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Punto de Salida y Llegada: Villaviciosa
· Puntos de Paso: Amandi-Casquita- Monasterio de Valdediós- Arbazal-
Celada-Valdebarcena-La Viesca- Obaya- La Ferrería-Amandi.
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Longitud de la Ruta: 37 Km
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Horario de la Ruta: 3,30 horas
· Desnivel
acumulado de ascenso y descenso: 1.200 mts
Participantes: Javier Riestra, Juan Piñera-Javier Paredes,
Victor Guerra, y Doña Noelia Rojo
Uno de los hitos más importantes en las
Veredas del San Salvador, antes de culminar en la vetusta ciudad de Oviedo y
ante la vieja catedral dedicada al cenital San Salvador, se encuentra en el
camino el llamado Conventín de San Salvador de Valdediós, una recoleta
construcción prerrománica de gran belleza levantada al término del valle de
Boiges.
Sin olvidar que esparcidos por el
territorio maliayés tenemos una serie de inputs relacionados con la supuesta
presencia del Temple en la zona, lo que nos permite articular una ruta ciclomontañera
perlada de leyendas y misterios, lo cual no está mal para entretener tanta
pedalada.
Se parte de Villaviciosa, donde nos
podemos embobar escrutando las cruces patadas de la centralista iglesia
de Santa María de la Oliva, la cual tiene talladas un buen numero de estas significativas
cruces, tipo Paté en casi todo su contorno, y hasta un escondido reloj
de sol, aunque para la ruta que haremos de poco nos servirá, pues dan agua a
mansalva, que se dice.
Cruces que hay quien la vinculan con los
monjes blancos y que el caso se la Oliva el recuerdo personal de aquellos
tiempos de búsquedas esotéricas me llevaron hasta el pueblo portugués de Tomar,
para ver el bastión fortificado de los Templarios con forma octogonal, y
encontrarme con la iglesia de Santa Maria do Olival, o aquella otra por la que
pasa la famosa Senda Genaro, que señalicé en su dia al paso por Patones
(Madrid)
Desde la portada de la iglesia de la Oliva
villaviciosina, se toma el camino jalonado por las «iniciáticas» marcas
amarillas jacobeas, que en primer término nos llevan por la traza urbana de
Villaviciosa y luego por la senda
fluvial del río Linares que se coge en Las Colominas, cerca de las
Escuelas Públicas de Maliayo, y por ello se rueda hacia otro enclave significativo como es Amandi,
se rueda bordeando las instalaciones del
Serida, para desde ellas buscar el enclave de Casquita siguiendo las marcas
jacobeas que por La Parra, y sin pérdida nos llevan hasta la ermita de San Blas.
Aquí en Casquita, sin el famoso “Faunino”
que se ido de invernada, es donde los caminos jacobeos se bifurcan, nuestra
ruta sigue por el ramal de Gijón, o sea ramal de la derecha, para tomar por las
orillas del río Valdediós una traza caminera que, por el Mayorazu nos encamina hacia
la Sota, dejando las marcas jacobeas que van por la derecha hacia Xiana y Niévares.
Nuestra ruta sigue de frente por tramo medio inundados para entroncar con la
carretera de Rozaes, ya en ella se sigue cuesta arriba, por asfalto hasta la
casona de la Cruz de Conceyeru, que presenta una estampa de antigua venta y
posta de arriería.
Desde ella por la izquierda se toma un camino en franco
descenso hormigonado que luego se vuelve camino real para de este modo alcanzar
las casas de La Rivera, y su sucesión de molinos, son tramos camineros, bien de
tierra o asfaltados, que tienen una gran belleza, no en vano estamos en el llamado
«Valle de Dios».
Una vez en él nos damos de bruces con el
complejo religioso de Valdediós, si tenemos suerte y ganas nos podremos
incorporar a las visitas guiadas, de esta forma podemos ver in situ y por
dentro parte del monacato, y camino del claustro observar la famosa espada y un
virtual monje orando del que nos habla Xavier Musquera en su libro La Espada
y la Cruz, que el citado autor cree ver medio neblinoso en sus viejas
fotografías.
Fuera como fuere, es posible que la cosa,
de la losa de la espada, y su virtual monje no fuera más una proyección mental
del bueno de Musquera, aunque tal losa este la relaciona con el ritual
funerario de los caballeros sin rango. «Eran enterrados cara al suelo con los
hábitos clavados en un madero y en el más absoluto anonimato».
No solo no volvemos a la ruta de las Veredas…, sino que además digamos que se han acabado los tramos planos, unos 10km de cómoda
rodadura hasta aquí, ahora toca salir del lugar dejando la traza la Vereda de
San Salvador que se va por el Camino de Santiago hacia Sariego.
Sin olvidar que desde aquí se puede salir de
varias maneras, una por el Camino de Santiago por Vallinaoscura hacia el Alto
la Campa, y en nuestro caso nos fuimos
por el camino de Llaneces que sube bordeando los muros del monasterio pasando
por delante del Monolito
a los fusilados en la madrugada del 28 de octubre de 1937
por miembros delas tropas franquistas en concreto tropas de la VI Brigada
Navarra.
Es la cara y la cruz de este bello lugar,
que tiene ese aspecto tan dramático y que ha quedado recogido en el libro
publicado por el Museo del Pueblo de Asturias.
Desde el monolito se sigue en ascenso
pasando de las primera casa al renovado el núcleo de LLaneces, en el que tanto
su propietario José Luis, como su familia han invertido labor y dineros.
Estamos ante un tramo muy empinado por el
que se trepa bien puesto que está hormigonado, pero después de este enclave habitado el que fuera el viejo camino
comunicacional de la casería, todavía se empina más, además de estar en gran
parte de la subida muy embarrado, lo que nos obliga a poner pie a tierra, a
todos, pese a los intentos de Riestra, Paredes y Noelia, y hasta llegar al costado de la AS-113, pues
tirando de la trotona.
Una vez en la arteria que une Villaviciosa
con Sariego se baja, girando a la izquierda, hasta lo grueso de núcleo de San Pedro de
Ambás, eso sí llegar a minarete eclesial de San Pedro.
La otra forma cómoda de realizar la ruta
desde Valdediós, es quitándose la penalidad de subir por Llaneces, es decir subir
por la carretera que enlaza Valdediós con San Pedro de Ambás.
Ya en Ambás, frente a la salida del acceso
de Valdediós se retoman las marcas jacobeas que vienen de Camoca, y que tomando
su ramal derecho , hacia el Sur, la traza nos mete en una senda trepadora que desde Ambás van cuesta arriba con tramos cada
día más despedregados, lo que nos obliga a bajarnos de nuevo hasta ganar unas
zonas más planas, en cuyo punto nos ofrece preciosas vistas sobre el valle y
monasterio de Valdediós, y sobre el
valle de Rozaes, y cerrando todo territorio
la cordal de Peón.
Por tramos semiplanos se gana la aldea
de Arbazal, cuyo emplazamiento se halla en una
terraza que hace el terreno, cuya ladera baja de los promontorios de Les Lloses
y la Rasa de Arbazal con unos 450 mts de cota. y desde la cual se ve asomar las nevadas cumbres del Aramo.
Pudiendo ver desde el citado cabildo el singular reloj pintado en
lo que parece que fue la casa del cura. y que es toda una singularidad, que se debiera cuidar y preservar.
Nos
despedimos de tan singular enclave a para seguir al Sur hacia el cruce de la
Casa del Monte, ya por tramo asfaltados, por estos lares, también Camino de
Santiago iban los arrieros y carreteros camino de Sariego.
El arranque de nuestra traza es fuerte pero de buen firme, primero dejamos un ramal a
la derecha y luego otro más altozano que
va a la aldea de Mogobio, se sigue pista arriba para bordear un granja y luego el pico Torres para pasar por la Parea del Trabuco, en cuyo
altozano punto, pues se alcanza la cota de los 500 mts, con 17,5 km rodados,
nos vamos por el camino de la izquierda que es más bonito, la pista empedrada nos
lleva al mismo punto, ¡aquí como se prefiera¡
El camino de la izquierda nos
lleva por Robleu para ponernos encima de la aldea de Cuinya, empatando con la
carretera AS-333, la cual se toma por el ramal derecho hacia la Cruz de la
Degollada, que da acceso al valle naveto de Camás.
Nuestra ruta sigue desde la bifurcación de
La Cruz Degollada por la carretera
concejil VV-11, rodando unos 2 km para dejar el camino asfaltado, y entrar a la
izquierda en el lugar de La Tejera, dejando el rumbo Este que ya tomamos desde
la salida de Arbazal, y en cuyo transito hasta aquí nos deja unas impresionantes
vista sobre valle y vallejas que se desparraman bajo nuestros pies hasta casi la misma Villa, y cuyos predios
están sembrados de innumerables aldeas,
algunas de ellas las irá enlazando nuestra ruta. y entreviendo los Picos de Europa, en alguno momentos del recorrido
Pues eso, que La Teyera, nos vamos rumbo Sur,
en descenso hacia La Espina, buscando el enclave de Celada, en cuyo camino a pesar del mal tiempo se pueden vistas sobre el valle de Villaviciosa y la ría al fondo
Y a en Celada ante el templo relacionado con el Temple, ignorando la razón, tal vez porque Ordoño II había dado una
donación de una iglesia hoy desaparecida. La actual iglesia de Santa María fue
reconstruida en 1635, donde se pueden ver restos prerrománicos y románicos; las huellas templarias no se ven por ningún lado, pero no sé porqué tal vez el nombre me lleva al recuerdo de otros enclaves templarios,
como el de la fortificada iglesia de Celada
del Camino en la provincia de Burgos.
De Celada se sale por el carril que va a La
Toya y el Otero, un bajada rápida de hormigón con tramos de agua en su trazado
y que se muestran muy resbalosos y que ,
nos lleva a otro de los input de esta ruta tan esotérica que nos hemos montado,
pues en un pis- pas estamos ante los pies de la iglesia de Valdebárcena
dedicada a San Andrés.
En uno de los laterales destaca una
pequeña lápida en la que se aprecian tres cruces griegas, que nos recuerda que esta
iglesia se terminó de construir el primer domingo de agosto de 1189, siendo
consagrada, al parecer, por el presbítero Martino, pecador e hijo de la Iglesia
y el obispo Roderico. He aquí, transcrito, lo que cuenta la leyenda
fundacional: Martinus presbiter peccator et filii eclesiae, Pater Noster qui
es in celis, in era duocentessima vicessima septima post milesima episcopus
Rodericus consecravit prima dominica de acustus. Pater Noster. Inscripción
adornada por tres cruces, que alguien debió interpretar como templarias.
De Valdebárcena, se baja por la AS-333, hasta
el desvío de La Viesca, y luego en Condarco que marcas varias opciones de ruta,
en todo caso sigue bajando para alcanzar
primero La Viesca y luego el núcleo de Peryeru, aquí si se quiere se puede ir a
entroncar con la carretera de la Campa, la AS-133, bajar por ella para entrar a la derecha en la
idea de entrar al valle maliayés por el núcleo
de Bozanes a través de Ronzón.
Pero como a nosotros nos gusta el
barro en Peruyeru nos metemos tras dejar
atrás la granja por un camino que se interna en el monte Rodiella, cuyo camino
muy mojado por las trombas de agua que han caído, y por tanto presenta tramos encharcados.
Se va rodeando el monte hasta dar vista al encerrado pueblo de Obaya.
Entroncando
el camino del río, al que se le da la espalda para bajar al camino que entra en
el pueblo, del cual se sale de lo
fondero del valle por asfalto dirección Norte
a cortar la carretera VV-11 que baja de Poreño a la altura de Llavares ,
tan solo queda ir virando hacia las casas de Ximangues para cruzar el río
Viacaba por la Ferreria, donde hoy existe un Albergue de Peregrino, y por esa traza se entra de nuevo en Amandi, donde subimos hasta su significativo
templo, se trata de la hermética iglesia de San
Juan de Amandi, a la cual el escritor José Antonio
Samaniego le dedicó un libro publicado por la asociación Cubera.
Que ustedes lo pasen bien.¡
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BOOK FOTOGRÁFICO (Victor Guerra y Juan Piñera)
©
Victor Guerra