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viernes, 24 de agosto de 2018

Rodando por los entornos de La Vía Saliámica

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  • Punto de Salida y Llegada: Las Salas (León)
  • · Puntos de Paso: Valbuena del Roblo-Viego-Primajas-Corniero_La Velillda de Valdoré-Valdoré-Pajar del Diablo.
  • · Longitud de la Ruta: 39,5 km
  • · Horario de la Ruta. 5 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.034 mts
  • · Participantes: Javier Riestra-Javier Paredes-Victor Guerra
  • TRACK DE LA RUTA EN WIKILOC
De nuevo volvemos a los territorios leoneses, en concreto a las inmediaciones del embalse de Riaño, a las tierras de las antiguas tribus astur-cántabras, los Vadinienses, en busca de su gran referente la ciudad de Vadinia, lugar tan mágico como inexistente, y con la intención de rodar por la gran Vía Saliámica.

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Y allá nos fuimos en un viaje de casi dos horas de coche, desde la Asturias central hasta Las Salas, una vez en este emplazamiento, preparamos las “trotonas” para dar una vuelta en forma de bucle sobre la zona “Vadiniense” por excelencia, pues fue aquí donde más lapidas han salido de esta famosa tribu astur-cántabra.

Pero Las Salas fue también núcleo central de la caminería pastoril, puerto de las oveja merinas, y en cuyos predios estuvo la ropería de la ganadería lanar del Marqués de Perales, y las distintas confluencias de redes pastoriles camino de Lois.

De Las Salas salimos en dirección Suroeste por la carretera N-621, para desviarnos a los pocos metros (0,800 mts) hacia la derecha siguiendo ahora el curso del río Dueñas. Un paseo tranquilo por asfalto que nos va metiendo en calor, pues no en vano a pesar de ser agosto, hay que decir que pasamos el puerto, unos de Pontón y otros el de Tarna, con 3ª grados. O sea que la mañana está algo fresca.

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Vamos subiendo sin mucho apuro, dejando atrás la ermita de la Virgen del Roblo, donde se celebraban los famosos “aluches” y el caserío del Enebro, para un poco más allá, a eso de los 3,2 km., virar a la izquierda, pasando por encima del Puente de Campo, para coger un acceso rodado más empinado que sigue el curso del río Lutero, ascendiendo por las campera de Santa Cecilia y hasta llegar al pueblo de Valbuena del Roblo, (4,3 Km) perteneciente al municipio de Crémenes, al cual pertenecen casi todos estos pueblos que cruzamos.

En Valbuena, donde decían las viejas crónicas de la Ensenada (1752) que había 13 vecinos entre ellos 3 viudas, y entre cuyo vecindario había 5 pastores de ganado fino y 1 de ganado basto, se nos acaba el asfalto, y a la entrada del pueblo se gira casi en redondo, para ir dando vuelta al Alto del Pando, para subir tranquilos por el valle de Vallinoso a coger el Collado de Viego. Subida tranquila, sin problemas técnicos, salvo que algunos tramos en subida estaban muy destrozado el firme, y por ello pues hubo momentos de descabalgar para empujar la “trotona” durante unos metros, hasta alcanzar el significado colla de Viego, con 7,5 km., rodados.

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A nuestra espaladas la impresionantes Peñas Pintas, que serán una continua referencia, ante nosotros uno de esos recónditos valles leoneses, regados por varios regatos lo cual conforma una buena vega, bajando hacia ella muy despacio y gozando del paisaje, llegando de este modo al pueblo de Viego, (Ayuntamiento de Reyero) (9,4 km.,) que empezaba a desperezarse.

Aquí dejamos el rumbo Oeste, para virar al Sur hacia el pueblecito de Primajas, (11,8 km.,) lo cual hacemos por el acceso rodado, pudiendo ver al paso por el pueblo su diminuta iglesia sin espadaña, y con sus campanas, situadas en los arcos del pórtico, desde aquí nos sorprende una subida muy bien trazada y amplia que sigue rumbo Sur, con amplia traza y que nos deja en el Collado las Camperas (14,6 km) ya a 1.447 mts., de altitud, Primajas está a 1.154 mts., de cota

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Es como digo subida calmosa, en base a revueltas que van ganando la vega de la Sierra del Acebal, dándonos preciosas vistas al Norte, con esas amplias vegas y toda una serie de sierros que circundan cientos de caminos, es increíble la red de sendas y pistas, para este un año rodando por todas estas amplias comarcas. En la subida nos encontramos con la pared de Peña Ramil, a cuya sombra nacen varios cerezos, la verdad es que ya un poco asilvestrados. Ganada la collada, otro mundo de sierros y cuetos, antes los cuales nos entretenemos dando un bocado a las viandas ahora que el sol ya calienta.

Por delante nos queda una larga bajada por el valle que riega el arroyo de Primajinas, y por Las Llampas hasta desembocar en el pueblo de Corniero (19,4 km.,), ya en tierras de Crémenes.

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De este diminuto pueblo ovejero salimos por su acceso rodado que le une con Crémenes, pero antes de llegar a la capital municipal, doblamos a la derecha durante la bajada , y pasando el río Riochín, (21,7 km.,) nos ponemos en un camino casi cerrado que nos pone de nuevo cara al pueblo de Corniero, para doblar al poco sobre el Cueto del Cabero y subir por la Hoz del Palomar, que se abre paso en la Sierra de los Caleros y la Cordal del Alto del Pozo; eso sí con un suelo bastante desarmado vamos ganando la Collada del Aviau, (1.266 mts., altt) en el último tramo, tanto yo como Javier Paredes, optamos, ya que íbamos andando, pro subir pro la antigua traza del camino, mucho más juicioso .

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Ganada la collada, por delante otro pequeño descenso por el valle fluvial del arroyo Las Cortinas, que nos deja en el pueblo de Velilla de Valdoré (26,9 km.) y en cuyo trasiego desde que dejamos el río Riochin compartimos trazado con las rutas de BTT de las Cuencas Mineras de Castilla y León. Ruta 2. Cistierna-Crémenes, desde aquí a Valdoré un tramito de nada también por asfalto (28,4 km).

Valdoré conforma toda una capital vadiniense, por excelencia, con 3 lápidas halladas en dicho lugar, de este pueblo nos habla también Javier Esparza en su novela: Los Demonios del Mar. Además  de que en este punto se conecta con la ruta Vadiniense del Camino Lebaniego, que une Santo Toribio de Liébana con el Camino de Santiago, y cuyo trazado compartiremos hasta llegar de nuevo a Las Salas, donde nosotros plegamos y la ruta irá buscando el trazado hasta Riaño, para doblar luego al Este hacia Llánaves.

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Una vez en la carretera general que se entrevera con el río Esla, N-621, se gira a la izquierda para rodar por este eje hasta la Venta de Valdoré, donde se abre un camino a la derecha jalonado por unos paneles informativos que nos hablan de la Vía Saliámica, o Calzada del Esla. 

El camino es suave, y aunque un tanto pedregoso al principio, esta deja paso según coge altura sobre el río Esla a un camino más ciclable y lo que son las cosas tenía idea de una vez que rodé por estos lares, que la altura sobre el Esla era mayor, pero hoy compruebo que no, y veo que la Calzada del Esla, es una bella construcción no usada por los romanos, sino construida por ellos para la penetración y control del territorio astur cántabro.

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Y lo cierto es que se ve a medida que se sube hacia el llamado Pajar del Diablo, la trama constructiva tanto en la zona central de la calzada, como por las grandes piedras cantoneras que cierran el trazado de la calzada.

Al llegar al estrecho paso del Pajar del Diablo, se da vista al valle de Villayandre y Crémenes , con un bonito tramo de la calzada medio reconstruido por el cual bajamos sin problemas, pues al estar seco, hay buen agarre, si el piso estuviera mojado la cosa cambiaría bastante
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Desde el Pajar (31,45 km) se baja en un tris-tras a la orilla del Esa por la Mata del Arenal hasta el Escobiello para segur por la orilla derecha, aguas arriba, pasando por el lateral del pueblo de Villayandre y Crémenes, el trazado se haya también señalizado como PRLE-36.
En ese trayecto ya en plano, que va entre el rio y los prados o las zonas de peña, podremos ver un bosquete de sabinas ya cerca de Crémenes, donde se toma la carretera de Argovejo hasta el lugar de Piorneda, donde hallaremos el santuario de la Virgen de Pereda.

Lo cierto que la ruta a través de la vereda que se abre al par del río Esla nos deja unos cuantos hitos religiosos a modo de cenobios como San Miguel de la Escalada, Santa Olanza de Eslonza, en Gradefes el monacato de Santa María.

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Es un tramo delicioso, donde se pueden ver también las huellas del paso de los carretones en el suelo, y los distintos hitos históricos reflejados en paneles informativos, ya bastante deteriorados que nos hablan de un monasterio de féminas, y los estrechamientos que hace al trazado Peña de Condobrín (Los Remanganes), y así rodando al lado de río Esla, que este mes de agosto presenta un lleno casi total, nos plantamos de nuevo en Las Salas, donde una larga partida de bolos leoneses nos tendrá entretenidos un buen rato.

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Fotos Javier Riestra y Victor Guerra

© Victor Guerra

viernes, 3 de marzo de 2017

Rodando por los Caminos Trashumantes de Omaña

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  • · Punto de Salida y Llegada: Riello
  • · Puntos de Paso: Oterico-Villaceid-Soto y Amio- Campar de la Ermita- Curueña-Urz
  • · Longitud de la Ruta: 42 km
  • · Horario de la Ruta. 5 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.131 mts/
  • · Participantes: Luis Roza-Javier Riestra-Víctor Guerra
Cruzar la Cordillera Cantábrica, para rodar por los territorios sureños, siempre es una grata alegría, pues son tierras y firmes distintos, caminos históricos que trepan por las cordales infinitas, horizontes que nunca se terminan, e fin, un cambio radical que siempre se agradece y más ahora que la primavera parece querer entrar a raudales por nuestras rutas.
Por esa razón nos fuimos a Omaña, un valle que históricamente nos han sido siempre muy cercano, pues fue lugar de paso y trasiegos múltiples, administrativos, religiosos, comerciales, en fin por estos caminos, por los cuales transitaron las preciadas merinas del Real Consejo de la Mesta, y que en su día, ya muy lejano, fue territorio del Obispado de Oviedo, son buenos escenarios para la BTT.

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Por las razones históricas, y por las ambientales, y por aquello de sacar nuestros bodys de los trabajosos caminos astures, nos vinimos este fin de semana pasado al valle de Omaña, para abordar un bello bucle alrededor del enclave cuasi capitalino, entre el Valle Gordo, y la Magdalena:Riello.

Ruta ideal para gente que no quiera sorpresas..., o que esté iniciada y quiera coger velocidad, pues está en los territorios ideales, además que la zona nos permite diversas variantes, y poder ajustar a las necesidades técnicas y físico-deportiva del grupo el recorrido, haciendo más larga, o más dura y técnica, el trazado, es lo que aporta la zona, una amplia gama de posibilidades.

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Por nuestra parte, tras un amplio desayuno de té con torrijas, en el pueblo de Canales, en el Bar 7x7, emprendimos ruta en coche hasta llegar a Riello, lugar dotado también de un par de bares, con muy buena atención y calidad en sus productos.

Una vez descargada la furgo, y colocados nuestros pertrechos en su lugar, salimos con una baja temperatura ambiente: - 3º, aunque ya con los rayos de sol pegando en las zonas altas.

De esta guisa nos fuimos por la carretera de La Garandilla, dirección Sur, para desviarnos ya en las afueras de Riello, en Los Prinderos a la izquierda y entrar en un carretil asfaltado, hasta llegar al pie del Cementerio, en cuyo punto se toma un camino a la derecha sube por el lateral sureño de promontorio de Viñuela, y cuyo trazado presenta nada más arrancar sus buenos repechos.

Repechos que hubo que subir a pie, pues nos faltaba el calentamiento, y nuestros pulmones no daban abasto, entre el frío y la altura, unido a la dificultad de la pendiente y lo húmedo del terreno, pues pie a tierra.

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Tal vez bordear el otero de Viñuela por la ladera Norte hacia el Oterico, sea más interesante. Unos 3 kilómetros, y pronto nos pusimos en el pueblo del Oterico, que, a estas tempraneras horas tan solo las chimeneas empezaban humear, pero nadie por la calle.

Por aquello de no pisar carretera, nos pusimos en paralelo a la LE-493, y por el camino lateral que va por el Alto de la Cerca, seguimos la ruta, teniendo que pasar un par de cierres ganaderos, para más adelante cruzar la CV-128 y seguir por camino hacia el pueblo de Villaceid, (5,5km) todo ello desde que dimos vuelta al otero de Viñuela, ha sido rumbo Este.

Nos pegamos al río para seguir ciclando en plano hacia el pueblo de Soto y Amío, hasta cuya altozana iglesia-cementerio subimos para poder otear desde tal emplazamiento, buena parte de lo que hasta ese momento había sido nuestro recorrido y lo que nos espetaba, tras haber rodado unos 7,8 km., y quedando aún una buena tacada.

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En Soto y Amio, se sigue al Este, rodando un tramo por la LE-493, para dejar atrás la cantera se dobla a la izquierda por el Camino de la Vega de los Caballeros, que levemente va virando al Norte. Será a eso, de los 10,6 km, cuando abandonemos esta vereda, y ya de forma definitiva pongamos rumbo Norte, que no dejaremos en un buen trecho, rodando así por la conformación de la Cañada de la Vizana. Ahora vamos por el llamado Cordel de las Merinas, que conforma parte del Cordel Babiano, que por estos lares se abre en varios ramales, camino de los puertos de la Cordillera Cantábrica.

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La ruta prosigue su ascensión, sin apenas descanso hacia el Alto de los Abisedos, dejando un ramal a la derecha que va hacia Irede, nosotros seguimos rodando por lo alto de la cordal subiendo hacia el Alto de Camparín con 1.355 mts. Como digo, subida tendida que desfila por un trazado amplio de buen piso, aunque la humedad del camino y la cercanía de la nieve lastra nuestras gordas ruedas, cual pegamento, lo que nos obliga a meter pequeños desarrollos.

Esta ruta comprobamos que ha sido actuación del programa 4 Valles, pero a estos también les debió llegar la crisis pues los paneles informativos, están en el suelo, y se ven pocas señales y algunas en no muy buen estado. También en el trayecto podremos ver alguna señalización en base a postes que llevan un triángulo y dos círculos (Rutas turísticas por las Cuencas Mineras de Castilla y León) correspondiente la etapa 9 Vega de Caballeros -Riello . Un desastre de información y de diseño de rutas.

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La ruta persiste en su rumbo Norte, sin soslayar ni un minuto el ascenso, pues va ganando altura a través de una sucesión de promontorios que coronan la cordal como el Alto del Camparón, la Braña La Urz, o La Matona con sus 1.513 mts de cota, teniendo que sobrepasar la Cinta del Cueto, pasando por el Nido del Águila.

Interesante subida que nos va dando vistas tanto al Este, sobre las sierras que cierran la comarca de Luna, como al Suroeste, cordales nevadas y fronterizas con El Bierzo, y que se ponen en casi los 2000 mts de cota; y al Norte nuestra Cordillera Cantábrica, todo un paisaje a contemplar mientras vamos concluyendo los casi 12 km de subida que hay hasta llegar al enclave del Campar de la Ermita.

Antes de llegar a dicho lugar, encontramos nieve, pero esta apenas nos entorpeció mucho, pues eran manchas aisladas, tras una bajada esta nos deja en este enclave emblemático: Campar de la Ermita a unos 1500 mts., de altitud, lugar donde el Cordel Babiano se va a la derecha siguiendo dirección Noreste por el Monte los Frailes adelante hacia la Fuente de los Carboneros, para luego virar hacia Abelgas, ya en territorio babiano.

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El lugar de Campar de la Emita, lo reconoceremos a simple vista, pues la cabaña y cercado ganadero, son toda una referencia importante y única.

En dicho punto nacen varias alternativas al recorrido, la dos que nos interesan son: primero la que vira al Sur, hacia el pueblo ovejero de la Urz; y la segunda va hacia el pueblo de Curueña.

Variante de la Urz. (mapa Google azul)

Es un recorte al bucle establecido, e ideal para aquellos que no quieran más complicaciones. Al pie del collado de Campar sale una pista que gira sobre la mesetaria cima de Cinta del Cueto para ir Sur, casi de forma paralela a la traza que se traía, pero en esta ocasión, se va por otra vertiente, y por un camino más bajo y que va en descenso hacia la aldea de La Urz, perdiendo unos 300 mts., de desnivel, desde la cabaña del Campar hasta el pueblo.

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Un camino amplio de buen firme, que va directo a la aldea de La Urz, donde ya no queda otra que bajar por carretera hasta el mismo Riello, cubriendo así los 32 km de ruta, con la posibilidad de acortar un tanto el tramo de asfalto de bajada, Tras haber dejado la Urz, y llegando a la altura del desvío de Bonella, hay un camino a la derecha que baja a la riega de Ceide, se puede tomar este y subir luego al pueblo de Socil, y ya desde aquí se vira de nuevo al Sur hacia Riello por el llamado Camino de Curueña. Mirar si merece la pena, pues el desvío está muy cerca de Riello.

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Nuestra ruta, prosigue hacia Curueña

Se sale de Campar de la Ermita (20km), tomando un camino amplio al par de la cabaña y del cercado ganadero, y que va por debajo de esta hacia el Oeste, aunque un poco más adelante, nace otro ramal que sale a la izquierda, y que busca las laderas de la riega del arroyo de Riomayor, para luego ir subiendo hacia Curueña, y que se puede vislumbrar en a nuestra izquierda en lo fondero del valle.
Nosotros, preferimos no perder altura por ir por el valle, por lo cual seguimos el camino que va bordeando las cabeceras del circo que rodeamos, desfilando por el Campar de la Braña, de esta forma vamos cerrando el bucle para llegar al pueblo de Curueña.

Un camino interesante, que como digo va a media ladera cruzando las riegas del valle en una continua sucesión de subes y bajas, muy facilonas, que pronto nos permiten llegar en descenso al solano pueblo de Curueña, (26,6 km), pues este ya lo veíamos en nuestra ascensión por el Cordel de Las Merinas.

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Curueña, nos recibe plena  soledad, con su formidable casona nobiliaria, a cuyo pie reposamos unos minutos para contemplar tanto la casona de los Flórez de Quiñones, como el campanario de su formidable iglesia, con sus dos campanas enormes, dedicadas a Santa Bárbara y San Juan, y en el jardín un gran gallo, colorista, a modo de escultura , que se gana algunas de nuestras más llamativas fotos de la ruta, con Javier Riestra e fondo.

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Aquí en el pueblo de Curueña, nacen nuevas alternativas o variante para ir hacia Riello, 1ª / ir a la Urz, y se puede bajar por un camino que va hacia El Valle, a buscar la riega de Curueña, por donde se fue un corricolari de última generación, sin GPS, y demás y más perdido que un pulpo en un garaje, Es un camino alternativo, pero no sé yo, como estará la parte baja, o sea la conexión con el río, aunque viendo la que tuvimos que salvar nosotros, igual es la mejor opción para ir hacia los molinos de la Urz, por Falifa. (Parece muy factible)

La 2ª opción, la nuestra, sale por el acceso rodado de Curueña (L-CV128/25, hasta la curva de La Sangonera, a unos 3 km de Curueña, y ahí se gira a la izquierda para entrar en ascenso hacia el Cordal del Serrón, cuando al final se entra en este se vira al Sureste, y ya cortafuegos abajo, hasta queda prácticamente encima de la riega de Curueña. Bajada trepidante con inclinación, y zonas técnicas, pero cuyo trazado, nos deja un tanto colgados encima de unos peñones de conglomerado de regodón y con los molinos de la Urz casi que debajo.

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Aquí hay dos posibles soluciones: 1ª / Meterse entre la maleza por la derecha del cortafuego a buscar una pista que sale a unos prados al par de la riega de los Moros, y así ganar la riega de Curueña y pasar hacia la Urz, (el monte está muy cerrado). 2ª Opción; bajar directamente por unos estrechos pasos, por entre los peñones y llegar al pie del puente que nos permite pasar por encima del arroyo de Curueña. En los dos casos hay que bajar con la trotona de la mano, y con sumo cuidado, zona de matorral, terreno muy inclinado, y por supuesto pegándose con el denso matorral, unos 150 mts.

Nosotros, como digo cogimos la 2ª opción, bajada directa, como mejor opción, nos llevó un tiempo, pero es que los caminos que marca el mapa al pie de los Molinos de la Urz, se medio pierden por la presencia de la vegetación, en general están muy cerrados y aunque en los mapas parecen muy claros, luego eso no dice la verdad, por tanto una vez cruzado, en nuestro caso subimos hacia la Urz, visitando lo que fue mi zona de dormida cuando hicimos andando la Vereda de los Heterodoxos, un camino de Santiago desde Oviedo, y nos trajo por estos lares.

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Desde aquí bajamos, sin más dilación cogiendo el acceso rodado que culmina en la aldea de la Urz y que nos llevó a Riello, de nuevo, eso sí tras siete horas de brega.

Alternativa a este embrollo de la Riega de Curueña, por Curueña-Socil.

Tal vez la mejor opción, para evitar todo este embollo tras el cortafuego, una tomada la Variante desde el Campar de la Ermita hacia Curueña, sea continuar desde aquí hacia el otro pueblo: Villarín de Riello, que pueden ser unos 5 km., de asfalto, y ya en el Villarín entrar hacia Las Raposeras e ir directamente al pueblo de Socil, cogiendo el camino de Curueña un poco más abajo.

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En el track que aporto, marco las variantes, tanto la de la Urz, como la que desde la curva de La Sangonera va hacia Socil y Riello. En definitiva, esta última es un tramo de unos 9,5 km, con unos 103 metros de desnivel de ascenso, y unos casi 400 metros de descenso acumulado.
Victor Guerra

viernes, 18 de noviembre de 2016

BELMONTE DE MIRANDA: CAMIN REAL DE LA MESA

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  • · Punto de Salida y llegada: Belmonte de Miranda
  • · Puntos de Paso: LLamoso-Montovo-Puerto de la Casa- Porcabezas- Fonfria - Faedo- Corias·-
  • Longitud de la Ruta: 43 km
  • · Horario de la Ruta. 6 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso: 1.491 mts
  • · Desnivel acumulado de descenso: 1.422 mts
  • · Participantes. Marcelo (Fritz) Javier Riestra, Félix, Javier Paredes; Leopoldo Figueiras y Víctor Guerra
Normalmente tenemos asociado el Camín Real de la Mesa, con lugares como el Puerto de San Lorenzo, Torrestío, los Puertos de Marabio, etc, pero hay un tramo, que de alguna manera ha funcionado a modo de cabecera, como son las tierras de Grao y Belmonte, que no deja de ser cierto que pasan desapercibidos dentro del gran conjunto etnográfico y patrimonial que significa el Camín Real de La Mesa.

En ese intento de dar a conocer los enclaves de La Mesa abordamos hoy una serie de rutas por tierras de Belmonte, para dar a conocer estos desconocidos parajes. Tan solo cuando uno se sitúa en Belmonte, se da cuenta de porqué los paisajes belmontinos han pasado tan desapercibidos para la BTT, y es bien fácil de apreciar, cuando uno situado en lo fondero del valle no llegar a ver lo cimero de las cumbres como La Mesa o el área de Peña Manteca, es en ese momento cuando se explica la dureza que los recorridos para subir a lo alto de dichos enclaves

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Y así fue, como diseñamos una ruta que nos permitiera subir de forma más o menos cómoda hasta el famoso trazado de La Mesa, motivo por el cual cogimos la capital del concejo: Belmonte como punto de partida y de llegada para nuestra ruta por el Camín de la Mesa.

Se parte rodando durante unos kilómetros. rumbo Sur, por la carretera que cruza todo el valle, la AS-227, la cual acompaña al río Pigüeña, y por la cual nosotros rodamos con sumo cuidado dirección a Somiedo.

Un paseo agradable, para ir calentando piernas, en un día que los meteorólogos nos presagiaban aguaceros mil, y sin embargo la temperatura estaba sobre los 14º, eso sí muy nuboso, aunque la lluvia respetaba nuestro mañanero ciclar.

Fueron unos 6,8 km., de rodar por lo fondero del valle, hasta dejar la dirección de Somiedo para desviarnos a la izquierda, por el acceso que sube hacia los pueblos de LLamoso y Montovo, otros 6 km de subida con unos 300 mts de desnivel, que se dejaron ciclar bastante bien pues no en vano ibamos protegidos por la cumbral de la Sierra de Montovo y las laderas de Sierra Conto, por cuyos lares se desarrolla el Camín Real de la Mesa.

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Estos son pueblos pequeños pueblos semidesérticos. los cuales han vivido, y aún viven de la ganadería, aunque no hay que olvidar que han sido tierra de paso y trasiego de mercancías y ganaderías.

Era de esperar que la subida desde Montovo, donde el asfalto concluye fuera muy duro, pero hay que tener en cuenta que por estas tierras subían ganados y carretas, y el hecho de no querer fatigar a los animales y economizar fuerzas, hacía que los trazados fuesen muy sostenibles haciendo que los animales pudiesen afrontar con cierta comodidad y relativa los largos ascensos hasta los ejes camineros que transitaban por las altas cumbres.

Así pues, con la lluvia tras nuestra estela, el amigo Poldo nos cambió por un plato de callos en San Martín, y prefirió en Montovo dar la vuelta, el resto del grupeto nos echamos camino adelante, cruzando el pueblo que tras un primer repechón, digamos que la cosa ya por firmes de tierra se fue «suavizando», y menester era que fuese así porque sabíamos que hasta Alto de la Casa (1.341 mts de cota) teníamos por delante unos 5 km y casi 600 mts., de desnivel a ganar.

Es una subida larga, que va un poco escalonada, tramos pindios pero factibles, con otros más planos que dejan coger resuello, a la vez que permiten contemplar las preciosas vistas, una vez cogemos altura sobre el valle.

Cada uno en el grupo va tomando posiciones, cada uno a su ritmo, aunque la cabecera la marcan Javier Riestra y Felíx, y el amigo Frizt que es como «duracel», o sea a tirones, y hoy más contento que unas castañuelas, pues estrena una trotona doble, una «Mérida, de 27,5”» con la cual trepa medio perdido con el amplio desarrollo de marchas, dado que para él es nuevo tanto piñonaje. Por lo demás, tanto Paredes, como yo mismo cerramos el grupete, aunque aprovecho para no quitarle ojo al valle, dada su grandiosidad las posibilidades hoy mermadas, de una caminería hoy en desuso, que me es bastante desconocida.

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A la altura del Braña de Monegro, se abre un viejo camino que sube hacia el Alto de la Casa, por el otro lado del arroyo, a nuestra izquierda, pero la nueva traza de la pista ha tallado en la roca el trazado de una pista, que presenta tramos hormigonados, que nos permiten subir por los Fuexos hacia el collado cumbrero de Alto de la Casa. Aunque el tramo final con barro pegajoso, nos obliga a algunos a descabalgar, pudiendo ver al paso piedras mostrando un sin fin numero de  fósiles, restos de las alturas que alcanzaron  las aguas marinas hace millones de años.

Ya reagrupados en el altozano collado, el cual reparte flujos hacia La Mesa y los llamados puertos de Marabio, es el lugar donde se impone un pequeño refrigerio, pues ahora sí que está todo medio hecho, o sea que, según la gráfica del perfil ya hemos realizado toda el ascenso y la ruta «pica para abajo», y tenemos rodados unos 18 km de los 43 previstos.

Nos echamos, a la izquierda sin pasar el collado siguiendo la destartalada señalización llevada adelante por «Camino Naturales» y señalizada como Camín Real de la Mesa, GR 101 cuyo recorrido que hemos de tomar vira al Norte, bordeando el Pico La Berza, y ya por la línea cumbral se sigue por tramos muy bonitos que conservan las viejas trazas de los caminos empedrados, y otros que ya presentan malamente lo que fue la traza caminera y ganadera de La Mesa.

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Nos vamos dirigiendo hacia los enclaves marcado por los hitos, bien en forma de tótem cuadrangulares de hormigón, o por mojones rondinos de piedra, como los que marcan enclaves como Val María, Sierra de Conto, cuyo topónimo da nombre a la sierra por la cual ahora transitamos.

Pero una cosa son las gráficas de los perfiles que nos dicen que es para abajo, y otras bregar por estas zonas semi planas, en general muy machacadas por el paso de los ganados, lo que nos exige atención en la conducción y en el bregar con los barrizales y los charcales, lo que hace que hace que el tránsito por estos «andurriales» se termine haciendo duro, como así lo siente Fritz, cuando en la amplia praderías de la zona de Piedras Negras, por mi parte rehuyo subir al crestón, pues arrecia la lluvia y colocarme a los cuatro vientos no me entusiasma, por lo cual opto por el camino lateral que va hacia majada de La Estiella y continua hacia la Venta de Porcabezas.

Al fondo vemos unas sierras que yo identifico en primer término la sierra de Yernes y Tameza, y al fondo muy desdibujado por la nubosidad como El Gamoniteiro.

La intención era buena, y el camino empezó bien, pero luego este fu transformándose en una senda medio perdida entre el felechales, a pesar de haber sido uno de los buenos caminos trashumantes, pero la falta de uso y carga ganadera, ha traído como consecuencia estas situaciones.

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A Fritz, que no le gusta arrastrar la trotona por los barrizales y brezales, y más sí la trotona es nueva, no le gusta el tránsito por estos lares, teniendo que desenredar la bici de los brezales, o sea que seguramente que la próxima vez la ruta irá por la línea cumbral. Parecen olvidar algunas veces los compañeros, que la comodidad de que a uno se lo hagan todo, pues trae parejo cosas a como esta, porque uno no conoce cada centímetro de las zonas.

Tras un tramo por el felechal, ganamos una pista que viene del valle, ante la cual cogemos el ramal ascendente que nos conduce directamente al collado que paso a las praderías de Porcabezas. Es una pena que la lluvia ya persistente no nos deje gozar de las impresionantes praderías sub-alpinas de la zona.

A lo largo de la ruta hemos ido viendo caminos que hacia la izquierda para bajar el valle del Pigüeña, o la derecha hacia el territorio de Yernes y Tameza, pero la falta de un conocimiento exacto de la zona, hace que me lo mejor en cada caso es ceñirnos al recorrido que por mi parte tengo recogido en el GPS, el sigue dirección Norte, pasando justo al lado de la Venta de Porcabezas, una gran cabaña al lado del camino, y de esta manera en medio de la lluvia llegamos al cruce de Fonfría, desde el cual se podía bajar a Ondes y posteriormente al Güeña, pero como no hace mucho frío, aunque vamos empapados, nos vamos hacia el pueblo belmontino  de Dolia, punto cabecero del Real Camín de la Mesa, y donde ya sin más dilación no vamos hacia el enclave de las Cruces

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Es una pena que estado climatológico no nos haya dejado gozar de estos parajes que tanto tuvieron que ver con la trashumancia y el trasiego de ganaderías, y ello siempre me lleva a pensar en el bregar de las gentes que transitaba por estos trazados y sus sufrimientos, querencias y esperanzas. Tengo ganas de ver la proyección de mi primo Ramón Lluis Bande, sobre la trashumancia asturiana., y me sigo impresionando ver por los altozanos enclaves pequeños nucleos de población

En dicho tránsito desechamos algún tramo original de la ruta ganadera, y preferimos circular por el acceso rodado hasta el enclave de Las Cruces, en este punto donde Fritz toma la opción de seguir la señalización directa a Belmonte, sin que sepamos muy bien por donde realmente piensa bajar, no discuto, cada uno ya es grande y sabe que es lo que le conviene, pero me asombra que gentes que no saben ni donde están tomen a la ligera, decisiones de este tipo.

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El resto más juiciosos: Javier, Paredes y Felix y yo mismo,nos vamos por la izquierda para rodear el Monte Faedo, a los pies del pueblo de Faedo rodando la vertiente Noroeste para colocarnos en el canto de Peña Rionda, y contemplar allá abajo el valle y el pueblo de Belmonte, la vista es de los más impresionante, pues se ven los pueblos encastrados en lo estrecho del valle, y pensar que en Belmonte se dió una logia masónica en el siglo XIX es algo dificil de entender y comprender

Y ya sin más reflexiones, no queda otra que echarse por la pista de las columnas eléctricas, con un impresionante descenso, bajamos hasta el abandonado caserío de Villosa, donde empieza un viejo camino estrecho y pedregoso, eso sí muy abandonado y al que le queda poco tiempo de vida, y que presenta para los raiders trialeros  zonas muy resbaladizas que nos van echando ladera abajo, hacia el pueblo de Corias, de Arriba y poor el acceso roda a a Corias, dejando atrás algún que otro susto por la presencia de mojados canto rodados tan pulidos como resbalosos.

Ya en lo fondero del valle, en Corias no queda otra que virar a la izquierda y ciclar los dos escasos kilómetros que nos separan de Belmonte,a donde llegamos, y encontramos a nuestro amigo Fritz malhumorado pues ha tenido que hacer un rodeo de 9 km. Ya se sabe, y lo dice el refrán «no hay atajo sin trabajo» 

La verdad es que la ruta fue interesante, y ya lo decía Jovellanos al hablar de la zona y nosotros hacemos extensible a nuestra ruta , ya que «se va un gran trecho con la peña sobre el sombrero, el río bajo los pies, la sorpresa bajo la imaginación y el susto en el pecho».

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Victor GUERRA
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