ser una buena opción, más rural y bonita. Pero el día no estaba para muchas bromas y preferimos asegurar el trazado siguiendo por La Molina, hacia las antiguas minas de caolín, camino de La Espina.

Cuando ya vemos, tras andar unos casi 2 km por asfalto dejando atrás el desvío de La Bouga, el pueblo de La Espina, tomamos un amplio camino que nace al pie de la carretera y que sube al Monte del Molinón, lo cual nos lleva hacia unas antenas, empatando con los areneros que dan servicio a la nueva autopista, bajamos por esas amplias pistas hasta el circuito de karts, y desde ahí cruzamos por el puente de la autopista, luego habrá que hacerlo por debajo, y es en ese momento cuando podemos ver el camino que sube por el barranco y que viene de la Bouga.

Nosotros seguimos para buscar el carril asfaltado que sube hacia el pueblo de Casandresin, una vez en el se tuerce a la derecha por un fuerte repecho asfaltado que nos deja ante lo que debió ser unas oficinas de la instalación de los molinos eólicos.

Dejamos entonces la carretera para subir de este modo a la Sierra de Bodenaya, que nos aporta todo un paisaje, pues la desnuda sierra nos permite la observación a los cuatro vientos de sierras y cordales.

Un poco más allá del Rebollín, y antes de llegar a la última antena, sale a mano derecha un sendero en plano que retrocede por encima de la Sierra de Poles buscando el Campu La Llanca, una bajada medio comida por las cotoyas, y que aún se mantiene medio abierta, y que era preciso desmalezar para poder bajar sin problemas de la sierra.

Más abajo vemos ya los caminos que suben a las altas praderías de la Aciana, a las que se llega tras pelear por la distintas revueltas del camín carcomido por las cotoyas, para de este modo por trazados más amplios bajar sin problema hasta La Festiella y luego desviarnos por la izquierda hacia Poles y ya sin problema alguno poder desfilar por la carretera SL 1 hasta entrar por el Oeste en la villa de Salas.

Víctor Guerra

sábado, 17 de mayo de 2008

RODANDO POR PARAJES REPUBLICANOS


Tipo de Ruta: lineal
Punto de Salida: Tuña
Punto de Llegada: Belmonte )
Puntos del recorrido: Merillés, Abangu- Boinás-Modreiros
Longitud: 31 km
Horario: 5 h
Desnivel en subida Acumulada: 1.440 mts.
Desnivel d bajada Acumulada: 1.507 mts.
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Hacía ya tiempo que teníamos en mente atacar la desconocida cordal de Peña Manteca, realizando una travesía de Oeste a Este. Lo cierto es que al final la idea de rodearla nos parecía que podía tener mucho asfalto y atravesarla podía ser una cuestión muy salvaje, por lo cual se planteó una ruta que no es para betetistas de poco aguante, pues estamos ante una ruta exigente en cuanto a descenso y ascenso.

Es una ruta de las «antiguas» donde hay que tirar de bicicleta al hombro en más de una ocasión, y en la cual conviene medir bien las fuerzas, si uno no quiere sucumbir en el intento, que en esta ocasión nos puso a prueba con calores rayanos a los 30 grados.

Dicho esto, decir que el punto de comienzo se sitúa en el pueblo de Tuña, lo que obliga a dejar un coche en Tuña y otro en Belmonte. Salimos de Tuña tras saludar y reverenciar al preclaro ciudadano Rafael del Riego, que tiene busto y memoria en este soleado pueblo, y buscamos el puente viejo en la carretera que va a Merillés; nada más pasarlo, un camino a la derecha que tomamos, para dejarlo al instante por un empinado sendero que sube ladera arriba medio tapado por la vegetación.

El remonte hacia la zona de El Buey y Peñaforcá obliga en más de una ocasión a tirar de la trotona, eso sí obteniendo una preciosa vista de Tuña. Hacia la parte media ya vamos montados en la bici, con la otra vertiente, la de Merillés, o Meirás con 1,5 km, rodados o caminados, que de todo ha habido. En Meirás nos encontramos con la sorpresa de encontrar la plaza del pueblo dedicada al insigne republicano don Francisco Prendes Quirós. Contemplado tal evento seguimos las indicaciones que nos llevan hacia el Dolmen de Merillés, por unos tramos hormigonados y de firmes de tierra de fuerte pendiente.


A la altura del 2.7 k se sigue por la derecha, para, a unos 200 metros más adelante, meternos por un camino pegado a un prado con una muria de piedra, y subir ya por ladera hacia dos fresnos que se ven al fondo; un poco más adelante, ya vamos por una pradería por la que cuesta trabajo ciclar, pasando por encima del Dolmen de Merillés, que queda un poco más abajo a la derecha.

Bordeamos el dolmen para seguir por una zona de pradería, camino casi invisible, en medio de la campera parece desaparecer, pero nada más acercarnos al borde vemos al otro lado cómo el camino empieza a ser reconocible, desfilando a media ladera del pico Colinas, o del Alto de la Raigada, dando vista de esta manera a la vertiente de Espinaréu; estamos en camino de «cuesta», piedra suelta y ciclado de aquella manera.


Bifurcación en un collado a los 6,3 km se sigue por el ramal izquierdo en descenso en trinchera hacia Abangu, buscando el carretil que le da acceso desde el valle, seguimos adelante doblando antes de llegar a una casa a la derecha, pasando por delante de una fea cuadra nueva con charcal de orines de cucho: la Braña Grande; se continúa hacia otra cuadra con tejado de uralita que hay más abajo, y cuando todo parece indicar que debemos subir al Alto de los Corrales, aparece un camino a la derecha dando vista a Boinás, que baja en picado acompañando a la regueira camino de los Fontanales, que es el que tenemos que tomar.

Entramos en Vega de Quintana y seguimos por un camino bordeando la ladera, sendero estrecho y muy bonito, que amenaza con desparecer en un punto donde el río lo toma al asalto, de pies al riachuelo y doblamos a la izquierda por encima de la riega para entrar en Villar de Tejón.

Desde aquí, aunque experimentamos algún que otro sendero, lo mejor es descender hasta la carretera AS-310 y entrar de este modo en Boinás, donde se impone un descanso con 12,3 km de ruta, eso sí nos acercamos a visitar el cementerio donde reposan los restos de José Antonio Fernández González, correligionario de Prendes Quirós y Hermano francmasón.


Tras ello se impone el retorno a la dura ruta, para lo cual desde Boinás tomamos el empinado ramal que sube a la mina, y que se toma tras dejar los tres bares del pueblo, atrás y girando a la izquierda. Casi a las puertas de la mina, cerrada a cal y canto, se gira a la derecha por un camino en fuerte repecho que nos lleva a unas praderías (Llauria de Arriba) para subir al Ferradal, aunque también se puede subir desde Boinás por Valliguetu, que es posible que tenga menos cierres y alambradas, y esté más definido el camino.

En Ferradal, con poco agua en la fuente, proseguimos por el acceso rodado hasta dar con la carretera que viene de las Estacas, la AS-310, prosiguiendo la ascensión hacia los molinos de viento que habíamos visto horas atrás. La mole de Peña Manteca se hace omnipresente e impenetrable para la bicicleta de montaña, en eso nos entretenemos mientras pedaleamos pendiente arriba que Toyos sufre dadas las altísimas temperaturas del día; dan ganas de tirar de navaja y cortar mallas y mangas.

Poco a poco se va ganando el cumbral donde nos espera la sorpresa de entroncar con otro eje asfaltado y volviendo a tener que cruzarlo para tomar por un camino que sube directamente a los molinos, la vista, impresionante, miremos a donde miremos, de impresión igual que la subida, todo ese gran espectáculo nos ayuda a subir metro a metro hasta alcanzar los dichosos molinos. Supongo que alguien algún día pensará en el costo ambiental y paisajístico que suponen en nuestro paisaje todos estos artilugios campeando por nuestros horizontes.
A la altura de las instalaciones de los molinos en Colláu Moru, viramos a la derecha por una estropeada pista que va buscando las altas columnas eléctricas, bajando por los Oxacos la Cueva, y los Cochaus.


En Colláu Cimero, seguimos para entroncar más abajo con la carretera y seguir por el ramal descendente (24 km) abandonado éste al 1 km, aproximadamente, girando a la izquierda para seguir el camino de las columnas de alta tensión, pronto el camino desaparece para bajar por un estrecho reguero, que no se cruza hasta un poco más abajo; o sea, que BTT de la mano. Se cruza un poco más allá para después de unos cuántos kilómetros dar con el caserío de Pascual, donde se toma la carretera de Mudreiros, que se abandona al poco tiempo por la derecha para seguir por un lateral de la Riega de Barroblanco hacia Chanu Faidiellu.


No tardaremos mucho en dar con la carretera general a Belmonte (AS-633), llegando, de este modo, a Corias de Alvariza, donde se vira a la derecha y, en apenas 2 km, sentarnos en Belmonte, a tomar un refresco en la terraza del Gran Hotel y charlar sobre los otros correligionarios de Rafael del Riego, que en un buen día de finales del siglo XIX levantaron una fraternal en estos apartados lares, como así lo hicieron los hermanos masones Alarcón Gimeno o los Valdés García Miranda, Juan Tarrazo o el médico Bernardino Pumarada, entre otros. levantando columnas de logia en Belmonte. Vaya como homenaje esta dura ruta de sabor netamente republicano.

Victor Guerra
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