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viernes, 24 de enero de 2020

Rodando por las Veredas de San Salvador de Cornellana


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Punto de Salida y Llegada:  Cornellana
·         Puntos de Paso.Sobrerriba -Llamas-Casazorrina- La Devesa-Otero-Cermoño- Laneo
·         Longitud de la Ruta:  34 Km
·         Horario de la Ruta: 4 horas
·         Desnivel acumulado de ascenso y descenso:  871 mts.
·  Participantes:  Juan Piñera, Javier Paredes, Luz Fernández, Albano Capezzali y Victor Guerra

Situarse en Cornellana, es llegar a uno de los principales inputs de las Veredas del Salvador, lo cual se ejemplifica muy bien con la presencia del monasterio de San Salvador,  una de las puertas del Occidente Astur.

Atraídos por tanta leyenda, nos convocamos ante el monacato de Cornellana que data  del 1024, cuando una hija del rey Bermudo II y la famosa Velasquita de León, Doña Cristina, dona unas propiedades y una iglesia, la cual no sin trasiegos heredaron los monjes negros de Cluny en el 1122, y cuya heredad  pasando el tiempo dado que el cenobio había roto las relaciones con la Orden borgoñona será fruto de varias disputas entre las cuales se hayan  años adelante a propietarios  castellanos, ya que en el 1536, este monacato pasará a depender de los cistercienses de Valladolid, que como primer paso hacen imperar  el sello mesetario con la colocación del escudo de Castilla y León  en la fachada de la iglesia.


En definitiva, estamos ante dos formas de ver y actuar en el mundo medieval, por un lado Cluny, y por el otro la reforma del Cister, ambas entidades se sitúan en la frontera entre el decaimiento del mundo visigodo y la reforma gregoriana y el rito romano.

Este es el marco histórico monumental del que parte nuestra ruta que toma como referencia Cornellana para hacer un bucle no muy complicado por estas tierras entre Grao y Salas, uniendo dos valles fluviales, el del Nonaya y el que riega el río Narcea, punto de confluencias y divergencias, de varios Caminos: el Primitivo y las variantes hacia el de la Costa.

Preparamos las trotonas ante el desvencijado monasterio de Doña Cristina, par salir a rodar unas cuatro horas, no sin antes tomarnos un café en uno de los vetustos locales de Cornellana, el Café Casino, y hábilmente pertrechados para ruta, ponemos rumbo al monasterio para rodearlo camino de Sobrerriba, para lo cual seguimos las marcas jacobeas, pues nuestro destino es llegar a las puertas de Salas, siguiendo las flechas amarillas que van al Oeste.

El monasterio que sufrió en sus diferentes épocas las extravagancias de monjes y señores, queda bien a las claras en la descompensación arquitectónica del edificio, que parece más bien un corte y pega, que un proyecto del pasado que se va modificando con el pasar de los años.


Vamos rodando a la vez que tomamos pulso a la dimensión del complejo monacal abandonado desde hace lustros.

Se dice que en su tiempo fue monacato dúplice, de monjes y monjas, pero no parece que haya dejado mucha huella en  la localidad, que más bien parece dar la espalda a tal equipamiento, más allá de la existencia de una pancarta en la balconada que recuerda que vana cumplirse los mil años de su nacimiento.

De nuevo en el viejo trasiego caminero, este se ha modificado, pues la presencia de la Autovía del Cantábrico, nos hace dar una pequeña vuelta  para subir  directamente hacia la aldea de Sobrerriba. Subimos por el acceso rodado que nos da una impresionante vista sobre el monasterio y la villa de Cornellana, que desde hace años tiene más puesto el ojo en los temas salmoneros que en temas de monjes y Caminos.

Nada más dejar atrás el panel de la Sobrerriba, una vieja casona rural a nuestra derecha nos muestra en uno de los laterales el escudo de los Longoria de Tejero con un impresionante león rampante ocupando todo el blasón.


Se sigue carretera adelante, subiendo hacia el poblamiento de Sobrerriba que se cruza en ascenso siguiendo las marcas jacobeas, pues no en vano por aquí transita el Camino Primitivo.

Camino este, que siguió Alfonso II el Casto, que más que ir a venerar el sancti jacobi , su idea era traerse  lo que allí hubiera para San Salvador de Oviedo que era su sede y a la cual su anterior parentela habían traído importantes reliquias, pero fue imposible.

Aquí en Cornellana, se puede decir que es punto de fuga, junto con Grao y La Espina de los romeros a Santiago, pues si la cosa pintaba mal climatológicamente hablando, pues todavía quedaba cruzar las tierras de Tineo y los puertos del Palo y el Acebo, los Hospitales no eran más que un atajo ganadero, por tanto llegados a Cornellana, estos se iban por el hoy conocido Corredor del Narcea hacia la capital que fuera del reino, o sea Pravia, y de esta manera empatar con el Camino del Norte, hacia otros jalones dedicados a  San Salvador,  y además se iba hacia la villa obispal de Mondoñedo.


Nuestra ruta una vez en lo alto del pueblo sigue por un amplio camino que nos va poniendo en situación sobre los que nos espera, una traza que coge en primer término altura sobre el río Nonaya   y que  nos presenta un bonito trazado  que luego se echa en descenso, algo estrecho y con algunos puntos que merecen atención técnica, y que pronto nos dejará ante el pueblo de Llamas, cuyos entornos reconoceremos por la presencia de las instalaciones  dedicadas a la molienda de  areniscas.

Se cruza  la rica pradería de los Pradones, por terrenos asfaltados  dejando atrás uno de los escasos palomares circulares de la zona, y con vistas sobre los núcleo de Espinedo y la Calzada, por donde debió discurrir el viejo camino en su día, y que ahora lo hace la nueva construcción de la autovía que se va articulando aunque sin saber el destino final.


Se pasa por el puente de la Carril y el enclave de Las Chamargas, hasta desembocar en el puente de Villampero, que nos da acceso a una larga recta que nos deja ante la impresionante fuente de Santiago, que conlleva la presencia de un gran lavadero. Estamos en la parroquia de Villazón, en cuyo dominio se dice que hubo otro monasterio datado en el 1219.

Nos irán asaltando a lo largo del camino los singulares hórreos alzados sobre diversas construcciones, los cuales presentan muy diversas soluciones y presentaciones estéticas

.

Unos metros más allá, otra fuente en este caso la de Foncaliente o Fontecaliente, que no es tal cosa, pues el agua es más bien fresca, la cual tiene un bebezón lavadero adosado. 

Se continua por la vera del Monte Picarosu, pegados de nuevo al río Nonaya, por firmes de tierra y trazas camineras, hasta desembocar en el puente de Casazorrina construido sobre el siglo XVIII para entrar en dicho pueblo que cuenta ahora con un singular albergue peregrino.


Desde Casazorrina, con 8 km., rodados, se cruza todo el pueblo a lo largo y se continúa por camino de tierra, para pasar por delante del caserío y torre de la Devesa que en su día compró el historiador Javier F. Granda, autor del libro sobre Masonería y la prensa franquista.


Trayecto muy bonito que nos lleva a cruzar, dejando atrás la Devesa, la autovía mediante un túnel y la vieja carretera 634 ,   para continuar por una estrecha traza  hasta concluir en el pueblo de Mallecín, renunciando a entrar en  la villa de Salas, pero les invito a visitra la villa y pasear por sus calles, merece la pena, pues se entenderán mejor algunas cuestiones históricas sobre fueros e hidalguías.


En nuestro caso, cerramos el bucle  virando al Sur en Mallecin, para rodar unos cientos de metros por la carretera AS-266 hasta la Barrosa, donde se entra a la izquierda, hay un viejo camino que viene directamente de la Devesa hasta el Puente La Riba, pero nosotros lo obviamos, para cruzar el  citado pontón la riega Paraxas y subir ya por tramos asfaltados  por los predios de Otero, eso si  todo  asfalto hacia el núcleo de La Sala y dar vuelta de este modo al Pico el Cerro. Tras coronarlo se abre una nueva posibilidad  más caminera, ir hacia Cermoño por el Monte la Cuesta  tomando el camino viejo que bordeando va hacia el caserío de Reguera Oscura  y desembocando de este modo en la aldea de Cortes, para luego luego virar a Cermoño.


Nosotros nos fuimos dejando llevar por los trazados cómodos de los caminos asfaltados hasta alcanzar la aldea de Cermoño, y visitar su iglesia dedicada a  Santa María(1866) la cual lleva cementerio adosado.

 Me resultó curioso en el panel informativo parroquial encontrar noticias sobre la iglesia luterana en Oviedo.


Con relación a este enclave situado al  pie sureño de la Sierra de las Traviesas  me extraño la poca  información se encuentra en la Red, y sin embargo su iglesia nos habla de  cierta entidad  y dominancia, 

Y debió de tener cierta importancia en su tiempo y  máxime cuando hablamos de un enclave estratégico, pues de camino hacia La Ballota, ante cuyo destino nos desviamos para entrar hacia la Casa de El Picunal, topándonos  con un par de casamatas de la guerra civil, desde cuyas troneras se  domina el valle y las orillas del Narcea, un poco más abajo el camino nos ofrece impresionantes balcones con vistas al río Narcea, pues no en vano estamos encima del pueblo de Bárcena y del propio río.


Nos echamos desde El Picunal ladera abajo por un intenso sendero que le da la vuelta al promontorio de Los Pezones. Un sendero estrecho que nos coloca en el pueblo Álava, donde toma el acceso rodado que un poco más abajo nos permite desviarnos a la izquierda  y coger el PR-AS. 128 Ruta del Salmón  que vira al Este,  y con 24, 7 km rodados, poder  seguir a la vera del Narcea, por lo que fue la vieja plataforma ferroviaria, de Muros hacia Cangas de Narcea, cuyo proyecto ferroviario quería llegar a Villablino, aunque nunca llegó a funcionar.


Ahora tal infraestructura,m bien dentro de ella o en sus aledaños nos permite rodar cerca del rio Narcea.

Me choca lo limpio que está el sendero, dado el abandono general de la infraestructura senderista, volvemos a estar cerca de los predios jacobeos, como topónimos como L´Hospital  que se haya en la parroquia de San Bartolomé y ubicada al otro lado de la ruta y del Narcea,



Tras un buen trozo de  rodadura, unos 2 km., se entra en la aldea de Laneo, donde no solo se puede admirar  una buena colección de hórreos levantados sobre otras cimentaciones, sino tambien viejas casonas hidalgas como la casa de los Condes de Peñalba  de los siglos XVI y XVII, o la de los Longoria Rivera, o la del Llagar. 



Y como no, los secaderos de tabaco que en su día acogió las primeras plantaciones  de hoja de tabaco para la empresa holandesa Mont Tabac, y luego para la española Tabacalera, de aquello  ya no hay nada, ahora las fértiles huertas se dedican a la faba asturiana, que tiene pinta de darse bien.


De Laneo, se  sale virados  al Norte, siguiendo la fértil ribera del Narcea que contribuye a la zona con buenas tierras de limo,  

Se continua por el citado PR-AS 128 para  entrar de nuevo en los predios de la leyenda acerca de una vieja osa que rapta un hermoso bebé de los Señores de Doriga, que al ser encontrada por unos labriegos se pudo ver cómo la criatura era amamantada por la osa. 

Leyenda que en este caso valió como excusa para levantar una iglesia en honor a tal hecho, y que fue puesta bajo la advocación de San Salvador y cuya efigie osera podemos ver representada en los muros del monasterio.


Entre realidades, utopías, y vagos sueños y leyendas concluye esta pequeña ruta sobre uno de los inputs más importantes de las Veredas de los San Salvadores, las cuales cruzan de Norte a Sur y de Este a Oeste toda la región asturiana, y que vamos repasando en nuestra rodar ciclo montañero.
© Victor Guerra

viernes, 21 de noviembre de 2008

Por tierras de Salas (Cordal de las Traviesas)

Punto de partida y Llegada: Salas

Kilómetros del recorrido total: 30 km

Desnivel Ascenso acumulado: 836 mts

Desnivel de Descenso acumulado: 859 mts

Horario: 3 horas

Puntos de paso: Mallecin- Casazorrina- La Sala- Cermoñó. Borreras- Santa Eufemi- Sobrerriba-

Salas. La placidez de un concejo muy desconocido para el ciclomontañero.

Tenía desde hace tiempo la idea de sacar una serie de recorridos como para rodar una mañana, enfocados para aquellos que no dispongan de mucho tiempo, y con las premisas de que estuvieran más o menos cerca a la tan trillada zona central asturiana, y que en tiempos invernizos fueran de fácil realización dada su configuración en longitud y altitud.

Por eso que desde que conocí las aldeas vaqueiras de Buspol y el Pevidal, con esos recónditos valles entre los corredores del Nonaya y del Narcea, pronto articulé una serie de recorridos que iré exponiendo a lo largo de este año y que son ideales para cumplir esos objetivos de los que hablado.

Recorridos que se ha ido configurando, no como uno los diseñó, sino como la propia configuración geomorfológica y el viario de la zona nos ha obligado a articularlos, pero no por ello pierden su esencia y belleza.

Se parte de Salas, no sin antes haber dado cuenta de unos Carajitos del Profesor, en la clásica y conocida cafetería Paraguay, para tomar a continuación el Camino de Santiago dirección a Oviedo, y que se toma en la primera rotonda según se sale del pueblo, tras cruzar la AS- 226 por el lugar de Mallecin.

Una traza que pronto nos va a presentar la vestusta cara del vial caminero jacobita, zonas de una belleza de cuyas muestras vamos a encontrar más adelante. Cruzamos por el provisional paso que se ha habilitado en la recta de la nacional 634, en la que se ha de extremar las precauciones en el paso, para darnos de bruces con una torre del siglo XV que luego comentaremos. Se cruza el Nonaya y entramos sin más problemas en el pueblo de Casazorrina.

Tras algunas vueltas, el personal autóctono, viendo que no nos convencían para ir por la carretera, nos indicó que en la mitad del pueblo hay que girar a la derecha en dirección al rio Nonaya y cruzarlo para ponerse al pie de la boscosa ladera, a cuyo pie nace una esplendorosa pista, que bien resguardada por la vegetación toma altura por La Puntona arriba hacia Casas del Monte, y Casa Muñiz.

Subida que no presenta más problema técnico que la fortaleza, pues la subida es mantenida y en ocasiones obliga a sentarse en la punta del sillín y apretar el desarrollo, de esta guisa subimos hasta Casa Muñiz donde la jarca de perros de la casa nos enseñaban los colmillos, de manera que salimos raudos hacia el pueblo de La Sala, dejamos la carretera que va hacia El Otero, y seguimos trepando por el interior del poblamiento hacia la corota del pico Dornón, o La Rubiera , pues los mapas no se ponen de acuerdo en el nombre o en su ubicación , y en cuyos aledaños se cruzan varias líneas eléctricas.

Una vez en la cocorota seguimos por el camino hormigonado que nos lleva a una cabaña para seguir hasta desembocar en una pista en cuyo vértice se cruzan las comentadas líneas de alta tensión. En la pista se gira a la izquierda parfa ir por entre la Tierra de Baxo y la Riba, camino de La Teyera Alta, a nuestro paso contemplamos unos inmensos maizales, guarecidos en el fondo de una suave vaguada, se prosigue la pista que de rumbo Sur pasa a tomar dirección Este.

Dejamos los ramales que salen a la izquierda, para doblar un poco más adelante ante una zona de cierre de bloque-piedra, y seguimos por esa pista cambiando el rumbo al Oeste, y colocarnos en la cumbral del Alto de la Llaguna, para desde ese atalaya contemplar las tierras salenses, de Belmonte, y Narcea.

Tras ello, desandamos el camino hasta el cierre de ladrillo del prado y cogemos el ramal derecho que va buscando las tierras de Cermoño, a la vez que vamos cambiando los firmes de tierra por los de hormigón. A los pies del cerro Los Lanos, que preside la aldea de Cermoño, una joven y bella autóctona, nos dio todo tipo de explicaciones para poder proseguir nuestra ruta, que en un principio se iba hacia El Pevidal, pero la opción era que desde esa posición teniamos mucha carretera, por lo cual recordando una conversación con mi amigo hiramista Paulino Lorences, recordé lo de un viejo Camino de las Traviesas.

La joven vaquiera o xalda, pues hasta ese punto no llegamos, nos indicó el camino a seguir hacia Santa Eufemia; Se baja pues como hacia Cermoño y antes de llegar al pueblo en un recodo del camino se toma la pista de hormigón de la izquierda para subir un poco, y abandonarla cuando entra en otro pequeño valle, allí nuestra ruta deja la cómoda pista y entra por un camino en descenso para encararse rumbo Este, por una suerte de caminos que se van enhebrando de forma muy sugestiva y amena, desfilandode esta manera por la zona del Veigallau, y por debajo de los promontorios de Entrepicos, La Escrita la sierra de Las Trviesas y Peña Burreras.

De este modo entramos en la aldea de Borreras siguiendo la huella de las Ermitas, primero pasamos por la del Cristo de la Salud y después enfilamos hacia la de Santa Eufemia, por lo cual seguimos por un viejo carretil que nos deja ante Casa Aníbal, ( una madura pareja tipo “Escenas de matrimonio” que nos invita a sidra de la buena o sea de casa, y cuya botella bajamos en un pis –pas, el bueno de Poldo y el que suscribe.)

Desde Santa Eufemia, nadie sabía indicarnos de camino alguno para bajar hacia la Cornellana, solo parece que está la carretera SL- 7, antesde bajar a ella, subimos al pico Los Tayos, pero apenas si adivinamos nada más que la masa boscosa que se deja caer hacia el Nonaya.

Regresamos a Santa Eufemia, y nos vamos carretera abajo para abandonarla a la altura del promontorio de Los Carbayinos o la Lomba, donde tomamos un camino a la izquierda en franco ascenso para dar a la vertiente de Cornellana, digamos que es un atajo caminero para quitarnos el rodeo de la citada picorota. La bajada bonita y con cierto sabor de vial ganadero, que tiene a ser devorada por la vegetación , nos abrimos paso de este modo hasta el pk 11 de la carretera SL -7 y seguimos por ella hasta las primeras casas de Sobrerriba, donde los conocidos hitos del Camino de Santiago nos echan hacia el viejo vial jacobita.

La ruta cierra de este modo el bucle virando al Oeste dejando los valle del Narcea y yendo hacia a la cantarinas aguas del Nonaya, por las zonas conocidas como Las Tierras y la Tempranas, rumbo hacia Llamas y su cantera, de nuevo camino de firmes de tierra que nos deja en un tramo asfaltado que nos guíasin pérdida hasta Villazón.

El camino jacobita con las marcas y los jalones de hormigón nos indican el rumbo a seguir, que siempre busca el acompañamiento del río Nonaya, pasada la zona de Fuente Caliente, con sus fríos bancos de acero , el camino entra por un traza d sendero insertado en medio del bosque, lo cual lo hace idóneo para un buen remate de ruta, tramos de una belleza antigua, cargada de iniciáticos viajes de fruidas y hadas, ya que el bosque respira humedad y musgo a cada poro.

De esta forma entramos de nuevo en zonas más soleadas como las de Casazorrina, donde los amables paisanos, que nos dieron las indicaciones, charlotean con nosotros sobre lo malo que está el campo. Proseguimos viaje hacia Salas, buscando el cobijo de la torre del siglo XV que añora poder hacerse con ella el catedrático y experto en turismo Muñoz de Escalona, con el que charlamos unos minutos, para seguir ya sin más pausa hasta Salas, dando por finalizada esta corta pero bella ruta.

Victor Guerra

Como siempre el track de la ruta en la pagina de Asturcon BTT blog

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