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viernes, 7 de febrero de 2020

Veredas de San Salvador. Rodando por Tierras Alleranas


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   Punto de Salida y Llegada: Cabañaquinta
·         Puntos de Paso. Alto de la Colladona-Orillés- Serrapaio-Soto- Rozá
·         Longitud de la Ruta:  22 km
·         Horario de la Ruta: 3 horas
·          Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 815 mts
·         Participantes:  Javier Riestra- José Ramón Natal- Javier Paredes- Juan de Bello- Victor Guerra



Las tierras alleranas ofrecen al ciclomontañero un sinfín de rutas de una latitud a otra del concejo, y en esta ocasión más que subir a las altas cotas que lo pueblan, haremos una sencilla ruta partiendo del Cabañaquinta, que también cuenta con su input salvadoreño.


La ruta parte del polideportivo de Cabañaquinta para pasar por delante de la imponente iglesia dedicada a San Salvador, toda ella reconstruida después del 37, no quedando restos de anterior templo; el itinerario toma dirección al Ayuntamiento y de ahí dobla hacia la plaza del Doctor Castañón, que nos da acceso al camino del barrio de La Casona.

De buenas a primeras y desde un principio el trazado nos enseña lo que será la ruta, una dura subida hasta el mismo Alto de la Colladona. Pues así nos recibe el barrio de La Casona con un duro repecho nada más empezar, el cual se hace por asfalto para concluir al poco más allá en un amplio camino que presenta por momentos algún que otro repecho de quitar el hipo, poco a poco se va cogiendo altura sobre la capital allerana y sobre el propio valle.

Tras los típicos descansos para retomar la subida nos podremos pudiendo fijar en los detalles que presenta el valle por el que subimos. El trazado solo presenta un desvío que va hacia la ermita de la Virgen de las Nieves, el cual es preferible tomar para salir de este modo a la carretera AS-252 y subir por ella hasta el Alto de la Colladona.

De no hacerlo, y de seguir el track el camino nos dejará ante un tramo de mala senda, que nos obligará a empujar la trotona por un buen tramo cuesta arriba, y por una senda medio perdida, hasta poder llegar de ese modo al Alto de la Colladona.

Lo cierto es que ha habido una confusión en la dirección a tomar a la hora de empezar la ruta, pues la idea era subir hasta la Colladona, pero por la zona de Levinco, y bordeando la Sierra de Pelúgano desde el pueblo del Escobio ganar el alto de Rosellón, pero el despiste en la arrancada nos ha llevado  hasta este trazado, y ya en la Collaona se tomço la ladera derecha del puerto dirección  hacia el Alto de Rosellón, con mucha subida y  siempre empujando la trotona, a los pocos minutos  optamos después de un tramo cuesta arriba, virar  y poner proa de nuevo hacia la marcada collada divisoria entre los valles: allerano y lavianés, La Collaona,y reestructurar la ruta.

Al llegar al Alto, nos encontramos con un biker del pueblo de Bello: Juan, que estaba observando nuestras evoluciones por la pelada ladera del Rosellón.  Le contamos nuestras cuitas, y resolvemos seguir la misma ruta que él llevaba para esa mañana, que nos es otra que virar al Oeste tomando la Sierra de Logalendo como referencia camino en primer término de la Collada Ablanu.


Un transitar tranquilo por amplios trazados de tierra, disfrutando del espléndido día, lo que nos permite ir observando todos los vericuetos del valle. Se va ciclando por debajo del cumbral que jalonan el Pico Mentol y el Cueto del Parral, parando en algún recodo del camino para contemplar bajo nuestros pies las laderas boscosas que caen sobre el valle de Cabañaquinta.

En ese rodar, Juan nos va contando sus cuitas ciclomontañeras por estos lares, casi siempre de “solanas”. Seguimos hasta las portilleras que no hay manera de abrir y que obliga a saltarlas, pasando las bicis de un lado a otro, me viene a la cabeza, cuando me llegue la e-bike, en cómo me voy a arreglar para subir 24 kg de trotona por estos telares. Los compañeros se ríen pensando en la escena.


Pasadas las portilleras, se deja un poco más adelante el ramal que va por la Collada Caballos hacia la Burra Blanca, que es el mismo recorrido que realiza los famosos Anillos Ciclistas que un día diseñé para el la Comarca  de la Montaña Central de Asturias, y que este caso partiendo de Cabañaquinta suben por Orillés hacia La Colladiella y la Mozqueta. Hoy prácticamente dejados de la mano de los hombres y de las instituciones.

Nosotros dejamos el desvío camino de la Campa Ablanu, desde la cual se divisa la subida de los Anillos Ciclistas que trepa por el valle turonés de Urbiés hacia el pico Tres Concejos. Tras la contemplación seguimos persistiendo en el rumbo Oeste, con cierto cuidado pues todavía andan por estos lares las cuadrillas del jabalí. No se siente los perros, pero están colocados en los puestos los tiradores en la bajada hacia Orillés, que es nuestra ruta.

Desde la collada Ablanu, la ruta toma otro sesgo, ya que se emprende una bajada por la ladera abajo, la idea  era seguir hacia la majada de la Felguerosa, cuya propuesta no triunfa, por cuyo motivo seguimos por el desenfrenado descenso hasta las mismas puertas de Orillés, pasando al lado de los pocos prados que quedan en la zona  como el de Llario, y por Les Tercies se llega al desvío del Pozo minero San Fernando, (1942) y dado el día merece la pena visitarlo, ya que sigue siendo increíble cómo está de  bien conservado después de haber sido cerrado en 1967. Si quieren más información ya saben el enlace de Antón Saavedra aporta bastante sobre el asunto minero de la zona.

Tras un buen rato, disfrutando de la zona y las vituallas, el amigo Juan se nos va, y nosotros nos vamos con más calma por donde hemos venido para bajar al pueblo de  Orillés, y tras saludar a las buenas mozas del pueblo ya haciendo faenas en la huerta nos vamos por su acceso rodado que nos lleva a la aldea de Serrapio, situada en lo fondero del valle.

Nos detenemos como es menester ante la esotérica iglesia de Sarrapio, con sus singulares señas de identidad, según algunos templaria, por aquello de la  “cruz patadade la puerta, dentro hay más vestigios históricos que no se pueden ver, como son las placas pétreas que se encontraron, y referidas a diversas épocas y distintos orígenes, algunas de las cuales  es difícil de datar, y que dan origen a diversas especulaciones, algunas presentan alguna que otra dudad, y máxime cuando algún  reseñador de turno nos dice que la otra cruz patada del interior y custodiada por dos ángeles, es la cruz de la victoria.


Otros en cambio, nos dicen que enfrentados ante la explicación de la cruz de la puerta, en la cual dicen que además de ser un “cruz pate” estos ven en su centro una hexapétala, cuando en realidad estamos ante un simple trisquel, y otros autores como María Menendez Maldonado, la cual construye todo un universo esotérico con alambicadas construcciones dialéctico alquímicas y herméticas muy interesante y extrapolable…. Pero con ciertas deficiencias en su construcción. Será bueno para no hacer un lío y enredarse  en temas raros, leerse la tesina de Rosa Álvarez Fernández que está en algunas bibliotecas asturianas.


Mis compañeros no vieron nada de eso, y se dedicaron a estudiar el horizonte, yo me he quedado pensando en el asunto templario, y adelantarles  que hes visto en algunas otras zonas cruces patadas de diferente forma, y tamaño, que se vinculan directamente con el temple, sin que nadie estudie de forma detallada su forma, su estructura y su datación, y  estas no se han puesto en contraste con la propia historia del temple en España

Es muy posible que de llevarlo a cabo igual hay algunas cosas que no casan bien, por lo cual no descarto nada, pero hay que darle vueltas a todo este asunto de los templarios en Asturias, que por lo que parece estaban en todos los sitios según las cruces patadas que vamos encontrando, y sin embargo solo tenemos un documento pétreo en la arquivolta de la basílica de Santa Maria de Llanes, y ningún documento en papel y de peso, más allá de las leyendas de aquí y de allá.


Nuestra ruta continúa y se va por el acceso interior de subida a San Vicente de Serrapio, para buscar el valle y el eje comunicacional que lo atraviesa la AS-112, donde giramos a la derecha para allegarnos al núcleo de Santa Ana, donde se dobla sobre la izquierda cruzando la vía del FEVE y río Aller para entrar en subida en la aldea de Soto, con su torre medio desvencijada que fue levantada por un cuñado de El Cid,  un tal Díaz de Aller, y sobre cuyas ruinas ha habido tantos proyectos que cuando quieran llevara alguno adelante seguro que ya no habrá torre.


Nos hemos de olvidar que estamos en medio de una de las Vereda de San Salvador, en este caso de una vía que penetra Asturias por varios ramales, uno por el puesto de Piedrahita, por la Tercia,  por donde vendría un camino cruzando todo el valle de río Torío, el otro ramal importante de comunicación por los Argüellos, por la Calzada Romana de Lugueros y llegaría a Casomera  a través del puerto de Vegarada, y el tercer camino vendría pro San Isidro, que es el más difícil de escudriñar.

En  ese tronco salvadoreño proveniente de la meseta leonesa, tenemos por un lado el Castillo del San Salvador de Santa Colomba del Curueño y también la iglesia de San Salvador de Robledo de Fenar y San Salvador de Yugueros, lo que no es poco y es una ruta que viene de la zona de León por Villaquilambre y de los entornos del Puente Villarente.


 Esas tres penetraciones hacen del Concejo de Aller toda una patria esotérica con todo tipo de misterios,  y edificaciones, y muchas de ellas sin explicaciones claras. ¿Pero qué territorio las tiene?

En Soto tomamos el camino que se echa hacia la vega y que sigue la vera del río hacia las cuadras del Fundil y por Espineo nos vamos a tomar el vetusto puente colgante, que ha desaparecido, por lo cual no queda otro que subir a encima del túnel que hay bajo el gran talud de la circunvalación y se toma un sendero que nos baja hasta la otra boca del túnel, y con cuidado se cruza para  tomar no el puente de Rozá  y entrar de este modo en Cabañaquinta.  Es un poco complicado el paso.

Esta es la explicación cabal de la dejadez del sistema, por este puente iba el Anillo Ciclista, la nueva circunvalación a cortado el paso, y nadie se ha preocupado de informar y de cambiar la señalización o el trayecto para entrar en Cabañaquinta.


Quien no quiera hacer este camino puede subir en Soto hasta la Ermita de Miravalles y luego seguir por el carril que cruza varios pequeños núcleos y acaba ante el barrio de la Rozá, por el cual se entra en uno  de los mayores input salvadoreños del Camino Allerano a Cabañaquinta.

© Victor Guerra

viernes, 20 de diciembre de 2019

Veredas de San Salvador. Por las Atalayas Riosellanas



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Punto de Salida y Llegada: Ribadesella
· Puntos de Paso. Ardines- Sardalla-Xunco-Cuevas-Antenas de Moro-Nóceu-San Salvador de Moru-El Carmen-El Pandu-Leces-Abeu-Tereñes.
·  Longitud de la Ruta:  30 km
·  Horario de la Ruta: 4 horas
·  Desnivel acumulado de ascenso y descenso:  847 mts
·  Participantes: Josías Martinez – Beni y Ricardo Valerio y Victor Guerra



Ribadesella es el siguiente input dentro de las Veredas de San Salvador una vez se entra en Asturias desde Irún, y el primer enclave está en San Salvador de Celorio, al  ya hemos visitado la semana pasada en la ruta que recorría además las sierra del Mazucu.


Hoy toca recorrer el imperio de las cuevas kársticas como es Ribadesella, con la monumental cueva de Tito Bustillo, joya de corona astur cántabra en el arte paleolítico, y a cuyos aledaños comienza nuestra ruta, que tiene el propósito de visitar otro extraño enclave como es San Salvador de Moru, faro radiante de toda esta zona y algunas otras atalayas riosellanas.


Se parte de Ribadesella,  y el mejor sitio para dejar los trastos es el aparcamiento del Pabellón de Deportes y de la nueva mole que encierra la recreación de la cueva de Tito Bustillo, de donde se parte dirección Sur siguiendo la carretera RS-2 que nos lleva a un emplazamiento de lo más recoleto, como es el Palacio de la Piconera, ubicado en los predios de la Llosona.


Palacio construido en 1891 por el indiano Manuel Martínez, con una representación clasicista en su articulación, aunque a mi lo que más me gusta son las casas aledañas que conforman un muy curioso conjunto espacial que explica muy bien todo el entorno, el cual además es de agradecer porque está muy bien cuidado y poco alterado todo el conjunto.

 


Tras unas fotos para subir la moral, nos ponemos en marcha dejando de lado la RS-2 para seguir hacia  el lugar de la Roza, donde se deja la arteria que va hacia el pueblo de Cuevas, pues nuestra ruta vira a la derecha para coger unos duros repechos asfaltados que nos llevan en primer término al Palacio de Junco, del que poco podemos ver, y desde el cual nos dirigimos hacia la Torre de Junco o Xunco, que funcionó en modo de bastión de vigilancia y defensa y como casa cuartelera, y lo cierto es que es una de las atalayas más impresionantes del concejo riosellano, pues desde su promontorio se divisa toda la ría  hasta su desembocadura y el poblamiento de la Villa riosellana.


Otra gran atalaya es la iglesia de Santa María, bastión por el cual es presumible que debieran de pasar los viejos peregrinos camino a Oviedo o a Santiago, pues desde su emplazamiento se ve muy bien lo que fue el vado sobre el gran río Sella, pues no todos podían o estaban dispuestos a pagar los pasajes de la ría en la villa de Ribadesella.

 


Motivo por lo cual diversos peregrinos del Camino de los Francos, derivaban su paso a  hacia el vado de Llovio, para después,  ir bien iban por la margen izquierda del Sella hacia Arriondas, aunque no es descartable que lo hicieran por la orilla que ahora va el FEVE un poco más alta con respecto al río y más directa,  o bien cruzaban el río para subir o bien  hacia  Xunco  para llegar a  Santa María, la Torre y el palacio y por Porciles ganar Nocéu hacia S. Salvador de Moru; la otra forma directa eso  desde la Alisal ir a la Cuevona y subir hacia Nocéu y de ahí  ya  faro radiante de las Veredas de San Salvador, en este caso  la iglesia de Moro, o Moru.

 


Vueltos a nuestra ruta, desde la Torre de Xunco se sigue al Este hasta la solitaria iglesia de Santa María  para poder ver más de cerca el vado de Llovio y las vueltas que hace el río, pero desde cuya atalaya no se puede seguir ruta, hay que volver a remontar altura hasta llegar al desvío al pie de hotel de la zona, lo que nos permite  enlazar con la carretera que va  hacia Cuevas, y lo hacemos  girando a la altura de La Alisal, en cuyo punto se traza hacia el Suroeste, en un  sube y baja,  hasta  desembocar ante la gruta  (La Cuevona) que nos da acceso al pueblo de Cuevas.


Paso bonito el de la Cuevona, donde hay que tener precaución, la banda primos Valerio-Martinez, que hoy me acompaña, sacan sus linternas para cruzar con precaución el pasadizo kásrtico en dirección Suroeste, y poder acceder al pueblo de Cuevas, donde se nos presenta otro hito jacobita como es la recoleta ermita de Santiago de Cuevas. Lo que me lleva a preguntarme ¿Acaso los peregrinos cruzaban por el vado de Omedina  y por Cuevas alcanzaban San Salvador de Moru? Es posible y como posible es que adentrados en el valle de Tresmonte pasaran hacia Sinariega y por Fuentes alcanzar el núcleo de Arriondas. Hubo épocas que el tráfico caminero y de arrieros debió ser muy intenso por toda esta zona.
 


Nuestra ruta en el mismo lugar de Cuevas, da la espalda a la ermita de Santiago y sube  siguiendo las señales del Monte Moru, que presenta unos primeros repechos que nos meten de lleno en la embocadura del valle de Tresmonte, con impresionantes vistas sobre el río Sella y sus recodos como el de Fries, luego el trazado se suaviza, y como los firmes son de zahorra compactada se ruedan muy bien, ya que la dureza de la ascensión primera  remite para deleite de algunos. Mis acompañantes en este tramo van contando de como por estas latitudes, cuando hacían la carrera de Montes del Sella, iban a toda pastilla, así nos pasaron a su vez dos miembros de Intensos BTT a bordo de sus E-bike, apenas un saludillo y para arriba.

 


Seguimos subiendo por la amplia pista, que cada vez tiene mas mordiscos en forma de argayos, pero aún está en buenas condiciones para rodar por ella,   se pasa  por encima de La Cebal y  se ve un poco más allá Tresmonte, que es el pueblo que está en un ladera del cerrado valle, con cuatro casas  y una ermita dedicada a San Agustín, lugar donde  nació y crió un prohombre de primera talla como fue Manuel  Fernández Juncos, que llego al notable puesto de Primer Ministro de Puerto Rico y que fue creador de una famosa letra como La Borinqueña,himno oficial del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

Cuyo personaje además fue un importante referente dentro de la masonería portorriqueña, y parece mentira que esa calidad humana  haya podido salir de una perdida aldea riosellana tan pequeñas y perdida como Tresmonte, aunque esto que a mí me asombra no parece impactarles mucho a los bikers con los que ruedo por esta apartada orilla del Sella.

 


Sin darnos cuenta nos colocamos al final de la pista con unos 10,6 km rodados, y ahora una vez entroncado el carretil que va hacia Tresmonte, no hace muchos esta arteria era un mal camino, sobre el que se gira a la derecha para subir al collado en el que sitúa el Área Recreativa de Monte Moro, impresionante atalaya sobre Ribadesella y las tierras de Suroeste riosellano.


Nos vamos desde el collado hacia las antenas del Monte Moru, trazado en modo tobogán que nos va dejando ante diversas estampas del valle. Es un trazado de ida y vuelta, motivo por el cual casi nadie parece acercarse a estas antenas, al menos no se ven huellas de neumáticos de BTT.

 


Retornados al collado nos dejamos caer por la vertiente Norte de Monte Moru para bajar por el eje asfaltado hacia la aldea de Nocéu, con sus impresionantes escuelas hoy remozadas, dejando de la lado la carretera que viene de la Cuevona, se sigue al Norte, cruzando la parroquia de Moro para concluir ante el faro radiante de toda este territorio, como es la iglesia de San Salvador de Moru.

 


Iglesia extraña, situada en un encabalgamiento cumbral, solitaria pero dominando el entorno, en medio de un singular eje caminero señalizado como Cañada, algo peculiar en Asturias, y no solo eso, sino que esta iglesia que fue destruida en el 36, y sin la estructura eclesial asturiana  mostrara mucho interés en su restauración, hasta que fueron los propios vecinos lo que acometieron la rehabilitación cuasi entera, como consta en un cuadro que reseñas las ayudas recibidas para tales menesteres.

Estamos pues ante una iglesia románica, como tantas otras, donde destacan como elementos vernáculos el imafronte y la nave principal que son del siglo XIII, y que tuvo como tantas otras iglesias diversas reformas, algunas de ellas quedan aún como testimonio de tales obras

  


En todo caso, además de ser un importante input direccional dentro de los trazados denominados por Luis Merediz como Veredas de San Salvador, no dejaría de ser una iglesia más, sino fuera por las pinturas murales del siglo XVI que contiene, las cuales parece ser que fueron pintadas por monjes franciscanos, pinturas que nosotros tuvimos la suerte de poder verlas por estar abierta en esos momentos la iglesia, las cuales están situadas en el  en la bóveda del presbiterio y muestran la llamada Santa Cena y el Salvador y los evangelistas, y un Santo Entierro.


Vistos los murales y realizamos un recorrido el templo, pues lo nuestro en BTT ASTURIAS no es solo dar pedales, sino conocer nuestro patrimonio.

 


Proseguimos la ruta pasando por detrás de San Salvador de Moru para cruzar por los caserones de Soto, y alguna otra gran edificación que se me antoja como vinculadas a  viejas ventas nacidas al socaire de la singular  Cañada que cruza el territorio riosellano. 


Dejamos atrás estas impresionantes casonas, para entrar en la espectacular aldea de El Carmen con sus grandes casonas de indianos, en este enclave  nuestra intención era ir hacia el núcleo de La Maella, pero tras recorrer un buen tramo de hormigonado camino una verja de finca particular nos cierra el paso, por lo cual damos la vuelta volviendo sobre nuestros pasos a El Carmen,  y de nuevo siguiendo la AS-341al Oeste, para después de un tramo  doblar hacia el Norte  hacia Pandu, donde la existencia de la Autovía ha revuelto también bastante los trazados camineros.


Por nuestra parte nos vamos hacia  las rotondas de Pandu, para coger en la segunda de ellas  el camino que sube  por encima de la Maella  y va hacia la llamada  aldea de La Tejerona, hasta aquí tramo con firmes de tierra, luego ya asfaltado hasta Ribadesella.

 


Dejamos el vial para  en La Tejerona para doblar a la izquierda  y ganar otro importante enclave patrimonial y peregrino como es San Esteban de Leces, una breve visita a su desvencijada torre y pasando por delante del albergue de Peregrinos  vamos  persistiendo en el rumbo Norte hacia la cuidada aldea de Abeu,  una vez cruzado el núcleo en la Priesca, se vira al Este  para pasar por encima de la aldea de Tereñes y los Colmenales y desembocar a la altura del Faro  en Ribadesella.

Transitamos por un trazado que nos ofrece no solo vistas sobre el pedral riosellano, sino sobre el valle de San Pedro,  por cuyo seno asciende el Camino Jacobeo hacia Leces.

Ya en ante el paseo marítimo, no queda nada más que recorrerlo para dejarnos llegar de nuevo ante la cueva de Tito Bustillo, que tendrá hueco en alguna otra ruta por estos predios riosellanos. 





© Victor Guerra
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