viernes, 7 de febrero de 2020

Veredas de San Salvador. Rodando por Tierras Alleranas


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   Punto de Salida y Llegada: Cabañaquinta
·         Puntos de Paso. Alto de la Colladona-Orillés- Serrapaio-Soto- Rozá
·         Longitud de la Ruta:  22 km
·         Horario de la Ruta: 3 horas
·          Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 815 mts
·         Participantes:  Javier Riestra- José Ramón Natal- Javier Paredes- Juan de Bello- Victor Guerra



Las tierras alleranas ofrecen al ciclomontañero un sinfín de rutas de una latitud a otra del concejo, y en esta ocasión más que subir a las altas cotas que lo pueblan, haremos una sencilla ruta partiendo del Cabañaquinta, que también cuenta con su input salvadoreño.


La ruta parte del polideportivo de Cabañaquinta para pasar por delante de la imponente iglesia dedicada a San Salvador, toda ella reconstruida después del 37, no quedando restos de anterior templo; el itinerario toma dirección al Ayuntamiento y de ahí dobla hacia la plaza del Doctor Castañón, que nos da acceso al camino del barrio de La Casona.

De buenas a primeras y desde un principio el trazado nos enseña lo que será la ruta, una dura subida hasta el mismo Alto de la Colladona. Pues así nos recibe el barrio de La Casona con un duro repecho nada más empezar, el cual se hace por asfalto para concluir al poco más allá en un amplio camino que presenta por momentos algún que otro repecho de quitar el hipo, poco a poco se va cogiendo altura sobre la capital allerana y sobre el propio valle.

Tras los típicos descansos para retomar la subida nos podremos pudiendo fijar en los detalles que presenta el valle por el que subimos. El trazado solo presenta un desvío que va hacia la ermita de la Virgen de las Nieves, el cual es preferible tomar para salir de este modo a la carretera AS-252 y subir por ella hasta el Alto de la Colladona.

De no hacerlo, y de seguir el track el camino nos dejará ante un tramo de mala senda, que nos obligará a empujar la trotona por un buen tramo cuesta arriba, y por una senda medio perdida, hasta poder llegar de ese modo al Alto de la Colladona.

Lo cierto es que ha habido una confusión en la dirección a tomar a la hora de empezar la ruta, pues la idea era subir hasta la Colladona, pero por la zona de Levinco, y bordeando la Sierra de Pelúgano desde el pueblo del Escobio ganar el alto de Rosellón, pero el despiste en la arrancada nos ha llevado  hasta este trazado, y ya en la Collaona se tomço la ladera derecha del puerto dirección  hacia el Alto de Rosellón, con mucha subida y  siempre empujando la trotona, a los pocos minutos  optamos después de un tramo cuesta arriba, virar  y poner proa de nuevo hacia la marcada collada divisoria entre los valles: allerano y lavianés, La Collaona,y reestructurar la ruta.

Al llegar al Alto, nos encontramos con un biker del pueblo de Bello: Juan, que estaba observando nuestras evoluciones por la pelada ladera del Rosellón.  Le contamos nuestras cuitas, y resolvemos seguir la misma ruta que él llevaba para esa mañana, que nos es otra que virar al Oeste tomando la Sierra de Logalendo como referencia camino en primer término de la Collada Ablanu.


Un transitar tranquilo por amplios trazados de tierra, disfrutando del espléndido día, lo que nos permite ir observando todos los vericuetos del valle. Se va ciclando por debajo del cumbral que jalonan el Pico Mentol y el Cueto del Parral, parando en algún recodo del camino para contemplar bajo nuestros pies las laderas boscosas que caen sobre el valle de Cabañaquinta.

En ese rodar, Juan nos va contando sus cuitas ciclomontañeras por estos lares, casi siempre de “solanas”. Seguimos hasta las portilleras que no hay manera de abrir y que obliga a saltarlas, pasando las bicis de un lado a otro, me viene a la cabeza, cuando me llegue la e-bike, en cómo me voy a arreglar para subir 24 kg de trotona por estos telares. Los compañeros se ríen pensando en la escena.


Pasadas las portilleras, se deja un poco más adelante el ramal que va por la Collada Caballos hacia la Burra Blanca, que es el mismo recorrido que realiza los famosos Anillos Ciclistas que un día diseñé para el la Comarca  de la Montaña Central de Asturias, y que este caso partiendo de Cabañaquinta suben por Orillés hacia La Colladiella y la Mozqueta. Hoy prácticamente dejados de la mano de los hombres y de las instituciones.

Nosotros dejamos el desvío camino de la Campa Ablanu, desde la cual se divisa la subida de los Anillos Ciclistas que trepa por el valle turonés de Urbiés hacia el pico Tres Concejos. Tras la contemplación seguimos persistiendo en el rumbo Oeste, con cierto cuidado pues todavía andan por estos lares las cuadrillas del jabalí. No se siente los perros, pero están colocados en los puestos los tiradores en la bajada hacia Orillés, que es nuestra ruta.

Desde la collada Ablanu, la ruta toma otro sesgo, ya que se emprende una bajada por la ladera abajo, la idea  era seguir hacia la majada de la Felguerosa, cuya propuesta no triunfa, por cuyo motivo seguimos por el desenfrenado descenso hasta las mismas puertas de Orillés, pasando al lado de los pocos prados que quedan en la zona  como el de Llario, y por Les Tercies se llega al desvío del Pozo minero San Fernando, (1942) y dado el día merece la pena visitarlo, ya que sigue siendo increíble cómo está de  bien conservado después de haber sido cerrado en 1967. Si quieren más información ya saben el enlace de Antón Saavedra aporta bastante sobre el asunto minero de la zona.

Tras un buen rato, disfrutando de la zona y las vituallas, el amigo Juan se nos va, y nosotros nos vamos con más calma por donde hemos venido para bajar al pueblo de  Orillés, y tras saludar a las buenas mozas del pueblo ya haciendo faenas en la huerta nos vamos por su acceso rodado que nos lleva a la aldea de Serrapio, situada en lo fondero del valle.

Nos detenemos como es menester ante la esotérica iglesia de Sarrapio, con sus singulares señas de identidad, según algunos templaria, por aquello de la  “cruz patadade la puerta, dentro hay más vestigios históricos que no se pueden ver, como son las placas pétreas que se encontraron, y referidas a diversas épocas y distintos orígenes, algunas de las cuales  es difícil de datar, y que dan origen a diversas especulaciones, algunas presentan alguna que otra dudad, y máxime cuando algún  reseñador de turno nos dice que la otra cruz patada del interior y custodiada por dos ángeles, es la cruz de la victoria.


Otros en cambio, nos dicen que enfrentados ante la explicación de la cruz de la puerta, en la cual dicen que además de ser un “cruz pate” estos ven en su centro una hexapétala, cuando en realidad estamos ante un simple trisquel, y otros autores como María Menendez Maldonado, la cual construye todo un universo esotérico con alambicadas construcciones dialéctico alquímicas y herméticas muy interesante y extrapolable…. Pero con ciertas deficiencias en su construcción. Será bueno para no hacer un lío y enredarse  en temas raros, leerse la tesina de Rosa Álvarez Fernández que está en algunas bibliotecas asturianas.


Mis compañeros no vieron nada de eso, y se dedicaron a estudiar el horizonte, yo me he quedado pensando en el asunto templario, y adelantarles  que hes visto en algunas otras zonas cruces patadas de diferente forma, y tamaño, que se vinculan directamente con el temple, sin que nadie estudie de forma detallada su forma, su estructura y su datación, y  estas no se han puesto en contraste con la propia historia del temple en España

Es muy posible que de llevarlo a cabo igual hay algunas cosas que no casan bien, por lo cual no descarto nada, pero hay que darle vueltas a todo este asunto de los templarios en Asturias, que por lo que parece estaban en todos los sitios según las cruces patadas que vamos encontrando, y sin embargo solo tenemos un documento pétreo en la arquivolta de la basílica de Santa Maria de Llanes, y ningún documento en papel y de peso, más allá de las leyendas de aquí y de allá.


Nuestra ruta continúa y se va por el acceso interior de subida a San Vicente de Serrapio, para buscar el valle y el eje comunicacional que lo atraviesa la AS-112, donde giramos a la derecha para allegarnos al núcleo de Santa Ana, donde se dobla sobre la izquierda cruzando la vía del FEVE y río Aller para entrar en subida en la aldea de Soto, con su torre medio desvencijada que fue levantada por un cuñado de El Cid,  un tal Díaz de Aller, y sobre cuyas ruinas ha habido tantos proyectos que cuando quieran llevara alguno adelante seguro que ya no habrá torre.


Nos hemos de olvidar que estamos en medio de una de las Vereda de San Salvador, en este caso de una vía que penetra Asturias por varios ramales, uno por el puesto de Piedrahita, por la Tercia,  por donde vendría un camino cruzando todo el valle de río Torío, el otro ramal importante de comunicación por los Argüellos, por la Calzada Romana de Lugueros y llegaría a Casomera  a través del puerto de Vegarada, y el tercer camino vendría pro San Isidro, que es el más difícil de escudriñar.

En  ese tronco salvadoreño proveniente de la meseta leonesa, tenemos por un lado el Castillo del San Salvador de Santa Colomba del Curueño y también la iglesia de San Salvador de Robledo de Fenar y San Salvador de Yugueros, lo que no es poco y es una ruta que viene de la zona de León por Villaquilambre y de los entornos del Puente Villarente.


 Esas tres penetraciones hacen del Concejo de Aller toda una patria esotérica con todo tipo de misterios,  y edificaciones, y muchas de ellas sin explicaciones claras. ¿Pero qué territorio las tiene?

En Soto tomamos el camino que se echa hacia la vega y que sigue la vera del río hacia las cuadras del Fundil y por Espineo nos vamos a tomar el vetusto puente colgante, que ha desaparecido, por lo cual no queda otro que subir a encima del túnel que hay bajo el gran talud de la circunvalación y se toma un sendero que nos baja hasta la otra boca del túnel, y con cuidado se cruza para  tomar no el puente de Rozá  y entrar de este modo en Cabañaquinta.  Es un poco complicado el paso.

Esta es la explicación cabal de la dejadez del sistema, por este puente iba el Anillo Ciclista, la nueva circunvalación a cortado el paso, y nadie se ha preocupado de informar y de cambiar la señalización o el trayecto para entrar en Cabañaquinta.


Quien no quiera hacer este camino puede subir en Soto hasta la Ermita de Miravalles y luego seguir por el carril que cruza varios pequeños núcleos y acaba ante el barrio de la Rozá, por el cual se entra en uno  de los mayores input salvadoreños del Camino Allerano a Cabañaquinta.

© Victor Guerra

viernes, 31 de enero de 2020

Veredas de San Salvador por Tierras Carreñenses


  • Punto de Salida y Llegada: Candás
  • Puntos de Paso: Perán-Dormón-Albandi- El Empalme-Monte Areo-Güermo-Ambás-Arquiella
  • Longitud de la Ruta:  28 km
  • Horario de la Ruta: 4 horas
  • Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 470 mt
  •  Participantes:  Luz Fernández, Josías, Javier Paredes, Luis Roza, Albano Capezzali, Javier Riestra, José Ramón Natal, Victor Guerra y Juan Luis Piñera.
Las tierras de Carreño, también encierran su hito salvadoreño, el cual  hallamos en la parroquia de Perlora, un poco apartado  se encuentra la renovada iglesia dedica a San Salvador  lo cual nos está indicando que también en estas  tierras  costeras, con su particular finis terrae (Cabo Peñas) también fueron campo de atracción de los distintos peregrinos.




Bajo esta presencia salvadoreña articulamos un recorrido que nos ha de resultar interesante por varias razones, una ya citada, y la otra porque vamos a recorrer parte de los caminos jacobeos, pero no solo eso, sino que estaremos en presencia de otros trazados históricos o historicistas, unos dedicados a la siderurgia, y otros a la figura de Alas Clarín, o incluso a la aviación.


Estos y otros elementos como los paisajísticos o medioambientales son los diversos puntos de atracción que nos sirven para articular una ruta de bicicleta de montaña, bajo la peculiar visión de este grupo biker (BTT ASTURIAS)  el cual coordino desde hace más de 13 años.

Nos echamos al monte, tomando antes un café mañanero en el puerto de Candás, y tras ello ponemos rumbo Este, yendo por el bucólico paseo marítimo candasín  camino del enclave de Perán, desde cuyo punto nos acercamos a visitar la renovada iglesia de San Salvador de Perlora, que poco tiene que ver con un viejo hito salvadoreño, ya esta fue reconstruida en 1940 por el contratista Manuel Pérez, por efectos de la devastación de la Guerra Civil, luego  fue vuelta reformar en 1998,  por tanto ningún resto nos queda de aquella otra vieja construcción,

Ya que además el viejo templo y a la vez cenobio que se conocía ya desde el año 863,  cuya existencia  se desarrolló bajo la regla de San Benito, el  cual fue donado por la reina Urraca a San Salvador de Oviedo, pues resulta que el emplazamiento del monacato se supone que estaba en el promontorio donde hoy ocupa el camping de Perlora. 

Aunque de esos restos no queda nada salvo la reseña histórica.



Tal es el desastre del olvido histórico, que por ejemplo apenas sabemos que dichas propiedades pertenecíeron años más tarde a  la Abadía de Arbás, junto  con el puerto de Entrellusa, en el cual desde 1232 ya hay noticias de pesquería de ballenas, cuyas capturas  tanto se prodigaron por las costas asturianas.

Hablando de aguas y puertos, algún historiador ha comentado que por aquí recaló parte de una gran expedición de  cruzados, que iba camino de Santiago, y que por circunstancias varias, temporales y demás,  terminaron algunos de ellos desperdigados por los puertos asturianos.

Fuera como fuere, apenas hoy nadie nos habla de estas curiosidades, por tanto tras este  breve apunte historiográfico, seguimos hacia  el centro de la ciudad residencial de Perlora, da pena ver el estado en que se encuentra, lo cual  da idea de nuestra corta idea de la innovación, de las posibilidades del territorio y  de los equipamientos, pues han pasado años y ahí está muriéndose de risa.


Cruzamos la vía del FEVE, para subir por los repechos de la Estaquera hacia los grupos de casa  del Dormón  y Monte Morís,  que nos permite tener importantes vistas sobre la rasa costera y los acantilados de la zona.

Se sale a la vieja traza de la carretera AS-118, dejando de lado la reconstruida iglesia de Santiago de Albandi, emplazada en el barrio de la Rica, y que ha cambiado la imagen del Santiago matamoros, por un Santiago peregrino, lo cual nos devuelve a la idea de otros caminos jacobeos, fuera de los oficializados, una iglesia dedicada a Santiago, luego otra dedicada a San Salvador, eso no puede ser una casualidad.


Nosotros, seguimos a los nuestro, dar pedales  y en ello nos ponemos, para bajar por la vieja arteria del Alto Carrió, o sea la Cuesta Albandi  hasta desembocar en el enclave del Empalme.

Es temprano para unos callos y una botella de sida el bar de la zona, o sea que miramos con envidia el establecimiento, y cruzamos la AS-19 para  rodar por ella dirección a Gijón unos minutos para entrar en la  vaguada de la parroquia de Pervera, desde cuyo enclave apenas haber entrado en dicho valle  se toma a la izquierda un ramal por el cual se asciende mediante duros repechos por el lugar del Monte hacia el enclave del Monte Areo.


Se enlaza de este modo ya en lo alto de la sierra  con el marcaje del GR -100 Ruta de la Plata que cruza todo el Monte Areo, cuya traza no deja de ser la vieja cañada del Reguerón, y por cuyos predios y parajes se desarrolla el oficializado camino jacobeo.

Una vez en este entronque de caminos, se gira al Oeste, para cruzar todo el cumbral del Monte Areo, que si vamos más atrás nos hallamos en las mismas trochas por donde antes desfilaron las tropas romanas desde Lucus Asturum hacia  las famosas aras sextias del Cabo Torres,

Aunque para gustos hay colores, y por tanto hay quien pone en solfa la ubicación de las famosas aras sextianas, en la Campa de Torres, Para quien  guste de intensos debates históricos, aquí le dejo el enlace sobre la temática de tales emplazamientos


Continúa  la traza por las amplias pistas que cosen en cuadrículas el Monte Areo, siguiendo el GR-100 de la Ruta la Plata, por cuyos parajes no solo hay un montón de historia documental, sino que por esas extrañas tierras, sin apenas agua y agrestes como ellas solas, hay desperdigados un buen racimo de enterramientos neolíticos que se pueden visitar. además de que hubo en su tiempo ventas y algún que otro enclave religioso, de lo cual no queda nada, salvo algunas anotaciones como la muerte de un peregrino o corraxo (transeúntes pobres, o sea mendigos, como uno de Salas, de nombre Perdro Solis  que dejo su alma en  1740  por estas merindades.

 El GR-100 se echa hacia el valle de Serín por la bajada que presenta el paradójico lugar del Caminllanu, nosotros sin embargo dejamos la invitación de lado, y persistimos en el rumbo Oeste, rodando por el cumbral adelante, pasando por unos caminos totalmente encharcados, por cuyas cajas pantanosas rodamos como podemos, hasta dejarnos caer por la vertiente Este del cumbral de Areo, para desembocar en uno de los barrios de la desperdigada aldea de Güermo, y ya por asfalto llegar a la iglesia de Santiago de Ambás.

Lo cual me lleva a pensar si el camino jacobeo del Monte Areo  no vendría  más bajo, os ea desde Pervera, cruzando a  la vega de Guimarán  y pasar a Ambás  hacia el Tabaza. Salbo que el río Aboño viniera muy alto y fuera mejor subir por el Monte Areo. lo cierto es que se abren muchas hipótesis., 

Eso sí, llega la hora de reponer fuerzas y por cuyo motivo nos detenemos unos minutos para reconfortarnos a techo, pues el agua nos persigue, por tanto nos ponemos a cubierto en el manantial lavadero de Hüermo  o Güermo, cuya data se conoce desde 1872, y de cuyos caños mana un buen chorro de agua.

Tras ello nos vamos valle abajo para rodar unos minutos por otra de las sendas clásicas de esta zona como es la Vía del Estratégico, un trazado ferroviario por el cual se llevaban las coladas de las acerías entre Avilés y Gijón.

Para llevar a cabo tal cosa se cruza parte de la la amplia vega de la parroquia de Guimarán, en cuyos predios hoy se han convertido en una extraña senda peatonal y ciclista, y en cuya inmediaciones  antaño hubo un antiguo campo de aviación republicano.


Pero nuestra ruta da la espalda a tal emplazamiento para subir por el carril de la CE-5  y cruzar de este modo  hacia la otra arteria la que divide de Este a Oeste el valle Logrezana y Guimarán, o sea la carretera que va desde Gijón a Trasona, la AS- 19, la cual se ha de cruzar con cierto cuidado, dada la velocidad del tráfico, ante estas imponentes rectas de Guimarán.

Al otro lado de la carretera viejas casonas hidalgas y como no, la hermosa edificación denominada Quinta de Clarin, ubicada en el barrio de la Rebollada. Aquí pasó largas temporadas veraniegas, el escritor de La Regenta Leopoldo Alas “Clarín”, con cuyo bisnieto, Leopoldo Tolivar Alas, tuve el honor de presentar no hace mucho, mi libro La Masonería en Oviedo.


Bordeamos la casona clariniana, visitando  de paso otra fuente, en este caso la de Cellero, con lavadero, esclaradero y abrevadero,  que viene reflejada en algunas obras de Clarín.

En esta misma zona había antes un viejo camino, pero ahora ya no existe, ante lo cual  lo que hacemos es bordear por debajo de la citada Quinta, para subirnos a otra cumbral mediante el seguimiento de las rutas clarinianas,  y ya por la Loma de la Cortina ir al Noreste  hacia el lugar de Pinzales.

La idea era bajar hacia la hondonada de Campamal, para seguir contemplando la sucesión de hórreos y paneras que presenta la zona, pero la climatología se impuso con una terrible tormenta de agua, lo que nos impuso la única alternativa, seguir de frente, hacia el Noreste y seguir  la carretera C-3 para bajar por Rodiles y la Pedrera de nuevo hacia  Perán, cerrando de este modo una bella ruta sin muchas pretensiones por los predios carreñenses donde se levanta un input dedicado a las Veredas de San Salvador.


Vereda que irá a buscar, no se sabe bien el trayecto, pero sí que sabemos que Candás tuvo un nutrido hospital y muchos fallecimientos, como recoge el libro de difuntos.

MªJosefa  Sanz nos habla de un camino el cual los romeros tomarían  pasando el río Aboño en barca y siguiendo el Camino Real de Gijón a Candás, y en ese sentido no sé sin con barca o sin ella, o tan pegados  a la costa el hecho de que en Albandi hubiera una iglesia dedicada a Santiago y luego un San Salvador, que la historiadora menciona, nos hacer ver que había más caminos para seguir hacia Santiago o hacia San Salvador de Oviedo, pero a buen seguro que iría por la costa adelante hacia el resto de emplazamientos salvadoreños ubicados en Belén, en Piñera, o en Tol..

Enhebrando así mismo y de forma paralelo la traza jacobea de la Costa.  


·         TRACK DE LA RUTA WIKILOC
© Victor Guerra

viernes, 24 de enero de 2020

Rodando por las Veredas de San Salvador de Cornellana


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Punto de Salida y Llegada:  Cornellana
·         Puntos de Paso.Sobrerriba -Llamas-Casazorrina- La Devesa-Otero-Cermoño- Laneo
·         Longitud de la Ruta:  34 Km
·         Horario de la Ruta: 4 horas
·         Desnivel acumulado de ascenso y descenso:  871 mts.
·  Participantes:  Juan Piñera, Javier Paredes, Luz Fernández, Albano Capezzali y Victor Guerra

Situarse en Cornellana, es llegar a uno de los principales inputs de las Veredas del Salvador, lo cual se ejemplifica muy bien con la presencia del monasterio de San Salvador,  una de las puertas del Occidente Astur.

Atraídos por tanta leyenda, nos convocamos ante el monacato de Cornellana que data  del 1024, cuando una hija del rey Bermudo II y la famosa Velasquita de León, Doña Cristina, dona unas propiedades y una iglesia, la cual no sin trasiegos heredaron los monjes negros de Cluny en el 1122, y cuya heredad  pasando el tiempo dado que el cenobio había roto las relaciones con la Orden borgoñona será fruto de varias disputas entre las cuales se hayan  años adelante a propietarios  castellanos, ya que en el 1536, este monacato pasará a depender de los cistercienses de Valladolid, que como primer paso hacen imperar  el sello mesetario con la colocación del escudo de Castilla y León  en la fachada de la iglesia.


En definitiva, estamos ante dos formas de ver y actuar en el mundo medieval, por un lado Cluny, y por el otro la reforma del Cister, ambas entidades se sitúan en la frontera entre el decaimiento del mundo visigodo y la reforma gregoriana y el rito romano.

Este es el marco histórico monumental del que parte nuestra ruta que toma como referencia Cornellana para hacer un bucle no muy complicado por estas tierras entre Grao y Salas, uniendo dos valles fluviales, el del Nonaya y el que riega el río Narcea, punto de confluencias y divergencias, de varios Caminos: el Primitivo y las variantes hacia el de la Costa.

Preparamos las trotonas ante el desvencijado monasterio de Doña Cristina, par salir a rodar unas cuatro horas, no sin antes tomarnos un café en uno de los vetustos locales de Cornellana, el Café Casino, y hábilmente pertrechados para ruta, ponemos rumbo al monasterio para rodearlo camino de Sobrerriba, para lo cual seguimos las marcas jacobeas, pues nuestro destino es llegar a las puertas de Salas, siguiendo las flechas amarillas que van al Oeste.

El monasterio que sufrió en sus diferentes épocas las extravagancias de monjes y señores, queda bien a las claras en la descompensación arquitectónica del edificio, que parece más bien un corte y pega, que un proyecto del pasado que se va modificando con el pasar de los años.


Vamos rodando a la vez que tomamos pulso a la dimensión del complejo monacal abandonado desde hace lustros.

Se dice que en su tiempo fue monacato dúplice, de monjes y monjas, pero no parece que haya dejado mucha huella en  la localidad, que más bien parece dar la espalda a tal equipamiento, más allá de la existencia de una pancarta en la balconada que recuerda que vana cumplirse los mil años de su nacimiento.

De nuevo en el viejo trasiego caminero, este se ha modificado, pues la presencia de la Autovía del Cantábrico, nos hace dar una pequeña vuelta  para subir  directamente hacia la aldea de Sobrerriba. Subimos por el acceso rodado que nos da una impresionante vista sobre el monasterio y la villa de Cornellana, que desde hace años tiene más puesto el ojo en los temas salmoneros que en temas de monjes y Caminos.

Nada más dejar atrás el panel de la Sobrerriba, una vieja casona rural a nuestra derecha nos muestra en uno de los laterales el escudo de los Longoria de Tejero con un impresionante león rampante ocupando todo el blasón.


Se sigue carretera adelante, subiendo hacia el poblamiento de Sobrerriba que se cruza en ascenso siguiendo las marcas jacobeas, pues no en vano por aquí transita el Camino Primitivo.

Camino este, que siguió Alfonso II el Casto, que más que ir a venerar el sancti jacobi , su idea era traerse  lo que allí hubiera para San Salvador de Oviedo que era su sede y a la cual su anterior parentela habían traído importantes reliquias, pero fue imposible.

Aquí en Cornellana, se puede decir que es punto de fuga, junto con Grao y La Espina de los romeros a Santiago, pues si la cosa pintaba mal climatológicamente hablando, pues todavía quedaba cruzar las tierras de Tineo y los puertos del Palo y el Acebo, los Hospitales no eran más que un atajo ganadero, por tanto llegados a Cornellana, estos se iban por el hoy conocido Corredor del Narcea hacia la capital que fuera del reino, o sea Pravia, y de esta manera empatar con el Camino del Norte, hacia otros jalones dedicados a  San Salvador,  y además se iba hacia la villa obispal de Mondoñedo.


Nuestra ruta una vez en lo alto del pueblo sigue por un amplio camino que nos va poniendo en situación sobre los que nos espera, una traza que coge en primer término altura sobre el río Nonaya   y que  nos presenta un bonito trazado  que luego se echa en descenso, algo estrecho y con algunos puntos que merecen atención técnica, y que pronto nos dejará ante el pueblo de Llamas, cuyos entornos reconoceremos por la presencia de las instalaciones  dedicadas a la molienda de  areniscas.

Se cruza  la rica pradería de los Pradones, por terrenos asfaltados  dejando atrás uno de los escasos palomares circulares de la zona, y con vistas sobre los núcleo de Espinedo y la Calzada, por donde debió discurrir el viejo camino en su día, y que ahora lo hace la nueva construcción de la autovía que se va articulando aunque sin saber el destino final.


Se pasa por el puente de la Carril y el enclave de Las Chamargas, hasta desembocar en el puente de Villampero, que nos da acceso a una larga recta que nos deja ante la impresionante fuente de Santiago, que conlleva la presencia de un gran lavadero. Estamos en la parroquia de Villazón, en cuyo dominio se dice que hubo otro monasterio datado en el 1219.

Nos irán asaltando a lo largo del camino los singulares hórreos alzados sobre diversas construcciones, los cuales presentan muy diversas soluciones y presentaciones estéticas

.

Unos metros más allá, otra fuente en este caso la de Foncaliente o Fontecaliente, que no es tal cosa, pues el agua es más bien fresca, la cual tiene un bebezón lavadero adosado. 

Se continua por la vera del Monte Picarosu, pegados de nuevo al río Nonaya, por firmes de tierra y trazas camineras, hasta desembocar en el puente de Casazorrina construido sobre el siglo XVIII para entrar en dicho pueblo que cuenta ahora con un singular albergue peregrino.


Desde Casazorrina, con 8 km., rodados, se cruza todo el pueblo a lo largo y se continúa por camino de tierra, para pasar por delante del caserío y torre de la Devesa que en su día compró el historiador Javier F. Granda, autor del libro sobre Masonería y la prensa franquista.


Trayecto muy bonito que nos lleva a cruzar, dejando atrás la Devesa, la autovía mediante un túnel y la vieja carretera 634 ,   para continuar por una estrecha traza  hasta concluir en el pueblo de Mallecín, renunciando a entrar en  la villa de Salas, pero les invito a visitra la villa y pasear por sus calles, merece la pena, pues se entenderán mejor algunas cuestiones históricas sobre fueros e hidalguías.


En nuestro caso, cerramos el bucle  virando al Sur en Mallecin, para rodar unos cientos de metros por la carretera AS-266 hasta la Barrosa, donde se entra a la izquierda, hay un viejo camino que viene directamente de la Devesa hasta el Puente La Riba, pero nosotros lo obviamos, para cruzar el  citado pontón la riega Paraxas y subir ya por tramos asfaltados  por los predios de Otero, eso si  todo  asfalto hacia el núcleo de La Sala y dar vuelta de este modo al Pico el Cerro. Tras coronarlo se abre una nueva posibilidad  más caminera, ir hacia Cermoño por el Monte la Cuesta  tomando el camino viejo que bordeando va hacia el caserío de Reguera Oscura  y desembocando de este modo en la aldea de Cortes, para luego luego virar a Cermoño.


Nosotros nos fuimos dejando llevar por los trazados cómodos de los caminos asfaltados hasta alcanzar la aldea de Cermoño, y visitar su iglesia dedicada a  Santa María(1866) la cual lleva cementerio adosado.

 Me resultó curioso en el panel informativo parroquial encontrar noticias sobre la iglesia luterana en Oviedo.


Con relación a este enclave situado al  pie sureño de la Sierra de las Traviesas  me extraño la poca  información se encuentra en la Red, y sin embargo su iglesia nos habla de  cierta entidad  y dominancia, 

Y debió de tener cierta importancia en su tiempo y  máxime cuando hablamos de un enclave estratégico, pues de camino hacia La Ballota, ante cuyo destino nos desviamos para entrar hacia la Casa de El Picunal, topándonos  con un par de casamatas de la guerra civil, desde cuyas troneras se  domina el valle y las orillas del Narcea, un poco más abajo el camino nos ofrece impresionantes balcones con vistas al río Narcea, pues no en vano estamos encima del pueblo de Bárcena y del propio río.


Nos echamos desde El Picunal ladera abajo por un intenso sendero que le da la vuelta al promontorio de Los Pezones. Un sendero estrecho que nos coloca en el pueblo Álava, donde toma el acceso rodado que un poco más abajo nos permite desviarnos a la izquierda  y coger el PR-AS. 128 Ruta del Salmón  que vira al Este,  y con 24, 7 km rodados, poder  seguir a la vera del Narcea, por lo que fue la vieja plataforma ferroviaria, de Muros hacia Cangas de Narcea, cuyo proyecto ferroviario quería llegar a Villablino, aunque nunca llegó a funcionar.


Ahora tal infraestructura,m bien dentro de ella o en sus aledaños nos permite rodar cerca del rio Narcea.

Me choca lo limpio que está el sendero, dado el abandono general de la infraestructura senderista, volvemos a estar cerca de los predios jacobeos, como topónimos como L´Hospital  que se haya en la parroquia de San Bartolomé y ubicada al otro lado de la ruta y del Narcea,



Tras un buen trozo de  rodadura, unos 2 km., se entra en la aldea de Laneo, donde no solo se puede admirar  una buena colección de hórreos levantados sobre otras cimentaciones, sino tambien viejas casonas hidalgas como la casa de los Condes de Peñalba  de los siglos XVI y XVII, o la de los Longoria Rivera, o la del Llagar. 



Y como no, los secaderos de tabaco que en su día acogió las primeras plantaciones  de hoja de tabaco para la empresa holandesa Mont Tabac, y luego para la española Tabacalera, de aquello  ya no hay nada, ahora las fértiles huertas se dedican a la faba asturiana, que tiene pinta de darse bien.


De Laneo, se  sale virados  al Norte, siguiendo la fértil ribera del Narcea que contribuye a la zona con buenas tierras de limo,  

Se continua por el citado PR-AS 128 para  entrar de nuevo en los predios de la leyenda acerca de una vieja osa que rapta un hermoso bebé de los Señores de Doriga, que al ser encontrada por unos labriegos se pudo ver cómo la criatura era amamantada por la osa. 

Leyenda que en este caso valió como excusa para levantar una iglesia en honor a tal hecho, y que fue puesta bajo la advocación de San Salvador y cuya efigie osera podemos ver representada en los muros del monasterio.


Entre realidades, utopías, y vagos sueños y leyendas concluye esta pequeña ruta sobre uno de los inputs más importantes de las Veredas de los San Salvadores, las cuales cruzan de Norte a Sur y de Este a Oeste toda la región asturiana, y que vamos repasando en nuestra rodar ciclo montañero.
© Victor Guerra

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