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viernes, 18 de noviembre de 2016

BELMONTE DE MIRANDA: CAMIN REAL DE LA MESA

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  • · Punto de Salida y llegada: Belmonte de Miranda
  • · Puntos de Paso: LLamoso-Montovo-Puerto de la Casa- Porcabezas- Fonfria - Faedo- Corias·-
  • Longitud de la Ruta: 43 km
  • · Horario de la Ruta. 6 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso: 1.491 mts
  • · Desnivel acumulado de descenso: 1.422 mts
  • · Participantes. Marcelo (Fritz) Javier Riestra, Félix, Javier Paredes; Leopoldo Figueiras y Víctor Guerra
Normalmente tenemos asociado el Camín Real de la Mesa, con lugares como el Puerto de San Lorenzo, Torrestío, los Puertos de Marabio, etc, pero hay un tramo, que de alguna manera ha funcionado a modo de cabecera, como son las tierras de Grao y Belmonte, que no deja de ser cierto que pasan desapercibidos dentro del gran conjunto etnográfico y patrimonial que significa el Camín Real de La Mesa.

En ese intento de dar a conocer los enclaves de La Mesa abordamos hoy una serie de rutas por tierras de Belmonte, para dar a conocer estos desconocidos parajes. Tan solo cuando uno se sitúa en Belmonte, se da cuenta de porqué los paisajes belmontinos han pasado tan desapercibidos para la BTT, y es bien fácil de apreciar, cuando uno situado en lo fondero del valle no llegar a ver lo cimero de las cumbres como La Mesa o el área de Peña Manteca, es en ese momento cuando se explica la dureza que los recorridos para subir a lo alto de dichos enclaves

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Y así fue, como diseñamos una ruta que nos permitiera subir de forma más o menos cómoda hasta el famoso trazado de La Mesa, motivo por el cual cogimos la capital del concejo: Belmonte como punto de partida y de llegada para nuestra ruta por el Camín de la Mesa.

Se parte rodando durante unos kilómetros. rumbo Sur, por la carretera que cruza todo el valle, la AS-227, la cual acompaña al río Pigüeña, y por la cual nosotros rodamos con sumo cuidado dirección a Somiedo.

Un paseo agradable, para ir calentando piernas, en un día que los meteorólogos nos presagiaban aguaceros mil, y sin embargo la temperatura estaba sobre los 14º, eso sí muy nuboso, aunque la lluvia respetaba nuestro mañanero ciclar.

Fueron unos 6,8 km., de rodar por lo fondero del valle, hasta dejar la dirección de Somiedo para desviarnos a la izquierda, por el acceso que sube hacia los pueblos de LLamoso y Montovo, otros 6 km de subida con unos 300 mts de desnivel, que se dejaron ciclar bastante bien pues no en vano ibamos protegidos por la cumbral de la Sierra de Montovo y las laderas de Sierra Conto, por cuyos lares se desarrolla el Camín Real de la Mesa.

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Estos son pueblos pequeños pueblos semidesérticos. los cuales han vivido, y aún viven de la ganadería, aunque no hay que olvidar que han sido tierra de paso y trasiego de mercancías y ganaderías.

Era de esperar que la subida desde Montovo, donde el asfalto concluye fuera muy duro, pero hay que tener en cuenta que por estas tierras subían ganados y carretas, y el hecho de no querer fatigar a los animales y economizar fuerzas, hacía que los trazados fuesen muy sostenibles haciendo que los animales pudiesen afrontar con cierta comodidad y relativa los largos ascensos hasta los ejes camineros que transitaban por las altas cumbres.

Así pues, con la lluvia tras nuestra estela, el amigo Poldo nos cambió por un plato de callos en San Martín, y prefirió en Montovo dar la vuelta, el resto del grupeto nos echamos camino adelante, cruzando el pueblo que tras un primer repechón, digamos que la cosa ya por firmes de tierra se fue «suavizando», y menester era que fuese así porque sabíamos que hasta Alto de la Casa (1.341 mts de cota) teníamos por delante unos 5 km y casi 600 mts., de desnivel a ganar.

Es una subida larga, que va un poco escalonada, tramos pindios pero factibles, con otros más planos que dejan coger resuello, a la vez que permiten contemplar las preciosas vistas, una vez cogemos altura sobre el valle.

Cada uno en el grupo va tomando posiciones, cada uno a su ritmo, aunque la cabecera la marcan Javier Riestra y Felíx, y el amigo Frizt que es como «duracel», o sea a tirones, y hoy más contento que unas castañuelas, pues estrena una trotona doble, una «Mérida, de 27,5”» con la cual trepa medio perdido con el amplio desarrollo de marchas, dado que para él es nuevo tanto piñonaje. Por lo demás, tanto Paredes, como yo mismo cerramos el grupete, aunque aprovecho para no quitarle ojo al valle, dada su grandiosidad las posibilidades hoy mermadas, de una caminería hoy en desuso, que me es bastante desconocida.

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A la altura del Braña de Monegro, se abre un viejo camino que sube hacia el Alto de la Casa, por el otro lado del arroyo, a nuestra izquierda, pero la nueva traza de la pista ha tallado en la roca el trazado de una pista, que presenta tramos hormigonados, que nos permiten subir por los Fuexos hacia el collado cumbrero de Alto de la Casa. Aunque el tramo final con barro pegajoso, nos obliga a algunos a descabalgar, pudiendo ver al paso piedras mostrando un sin fin numero de  fósiles, restos de las alturas que alcanzaron  las aguas marinas hace millones de años.

Ya reagrupados en el altozano collado, el cual reparte flujos hacia La Mesa y los llamados puertos de Marabio, es el lugar donde se impone un pequeño refrigerio, pues ahora sí que está todo medio hecho, o sea que, según la gráfica del perfil ya hemos realizado toda el ascenso y la ruta «pica para abajo», y tenemos rodados unos 18 km de los 43 previstos.

Nos echamos, a la izquierda sin pasar el collado siguiendo la destartalada señalización llevada adelante por «Camino Naturales» y señalizada como Camín Real de la Mesa, GR 101 cuyo recorrido que hemos de tomar vira al Norte, bordeando el Pico La Berza, y ya por la línea cumbral se sigue por tramos muy bonitos que conservan las viejas trazas de los caminos empedrados, y otros que ya presentan malamente lo que fue la traza caminera y ganadera de La Mesa.

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Nos vamos dirigiendo hacia los enclaves marcado por los hitos, bien en forma de tótem cuadrangulares de hormigón, o por mojones rondinos de piedra, como los que marcan enclaves como Val María, Sierra de Conto, cuyo topónimo da nombre a la sierra por la cual ahora transitamos.

Pero una cosa son las gráficas de los perfiles que nos dicen que es para abajo, y otras bregar por estas zonas semi planas, en general muy machacadas por el paso de los ganados, lo que nos exige atención en la conducción y en el bregar con los barrizales y los charcales, lo que hace que hace que el tránsito por estos «andurriales» se termine haciendo duro, como así lo siente Fritz, cuando en la amplia praderías de la zona de Piedras Negras, por mi parte rehuyo subir al crestón, pues arrecia la lluvia y colocarme a los cuatro vientos no me entusiasma, por lo cual opto por el camino lateral que va hacia majada de La Estiella y continua hacia la Venta de Porcabezas.

Al fondo vemos unas sierras que yo identifico en primer término la sierra de Yernes y Tameza, y al fondo muy desdibujado por la nubosidad como El Gamoniteiro.

La intención era buena, y el camino empezó bien, pero luego este fu transformándose en una senda medio perdida entre el felechales, a pesar de haber sido uno de los buenos caminos trashumantes, pero la falta de uso y carga ganadera, ha traído como consecuencia estas situaciones.

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A Fritz, que no le gusta arrastrar la trotona por los barrizales y brezales, y más sí la trotona es nueva, no le gusta el tránsito por estos lares, teniendo que desenredar la bici de los brezales, o sea que seguramente que la próxima vez la ruta irá por la línea cumbral. Parecen olvidar algunas veces los compañeros, que la comodidad de que a uno se lo hagan todo, pues trae parejo cosas a como esta, porque uno no conoce cada centímetro de las zonas.

Tras un tramo por el felechal, ganamos una pista que viene del valle, ante la cual cogemos el ramal ascendente que nos conduce directamente al collado que paso a las praderías de Porcabezas. Es una pena que la lluvia ya persistente no nos deje gozar de las impresionantes praderías sub-alpinas de la zona.

A lo largo de la ruta hemos ido viendo caminos que hacia la izquierda para bajar el valle del Pigüeña, o la derecha hacia el territorio de Yernes y Tameza, pero la falta de un conocimiento exacto de la zona, hace que me lo mejor en cada caso es ceñirnos al recorrido que por mi parte tengo recogido en el GPS, el sigue dirección Norte, pasando justo al lado de la Venta de Porcabezas, una gran cabaña al lado del camino, y de esta manera en medio de la lluvia llegamos al cruce de Fonfría, desde el cual se podía bajar a Ondes y posteriormente al Güeña, pero como no hace mucho frío, aunque vamos empapados, nos vamos hacia el pueblo belmontino  de Dolia, punto cabecero del Real Camín de la Mesa, y donde ya sin más dilación no vamos hacia el enclave de las Cruces

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Es una pena que estado climatológico no nos haya dejado gozar de estos parajes que tanto tuvieron que ver con la trashumancia y el trasiego de ganaderías, y ello siempre me lleva a pensar en el bregar de las gentes que transitaba por estos trazados y sus sufrimientos, querencias y esperanzas. Tengo ganas de ver la proyección de mi primo Ramón Lluis Bande, sobre la trashumancia asturiana., y me sigo impresionando ver por los altozanos enclaves pequeños nucleos de población

En dicho tránsito desechamos algún tramo original de la ruta ganadera, y preferimos circular por el acceso rodado hasta el enclave de Las Cruces, en este punto donde Fritz toma la opción de seguir la señalización directa a Belmonte, sin que sepamos muy bien por donde realmente piensa bajar, no discuto, cada uno ya es grande y sabe que es lo que le conviene, pero me asombra que gentes que no saben ni donde están tomen a la ligera, decisiones de este tipo.

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El resto más juiciosos: Javier, Paredes y Felix y yo mismo,nos vamos por la izquierda para rodear el Monte Faedo, a los pies del pueblo de Faedo rodando la vertiente Noroeste para colocarnos en el canto de Peña Rionda, y contemplar allá abajo el valle y el pueblo de Belmonte, la vista es de los más impresionante, pues se ven los pueblos encastrados en lo estrecho del valle, y pensar que en Belmonte se dió una logia masónica en el siglo XIX es algo dificil de entender y comprender

Y ya sin más reflexiones, no queda otra que echarse por la pista de las columnas eléctricas, con un impresionante descenso, bajamos hasta el abandonado caserío de Villosa, donde empieza un viejo camino estrecho y pedregoso, eso sí muy abandonado y al que le queda poco tiempo de vida, y que presenta para los raiders trialeros  zonas muy resbaladizas que nos van echando ladera abajo, hacia el pueblo de Corias, de Arriba y poor el acceso roda a a Corias, dejando atrás algún que otro susto por la presencia de mojados canto rodados tan pulidos como resbalosos.

Ya en lo fondero del valle, en Corias no queda otra que virar a la izquierda y ciclar los dos escasos kilómetros que nos separan de Belmonte,a donde llegamos, y encontramos a nuestro amigo Fritz malhumorado pues ha tenido que hacer un rodeo de 9 km. Ya se sabe, y lo dice el refrán «no hay atajo sin trabajo» 

La verdad es que la ruta fue interesante, y ya lo decía Jovellanos al hablar de la zona y nosotros hacemos extensible a nuestra ruta , ya que «se va un gran trecho con la peña sobre el sombrero, el río bajo los pies, la sorpresa bajo la imaginación y el susto en el pecho».

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Victor GUERRA
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