viernes, 1 de diciembre de 2017

Por las atalayas de Piloña. Entre el mar y la montaña

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Foto de Juan Piñera
  • · Punto de Salida y Llegada: Villamayor (Piloña)
  • · Puntos de Paso:Melarde-Valle- Biedes-La Roza- El Arbeyal- Anayo-Alto la Llama- Sieres-Miyares
  • · Longitud de la Ruta: 40 km
  • · Horario de la Ruta. 5 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1787 mts
  • · Participantes: Toño Cuervo, Sandra Alvarez, José Ramón Natal, Ferchi, Juan Piñera, Javier Riestra, Luis Roza, Albano Capezzali y Victor Guerra..


TRACK EN WIKILOC https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=21283882


Los valles prelitorales asturianos ofrecen tanto recorridos interesantes, y Piloña como concejo contiene en sus predios una serie de bonitas rutas muy interesantes  para la BTT.

En este caso, el núcleo piloñés de Villamayor, es un buen punto de partida para rodar por la ladera Sur del concejo, y poder  subir a uno de sus enclaves más característicos, lo cual nos permite a la vez otear nuestras altas cumbres tanto la Cordillera Cantábrica como los Picos de Europa, y como no, lo extenso del Mar Cantábrico, y  eso lo permite un promontorio del Cueto, al pie de la aldea de Anayo.

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Dicho y hecho, por lo cual nos dimos cita en el restaurante Benidorm de Villamayor, para en desapacible día de esperada lluvia realizar un bucle por las tierras piloñesas y ganar  la cumbre del Cueto, y poder contemplar los inputs ya mencionados.



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Nos reunimos lo ya mencionados,y tras el café y lo saludos de rigor, e interesarnos por el estado de nuestro compañero Poldo que está convaleciente de una grave caída en bici, nos pusimos en marcha, tomando como referencia el GR-109 Asturias Interior, rumbo Oeste, hacia Infiesto.

El trazado nos invita a dejar la carretera Nacional 634 para entrar al otro costado del pueblo y rodar de forma hacia el polígono industrial de Lledó, aunque enseguida el trazado abandona los trazados planos para encaramarse en el pueblo de Melarde, todo ello rodando  por carreteras locales, hasta ganar la aldea de Valle, donde Toño Cuervo, pasa a liderar el grupeto y meternos por caminos hacia Infiesto.



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Por tanto, bajamos por la Corredoria hacia Castiello por caminos antiguos que están en muy buen estado, y  que ponto nos dejan en el Orrín, eso sí con la cantinela de mis frenos, que parecen los frenos de los antiguos carros gallegos del ruido que meten.

Entramos en Infiesto, pero nos vamos por la calle trasera para subir por carriles hormigonados a Biedes desde cuyo núcleo, se toma  al Noreste, y por la carretera PI-7 continuar hasta la Granja, donde abandonamos las cómodas carreteras para subir a la cumbral del Monte Cayón, desde cuy altozano apenas si pudimos ver algo, pues las nieblas vienen jugando durante toda la mañana, subiendo  y bajando por estos valles y laderas.





Una vez alcanzada la cumbre del Cayón, nos echamos ladera abajo por los lugares de El Pindal y La Parea, para llegar hasta las instalaciones del Campo de Tiro, al pie de la carretera AS-258, por la cual Toño nos lleva para volver un tramo para conectar con el track original, que gira al Norte en Pintueles, para ganar el emplazamiento de su impresionante iglesia, donde se impone un trago de la bota de Pietro Picudo que lleva Roza, y probar las marañuelas que hice a noche pensando en el grupo.



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De la iglesia de San Cristóbal de Pintueles, que siempre me recuerda a la iglesias fortificadas templarias, salimos rumbo Norte para encarar la ascensión hacia el bonito el hidalgo caserío de La Roza, desde donde seguimos en continuado ascenso a través de enrevesados caminos hacia La Formiga, bordeando por el Oeste el Pico Viyao,  pudiendo ver a nuestra izquierda  la picorota del Cueto Incós, que fue destino de nuestras rutas este verano.

Tras dejar atrás La Formiga seguimos dando pedales en medio de la lluvia, hacia la aldea de El Arbeyal, cuyo acceso rodado nos permite arribar al enclave de Anayo, donde se impuso una parada técnica, con bocata y frasca de vino al calor de la tertulia, y por aquello de erradicar los fríos y las humedades varias, pues no en vano llevamos rodando unos 23 kilómetros con un intenso desnivel acumulado y en medio de una cambiante climatología.

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Salir de nuevo a rodar costó lo suyo, y el tramo entre Anayo y Robledo sirvieron de calentamiento para afrontar la subida por Entrecuetos (Monte Grande) en ese permanente rodar hacia  la pica de El Cueto, perlada de antenas de telefonía, y desde cuyo emplazamiento solo pudimos ver las laderas del Sueve, con las niebla trepando por los peñascos, y avistar al fondo perdido en la brumosa neblina de la lluvia el Mar Cantábrico y algunos enclaves como Colunga o Lastres, al Sur nasti de plasti, la nubosidad lo tapaba todo.


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Desde este singular promontorio,  ahora toca descender hacia el Alto de la Llama, y lo hacemos por la derecha, mirando al Norte, para entrar por donde mejor se vea por un sendero entre brezales y cotoyales, por el que vamos adivinado el sendero, que al principio se pega a la línea concejil de Piloña y Colunga, dirección Este, aunque pronto hay que empezar a realizar zigzaguear para ir bajando hacia el enclave del Alto de la Llama. Son caminos un tanto perdidos, en los cuales hay que pegarse con la vegetación que amenaza con tragarse los viejos caminos, pero ni no perdemos la calma en un pis-pas estamos en La LLama..





Ya en el enclave de La Llama, carretera AS-258, el compañero Albano que lleva sin pedalear más de tres meses nos deja, aunque nosotros persistimos en el rumbo Este tomando la pista que sube hacia la majada de Espineres, con unos 2 kilómetros de subida, muy diversa, pues se alternan cortos repechos con zonas más planas, hasta poder virar el Sur, dejando de lado la pista de Espineres,  y entrando a la derecha por Vallina Los Pozos al Valle de Campurriu, y a pesar de que lo debió atravesar en su día un camino real proveniente de La Venta y la Degollada  para ganar la aldea de  Sardea, nosotros viramos  antes de entrar en lo fondero de la valleja al Oeste para una vez traspasada una portillera  subir a la  bonita cabaña  de  la Cruz de Maria Mingo, y desde elle  bajar por una trepidante pista de hormigón en descenso  hasta las aldeas de San feliz y Sieres.


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En  medio del pueblo de Sieres, cambiamos de trazada y de firmes, pues nos vamos a la izquierda, ahora  al Este, para rodar por La Rebeca, dejando el ramal de Vasivil a la izquierda, y seguir  por un camino en plano, perlado de piedras  muy pulidas y sembrado a modo de alfombra de hojas otoñales,. La ruta se va pegando a la ladera del Fondigón y Valleangostu, con tramos de camino más cerrados, pues ya las casas se ha venido abajo y los itinerarios  están quedando  medio perdidos, pero son trazados de una gran belleza pese a que la tarde se nos va yendo….



Damos vuelta al Cantu La Tabla, por su vertiente Este,para  empatar con el acceso a La Vallina del Osu, por cuyo trazado bajamos ya enfilados hacia el Palacio del Omedal,  (Miyares).

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Dejamos atrás Miyares para irnos por un camino lateral huyendo del asfalto, de este modo hasta se empata  con el Camino romero que por La Barquera y Aguín, se cruza el río Piloña, para entrar de nuevo en Villamayor, y degustar unas bebidas calientes en el Restaurante Benidorm, donde nos ofrecieron unas duchas para mejorar nuestros cansados aspectos, tras una ruta de barro y agua.



Fotos de Víctor Guerra, José Ramón Natal y Juan Piñera

Victor Guerra

viernes, 17 de noviembre de 2017

VUELTA POR TIERRAS LLANISCAS

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Punto de Salida y Llegada: Posada de Llanes
  • · Puntos de Paso: Turanzas- Lledías- Las Mañangas -Porrúa-Pancar-Llanes-Celorio-Barro-Niembro-Bedón
  • · Longitud de la Ruta: 42 km
  • · Horario de la Ruta. 4 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 820 mts
  • · Participantes: Juan Piñera, Nando del Pozo, Sandra Alvarez, Toño Cuervo, Leopoldo Figueiras, Tania, Javier Paredes, Luz Fernández, Luis Roza, Ivan Menéndez, Shephen Quirós, Miguel Vallina Victor Guerra.

La zona oriental de Asturias siempre es un referente en nuestras actividades y como queríamos hacer la primera parte del Camino de Covadonga desde Llanes, tras haber realizado la segunda parte desde Corao por la Calzada de Riocaliente, con un bucle sobre Igena, pues ahora era el momento de realizar esta segunda parte del recorrido inicial

Ruta que cerramos con un bucle sobre la rasa costera tomando como referencia el Camino de Santiago, por tanto, el lugar de concentración no pudo que ser otro que, Posada de Llanes, también por aquello de diversificar los puntos de concentración.

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Desde Posada de Llanes, buena villa para empezar la ruta que celebramos y con  la buena acogida en el Bar La Plaza,  donde tomamos el café para echarnos a la ruta en un día que se planteaba de buenas maneras, sobre todo después de haber estado lloviendo toda la semana, lo que nos hacía presagiar que Las Mañangas de Porrúa,  podían estar hasta arriba de barro.

Salimos de Posada dirección Sur, a través de la carretera AS-115 hasta Turanzas, donde un poco más allá del desvío de la entrada a  los Apartamento o Casa Rurales, nos desviamos a la izquierda, rumbo Este, para por medio de un amplio camino enlazar con el trazado del GR-105.2  Camino de Covadonga, y que desfila por encima de la Roza,  ya pegados a la ladera del Sierro de Llabres.

Un camino amplio que nos mete en Lledías,  y tras dar una vuelta a una finca,  nos metemos de nuevo  en los laberintos senderiles de las Mañangas de Porrúa, tomando la senda que persiste en seguir al Este desde el Carrozu hacia la Laguna de la Marea, tramo entre camino y senda, cuyo trazado y nos adelantó lo que tendríamos por delante, no tanto barro como pensábamos, pues el sustrato del firme, es de sílice, por tanto, todo el camino es más bien arenoso, eso sí con bastantes charcos

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Este es un itinerario  de sendas estrechas que tiene unos 5 km de longitud, y que hace las delicias del amplio grupo hoy reunido, pues a los habituales se han unido algunos amigos bikers  que querían rodar por estos tramos estrechos, salpicados de charcos y diferentes vados que tendremos que cruzar, que hoy rezuman agua por doquier, sobre todo el Arroyo de la Bola, el cual vamos entrelazando en nuestro rodar por estos singulares predios de Las Mañangas.

En ellas nos topamos con una cuadrilla a la  caza del Jabalí, cuyos perros vadean como pueden el arroyo y algunos no saben si seguir el rastro de los suidos o nuestras ruedas. ¿Porqué a los perros  les entusiasmará tanto nuestras ruedas?
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Seguimos rodando por las Mañangas y cada uno va cogiendo los senderos que le parecen más idóneos, aunque los charcales no hay dios quien lo evite, o sea que nuestras trotonas salen de ellos chirriando por la arenilla sílice que se cuela por entre los rodamientos y la trasmisión. Lo cierto es que estos senderos son una auténtica lijadora para nuestras btt.

Al final del divertimento concluimos ante el cruce que nos llevaría por la izquierda directamente hasta Porrúa, pero nosotros seguimos por el ramal que queda a la derecha que sigue a la riega de la Bola hasta la fuente Garandiella para concluir ante la carretera LL-7 que baja del Alto de la Tornería.

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Seguimos por el ramal descendente, y  como al kilometro se continua por un carretil que pasa por entre Sal de la Mesa y Pontigas, para colocarse en Collado del Acebo , y de este modo entrar en el centro de Porrúa, donde tomaos otro singular camino, el llamado  Cólera de las Cruces, y por las Atazadas volvemos a la LL-7, para entrar en Llanes por el Sur, o sea  por la aldea de Pancar siguiendo la reguera Carrocera, a cuyo sen se abre una senda fluvial que nos permite llegar hasta la Ermita de los Altares, que es parte de la hacienda de D. Pedro de Inguanzo y Porres, que fue diputado a Cortes y Senador del Reino, y cuyo palacio fue levanto a partir de 1860, el cual se dice se gastó el paisano unos 90.000 duros de la época. Un fortunón.

A los restos de esta mansión se llega por la ya citada LL-7, la cual dejamos para continuar por la senda fluvial de nuevo, y  entramos de esta manera en el centro de la villa de Llanes y capital del Concejo.

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Es increíble com cambian los pueblos, en cuanto viene el invierno, Llanes se nos presenta a la hora más allá de la comida, semi desierta, cuando no hace apenas unas semanas estaba rebosante de gentes y de actividad. Que por cierto algo que si  que vemos que abunda cuando cruzamos estos pueblos llaniscos, es el cartel de se «vende o se alquilan» casas y casonas.

Cruzamos la villa para acercarnos a la iglesia de Santa Maria,y poder enseñarles a los compañeros bikers.  la única huella templaria pétrea que tenemos en Asturias, un templario que abre su capa y nos enseña la famosa TAU. Impresionante este juego de andar buscando templarios por las arquivoltas del pórtico de la impresionante iglesia llanisca.

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Salimos de Llanes por el famoso Paseo de San Pedro, para buscar las marcas jacobitas al pie de la famosa urbanización fallida de La Talá, y poder  entrar de este modo en Póo de Llanes por La Collada y dirigirnos hacia su famosa playa, y estando la mar baja aprovechamos para rodar por el arenal cruzando el pequeño brazo fluvial del la riega Vallina y su entronque con el mar, para colocarnos en la otra orilla de la ría de Póo y enfilar por su rasa costera, camino adelante hacia los restos de la Ermita de San Martín, y siguiendo la marcas amarillas del Camino de Santiago, pasamos por delante del Monasterio de San Salvador para cruzar una vez más por el arenal, toda la playa de Celorio, saliendo por la playa de Palombina hacia Barro.

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Tramos semiurbanos que nos permiten a toda la grupeta biker  alcanzar Barro y el área desde el que todo el mundo admira la iglesia de Niembro, que no su cementerio, que está de espaldas a la ría de Barro,  lo bello del reflejo es un conjunto en el cual destaca la iglesia.

Sea como fuere, hoy no es el día adecuado para obtener la bella fotografía, pero la mar baja, deja al descubierto la gran capa de basa que se forma en este recodo de la ría. Nos deleitamos con unas viandas y un buen trago de la bota que porta Luis Roza, con un fresco vino rosado Pietro Picudo, y seguimos camino en esta ocasión, dejando de lado las marcas jacobeas, para dirigirnos a uno de los lugares con más a fama de la zoan, como es la playa  nudista de Torinbia, a la cual entramos rodeando el promontorio del Castillo hasta desembocar en el arenal.

En la playa solo un bañista en bolas con su perro, y metidos ambos en las frescas aguas, mientras los grandes tractores hacen lo mismo, meterse aguas adentro para sacar al arenal el ocle, un alga marina de color rojizo muy codiciado en la zona, y que muestra una escena que no es frecuente.

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Cruzamos toda la playa para salir por el extremo occidental y coger la pista de la Riega del Carbón, para subir de nuevo por encima la playa rumbo Oeste, tanto Juan Piñera  como yo mismo rememoramos algunos recuerdos con Luis Rubio, sus vuelos de parapente sobre le paisaje y el paisanaje  de la playa nudista.


Una vez remontada la pista nos dejamos  caer en una rápida bajada hasta las inmediaciones del destartalado Monasterio de San Antolín de Bedón. No sé que le pasa a Llanes con muchos de sus restos patrimoniales los cuales algunos más importantes están en la ruina y en condiciones raras administrativamente hablando, como es el caso de Bedón.

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En  la playa de San Antolín podíamos cerrar el bucle siguiendo el río Las Cabras, yendo  hacia Frieras, pero nos apetece estirar la ruta un poco más, para lo cual seguimos hacia el Oeste hacia el núcleo de San Antolín de Naves, bordeando el promontorio del Llano de Santana, al cual finalmente nos subimos siguiendo la pista que se abre a la par dela riega de la Romeca, que dejamos a un lado cruzando esta,  para subir por Piquín hacia el Llano del Espino ya en rumbo Sur, y yendo por el cumbral hacia La Vallina.

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El personal ya no quería más aventuras y el marcado collado  viramos en franco descenso, un tanto técnico y peligroso, hasta desembocar en la aldea de San Martin, desde cuyo acceso rodado cruzando el río Las Cabras entramos de nuevo en Posada de Llanes por  los barrios de La Espina y Vega de Palacio, dando por terminada la ruta en pleno corazón de Posada de Llanes, en cuya plaza nos hacemos una foto al pie de la estatua de José Posada Herrera.

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Fotos de Leopoldo Figueiras, Víctor Guerra.

Víctor Guerra
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