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viernes, 20 de marzo de 2020

Por las Veredas de San Salvador del Occidente Astur


  • ·   Punto de Salida y Llegada: La Caridad
  • ·         Puntos de Paso:  Valdepares-Porcía-Hospital-Brul-Tol-Becharro- Castropol- Figueras- Ribadeo-Tapia de Casariego-Salave
  • ·         Longitud de la Ruta: 57 km.
  • ·         Horario de la Ruta: 4 horas
  • ·          Desnivel acumulado de ascenso y descenso:  653 mts.
  • ·     Participantes:  Javier Dolado, Javier Paredes, Javier Riestra; Luis Roza y Victor Guerra

Aunque ya habíamos rodado por estas sendas y caminos peregrinos, volver de nuevo a ellos pero con el sentido de estar siguiendo las Veredas de San Salvador, eso supone un aliciente, y un motivo ideal para volver a transitar por los Caminos Peregrinos del Occidente de Asturias.


El punto de partida, como casi siempre es la villa de La Caridad, desde la cual nos iremos dirección Oeste, siguiendo las marcas jacobitas que van hacia Santiago, por tanto, se sale por la carretera general que cruza el pueblo, para irnos tras dejar atrás la oficina de turismo hacia el molino de Mingollín, cruzando la riega Salgueiros, ojo al perro de la finca colindante a la riega, puede daros un buen susto pues a veces sale de la finca.


El sendero una vez cruzada la riega y tras unas revueltas y repechos, estos nos devuelven al entronque con la carretera a la que salimos a la altura de los Morcegos, o sea que, sino queréis hacer estas maniobras de arranque con repechos y perros, pues desde el mismo pueblo se sigue por la carretera apenas 1,4 km. estaremos en Morcegos, y esa variante la haremos a la vuelta.


Ya en Morcegos se sigue un poco al Oeste para cruzar a la izquierda con cuidado la Na. 634, para rodar por carretera local hacia Valdepares, se toca unos metros la Nª de nuevo, para entrar por Molle hacia El Viso.  Aquí la ruta hace unos extraños quiebros para entrar al puente de Porcía por la vera del rio, tramo este de camino y senda en descenso hasta concluir ante el citado puente, pasando ante la Erta. de los Remedios.


El puente de Porcía  con su potente porte  nos da paso o bien a los repechos que sube directamente al pueblo de Porcía  y el Outeiro, o bien entrando al pie del puente a la derecha para acercarnos a la playa de y seguir las huellas del GR-E9  que nos lleva a la zona de bifurcación a Hospital, donde los caminos   se bifurcan, el nuestro se va al Suroeste cruzando la Nª 634 y entrando en el ramal que por Bardascon y el Campón  va camino del Kartódromo de Tapia, en cuyo entorno se cruza la Autovía del Cantábrico, para entrar seguir por caminos por el Banzado, cruzando la riega de Orjales en medio de un denso pinar, y en cuyo punto encontramos un buen puente romano que nos da idea de lo pasos camineros de esta zona.


Vamos paralelos a la carretera de Tol, que llevamos a la izda., y a la derecha A-8, que nos vemos, pues están un poco alejadas. Nuestro destino hacia el Oeste, camino de la aldea de  Brul, ya por tramos asfaltados hasta llegar  a Tol y a su moderna iglesia dedicada a San Salvador, de sus viejos orígenes apenas nos queda nada, y lo mismo ha pasado con su huella en la caminería salvadoreña, se ha perdido casi toda memoria.

Hoy San Salvador de Tol, es un lugar en ninguna parte, y  a pesar del camino directo hacia Castropol y Vegadeo, y al estar su albergue cerrado, pues ha quedado como eso como un lugar aislado y sin vida peregrina. No sé cuantos peregrinos harán el camino de Tol.

En Tol hubo en los tiempos de Ramiro II un monasterio consta desde el 926, que debió ser de corte familiar, a juzgar por su donación  en el año 1057a la iglesia de Oviedo por Doña Gontrodo Gundemariz que lo había recibido de su madre Doña Mumadona el viejo monasterio de San Salvador de Tol o de Taule junto con otros que estaba cerca de la iglesia de San Tirso.


Durante un pleito entre el Obispo ovetense y el Conde Vela Oviéquez, sale a relucir San Salvador de Tol, que tuvo por mediador a Alfonso VI, presente en Oviedo para presidir la apertura del Arca Santa. El rey nombró cuatro jueces, entre ellos un caballero tan emblemático como Rodrigo Díaz de Vivar, “El Cid”. La Mitra ganó el litigio.

 El recuerdo del monasterio, donde muy probablemente eran atendidos y hospedados los peregrinos, quedó en el lugar denominado El Convento y en imágenes muy antiguas que hubo en la sacristía de la parroquia, se ve a este con torre rematada por bulbo y pináculo.


Pero todo ello, no es otra cosa que recuerdos, pues nada hoy es perceptible.

En Tol el camino jacobeo se vuelve muy urbano yendo por la AS-32 hacia Serantes y conectando en Villamil con el Camino jacobeo que viene por Tapia de Casariego, pero nuestra ruta deja esta opción para irse hacia Castropol, por tanto viramos al Sur hacia Villasivil y Bouza donde se vira al Oeste yendo por Las Campas  para de este modo acercarnos al pueblo de Becharro,  teniendo que cruzar el arroyo de Fornelo con la intención  entrar a Castropol, por el sendero marítimo que se coge en El Esquilo,  el cual se desarrolla al par de las rompientes aguas cantábricas hasta llegar a Castropol, en cuyas cercanías tenemos que pasar por una sucesión de escaleras. Cuidado con ellas.


Se llega por esa vía pareja a la carretera Nª 634, a Castropol, donde en su día hubo otro hospital de peregrinos que funcionó hasta los primeros años del siglo XIX, cuya puerta lateral es conocida aún hoy como Puerta de los Franceses y que fue fundado en el siglo XVI, y cuyo solar es ocupado hoy por la iglesia parroquial.


Damos una vuelta rápida a la villa, y nos topamos con la extraña capilla de Nuestra Señora del Campo, la cual «se salvó del incendio que arrasó la villa en el año 1587.  Fue reconstruida a lo largo del s. XVIII. Capilla dedicada a Santa María y construida según su lápida fundacional en 1461. Presenta planta rectangular con nave única, en su fachada cabe destacar la puerta de medio punto con tres mascarones y una lápida fundacional, y sobre esta, un único óculo de tamaño muy reducido al igual que la pequeña espadaña que corona la edificación».


Tras la visita, salimos del pueblo hacia la carretera Nº 640 en dirección a  Barres, pero nuestra ruta se desvía en Linera, para entrar en el sendero marítimo que nos lleva a Figueras, pero pasando antes por delante de la ensenada de Linea, para de este modo poder ver los restos romanos del molino de mareas, dejando de lado el Palacio de Dolebún. Una pena.



En Figueras dejamos también de lado el puerto, para irnos ya directamente al largo puente de Los Santos que presenta un fácil acceso a la villa ribadense.


Antes los peregrinos, lo más ricos cruzaban en lanchones la ría del Eo, nosotros ahora la cruzamos a buena altura y con bonitas perspectivas marítimas y hacia la montaña. Es bonito el contraste de los pueblos como Figueras, Castropol y Ribadeo, si esto en vez de estar donde está, estuviera en Francia o Alemania, sería un triángulo para admirar y visitar andando en bici, en barco, etc.


Ya en tierras gallegas, , nos vamos a probar el pulpo, eso en Asturias parece casi que imposible, es otra de las paradojas… y lo de probar el pulpo lo hacemos en un lugar nuevo donde las bicis están genial y nosotros también, desde luego no es el Villaronta, o sea que nos fuimos a Mar de Rinlo.

Ahora toca levantar anclas y regresar y si bien para venir a Ribadeo lo hicimos por el Camino de Tol, ahora el regreso lo haremos por el camino de Tapia de Casariego, por lo cual regresamos sobre nuestros pasos por el Puente de Los Santos para tomando desde el propio Ribadeo rumbo al Este, dejando el sendero costero del E9 un poco de lado y yendo directamente hacia Villadún y la playa de Penarronda. Es curioso cómo cambian las distancias de hacerlo andando o en bici.


Desde la impresionante playa de Penarronda (monumento Natural) el camino se hace quebrado, presentando el trazado algún que otro repecho como el que nos permite ganar la aldea de Santa Gadea, para girar sobre las cercanías la casona de los Villamil, hoy convertida en Residencia de Tercera Edad, más abajo el Palacio Lindoy del siglo,  que como dice Xurde Morán, ya vió tiempos mejores. Vemos al paso el conjunto molinero y lavadero y seguimos las marcas del GR-E9 que por asfalto nos llevan a su vez siguiendo las marcas jacobeas hacia Calambre para desembocar por La Xunqueira en Tapia de Casariego.


Se cruza todo Tapia para salir por la zona de las ensenadas, pasando por delante del albergue de peregrinos, desde donde se continúa por asfalto siguiendo las marcas jacobeas hacia Folgueras, en algunos puntos el GR 9 se desmarca y se va por la costa, pero por no alarga la ruta, eso está bien para cuando los días son más largos, seguimos las marcas jacobeas en sentido inverso que se  van al Calvario de Campos, que es por donde vendría el GR tras visitar las puntas marítimas de Furada, Arenal, Pescazón.


En este punto los caminos, tanto el Tol como el de Tapia convergen, pro por unos minutos no vamos por el GR   para pasar por encima de La Barrosas y poder visitar el pedregal-playa de Porcía antes de retomar el camino traído desde La Caridad hasta aquí.


En suma, estamos ante una etapa muy llana con predominio del asfalto sino uno deja el camino jacobeo de Tapia y opta por las vueltas y revueltas del GR 9 pues vera la costa y las embravecidas aguas de la mar cantábrica. Eso como dice el dicho: A gusto del consumidor.
© Victor Guerra

viernes, 23 de febrero de 2018

Por las Capillas del Sur de Tapia de Casariego

Los tiempos climatológicos no están para muchas experiencias sin control, y menos cuando uno rueda por las zonas de sierra, pues dada la presencia de las nieves caídas estas semanas, no es muy prudente andar haciendo experimentos por zonas desconocidas, por tanto rodar por zonas de sierra y valles ya conocidos, y que no presentan mucho problema, nos atraían bastante para organizar una salida sabatina por cuyo motivo nos dirigimos camino de Tapia, donde había perfilado un recorrido sureño, hacia el Alto de la Penouta, divisoria con Boal, y que combinaba a la perfección los deseos que perseguíamos.

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Tapia de Casariego que fue el lugar escogido como punto de partida, a las 9 de la mañana de un sábado de febrero, frio y semi lluvioso, hace que no haya ni dios por la calle, por lo cual un café rápido en el primer sitio en estaba abierto, y pronto a los vehículos para calzarnos de puro invierno y una vez encima de las trotonas, empezar una intensa ruta rumbo a la zona Sur del concejo hacia el alto de Penouta.

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Se parte, pues de Tapia enlazando su trama urbana pasando por delante del templo de San Esteban rumbo Sur hacia el cruce con la Nacional 634 a la altura de La Retela, para ganar la zona e Mántars, pasando por delante de la Capilla de la Virgen de la Paloma, dirección a las casas de Berdeña, desde ya se enfila por el carril pro la fuente de Pontevella cruzar la autovía A-8 del Cantábrico, tras cruzarla se entra en un trozo de camino, para de este modo encaminarnos hacia el caserío de El Cabillón, cruzando la AS-31, y por debajo por un corto túnel la vía del FEVE, y alcanzar la aldea de Baodecangas, desde donde se sube hacia el Santuario de Los Mártires en el Monte, que por cierto yo no encontré, pero a buen seguro que estaba metido entre las casas.

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Todo el trayecto se hace caminos que han sido asfaltados para dar acceso a las caserías que se reparten por este amplio territorio, cuyo track ahora nos encamina hacia Rondelo, para subir hacia a otro nucleo más grande como es Acevedo con la enorme ermita de la Virgen de la Contemplación, a sus pies un mirador sobre el valle y la rasa costera, con un panel explicativo muy abandonado.

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Desde este punto se ve entre los juegos de las brumas, y los destellos momentáneos de sol, a lo lejos se ve Tapia, y al Oeste en la rasa costera las grandes villas gallegas como Ribadeo y Foz, desde este punto bajamos como el rayo que no cesa por el camino hormigonado de El Monte, con Albano ya con el miedo perdido y con su “doble” a toda pastilla hasta desembocar ante al viejo pontón medieval sobre el río Porcía, a muy poquitos metros de la iglesia de Santiago,

Nuestro camino, tras cruzar el río Porcía, sigue por la derecha para dejar un poco más allá la carretera y desviarnos a la izquierda para entrar en fuerte ascenso por un camino hormigonado hacia el cementerio de la parroquia de La Veguiña

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A partir de auqui la ruta toma otro cariz, pues una vez superado el cementerio, se gira hacia la derecha y ya por caminos en constante ascenso remontar hacia el promontorio de Pico Covas, que debido a las matarrasas madereras hay ahora un mundo de caminos abiertos.
Se bordea el pico Covas por la vertiente oriental para seguir ascendiendo cumbral arriba buscando el mejor trazado ante el laberinto de caminos, se bordea la cumbral de la larga loma del Campo das Mulas por la vertiente occidental, entreverándonos por el límite concejil de Tapia y El Franco.

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En una alta collada donde los maderistas almacenan sus cortas, paramos a comer un poco, y probar las delicatesen: el limonchelo que aporta en petaca Albano y mis galletas de coco y naranja, a la vez que contemplamos el paisaje de sierros y profundos valles por entre los cuales se disemina une casi extinta población vaqueira, contemplar estos valles es recordar las canciones de Rafa Lorenzo y el amigo Peltó, ya el Oriente Eterno

Una vez concluida la pitanza y la contemplación de los lejanos parques eólicos de Penouta nos ponemos en camino hacia ellos yendo a la vera del Pico las Virtudes, al que vamos dejando atrás el concejo de Tapia y entrar en el de Boal hasta llegar al primer poblamiento de este concejo la aldea de Trevé a unos 500 mts de altitud.

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Conectados con el acceso rodado, se prosigue el Sur hasta As Pernías, en la parroquia de Rozadas, conexionando con otra carretera que nos viene por la izquierda, tras unos intentos de seguir por camino bordeando el Pico Pruida, desistimos tras jugar un tanto con la nieve en los viejos caminos que se pierden en el monte, y después de dar un par de vueltas a una pradería, y eso que llevábamos Gps.¡, 

Desistimos y retorciendo sobre nuestros pasos pudiendo casi que tener a alcance de la mano el Alto de Penouta, con sus antenas y eólicos. Un poco más abajo el núcleo de Rozadas, y más allá la ermita de Gumio, medio perdida en la nieve, pues por estos predios empieza a dejarse ver los efectos de la nevada de estos días
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Retomamos el acceso rodado, para seguir por la carretera (FR-1), dando la espalda a al Alto de la Penouta, para pasar de nuevo por delante del entronque donde habíamos conectado, y rodeando las cumbres del Pruida, Traviesa y Peña Grande, que impiden la vista hacia el Sur, nos vamos en rápida bajada hacia el pequeño núcleo de Calveiro, uno de los caseríos dependiente de la parroquia que tampoco es gran cosa, como es Romelle, adonde se baja, dejando la carretera para tomar un acceso secundario hasta el propio núcleo parroquial y su iglesia.

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Desde Romelle, nos echamos camino abajo para ir buscando por el mejor trazado posible la vera del río Carbueiras, a cuya vera nos metemos vamos dando vueltas, metidos en la fondigonada del cauce fluvial que baja rugiente, se sube un poco hasta el caserío de Cabana, para volver a bajar al cauce fluvial que volvemos a dejar para tomar altura, por debajo de Villarín, ya rumbo Norte desde dimos vista al valle de Romelle, dando la espalda al concejo boalés.

Se toma altura sobre el arroyo, pero sin perder de vista yendo altos a media ladera por debajo de la cumbral del Cullarillza, hasta que la pista nos vuelve a echar abajo para entroncar con la riega que ahora con otros cauces fluviales forma el río Carcedo, cuyo mayor aporte acuífero proviene del Valle del Torno.

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Recorremos un trozo muy bonito del río, pasando por delante de unos refugios bajo el roquedal, que me recuerdan a la Cueva de Demo, tras las fotos de rigor, seguimos rodando al lado de la rugiente riega hasta desembarcar de nuevo en el pueblo de Murias (La Veguiña)

En este punto se gira al Noreste acompañando al río Porcía por en carretil asfaltado que nos lleva a los predios de Sueiro, y la ermita de San Esteban, donde nos damos de bruces con la carretera FR-2 que nos permite cruzar el Porcía y subirnos a la AS-24, y por su ramal derecho subir lentamente pero de forma constante hasta la Roda, desde donde se baja hacia Mántaras entrando por el lateral de su iglesia parroquial dedicada a San Antonio y ya sin más se cruza la N-634 para entrar por el Camino de Santiago de nuevo en Tapia, donde tomar un pincho fue toda una apoteosis, para no contar que esto nos pase en Tpia, aunque sea en febrero.

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Fotos de Victor Guerra y Albano Capezzali.

© Victor Guerra

viernes, 18 de marzo de 2016

Camino de Santiago en BTT por Asturias. Villapedre-Ribadeo

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Foto. Juan Piñera
  • · Punto de Salida: Villapedre
  • · Punto de Llegada: Ribadeo
  • · Puntos de Paso: Villaoril-La Colorada- Navia-Jarrio -Valdepares- Salave-Figueras
  • · Longitud de la Ruta: 42 km
  • · Horario de la Ruta: 3, 30 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso: 539 mts
  • · Desnivel acumulado de descenso: 420 mts
  • · Participantes: Jose Ramón Natal, Juan Piñera, Albano Capezzali, Pablo Riopedre, Rubén Vega, Luz, Javier Paredes, Poldo Figueiras, Victor Guerra
· IBP INDEX: 34
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Ya en la recta final de nuestra travesía por el Camino de Santiago. Camino Costero, nos enfrentamos con una importante mejoría del tiempo y el personal se anima a concluir esta interesante ruta que hoy nos lleva desde Villapedre a la frontera asturgalaica, atravesando el Puente de los Santos y concluyendo en Ribadeo, tras haber arrancado semanas atrás en el otro extremo en Unquera (Cantabria)

Lo primero, nada más llegar a Villapedre punto de partida, nos dedicamos a llevar los coches hasta el punto de destino en Ribadeo, para retornar de nuevo a Villapedre donde el conjunto de bikers apuntados a esta interesante actividad nos estaban esperando tras unos suculentos cafés y bocadillos en la singularidad regional, dos bares, pegados uno al otro.

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La solana que ya lucía a las 10 de la mañana, y que horneaba nuestros bodys hizo que el personal se lo tomara con calma, tanto en la salida como en durante el resto de la ruta, pues las dificultades en general son insistentes, me refiero a repechos o tramos técnicos.

Salimos pues de Villapedre, siguiendo las marcas jacobitas tan peculiares como diversas, que nos indican seguir por Llamiella y La Peña hasta conducirnos a un camino de tierra para entrar en la parroquia de Piñera, cruzando la Nª 634, para entrar en el núcleo de San Martín de Piñera y su simpático cartel de “parqui”, en cuyos entornos nos volvemos a encontrar con la vía del FEVE, comprobando a su vez las vueltas que este tren realiza por el territorio occidental astur.
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Tras un pequeño descanso ante la iglesia de San Salvador, entroncamos de nuevo con la inevitable carretera Nª 634, aunque las marcas pronto no echan fuera de ella, para entrar en una vaguada que riega el arroyo Roumin o Frejulfe, que somos incapaces de cruzar pues en lo fondero se abre en varios brazos, y viene muy caudaloso, y como no es cuestión de quitarnos las botas para pasar remontamos la traza, y hacemos como el jacobita que en solitario va caminando por el arcén de la carretera Nacional, y seguimos por ella unos metros para entrar en Villaoril, donde le damos por un tiempo la espalda a la al eje 634, para entrar por de la primera casa hacia la derecha hacia el barrio de Campo de Arriba.

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quí, aunque nada digo a mis compañeros de viaje, me viene a la memoria el recuerdo de mi amigo, hoy en el Oriente Eterno: Adolfo Gustavo Pérez, aquel berroqueño y fornido poeta de Villaoril, que habitaba en el barrio de la Calzada, y con el cual hice algunos bolos poéticos con aquellas parajes gijoneses y ovetenses y con apuestas como las revistas Oliver y Cálamo.

Seguimos nuestra ruta por un surtido trazado de carreteritas que por La Venta (antiguo hospital con cuadra y panera) desde se alcanza el significado lugar de La Colarada y su ermita de la Virgen de los Dolores, para entrar en Navia bordeando el Monte Grande y pasar por la ermita de San Roque hacia el centro de Navia, donde el cabreo de nuestro compañero Natal sube de tono, pues al ir a sellar su credencial peregrina, se encuentra con la Oficina de Turismo, en un soleado sábado cerrada los fines de semana, y se pregunta: «Así es como queremos promocionar el Camino».

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En Navia, lo cierto es que casi que apenas si paramos dado el ajetreo de la villa, lo justo para ver la casa de los Calzada y la placa dedicada a su memoria, aquellos vetustos masones del siglo XIX, uno de los cuales dio nombre a la ciudad argentina de Rafael Calzada, y padre del cual, un activo notario fue que promovió la desecación de la zona de la playa de Navia, y un fulgurante precursor de varias logias masónicas en su villa natal.

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Como era de esperar una villa de estas dimensiones contó en su tiempo con un hospital destinado a enfermos, pasajeros y peregrinos, recogiéndose en los Libros Sacramentales de Difuntos, la muerte de algunos de ellos, como la de un bohemio de nación: Matías Sporce fallecido en 1755, dos años después se enterró a Jacobo Keller, y en 1762 Jorge Pistón, y así hasta llegar al matrimonio que murió a la vez e ignoramos porqué: Daniel y Rosalía, también de Bohemia, cuyos pasaportes recogió su hijo que continuó viaje a Santiago.

En Navia sí que no había posibilidad de rodeos para evitar el cruce fluvial, se hacía en barca como recogen todos los viajeros como Antonio Llain en 1502, y como así lo hicieron Antonio Jouvin, Guillermo Manier, Jean Pierre Racq, o Luigi Salandra que elogia lo corteses que son los naviegos pero lo sucia que es la villa, cosa que hoy no es tal por suerte, aunque a veces huela un poco mal por la industria papelera; por este mismo lugar cruzaron las biblias protestantes de George Borrow, aunque hay que anotar que el lugar de embarque de autóctonos y peregrinos se hacía en Barqueriro, con un precio de cuatro maravedís por persona y cada caballería pagaba el doble: ocho.

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Nosotros cruzamos la ría por su amplio puente con una ría de Navia que venía a tope de agua, supongo que de lluvias reciente y deshielo, aunque más bien de lo primero, dado sucias que vienen las aguas, doblamos en el Espín, (donde antaño había una Venta) a la izquierda para subir hacia Barquero, donde dejamos los tramos de asfalto para retomar los trazados de tierra, eso sí tras un pequeño incidente, con la pérdida de algunos compañeros, tras el reencuentro, seguimos trotando disfrutando de la confraternidad de reencontrar dentro de las actividades que todos los sábado desarrollamos a Pablo Riopedre y su nueva trotona Lapierre de carbono, y cuyo manillar hace parecer al amigo Riopedre en una extraña figura de un «crucificado», y como no, agradecer la presencia de la nueva pareja Javier-Luz , sin olvidar al más veterano y fiel amigo, muy querido para mí, el amigo Poldo Figueiras, Polchi.

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Recuperadas todas las unidades ciclo-bikers, incluso la del amigo Rubén Vega, que pronto nos indica «que no va flojo, sino que se ha perdido», y ya todos juntos ciclamos hacia Jarrio, paralelos a la Nª 634 y a la Autovía del Cantábrico, rumbo al Oeste, hacia Louteiro, en estos predios recogen las crónicas que había habido un hospital de peregrinos que fundara Álvaro Pérez de Coaña, bajo la advocación de Santa Ana que funcionaba en 1753 y que regentaba un vecino de Serandinas y que aún en el siglo XIX funcionaba como tal de nuevo.

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Nosotros a lo nuestro, seguimos dando pedal por un tramito de camino para desembocar en Esteler, trufando el recorrido que nos queda por delante con varios cruces de la Nacional 634, en un punto determinado nos encontramos con un integrante del viejo grupo BTT de la zona, Xena, nos indica que lo mejor que haríamos era ir por el Sendero Costero, E-9, pero le insistimos que ahora toca el Camino de Santiago señalizado como tal, y nos guste más o menos ese es el objetivo, tras un rato de debate no lo entiende, y allí le dejamos, seguimos ruta hacia la Ermita de San Pelayo, tras bordear La Caridad, cuyo topónimo se apunta como relacionado con la peregrinación santiaguera.

En Valdepares, el solitario Camino jacobita, -en toda la etapa no hemos visto nada más que un peregrino medio desesperado que iba todo el rato por el arcén de la Nacional 634, - y es una pena por el día y por los parajes que nos entrega esta soleada mañana la naturaleza como la riega de Porcía ante la cual visitamos la ermita de los Remedios, siguiendo rumbo a Porcía desde donde alcanzamos Carozas y Los Campos y Salave, donde visitamos su cementerio, y vemos las clásicas pintadas de «Vacas sí, Oro no».

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Los bikers de la ruta:Natal, Capezaali, Piñera,Polchi, Vega, paredes, Riopedre, Luz
La ruta nos lleva lejos del mar, y de forma paralela a esta, y a la Nª 634 vamos ganando kilómetros a la ruta hasta ganar el poblamiento de Mantarás, y donde al calor del mediodía y a la vera de la Ermita de San Antonio, paramos para un merecido reposo y dar un tiento a nuestras vituallas, mientras Albano se va al bar a darle un tiento al zumo de cebada, y tras ello entramos en Tapia de Casariego, donde de nuevo se repite el tema de la Oficina de Turismo, cerrada los fines de semana… ¡¡ Increíble¡¡

Indicar que había un camino secundario que desde La Caleya unía esta con Tapia pasando por el norte de la parroquia, hacia el Salabbe (Salave) de Guillermo Manier donde había otro hospital que en 1752 disponía de dos planta y capilla y su renta anual era de doce fanegas y tres medidas de trigo, y ciento cincuenta reales y treinta maravedís en dinero, teniendo la obligación de asistir a los peregrinos proveyéndoles de sal y agua, así mismo debía de disponer de veinticuatro reales para luz y paja y ropa rapa dos camas y lo necesario para enfermos peregrinos, y en cuyo establecimiento murió Domingo de Ourán (1780) y el alemán Juan Raltommel, y un paisano que también debían de peregrinar, un mierense Alfonso Collado (1793).

De Tapia salimos hacia el puente de Aguileira, y una vez cruzado en vez de irnos hacia el GR-E 9 nos vamos por un tramo tras ganar la Xunqueira y por un tramo de camino ganar Calambre rodando hacia Las Nogueiras y Villamil y acércanos un poco más a la costa en Santa Gadea, para desembocar en la bonita playa de Penarronda, donde se impone una tranquila contemplación de tan bello paraje.

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En uno de esos cruces de carreteras locales encontramos con uno perdidos moteros en el galimatías de caminos y carreteras y tras orientarlos, pues iban para Rinlo al buen arroz con bugre, nosotros seguimos rodando hasta Figueras, donde había también de hospital de peregrinos que era propiedad del Gremio de Mareante, que existió hasta el siglo XVIII, serán de nuevo los libros de Difuntos los que nos den noticias de estos, al pasar al Oriente Eterno.

Aquí nacía. O en Tol, el bifurcación de caminos; una para los más ricos que cruzarían la ría del Eo en barca, como así lo relatan Antonio LLaling en 1502 y Antonio Jouvin y Guillermo Manier, cada uno en su tiempo y manera, y cuya travesía duraba entre 30 y 50 minutos, con la posibilidad decía algún viajero, de poder tener «vistas» de los muslos de algunas paisanas al tener que ayudar estas alas barcas de lado subiéndose en el carel de la lancha, pues al no haber embarcadero, había que entornar la a barca para que pudieran bajar los pasajeros, dando el espectáculo visual adecuado que algún avispado viajero entrevió, para que luego digan mis compañeros de mis «particulares visiones» de la madura a la ventana de su casa.

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El resto de los viajeros y peregrinos, al no poder subirse a la barca afrontarían todo un rodeo que les llevaría primeramente desde Figueras hacia Castropol y luego hacia Vegadeo, y supongo que unos tirarían por Pontenova y otro por Ribadeo, en fin muchos kilómetros.

En todo caso, nuestra ruta sigue por el actual Puente de Los Santos, que cruza a buena altura el salmonero río Eo, y en un pis pas en Ribadeo.

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Recogidos las trotonas y cambiados los uniformes biker por cómodas ropas se impone un homenaje pues hemos concluido el Camino de Santiago del Norte, y que mejor que mejor que hacerlo con unas buenas raciones de pulpo como así sucedió, y he aquí la constancia

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  • · Fotos de la Ruta. Albano Capezzali, Jose Ramón Natal, Juan Piñera, Victor Guerra
Victor Guerra
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