El confinamiento en casa nos pilló por sorpresa y nos fuimos todos al hoyo
durante casi tres meses, la última ruta publicada fue la del 20 de Marzo por Las Veredas
de San Salvador del Occidente Astur. y con ella concluyó también la colaboración del Diario La Nueva España que ya no volverá hasta Septiembre-Octubre. Mientras yo sigo rodando con los amigos,a hora a lomos de una E-bike, en parte regalo de estos buenos compañeros de rodadura.
Punto de Partida: Soto de Luiña- Punto de Retorno: Cadavedo
Kilometros: 40 Desnivel de Ascenso y Descenso: 1.257 mts
Una vez concluido lo duro del confinamiento, la cosa se fue suavizando y fuimos saliendo por los alrededores
de la casa, en mi caso rodando por Villaviciosa, y aprovechando para ir investigando nuevos caminos y rutas, y
pisando los caminos para que estos no se cerraran, pues la vegetación ha caminado que es un primor.
Roza, Paredes, Riestra, Bardera, Dolado,Polchi, Natal, y Felix, y el que no sale....
Por tanto, desde que se pudo empezar a rodar, planteé realizar un bucle
sobre el Camino de Santiago en la zona entre Cudillero y Luarca, o sea por las tierras de las Ballotas (Vachotas) vaguadas, para luego regresar y realizar el
Camino de las Palancas.
Una ruta no muy larga, pero si trabajosa, pues las Ballotas se hacen
durillas, por desnivel y por técnica, y la subida de las Palancas, en su mayor
parte la hicimos empujando. Pues ya en
tiempos se decía "Por donde pasa el Camino
Real de la Costa, tiene ahora seis o siete vallotas o quebradas, que forman los
riachuelos que bajan de la sierra", escribía
refiriéndose a esta abrupta orografía el juez, regidor e
historiador Antonio Juan de Banzes y Valdés en 1806.
El punto de salida fue como no podía ser de otra manera Soto Luiña, y aunque
no fue visitar a la salida nuestro amigo Polchi, no pudimos tomar nada juntos,
o sea que un refregón de codos, y a las trotonas.
La toma de contacto con el tramo de tierra, nada más salir de Soto, ya nos puso el corazón a 1000% y hasta que nos llegamos a la altura de la Quintana de los Muertos, no hubo descanso, di tu que con la E-Bike sin problemas. Una gozada.
Ante la bifurcación del Palancas, al pie del hotel y restaurante Cabo Vidio,
en el lugar de las Chabolas, nos vamos por la derecha por la carretera adelante
hasta el desvío de Valdredo, donde ya cogemos las marcas jacobitas que nos
llevan sin tardar mucho a la primera bajada de la riega de Albuerne, para subir
por El Cabo hasta Novellana.
Atravesada la vaguada con sus manchas de plantación de bambú, salimos al
pueblo de Castañeras que cruzamos en casi toda su extensión para entrar hacia
la playa del Silencio, pero como ya la conocemos, nos vamos por la izquierda
por Casa Pachin, pasando al lado de la fuente Gonzalo y una vez cruzada la
riega de Cándano subir a San Marina, donde se impuso un descanso mañanero en la
terraza de Casa Gallo. Una Estrella Galicia siempre entra bien.
En Santa Marina, tierra de recuerdos, salimos de la carretera para adentrarnos en el entronque de las riegas para subir a Ballota, donde salió la duda de sin abandonar el cruce de las vaguadas, o seguir por la carretera como nos pasó hace un par de años cuando las condiciones climatológicas nos obligaron en muchos cruces riegas a descalzarnos para cruzar algunos grandes charcales…
Al final decidimos bajar por la
vera del Río Cabo, para llegar al pie de la playa de Ballota, desde donde salimos
en pendiente arriba a la par de la vera de Gallinero hacia La Cartería, para volver
a la carretera a la altura del Ribon, en
el PK.229 de la Nacional 632, donde rodamos un momento por la Carretera Nacional para
entrar de nuevo por camino interior hacia Frieras y por Lumbiello llegamos
al centro de Cadavedo, donde nuestra ruta toma otro rumbo , pues no en vano
vamos hacer en dirección inversa a la que habitual por los peregrinos
la Sierra de las Palancas.
En Cadavedo se toma la AS-268 dirección al Sur para dejarla a la altura de La Collada, donde se vira al Este y por el Cutellón hacia el Pico La Bobia por trazados de camino hasta la cabecera de las riegas de las Yeguas, donde la pendiente empieza para subir a la sierra de Gamoneo virando hacia el Pico Paradiella,
Encontramos durante el camino los monolitos santiagueros
que vienen del Alto de las Peñas del Bolado, por un camino muy desmejorado, y aunque
está recientemente segado, en la dirección en la que vamos nos obliga al
porteo, pues la compactación de la traza ha dejado un surco por el que es difícil rodar.
Sin embargo como camino jacobita, ofrece buenas vistas al Oeste, y más sobre
la propia rasa costera, a nuestra derecha la braña vaqueira de Busmarzo y la de
Gallinero de Arcallana. Transitamos por el trayecto de los vaqueiros, o sea por
la conocida variante de las Palancas, que ya en el siglo
XIX, Llano Ponte escribía de este trayecto que "... hay una subida
bastante penosa, donde no se hallará ningún abrigo, donde no se podrá avivar el
paso, y donde como es natural a tan grande altura, los vientos son
feroces."
Pasamos por debajo del Pico Paradiella para seguir por la cumbral y límite
concejil hacia Obtar de Muyeres, se cruzan un par de portillas para entroncar
con el camino que viene de Argumosin, dejamos por debajo la famosa finca y sus
conflictos de paso, la de Rosellinas, y seguimos la traza jacobea, hasta llegar
al entronque con la carretera que va hacia Ballota, y por donde se deben dejar
ir la mayoría de los peregrinos.
Seguimos paralelos a la línea cumbral por el trazado asfaltado, hasta el
lugar de las Ventas, significado collado que coronan las viejas casonas
venteras, la Vieja y la Nueva o Silva Oscura, para seguir por el camino que
baja un poco por la izquierda hacia para desviarse al punto hacia el Canto del
Llano.
Aquí antiguamente el camino cruzaba el Cerro Perrina pero hoy el camino está tomado por tanto nos desviamos una vez pasado el Canto del Llano para ganar el núcleo de Monteagudo, para doblar ante la primera casa y por debajo seguir un camino que busca ir por debajo de la linde concejil, por un tramo de camino de matarrasa que se coge al pie de otra casa para salir de nuevo al trazado marcado por los jitos de hormigón que nos llevan por toda la sierra de Troncedo.
Y ya sin mucho problema por la bifurcación que marca el Monte Ventana y
por la Cuesta del mismo nombre bajar ya en franco descenso hasta el punto de
bifurcación de Las Chabolas, al pie del Hotel restaurante Cabo Vidio.
Debió de ser esta ruta de tránsito ganadero abundante viendo las trazas y
trazados, que bien es cierto que a los peregrinos les puede parecer un tránsito áspero, pero a los vaqueiros acodados al pie de la soledad, no les cogía de susto
tal cuestión.
Una ruta muy jacobea, que nos obliga a lidiar con el territorio y que para
la próxima vez la haremos a la inversa, para sentir nuevas sensaciones. Ahora
solo queda recorrer desde el Cementerio de Soto Luiña y camino que subimos con
el corazón en un puño, y dar pro concluida una ruta de unos 40 km y unos 1300
mts de desnivel acumulado.
Victor Guerra