viernes, 20 de octubre de 2017

Por las Calzadas Romanas de Ponga: Ventaniella y Arcenorio

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  • · Punto de Salida y Llegada: San Juan de Beleño
  • · Puntos de Paso: Sobrefoz- La Faeda-Ventaniella- La Una- Puerto la Fonfría- Arcenorio-La Guaranga-bosque de Peloño y Bedules
  • · Longitud de la Ruta: 48,5 km
  • · Horario de la Ruta. 7 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso: 1.778 mts.
  • · Desnivel de descenso: 1695 mts
  • · Participantes: Javier Dolado, Javier Riestra, Luis Roza, Juan Moreno, Leopoldo Figueiras, Marcos Fuentes, Jose Asturdesbroces, Victor Guerra.
  • Track de la Ruta  en Wikiloc: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=20413016
Esta es una de esas rutas clásicas en el reportorio ciclomontañero astur, la cual  está presente desde los primeros momentos, del nacimiento del BTT en Asturias y su presencia en  allá por los años 90 en las estribaciones momntañosas.

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Tras fundar Asturcón BTT, 1989, un año después es  cuando empezamos por incursionar por los parajes de la Cordillera Cantábrica: La Mesa, Tarna. Picos de Europa, Ponga y lo hizo una  variada fauna de sonados ciclobikers: Manuel Fernández, Lili, Javier Gómez, .. y tantos otros, en el caso de la ruta que nos ocupa siempre ha sido muy atractiva, aunque lo cierto es que  yo ya me había despedido de ella hace un par de años realizándola en compañía de Dolado y Javier Paredes.

Pero la idea devolver hacerla con nuevos compañeros, y sobre todo realizarla  en sentido inverso al cual siempre la habíamos hecho, me animaba a volver a estos predios de la Cordillera Cantábrica en los cuales se imbrica el territorio pongueto, con un recorrido a lomos de las tierras astures y leonesas.

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Y lo cierto es que antes  de que se meta el otoño, y el mal tiempo haga su presencia nos fuimos camino de San Juan de Beleño, para desde este alto emplazamiento  tomar la salida hacia una ruta que no parece difícil, pero dada su configuración geográfica y climática, puede convertirse en un relativo e incierto infierno sino tomamos una serie de precauciones. Por otro lado, el personal se toma la toma a modo de una de tantas otras rutas y ni la dosifica, y rebaja el nivel de seguridad  y los problemas que pueden darse en una ruta de este nivel  pueden ser importantes.

En esta ocasión, salímos gente que hace tiempo que no rueda con nosotros, y algunos que otros maduros bikers ya bisoños en el pedalear, e incluso se nos apuntan novatos en estas lides de las altas rutas..., ah y también asiste  Juan Moreno con su E-bike, lo que nos pone en circunstancia  de todo lo que puede acontecer con respecto a este tipo de bicicletas eléctricas en estos predios.

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La primera en la frente, pues salimos desde la Asturias Central, y el coche marcaba en el exterior  unos 12 grados, y cuando nos plantamos en San Juan de Beleño, el termómetro a eso de las 9 de la mañana ya nos indicaba que afuera estábamos  a unos 5º, aunque el sol ya lucía por los crestones del Tiratordos, cuyo anfiteatro se iba llenando de luz y color..

Una vez reunidos previamente en Cangas de Onís, enfilamos  hacia San Juan de Beleño, y ya con las trotonas preparadas  nos dirigimos dirección a Sobrefoz, cuyo trayecto va en leve descenso, eso si no metiendo en la bajada mucha velocidad por aquello de no quedar congelados, y poco a poco fuimos ganando el fondo del valle, que marca la aldea de Sobrefoz, que se iba desperezando de aquella, a juzgar el movimiento de coches por la zona.

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La carretera PO-1 en Sobrefoz,  deja paso a la pista que va  hacia uno de los inputs más importantes de la zona como es Ventaniella, punto importante en la vía de comunicaciones entre los territorios astures y la meseta,  y por la cual trasegaban reatas de mulas con sus cargas y como no ganados caminos a las distintos feriales bien de una  parte a la otra (Asturias-León). La importancia de esta vía no se deja apreciar tanto en la reciente pista, que ahora tenemos que salvar, tras haber rodado unos 5 kilómetros por asfalto en franco descenso,  sin embargo ahora tocar rodar por una pista de balastro durante unos 7 km en continuo ascenso, la cual es acompañada por el  cantarín rio Ponga, algo escaso de aguas dada la pertinaz sequía.

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Pasamos las casas de la Faeda, hasta ganar el emplazamiento de Ventaniella, con su venta y ermita, que marca no tanto la frontera geográfica entre Asturias y León, sino la de los trasiegos de los arrieros por estas viejas calzadas, que en el caso de Ventaniella, dice Chema Argüelles que fue abierta por la Legión III Macedónica con campamento en Burgos, y cuya traza también fue utilizada por romeros y peregrinos, ya que se cita a Ventaniella como propiedad de los monjes bernardos, hasta la desamortización de los bienes eclesiales.

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Parte de esta historia la iremos percibiendo a medida que arribemos a las Casas de La Faeda, y Ventaniella que daban paso a su vez a dos arterias que se abrían hacia  los valles bajos del Sella, por diferentes vías, como bien sugiere Chema Argüelles, a diferencia de otros autores, más proclives a dejar estos históricos pasos, como sujetos a la nada, o sea que los dan como nacidos en tal puerto o collada y mueren kilómetros más abajo, ignorando la integralidad de la caminería peninsular que viene de  lejanos orígenes y destinos.

Esto le voy contando al amigo Marcos a Juan Moreno, y a Poldo, mientras el resto está más interesado en el ciclado, y en eso de ir devorando kilómetros y dificultades, como parte del juego bike que nos aporta nuestra afición.

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Al final de un intenso pedaleo, llegamos a Ventaniella, sitio mágico que a estas horas de la mañana reposa paz y silencio, aunque creo que ahora ya no hay venteros/as que lo atienda, al menos fuera de los tiempos estivales.Cuando llegamos no vimos por la zona a nadie, o sea que se impuso un descanso al calor de los rayos que inundaban a esa hora la vega,lo cual engañan a los fotómetros de nuestras cámaras debido a los fuertes contrastes entre el solo y las sombras del valle.

Tras el descanso nos ponemos de nuevo en marcha; dejamos el rumoroso rio de Ponga, para subir por encima de la casa de la Venta,  dejando en medio de la Vega la coqueta ermita, y no enfrascamos por trazados los cuales devienen de las viejas calzadas romanas y medievales, y que trepan al par de la riega de Ventaniella camino del alto collado que tenemos que cruzar, el cual marca el límite entre Asturias y León, y cual nos coloca a 1.427 metros de cota, que es nuestra primera chincheta antes de llegar al pueblo de La Uña

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O sea que además del desnivel que tenemos que salvar, unos 250 metros de desnivel, está también la pendiente que tenemos con la cual  tenemos que ir lidiando y  con firmes de calzada muy rotos, que hacen casi imposible su rodadura, o sea  de esta guisa unos 2 kilómetros. Tiempo y longitud  donde uno se puede vaciar en querer subir montado, y máxime si no controla el esfuerzo que se está realizando y eso puede ser preocupante, informo al personal de la circunstancia y que cada uno luego que adopte las cuestiones que creo pertinentes. Juan Moreno también va preocupado por el tema de la duración de la batería de su E-bike, pues no quiere verse empujando la trotona sin energía alguna, por lo cual tira como puede empujando la bici en los tramos más complicados.

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Poco a poco., ganamos la cota de la divisoria provincial  y el panorama cambia casi por completo, el denso hayedo queda atrás, y ahora se nos muestran tierras más abiertas y ciclables, por las cuales nos echamos pronto abajo hacia el pueblo de La Uña, que dista unos 8 kilómetros, que cubriremos acompañando a la riega del Puerto, primero,  y luego entroncando con el Esla, por una traza jalonada de soportes señaléticos del PR- LE-20. Camino de Ventaniella.

Los tramos de vieja calzada muy destrozadas que nos íbamos encontrando  en la subida,  han dejado paso  paso a caminos de hierba a veces quebrados por sendas de compactación, debido al paso de personas y ganados, que hace de nuestra conducción una interesante muestra de destreza técnica.

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Durante cuyo trayecto Jose, se «comió» un palo el cual terminó enroscado en su cadena y cambio, por lo cual su flamante desviador trasero Sran pasó a mejor vida. Y dado que aún quedaban muchos kilómetros de ruta, y que recuperar coches o coger un taxi para el retorno a Beleño es una operación logística complicada, lo mejor y más aconsejable para nuestro compañero es dar la vuelta antes de bajar más, pues estamos en el enclave de Valdosín. La cosa no no parece gustarle mucho eso de tener que regresar solo, pero es lo mejor, dado que todavía  le es favorable la rodadura, pues si se sobrepasa La Uña y el puerto de la Fonfría, la cosa se complica.

Nos despedimos con tristeza y preocupación del amigo Jose (asturdesbroces), y seguimos ruta buscando lo abierto del valle, y el cauce del Esla, ante lo cual se sorprende el amigo Luis Roza, ¡¿Una carretera y el río Esla?¡. A veces todo parece tan lejos, pero la caminería tiene esa atracción la de comunicar cosas que a priori nos parecen muy lejanas, tal vez porque no tenemos en la cabeza el mapa geográfico de las zonas, y sobre todo las referencias. Mis compañeros, la mayoría, no se imaginan que estamos a pocos kilómetros de la ruta de Riaño-Prioro, o que pasaremos cerca del enlace hacia la gran travesía que hicimos no hace mucho de Oseja de Sajambre-La Hermida.

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Tras conectar con la C-635 tras cruzar  el Esla, desembocamos habiendo recorrido un par de cientos de metros en el pueblo de La Uña, con la sorpresa de que el bar está cerrado, y tendremos que contentarnos con comer con  agua y la bota de vino que lleva Luis Roza, rellena hoy  de vino rosado Pietro Picudo. En la pitanza estamos cuando los inefables mastines hacen acto de presencia por si cae alguna que otra migaja.

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Se está fenomenal, a la solanera mesetaria,  pero hay que seguir rodando pues aún restan unos casi que 30 kilómetros, de ruta,  y aún debemos ganar el Puerto de la Fonfría (1.637 Mts) y del cual distamos unos casi, que 8 kilómetros en los que debemos salvar unos 400 metros de desnivel. A ello nos ponemos, con el esfuerzo que supone volver a arrancar,  eso sí con lo bueno de que el sol calienta, pero no abrasa. Le damos la vuelta al Monte del Melendrín hasta ganar la bifurcación de los Campos de María, con su vieja señalización, y si hasta La Uña fuimos siempre rumbo Sur, ahora vamos siempre rumbo Norte, por encima de la riega Carcedo.

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Atrás nos vamos quedando Poldo, Juan Moreno y yo mismo, que vamos tranquilos viendo el paisaje y como ya los animales silvestres ni se asustan, pues a nuestro par un zorro, contempla nuestro pausado pasar, sin mayor preocupación que medio ocultarse después de un trozo de observación tras unos brezos.

Pasamos el invernal de la Hoya de Bodecazo, y nos vamos pista adelante, con la mirada en el manchurrón blanco que se ve al fondo, y sobre el cual debemos pasar para coronar de este modo el Puerto de la Fonfría, al que cada uno a su ritmo va subiendo, como Juan que va comprobando el gasto de batería, y los demás pues … unos muy de «pro» y otros más reservones…

Al final todo estamos en ya en esa frontera, en la cual dejamos las pistas y entramos en los predios de las camperas y las canales que nos han de llevar hacia la Ermita de Arcenorio.

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Esta es la otra gran vía de comunicación, la que remontado el Esla sube a los predios de La Fonfria para dejarse caer hacia la gran vega de pastos donde se asienta la ermita de Arcenorio, esta gran campera  reparte flujos camineros  importantes, al Este hacia Oseja de Sajambre, desde donde se puede proseguir por la Senda del Arcediano bajar hacia Cangas de Onís, y Covadonga, o subir hacia Pontón para pasar  hacia Riaño, o a los puertos y valles de Valdeón.

Y al Norte, la vega da paso por la Guaranga hacia las colladas de  Granceno que da acceso por el Este al rio Sella ya  la Foz de Beyos pasando por Vivol;; o seguir a rumbo Norte hacia  Bedules con reparto de flujos al Este a Viego y Puente Vidosa, de nuevo hacia las vegas del Sella, y al Oeste el paso hacia San Juan de Beleño. y sus otros pasos hacia Piloña y el Sella a través del paso de Sellaño.

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Pero antes de coger la ruta hacia La Guaranga, vamos dando un garbeo por las praderías de La Hondonada, donde probamos el calimocho que los pastores tienen enfrescando en el pilón de La Hondonada, ya que es donde están ocupados recogiendo las vacas, de cara a ir ya encarando la bajada a los valles más fonderos.

Jugueteamos por la praderías con las llamargas hasta encarar la Canal del Focicu para bajar a Los Foyos, me echo canal abajo, evitando la traza de la vieja calzada también muy rota y destartalada, con algún que otro repique por atrás avisándome de que el atajo cogido no es el track, hago caso omiso, y saltando de peña en peña, llego ante la pequeña foz de Los Foyos, que da acceso a la gran campera de Arcenorio, donde campean las cabañas y la ermita que preside el lugar. Esta zona de las dos pequeñas canales es puro enduro, donde no merece la pena ni intentar montarse en la trotona.

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Ya en Arcenorio, se impone otro descanso y contemplación del paisaje, con las dos torres vigías al Este de la pradería, y a las que hemos ido dando vuelta, Peña Ten a la izquierda y el Pileñes a la derecha. En Arcenorio, intensos recuerdos de rutas y compañeros, pues será la décima vez que paso por estos lares con muy distintas gentes y actividades.

Tras el descanso, de nuevo a la trotona para cubrir el tramo hasta las casamatas de la Guaranga, que distan unos 2 kilómetros, y luego ya vienen las grandes pistas hasta Bedules. Ahora el tramo se hace bien , pero no hace muchos años era un sendero escabroso y trialero, que era toda una delicia para los más técnicos, pero comía bastante tiempo, ahora es un paseo hasta las citadas instalaciones republicanas de la   Guerra Civil, cuyo estrecho paso da acceso  al denso bosque pongueto.

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Una vez reagrupados, enfilamos la bajada por una amplia pista que se abre paso por entre el denso hayedo hasta el cruce de riegas, unos 3,5 kilómetros de intensa bajada, tras la cual se abre ante nosotros una suave subida hacia el Collado Granceno. Cada uno vamos encarando de la mejor manera posible, pues los años, los kilos, y demás pasan factura,Poldo ha resistido fenomenalmente la ruta , pese al asomo de calambres, Juan está logrando llevar electricidad de reserva para su casa, y los demás pues tirando para coronar.

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En la grupeta de atrás, de repente a la altura del desvío de Bustantíu, un sobresalto, la bici de Luis Roza, salta la cadena y presenta pérdida de parte del eje pasante de la rueda trasera, menos mal que fue subiendo, sino esto hubiera sido grave bajando por Bedules., la cosa hubiera sido muy graves y potencialmente muy peligrosa.  Bajo por el camino y busco la pieza perdida y tras reubicarla, con cierta sorpresa de que puedan pasar estas cosas, seguimos ruta hacia Granceno, donde los compañeros esperan hace buen rato, medio muertos de frío, según nos dice alguno.

De Granceno a la campa de Bedules, 5 kilómetros, y ya sin entretener más el tiempo en Bedules, tomamos por la izquierda el ramal que baja hacia la carretera PO-2, y por la cual se baja hasta San Juan de Beleño, donde finalizamos la ruta.

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Fotos de Marcos Fuentes, Juan Moreno, Javier Dolado, Javier Riestra, Victor Guerra.

Víctor Guerra

viernes, 13 de octubre de 2017

Por tierras de Riaño y Prioro

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  • Punto de Salida y Llegada: Riaño
  • · Puntos de Paso: Horcadas- Remolina -Tejerina- Prioro-Boca de Huérgano
  • · Longitud de la Ruta: 55 km
  • · Horario de la Ruta. 6 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1800mts
  • · Participantes: Luis Roza, Javier Dolado, José Ramón Natal, Javier Riestra

Está llegando el otoño, y es el momento de ir olvidándose de las altas sierras de la Cordillera Cantábrica, de ahí que este sábado pasado nos hayamos ido a las lejanas tierras del pantano de Riaño, para rodar por sus predios.

LO cual conlleva  rodar por el GR-1 que viene desde Ampurias (Gerona) hasta Finisterre, y que por las tierras asturianas, está sin marcar. 

Luego están los dos inputs para mi más importantes como es rodar un tramo de la perdida Cañada Real Leonesa Oriental, por cuyos trazados también baja el Camino Lebaniego a Santo Toribio (Sahagún -Potes), lo cual hace que la ruta resulte aún  más interesante en ese sentido, así como rodar por los parajes  con impresionantes vistas sobre diversos cumbrales y picos, como es la impresionante Sierra de los Villares, o el Pico Yordas, y más lejos el Mampodre  y el Espigüete.

El problema de estas rutas, es que el viaje de acercamiento se hace largo, pues son casi 2 horas de trayecto, desde la zona central de Asturias, aunque la zona bien merece la pena el esfuerzo para ser rodada.

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Partimos del altozano pueblo de Riaño, y puesto que estamos al comienzo de la temporada, pues empezamos de forma tranquila, rodando por carretera N-621, rumbo Sur, hasta la altura de la localidad de  Carande, donde dejamos la N-621, durante un tiempo, para rodar por caminos, hasta pasar al pueblo de Horcadas, cuyo acceso nos devuelve a la citada carretera, hasta concluir ante las  misma compuertas del Embalse de Riaño, donde se toma el desvío hacia el pueblo de Remolina. Son 12 km de buen rodar y sin apenas tráfico.

Luego, serán otros 4 kilómetros de asfaltado, pero de carácter más local, para de este modo entrar al pueblo  citado y donde la carretera fenece.

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Un trago de agua, y unas fotos, y nos ponemos en marcha hacia el collado de Mostagenerosa, que dista del pueblo unos tres kilómetros, pero ya los lugareños nos avisan que hay rampas duras, como así pudimos comprobar.

Pues nada más salir del pueblo ya nos fuimos encontrando algunos cortos e intensos repechos, un tanto exigentes, tanto por la pendiente como por los firmes, pues a la menor presión de la rueda trasera sobre el duro trazado perlado de piedrecillas, es echar pie a tierra, salvo aquellos otros compañeros que iban con una «doble» y con control de tracción, lo que supone un plus de agarre, ideal para estos terrenos, que ahora se muestran tan secos y arenosos. La sequía en la zona es impresionante.
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Las vistas sobre la Sierra de Los Villares, es bestial  y más aún, será cuando coronemos la citada collada de Mostagenerosa de 1583 metros de altitud, a cuyo punto subiremos empujando por tramos la trotona, hasta ver como emergen cumbres y cumbrales que apenas si reconocemos, pues estos parajes son muy desconocidos para la mayoría de nosotros, de hecho, no sabemos muy bien colocar referencialmente los picos Espiüete, o el Tres Provincias, o el Mampodre.

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Ganada con trabajo la collada, se enlaza con el trazado de GR-1 por cuya traza desfila por una amplia pista, que cuando se echa abajo, presenta un atajo por el cual se van o vienen las marcas del GR-1, haciendo un recorte a la pista, aunque los firmes son un tanto técnicos. 

La bajada hacia el pueblo de Tejerina, se hace por la pista, que  tampoco es que sea mala, pero sus firmes duros de tierra con gravilla, hacen que las trotonas se puedan ir en un momento fuera del trazado, pues el desnivel es importante y cualquier despite puede ser mortal. Las bajadas de estos valles, la verdad que son bonitas.

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Pasamos de esta manera al Collado San Martino, y nos colocamos en un santiamén a las puertas del pueblo de Tejerina, donde entramos para hacer unas fotos, y luego ya encarada la ruta por la carretera  se gira a la izquierda por las laderas de La Carbajosa subiendo, en plan más suave para coronar en denominado Collado del Corral de los Lobos, virando al Sur, para luego ya en la zona cumbral bordear la Peña Horcajada y por el Monte Naño y por encima del arroyo de Repenedo, encarar la  bajada hasta el impresionante pueblo de Prioro, todo en descenso desde el anterior collado.

En Prioro, se impone una parada y fonda, en el Albergue de Prioro, y tras saludar a Cristina, como gerente del establecimiento, y pedirle unas cervezas,  aprovechamos para comprar una hogaza de pan y unas galletas, y con la cecina y la bota de vino de Roza, a la cual le ha atizado un Ribera del Duero, nos dimos a la pitanza y al descanso para retornar a las trotonas y encarar el otro tramo de la ruta que ahora toma rumbo a las montañas de Prioro-Riaño
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De nuevo en las trotonas, se parte como digo, rumbo Norte, saliendo en plano de Prioro,  siguiendo las señales de los «crucenos», o sea las  marcas de los Caminos Lebaniegos,  y por su anverso el Camino de Santiago que nos llevarían a Sahagún de Campos. A su vez vamos por la ancha Cañada Real Leonesa Oriental, que se va a estrellar ante la bifurcación de riegas, que dan origen al río Cea, el cual va acompañado  desde Sahagún  por el Camino Lebaniego pasando por Almanza y Prioro.

Antes de acabar la pista, el Camino Lebaniego y sus marcas, nos echan a la derecha para subir hasta la pequeña área recreativa que se ha establecido en dicha zona, y hasta la cual hay que remontar.

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Tras dejar atrás el cercado del área, se sique subiendo por las rampas de Los Adiles, que nos obligan durante unos 12 minutos a empujar la bici, por lo cual está claro que el Camino Lebaniego, no es en este tramo ideal para la bicigrinos (peregrinos en bici). 

En caso, de llevar alforjas o no querer portear, pues se recomienda que  al llegar a Prioro, sino se quiere endurecer las ruta demasiado, sería ir por carretera hasta Boca de Huérgano, o en todo caso hasta el desvío de la Ermita del Pando, que está en la subida al Puerto del Pando.

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Tras la remontada, donde todos sufrimos unos minutos con el pertinaz empuje, se entronca con la pista que viene de la carretera de Prioro-Boca de Huérgano (LE-232), en el cual nos vamos por el ramal derecho hacia el Santuario de la Virgen del Pando. 

Tras ello nos encañonamos de nuevo por la traza de la Cañada Real Leonesa, que ahora desfila por un denso hayedo, y por una traza que se forma a modo de media cubeta por cuyo transitar  en descenso hace la delicia del personal biker. 

Tras cruzar el Collado del Pando, se desemboca por el Berrogal en la carretera LE-232, por la cual se baja unos dos escasos kilómetros, pudiendo tomar por unos metros un camino paralelo que por nuestra izquierda, y que nos devuelve a la misma carretera, aunque parece más idóneo bajar por la derecha de la carretera, por el subvalle que se abre a nuestro lado.

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En Las Trimas, se abre a la izquierda una pista, que cogemos y que desemboca en un carretil semi asfaltado que va a morir a las aguas del pantano de Riaño, que nos muestra una impresionante sequía, la lámina de agua está a la altura del viaducto de Riaño.

En todo el trayecto las marcas y jalones del Camino Lebaniego, o sea los «crucenos», nos ayudan a localizar la traza, aunque en la zona del pantano, dada la sequía   están todas en el suelo por falta de anclaje hormigonado,

En todo caso, sus indicaciones nos llevan a la derecha de la lengua de agua que entra a modo de fiordo, eso sí cuando hay agua, pero incluso así veremos como la traza del Camino Lebaniego, nos lleva por la margen derecha del pantano,  por La Peralina, rumbo Norte, para virar al Este siguiendo los límites del pantano y las propias curvas del nivel de la ladera nos van marcando el trayecto lo que nos obliga a seguir una pista que presenta un continuo sube y baja, sobre todo desde la zona de Valcabado, remontado algo de altura en las inmediaciones del Pozo de los Lobos, para pasar por encima del Reguera Oscura y dejarse caer sin problemas hacia el pueblo de Boca de Huérgano

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En tiempos en los cuales el embalse está bajo, se puede cruzar este por el llamado Puente de Pedrosa, lo cual permite ir hacia la Ermita de San Bartolomé y tomar la carretera Nª 621 hacia Riaño, lo cual localizaremos a nuestra izquierda, el puente en medio del pantano, y la Ermita en la orilla de enfrente.

Esto es lo que NO haremos nosotros, a pesar de que el embalse está prácticamente vacío, obviamos realizar el cruce del citado puente, y seguimos las señales de los «crucenos» que están en pie y que nos llevan hasta la entrada de Boca de Huérgano

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Pasamos por encima de su impresionante puente, y si bien el Camino Lebaniego gira a la derecha para dirigirse hacia Portilla de la Reina, nosotros viramos al Oeste y nos vamos por la Nacional 621 hasta el mismo pueblo de Riaño, que son unos casi 8 kilómetros de rodadura por el arcén de la carretera que se hacen fácilmente, aunque en la zona el viento hace de las suyas
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Fotos de la Ruta: Víctor Guerra y José Ramón Natal

Víctor Guerra

viernes, 6 de octubre de 2017

Villaviciosa y Cordal de Peón por Fabares

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  • · Punto de Salida y Llegada: Villaviciosa
  • · Puntos de Paso: La Parra-Casquita- Fabares- Alto La Cruz-Niévares-Grases
  • · Longitud de la Ruta: 31 km.
  • · Horario de la Ruta. 3 horas.
  • · Desnivel acumulado de ascenso: 721 mts.
  • · Participantes: Luis Roza, Natalia Palacios, Victor Guerra
La zona de Villaviciosa ofrece buenos recorridos para ir estirando una temporada más las piernas, antes de meternos en rutas más duras. Por tanto, propongo una ruta interesante y en parte desconocida, como es rodar la cordal de Peón, vertiente Sur, subiendo desde la Villaviciosa por la zona de Fabares.

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El punto de partida es Villaviciosa, y que mejor sitio para quedar que la Pastelería Viena, punto de reunión de muchos de todo tipo y naturaleza.

En Villaviciosa se toma rumo Sur hacia la Senda Fluvial de Amandi, para lo cual podemos seguir sim problemas las marcas de Camino de Santiago, que tras rodar por la senda fluvial, nos va a dejar en el cruce de La Parra, se rueda unos instantes por la AS-113, hasta el desvío que tenemos más adelante, cuyas marcas santiagueras nos meten hacia Casquita, punto de divergencia de los dos Caminos de Santiago, el que va a San Salvador , o sea al Señor, y el que va Gijón, rumbo a Santiago, o sea al criado.

Nuestra ruta sigue la dirección de Gijón dejando atrás la capilla de San Blas, para entrar a la izquierda siguiendo las marcas jacobitas y pegándonos por un instante al pequeño río de Valdediós. Es un camino plano sin problemas técnicos y fácil de rodar, y sin apenas barro.

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A la altura de Grases, como a unos 5 km., del punto salida, las marcas jacobeas se van a la derecha, en dos ocasiones, en cualquiera de ellas, pues hay dos posibles desvíos, nuestra ruta sigue de frente rumbo Oeste, siguiendo el curso del río, dejando atrás el 1º desvío la zona del Mayorazo y luego otro a la altura de Xiana. Se sigue rumbo Este hasta desembocar en una carretera por la cual seguimos de frente pasando por Conceyeru y la Cruz. y pegarnos a la A-64 , por cuyo lateral recorremos un tramo hasta poder cruzarla y poder pasar a Piñera.

Seguimos por zonas suaves y fáciles de rodar.

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Se entronca en Piñera con la carretera local VV-10 y se sigue por el ramal lateral hasta San Pedrín, donde nos desviamos a la derecha para pasar por delante de la iglesia y rodar por la parte alta de la zona: La Cueva, Sopeñes, hasta desembocar de nuevo en la citada carretera que volvemos a dejar para entrar a la altura de la Rebona hacia La Obra y rodar por las Rondiella, San Andrés, La Pendiz, hasta desembocar a la altura del pueblo de Fabares de nuevo en la VV-10, se puede ir por ella sino se quiere entrar en estos pequeños núcleos de casas.

Una vez ante la citada carretera se sube por ellas, hasta el pueblo el pequeño pueblo de Fabares, buscando el cruce de la riega del Pinganón, a eso de los 13 km., rodados.

Una vez se ha cruzado la riega, un poco más adelante el camino se convierte en pista hormigonada que presenta un largo e intenso repecho, que será toda la tachuela que tengamos por delante en esta ruta, al menos de esa naturaleza.

Una vez se concluye esta subida de algo menos de 800 metros, nos cruzará una pista que divide la subida hormigonada en dos tramos. Nuestra ruta sigue por la derecha por la cómoda pista que cruza la Parea Coxella hacia la Piedras de Burneo, en leve subida y por tramos amplios y cómodos, y ya rumbo Norte, a la vez que enlazamos otros lugares que jalonan la vertiente sureña de la famosa Cordal de Peón, como Llano Toral hasta el enclave de La Llaguna. 

O sea que estaremos rodando por encima de los núcleos por los que unos momentos antes hemos pasado.

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En el cruce de la Llaguna, estaremos casi que lo más alto de ruta, y enclave por el cual por la izquierda iríamos hacia el Collado de la Fumarea. 

En este punto de la rodadura, con unos 18 km ya ciclado, se sigue de frente un tramo para virar a la izquierda y dar la vuelta al promontorio de La Pescar, dando vista a aguas vertientes al río España. De nuevo se vuelve al eje central que cruza toda la Cordal de Peón, llegamos sin mucho más problema al punto donde nuestra ruta empieza su descenso hacia el gran valle de Villaviciosa.

Estamos en la Alto la Cruz, que cruza la carretera VV-8, que por la izquierda va hacia el Valle de Peón, bañado por el río España, y nosotros que nos iremos de frente dando vista al valle villaviciosino, hasta el PK 2, de esta carretera, donde nuestra ruta retoma de nuevo las marcas santiagueras para entrar en descenso, con algunos momentos técnicos, pero muy suaves, salvo que esté lloviendo que es cuando esta bajada se pone como una pista de patinaje.

Se baja un tramo más complicado hasta llegar a zonas más urbanas como es el núcleo que rodea la iglesia de Santa Eulalia de Niévares, y punto ideal para una paradita o acercarse a ver la casa-palacio de Niévares, que impresiona por su ubicación y belleza.

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De este lugar se sale carretera abajo, que nosotros dejaremos al instante, para entrar hacia el caserío de Pueblu, y seguimos de frente cruzando la riega de La Rasa, hasta desembocar en la VV-10, a la altura del PK 3 en Grases, se cruza la Autovía del Cantábrico y en Grases de Abajo como a los 26 km rodados, seguimos hacia la Iglesia de San Vicente de Grases, y volveremos a conectar con el itinerario que hemos traído hasta este mismo punto.

Ruta sin muchas complicaciones e ideal para ir entrando en harina biker.

Víctor Guerra
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