viernes, 2 de junio de 2017

POR LA INDOMITA Y BUCOLICA OMAÑA

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  • · Punto de Salida y Llegada : La Garandilla
  • · Puntos de Paso: Sierra de Gistredo- Andarraso-Murias de Ponjos-La Velilla
  • · Longitud de la Ruta: 43  km
  • · Horario de la Ruta. 6 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso: 900 mtrs
  • · Participantes: Javier Riestra, Luis Roza, José Ramón Natal,  y Victor Guerra

Las Omañas es un territorio a Sur de la Cordillera Cantábrica, y que a su vez esta al Sur de Babia.
En general es un territorio que está compuesto por varios valles, el de Riello, el de Murias de Paredes y el de Robregordo, los cuales se puede decir que son territorio muy antropizados, y donde todavía hay mucha acción humana, bien ganadera o de diversas índoles.

Sin embargo hay otros subvalles, que conforman las sierras laterales del Valle de Valdesamario, y eso ya otra cosa, y eso lo pudimos comprobar este fin de semana, y es que entre lo diseñado y la realidad hay a veces hay todo un abismo.

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Para esta ocasión había diseñado una ruta que partiendo de La Garandilla recorrería las cumbrales que delimitan en toda su longitud el valle Valdesamario.

Planteada la cuestión al grupo, nos pusimos en marcha hasta llegar a la localidad de La Garandilla punto de cruces de caminos, y buen lugar para empezar la ruta al pie de gran santuario.

Allí nos preparamos para una ruta que en principio estimábamos como rodadora en base a grandes pistas, pero la realidad como digo, a veces es muy tozuda, y pudimos comprobar en nuestras piernas que Las Omañas, tienen de todo.

Ya nada más empezar encontrar los caminos de salida de La Garandilla, y que estuvieran bien nos costó lo suyo y no fue posible salir dando pedales, por tanto hago una nueva propuesta de subida a la Cordal, la cual se hace desde el mismo pueblo de La Garandilla, y se hace por la pista que sube a la zona de las antenas de Matemala, nosotros lo intentamos desde Valdesamario y terminamos metidos en un empuje total de bicicleta por camino muy cerrados de vegetación, motivo por el cual propongo esta otra subida, que es la de Matalama, hacia el Collado de Valdeandrias , lo cual nos coloca ya de mano en la cumbral que va rumbo Oeste a buscar el Alto de Valmalo por la Mata del Pozo, hasta el enclave de caminos de la Peña del Sesteadero.

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La ruta va enhebrando el límite municipal y los diversos altos que la jalonan esta longitudinal sierra desde cual tenemos a la derecha el valle de Trascato de Luna, y valle paralelo del Rio Negro con los pueblos que dejan ver de vez en cuando como Campo de Loma, Santiabñez de la Lomba. Folloso o Rosales, y a nuestra izquierda tan solo vemos la paralela cresta que por su vertiente sureña da vista a la ribera maragata.

Los caminos son amplios aunque bastante dejados de la mano de dios, o sea que los brezales en muchos puntos va tomando la traza, y no mejoran hasta salir a la carretera VC 128/11, donde tomamos su ramal izquierdo lo cual nos permitió cruzar Andarraso, un pueblecito minúsculo del municipio de Riello.


Desde Andarraso, se pasa por delante de su iglesia, y se sale por un camino viejo que pronto nos pone en comunicación con las grandes pistas de los Parques Eólicos, ya que la zona cuenta con una serie de aerogeneradores eólicos, que se van enhebrando a lo largo de la sierra la cual nos presenta sus clásicos badenes, y por tanto indicar que hay que salvar algún que otro repechón en un ciclar un tanto monótono.

La climatología del día regular tan pronto pasábamos del calor a ponerse todo negro y a barruntar tormenta en cualquier momento, y por tanto un elemento como la luz, hace que las sensaciones sean muy distintas y cuando la negrura se cernía sobre la zona, eran un tanto negativas, además la humedad era intensa y el sudor nos empapa, lo cual cuando salía la brisa, o hacíamos una bajada por pequeña que fuera había una sensación alta de frío.

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La zona en nuestro ciclar nos fue presentando varios problemas, por ejemplo el de la cobertura para los GPSs, en especial lo de escasa antena, lo cual hacía que diera lecturas raras, a lo cual hay que añadir que la zona ha sufrido bastante alteraciones, cierres de caminos aperturas de pistas nuevas que nuestra cartografía no indicaba su existencia, y además de que no acabamos de entender por qué había pistas que estaban cortadas con muretes plásticos, y cadenas y carteles de señales de restricción de paso. Es algo que nos deja un tanto perplejos.

Aún con todo fuimos dando pedales rumbo Oeste pasando por Prado Redondo y el Cabañón, ya en plena Sierra de Gistredo, indica que un poco antes hay una escapatoria a la izquierda que baja a la carretera LE-460 de Ponjos, y por la cual circula el famoso proyecto medio abandonado de las Rutas Ciclistas Comarcas Mineras de Castilla y León que está en el más absoluto olvido. Sería la etapa 10 DE Murias de Ponjos a Pobladura de las Regueras.

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Por nuestra parte, con 17 km rodados, y algunos problemas con las lecturas de los GPSs, a la altura de El Cabañón, y rodeados de cortafuegos por todos los lados, seguimos nuestro track que dejaba la pista que iba en ascenso dirección Noroeste, que creemos iba hacia Marzan por la Sierra de Gistredo arriba.

Nosotros seguimos por una pista no tan nueva, pero tampoco muy vieja pues tenía hasta cubetas de recogeaguas, pero eso sí totalmente tomada por los brezos y escobales que complicaban un poco el rodar.


De este modo a estas alturas del recorrido íbamos cerrando el bucle de la ruta , eso sí tras luchas con la vegetación que amenaza con hacer desaparecer la pista, y así será en breve si no se le pone remedio, pues parece que los cortafuegos están haciendo a su vez de zonas de tránsito.

En esta parte del recorrido sin perder mucha altura fuimos dando vuelta al valle que forman varios regueros, destacando el arroyo de Valdeforca, eso sí en medio de una impresionante soledad, valles de bosque solitarios, tan to es así que pasamos al lado de un jabalí hocicando en busca de comida y casi que ni se entera de nuestro paso.

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Fuimos cerrando el bucle por la cabecera del valle y sus límites municipales, saliendo a un cortafuegos que trepaba por el Cueto de la Mallada para bajar posteriormente por las Foceas hasta el ribereño camino de rio Valdesamario hasta desembocar en Murias de Ponjos, eso sí con una subida de la tensión cuando uno de los bikers comentó que estábamos en Murias Paredes, lo cual no era posible, pues significaría un desvío del copón. La equivocación era evidente cuando nos dimos de bruces con el letrero de Murias de Ponjos.


Aquí se abrió una disyuntiva, el track ordenaba subir a la cresta de la sierra que divide Las Omañas y las tierras maragatas, pero el día no parecía estar en buenas condiciones y la ladera que podíamos contemplar nos daba la impresión de que estaba también bastante tomada por la vegetación, y habiendo topado con el sendero de 4 Valles que iba por los fondero del valle, acompañando a la carretera LE-460, no lo pensamos dos veces. Pues además había compañeros que la ruta no les había gustado en demasía.

En Murias de Ponjos , pues tomamos el PR- de El Valle de Samario, que recorre toda la ribera del rio hasta desembocar en La Garandilla, o sea unos 13 km de fácil recorrido, pue se trata de un camino ancho, que fue el camino histórico que en ocasiones se han embridando con la carretera antes citada, y hace del leve descenso hacia La Garandilla de un paseo a lo «veranos azul» sin complicación alguna, y cuyo recorrido si se quiere hacer en familia, este tramo de La Garandilla a Ponjos, bien merece la pena.
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Por nuestra parte, quedamos con la idea de cómo sería la parte superior que dejamos para otra ocasión, y que nos hubiera dado, suponemos una grandiosa vista sobre la ribera maragata. Para otra ocasión,

Y ya saben si hacen esta ruta, tengan en cuenta que tendrán que pegarse con el matorral, o tomar en lo alto de Gistredo la variante que baja a Murias de Ponjos, por la Peña Quebrante como ruta ciclista de Comarcas Mineras

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Fotos de la Ruta Víctor Guerra, José Ramón Natal

Víctor Guerra

viernes, 26 de mayo de 2017

VUELTA A LA SIERRA DE PEÑA MANTECA

  • Punto de Salida y Llegada: Collado Muro (Belmonte)
  • · Longitud de la Ruta: 29 km
  • · Horario de la Ruta. 4, 30 h
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.124 mts.
  • · Participantes: Noelia Rojo- Natalia Montes- Juan Piñera-Javier Dolado-José Ramón Natal

Lo cierto es que teníamos ganas de hacer esta ruta, de la cual ya tuvimos que descabalgarnos este invierno al intentar hacerla desde Belmonte por Arcello, y nos llevó lo que no está escrito, pues hay partes del camino muy perdidas y eso nos hizo girar hacia la Sierra de Begega con sus eólicos como alternativa al abandono.

Peña Manteca, siempre fue dentro del imaginario vaqueiro una referencia, pues no deja de ser ese paredón calizo, que se ve desde muchos tránsitos ganaderos que se daba y se dan en la zona. Es un fario radiante para las gentes ganaderas, de la Mesa, de Tineo, de Belmonte, de Cangas de Narcea. etc…

En campo de atracción es importante en ese querer hacer las cosas, y Peña Manteca, es de esas espinas que uno debe sacarse, me acuerdo que la primera vez que oí hablar de este promontorio fue a uno de los zapateros de la Calzada, que eran naturales de Navelgas.


Con todo eso en la cabeza, la idea era volver a realizar la ruta , peo en esta ocasión nos propusimos  hacerlo partiendo del Collado del Muro,pero en esa ocasión tampoco pudo ser, los copos de nieve caían bajo nuestros cascos, y los cazadores allí anclados tras un batida fallida, nos hablaron de una ruta dura y larguísima, y sabemos que por aquí anduvieron gentes duras del Mounatin Bike, por lo cual en nuestra imaginación esta ruta se conformó como una ruta lobera, o sea de porteo, senderos técnicos, etc-, o sea de brega total, por lo cual para no arriesgar nos dimos cita en el Collado del Muro (742 mts altt.)

Aunque para se correctos, decir que nos dimos cita antes en Belmonte, en el Hotel Cela, para el desayuno, donde nos encontramos con toda una marabunta montañera camino de Somiedo, pues el Cela se porta bien y ya se sabe, donde a uno le tratan bien , el personal repite.

Tras contarle al personal asistente  la ruta, los pormenores  en marcha aunque éramos más bien  pocos,  fuimos preparados para todo, y con esos escaso bagaje nos echamos de nuevo a los coches para subir por la carretera que desde Alvariza, que en 7 km salva sus buenos 500 mts., de desnivel, lo cual nos dejó en el venteado collado del Muro, con amplias vistas a las sierras del entorno.

Por estas tierras también anda el GR -109 Asturias Interior, pero sabe dios por donde va, pues se ven pocas señales, y además por mucho que digan los carteles de Inicio de etapa, que sus recorridos son ciclables, la verdad es que depende, pero a estas altura hay que decir que papel todo lo aguanta.


La mañana estaba fresca a eso de las 10 h. pero prometía un día bueno, por tanto preparadas las trotonas y los equipamientos, nos echamos en busca del camino idóneo, que en esta ocasión va dirección Este,hacia el Putril, con un arranque de trazado hormigonado pero con un desnivel importante, y cuya ascensión  nos va dando preciosas vistas sobre el valle de Carricedo, una vez llegado a lo alto del repechón, la ruta vira al Sur tomando una pista cómoda que por Braña Extremera enfila hacia Pico Montoro y Pico Espineda, ya encima de los predios de Sierra de Arcello.

Son espacios abiertos, grandes praderías y brañas aisladas que configuran una determinada identidad ganadera que quiero identificar como vaqueira. Por el camino nos encontramos con un espécimen  a modo de paisano entrado en años, sentado en lo alto del caballo del través, y al asaltamos a preguntas sobre nuestra ruta, de la cual desconocíamos casi todo, aunque sus contestaciones no nos dejaron muy satisfechos, «camino difícil y duro y tenéis todo el día que es largo», nos dijo a bocajarro, aunque con una desdentadas sonrisa con sorna asturiana, ante la cual  le pregunto sí había estado muchas veces en el famoso Collado del Abedul, me mira, se sonríe y rememora…y nos enseña una vez más su singular sonrisa…,  supongo que pensará que  para qué contestarle a un xaldo que va en bici
  
Sigo con la mosca detrás de la oreja, pues no tengo claro como es el camino , y no veo que nos vayan llegando los tramos trialeros y de porteo. En nuestro trasegar  seguimos llevando el crestón de Sierra Manteca a nuestra derecha, y debajo la riega de Valbona, mientras nuestra ruta  va variando al suroeste hacia Brañavieja.

Eso sí antes de Campoleo nos acercamos al collado para ver desde este otero las tierras de La Mesa con la Sierra de Montovo en primer plano. La vista es espectacular, aunque parte de los compañeros están más en el tema de dar pedales no nos vaya a ser que nos coja la noche, es que merece la pena quedarse un buen rato contemplando tanta extensión de valles y sierras…

Entre Brañavieja y la braña del Corralón, entramos por un momento en una traza de camino semiperdido, muy estrecho y lleno de barrizales, que nos obliga durante unos 200 mts., a tirar de la trotona. Pero pronto salimos a caminos más francos,  más claros y también con más horizonte, pues  vemos lo que tenemos enfrente, una vaguada impresionante marcada por el Regueru Abedul, tras el cual nos queda superar un fuerte repechón hasta quedar en medio de la collada que forman el Pico Catouto y Miru Chargu, de esta manera cerramos el bucle sobre Sierra de Qunitanal. Ignoro el nombre de este significado collado, pues el otro que queda detrás de un roquedo y que está encima de la majadas en el del famoso collado del Abedul. tal y como luego me enteré.

Desde este lado del collado, vemos una braña en lo medio de la ladera del valle a la cual bajamos por el viejo camino llamado del Morxal, dando vuelta al pico Catouto, y llegando de este modo a la braña de El Abedul, habitada por muy poca gente, aunque como buenos vaquieros siguen aferrados al terruño. En este punto repostamos agua, y cambiamos pastillas de frenos, y quedamos sorprendidos porque dentro de unos cuantos cientos de metros empezaremos a cerrar el bucle sobre Sierra Manteca, y las dificultades previstas parecen haberse volatizado.

Al final de la aldea, una vaqueira de bellos ojos, nos dice que tengamos cuidado al salir del pueblo  no nos vayamos valle abajo y terminemos en Tuña- es cierto que cuando me acerqué a la majada de Buscativu, a lo lejos puede ver la localidad de Tineo- eso me dio que pensar, pero no caí en la cuenta que delante de mí tenía el hondo valle de Tuña.

A la salida del pueblo, cuando ya cogíamos el carretil asfaltado virando al Norte, al llegar a los entornos del Cerro de Valdeapila, tuve la visión de que todo aquello me sonaba ya a conocido, y de repente mi cabeza hizo como una especie de  re-orientación geográfica, como cuando uno mueve la brújula del google earth,  y digamos que ya me situé, había pasado por esos entornos viniendo de Merillés, y en Valdeapila cortamos hacia el otro lado del valle, hacia Las Campas y Tornos para coger la pista procedente de  de Los Cadavales , pero por el valle más al Oeste que el Genestaza-Tuña.

Ahora entendía algunos crestones que veía como los denominados Pico Cabra y Peña la Fana, los cuales dan origen a la famosa fana de Genestaza. Contento de poder resituar geográficamente una ubicación con tan solo ver un prado y una cabaña, me puso contento, y ya estando todo en su sitio la ruta se presentaba de buenas trazas.

Cruzamos la sierra de Chagunil, aunque seguía preguntándome donde estaban aquellos malos caminos que todo el mundo me decía que había, dándome a entender que la bajada al Abedul era poco menos que terrible, y la verdad que fue un paseo bajar hacia ella, y ya lo que pudiese venir ya era menos, pues estábamos en la vertiente occidental de Peña Manteca, y por malo que viniera, digamos que el trecho hasta el Collado del Muro era relativamente corto.

Le seguíamos dando vuelta a Sierra Manteca, por tramo asfaltado hasta cruzar la Sierra de las Palancas, en cuyo collado, de Las Bobias, dejamos el rumbo y camino asfaltado, para ir hacia Abango, virando al Este para después coger rumbo Norte por las amplias pradería de las Degollá y Bustieecha, rodando bajo la vertiente de Sierra Manteca, que por este lado presenta un buen farallón calizo  bastante inaccesible, y ya en su día me pareció en una ruta que hicimos el amigo Poldo y yo desde Tuña-Boinas-Belmonte.

Y aquí estamos rodando  por las amplias praderías, bajo Peña Manteca, las cuales van dejando paso a los caminos reales por los cuales nos echamos en descenso hacia el pueblo de Quintana. El descenso hacia la localidad es  un trazado interesante, aunque sin mucha dificultad pero la suficiente para que el personal se divirtiera camino abajo, lo cual concluye ante la enorme iglesia de San Julián de Quintana, dimos unas vueltas y cuando ya me estaba lejos  recordé que en ese cementerio había un nicho con la foto de un masón, y sobre el cual escribí hace tiempo el Masón de Boinás.

La ruta tras pasar el puente de Los Pontones, digamos que continuaba por Boinás, dando vuelta al enclave minero que en su momento hizo todo un furacón para extraer oro, pero por un despiste del que suscribe, y oliendo ya cerca los coches, el personal se fue carretera arriba hacia el Collado del Muro, que ya estaba bien de disfrutar del paisaje y de paisanaje.
Lo cierto es que era atrayente no subir por la carretera sino por el fondo del valle, sobre el cual ahora ascendíamos hacia Collado del Muro, pero me da la sensación por lo que pude entrever que no había secuencia de caminos que cruzasen el valle

Por lo cual nos fuimos carretera arriba, contemplando los farallones de Peña Manteca, y estos cerrados valles y hasta donde el hombre ha tenido que conquistarlos para poder dar de comer a sus ganados.


Una ruta interesante, que tiene peor fama de lo que en realidad se merece.Pues es una ruta aconsejable para esta época pre-veraniega.


Dificultad de la Ruta IBP 104

Fotos de José Ramón Natal y Víctor Guerra

Víctor Guerra

viernes, 19 de mayo de 2017

Por Picos de Europa. Vuelta por Ándara

Foto de Jose Ramón Natal
  • · Punto de Salida y Llegada: Sotres
  • · Puntos de Paso:
  • · Longitud de la Ruta: 34 km
  • · Horario de la Ruta. 4 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1201 mts
  • · Participantes: Javier Dolado- Luis Roza- Javier Riestra-Jose Ramón Natal-Victor Guerra

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Volver a las tierras altas de Cabrales, es siempre una delicia, primero por aquello de ver de nuevo a los viejos amigos que uno tiene por estas latitudes, Juanjo, Raquel, Josefina (Cipriano) y luego porque rodar por los entornos de Picos y de Ándara siempre es grato, y uno comprueba el estado físico y técnico que tiene, ya  pasados los años. Digamos que estos territorios uno se hace un chequeo tipo ITV.

Y así fue como realizamos el desplazamiento hasta Sotres, el pueblo ubicado a más altitud de los Picos de Europa, que este pasado sábado presentaba un bonito ambiente, de buen sol y como no de  peña conocida y famosilla (Carlos Suarez, Juanjo San Sebastián, Bernabé Aguirre, etc) pues no en vano se organizaban las IV Jornadas de Montaña que organizaba Casa Cipriano y Deportes Cavana.

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Un reconfortante té y un bizcocho,  y a la trotona, pues hoy era una jornada especial dedicada a JOMASA, el cual ha patrocinado la equipación que ahora algunos llevamos, y que en junio irán a dar pedales al Canal de Castilla, durante unas horas pues tendrán que cubrir unos 163 km.

Aventuras aparte, salimos pues de Sotres, por el carretil de subida a la Caballar, que ya de mano tiene sus repechos, y que subimos despacio pues Natal se nos despistó y se fue camino de Áliva, carretera abajo, recuperarnos con estos repechones , cuesta…
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Por tanto, la subida se hizo cómoda y aprovechando para hacer fotos a mogollón que el día estaba para ello, y teniendo tan buenos modelos, eso sí en ocasiones un tanto remolones, pues eso a darle al chisme de las asemeyas  luego pasado el tiempo, el personal ya se ponía más baturro a la hora de prestarse a eso de  posar, siempre pasa al principio genial, luego ya es un coñazo.

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Entre fotos y chismes, ganamos en unos minutos por carretera el tamo que hay hasta La Caballar, con su espectacular vista sobre el Collado Pandebano; y luego desde los invernales, con  el miserrimo  monumento de la Vuelta a España partimos  hasta el Jito de Escarandi que es una amplia vaguada que se gana en unos minutos sin esfuerzo

En el Hito de Escarandi dejamos por un buen tramo de tiempo los firmes de asfalto, para meternos en la soledad del mundo de la caliza eso si en estos primeros kilómetros  acaballado a estas alturas con el verde de los hayedos.

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En esta ocasión y viendo el perfil de los participantes, que lo suyo no es lo técnico, la ruta tomó otro sen y nos fuimos en dirección al Vado de los Lobos, a través del denso hayedo de Valdediezma, puesto que solo tiene una bajada hasta la Vega del Tronco, sin más complicación que la pendiente, y luego ya se desfila por este mini –Cares, que en  plano va por encima de la Canal Negra, para ir dando vuelta sobre las perfiladas laderas de Tras la Torre, recorrido perlado de un esplendoroso verdor que desprendían los hayedos. Estaban increíbles.

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Una vez en la revuelta sobre los Joyos de Pregonia, las vistas sobre el Monte de Obesón y la Sierra de Cocón, con el pueblo cántabro de Tresviso a sus pies, eran todo un contraste, y más hoy para la encomienda que traíamos de llevar a cabo una sesión fotográfica, que fue resultando interesante, aunque cargar con las cámara grande, CANON 760  es todo un coñazo, pero como digo el día estaba espectacular y así se veía la majada de La Cerezal y de la Llama, espléndidas, todavía recuerdo cuando todas estas majadas tenían las cabañas en el suelo, y mira ahora lo remozadas que están. El Parque Nacional por mucho que digan sirvió para que muchas cabañas hoy estén en buen estado. Tiene sus ventajas e inconvenientes.una estructura como el PN.

El camino hacia el Vado de los Lobos, con un firme excelente se pega a la ladera, para ceñirse a la vega de la riega del Torno y ganar el enclave del Vado de los Lobos, cuyo encrucijada dejamos para arrimarnos hasta Los Hornos del Doblillo, y poder en primer plano la mítica bajada del Balcón de Pilatos, que hasta hace poco bajábamos con nuestras trotonas, hoy actividad totalmente prohibida.
Vemos la Sierra de Beges y más a la derecha el famoso Collado de Pelea, que da acceso a la aldea lebaniega de Cabañes, desde Bejes, pero nuestro camino es otros, o sea que tras explicar al personal  que por aquí circulaban carretones de bueyes, con mineral que se aligeraba en el Dolblillo, es toda una historia.

Nos volvemos sobre nuestros pasos hasta el Vado de los Lobos, para hacer un alto en el camino al par de la cantarina fuente, y tras el merecido reposo acometer la subida de unos 11 km hasta el Circo de Ándara.

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Subida de buen firme y a la sombra del hayedo hasta las proximidades de la Revuelta del Tejo, luego ya se sale al desnudo mundo de la caliza, y las grandes vistas sobre Picos, las sierras adyacentes y hasta perdernos nuestra vista en algunos momentos en lel gris azulado del mar Cantábrico.

Cuando empezamos la subida el personal iba reunido, pero luego ya empezó la presión de ver y comprobar  la potencia de cada cual, y ya el personal se desmandó ladera arriba, ni fotos ni ostias, Salvo Natal que iba sufriendo mi cabreo por tener que tirar de los armatrostes fotográficos, y sin un triste modelo Jomasa, para hacer fotos. Allá por debajo de nosotros Braña Redonda, a esa altura el personal se dio cuenta de la situación…. 

La verdad es que me estaba constando afrontar la subida, que si hasta la base del Macondíu fue la cosa bien, la subida de los 5 kilómetros hasta ganar la Collada del Trasmacondíu se me hicieron duros, pero no imposibles, pequeños desarrollos y para arriba tirando del peso y la incomodidad.

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Ya en el Circo de Ándara se impuso una parada, para contemplar el mundo calizo y lo que fue el escenario de minero por excelencia de los Picos de Europa, estancia solo mitigada por el miedo de Dolado a que le cogiera el agua, pues había ciertas nubes en lontananza que a partir del mediodía hicieron que la luz fuese un tanto mortecina, ya Tomás del Refugio de Uriellu, por la mañana en Sotres nos avisó de las tormentas anunciadas para la tarde.

Dimos la vuelta al Macondíu, hasta ganar la cabecera de la Canal de las Vacas, que era por donde me hubiera gustado bajar, pero aparte de que no está permitido, por ser PN, y no está permitido dejar las pistas,  mis compañeros no eran los adecuados para aventuras técnicas por senderos.

Y lo vimos nada más llegar a la altura del Refugio Cabaña de Ándara, donde el camino se echa abajo sin remisión por encima de las canales de las Vacas y la Jazuca, por donde probé que los reflejos encima de una bici rígida de 26”, con la cabeza fría y el dominio técnico en la punta de los dedos y de los pies e pude sacar partido a estos tramos semi-técnicos, en los cuales las cubiertas y la llantas aguantaban preso y presión. Me sigue gustando la conducción de una semirrígida,  que va leyendo firmes y tropiezos
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Pero antes, eso sí  algunas fotos y contemplar lo que fue el trabajo minero de Picos de Europa con carretones de bueyes, y muchos antes los trabajos de abrir caminos y conquistar a estos pedregales para  las trazas camineras, con 200 o 500 obreros bregando por estas latitudes,  y luego meterse en los furacos a sacar material, a modo de un silencioso trabajo de topos bajo la dirección de los preclaros ingenieros de aquellos tiempos, los cuales dejaron huella en estas tierras.

Porque si en algún lado se ve a la perfección la labor planificadora de los viejos ingenieros ilustrados del siglo XIX, que compaginaban su labores como ingenieros y geólogos, sabiendo combinar dichas dedicaciones con el estudio de los biotopos alpinos o la observaciones varias que desarrollaron hombres como Vernueil y de Loirére, Guillermo Schulz, o  Casiano del Prado, etc.

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Aun no entiendo como no existe en Sotres un Museo de la Minería en Picos de Europa, cuando se han gastado miles de euros en cincuenta museos: del queso o de la madreña.

Pero bueno viendo que toda la zona desde Cangas de Onís, hasta Peñamellera incluido el valle de Cabrales, no cuenta con un Museo de la Montaña, uno puede hacerse a la idea de la desidia institucional a cerca de estas cuestiones, y máxime cuando ello hay que compartirlo con otros concejos y otras Comunidades Autónomas, habrá que esperar unos 50 años para que se puedan ver esas muestras museísticas.

Dejando atrás recuerdos y remembranzas, me fuí ladera abajo, aunque no por ello me cebé en el descenso que fui disfrutando por tramos la bajada, y parando para sacar fotos al personal en la particular bajada de cada uno, y por si alguno se iba al suelo, pues no abrir mucho hueco,.

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Cuando nos dimos cuenta, ya estábamos de nuevo en el Hito Escarandi, de nueva una parada  y ya de nuevo dirección Oeste camino de  Sotres, por el trazado de asfalto hasta La Caballar que fue un paseo que hicimos, realizando una pequeña variante por las pistas de Concentración Parcelaria de Toral entrando a Sotres por cara Sur.

Una ruta intensa, más o  menos sencilla, depende como uno se la tome, pero en 34 km un desnivel de 1200 mts y con momentos con firmes de aquella manera. Una ruta para no quitarle un ojo.

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Fotos de Victor Guerra y José Ramón Natal, y Javier Dolado

Victor Guerra
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