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Punto de Salida y Llegada: Ribadesella
· Puntos de Paso. Ardines- Sardalla-Xunco-Cuevas-Antenas de Moro-Nóceu-San Salvador de Moru-El Carmen-El Pandu-Leces-Abeu-Tereñes.
· Longitud de la Ruta: 30 km
· Horario de la Ruta: 4 horas
· Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 847 mts
· Participantes: Josías Martinez – Beni y Ricardo Valerio y Victor Guerra
Ribadesella
es el siguiente input dentro de las Veredas de San Salvador una vez se entra en
Asturias desde Irún, y el primer enclave está en San Salvador de Celorio, al ya hemos visitado la semana pasada en la ruta
que recorría además las sierra del Mazucu.
Hoy
toca recorrer el imperio de las cuevas kársticas como es Ribadesella, con la
monumental cueva de Tito Bustillo, joya de corona astur cántabra en el arte
paleolítico, y a cuyos aledaños comienza nuestra ruta, que tiene el propósito
de visitar otro extraño enclave como es San Salvador de Moru, faro radiante de
toda esta zona y algunas otras atalayas riosellanas.
Se
parte de Ribadesella, y el mejor sitio
para dejar los trastos es el aparcamiento del Pabellón de Deportes y de la
nueva mole que encierra la recreación
de la cueva de Tito Bustillo, de donde se parte dirección Sur
siguiendo la carretera RS-2 que nos lleva a un emplazamiento de lo más recoleto,
como es el Palacio de la Piconera, ubicado en los predios de la Llosona.
Palacio
construido en 1891 por el indiano Manuel Martínez, con una representación
clasicista en su articulación, aunque a mi lo que más me gusta son las casas
aledañas que conforman un muy curioso conjunto espacial que explica muy bien
todo el entorno, el cual además es de agradecer porque está muy bien cuidado y
poco alterado todo el conjunto.
Tras
unas fotos para subir la moral, nos ponemos en marcha dejando de lado la RS-2
para seguir hacia el lugar de la Roza,
donde se deja la arteria que va hacia el pueblo de Cuevas, pues nuestra ruta
vira a la derecha para coger unos duros repechos asfaltados que nos llevan en
primer término al Palacio de Junco, del que poco podemos ver, y desde el cual
nos dirigimos hacia la Torre de Junco o Xunco, que funcionó en modo de bastión de
vigilancia y defensa y como casa cuartelera, y lo cierto es que es una de las
atalayas más impresionantes del concejo riosellano, pues desde su promontorio
se divisa toda la ría hasta su
desembocadura y el poblamiento de la Villa riosellana.
Otra
gran atalaya es la iglesia de Santa María, bastión por el cual es presumible
que debieran de pasar los viejos peregrinos camino a Oviedo o a Santiago, pues
desde su emplazamiento se ve muy bien lo que fue el vado sobre el gran río
Sella, pues no todos podían o estaban dispuestos a pagar los pasajes de la ría en
la villa de Ribadesella.
Motivo
por lo cual diversos peregrinos del Camino de los Francos, derivaban su
paso a hacia el vado de Llovio, para después,
ir bien iban por la margen izquierda del
Sella hacia Arriondas, aunque no es descartable que lo hicieran por la orilla
que ahora va el FEVE un poco más alta con respecto al río y más directa, o bien cruzaban el río para subir o bien hacia Xunco para llegar a Santa María, la Torre y el palacio y por
Porciles ganar Nocéu hacia S. Salvador de Moru; la otra forma directa eso desde la Alisal ir a la Cuevona y subir hacia
Nocéu y de ahí ya faro radiante de las Veredas de San Salvador,
en este caso la iglesia de Moro, o Moru.
Vueltos
a nuestra ruta, desde la Torre de Xunco se sigue al Este hasta la solitaria
iglesia de Santa María para poder ver
más de cerca el vado de Llovio y las vueltas que hace el río, pero desde cuya
atalaya no se puede seguir ruta, hay que volver a remontar altura hasta llegar
al desvío al pie de hotel de la zona, lo que nos permite enlazar con la carretera que va hacia Cuevas, y lo hacemos girando a la altura de La Alisal, en cuyo
punto se traza hacia el Suroeste, en un sube y baja, hasta
desembocar ante la gruta (La Cuevona)
que nos da acceso al pueblo de Cuevas.
Paso
bonito el de la Cuevona, donde hay que tener precaución, la banda primos
Valerio-Martinez, que hoy me acompaña, sacan sus linternas para cruzar con
precaución el pasadizo kásrtico en dirección Suroeste, y poder acceder al
pueblo de Cuevas, donde se nos presenta otro hito jacobita como es la recoleta
ermita de Santiago de Cuevas. Lo que me lleva a preguntarme ¿Acaso los
peregrinos cruzaban por el vado de Omedina
y por Cuevas alcanzaban San Salvador de Moru? Es posible y como posible
es que adentrados en el valle de Tresmonte pasaran hacia Sinariega y por
Fuentes alcanzar el núcleo de Arriondas. Hubo épocas que el tráfico caminero y
de arrieros debió ser muy intenso por toda esta zona.
Nuestra
ruta en el mismo lugar de Cuevas, da la espalda a la ermita de Santiago y
sube siguiendo las señales del Monte
Moru, que presenta unos primeros repechos que nos meten de lleno en la
embocadura del valle de Tresmonte, con impresionantes vistas sobre el río Sella
y sus recodos como el de Fries, luego el trazado se suaviza, y como los firmes
son de zahorra compactada se ruedan muy bien, ya que la dureza de la ascensión primera
remite para deleite de algunos. Mis
acompañantes en este tramo van contando de como por estas latitudes, cuando
hacían la carrera de Montes del Sella, iban a toda pastilla, así nos pasaron a
su vez dos miembros de Intensos BTT a bordo de sus E-bike, apenas un saludillo
y para arriba.
Seguimos
subiendo por la amplia pista, que cada vez tiene mas mordiscos en forma de
argayos, pero aún está en buenas condiciones para rodar por ella, se pasa
por encima de La Cebal y se ve un poco más allá Tresmonte, que es el
pueblo que está en un ladera del cerrado valle, con cuatro casas y una ermita dedicada a San Agustín, lugar
donde nació y crió un prohombre de
primera talla como fue Manuel Fernández Juncos, que llego al notable puesto de
Primer Ministro de Puerto Rico y que fue creador de una famosa letra como La Borinqueña,himno oficial del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
Cuyo personaje además fue un importante referente dentro de la masonería portorriqueña, y parece mentira que esa calidad humana haya podido salir de una perdida aldea riosellana tan pequeñas y perdida como Tresmonte, aunque esto que a mí me asombra no parece impactarles mucho a los bikers con los que ruedo por esta apartada orilla del Sella.
Cuyo personaje además fue un importante referente dentro de la masonería portorriqueña, y parece mentira que esa calidad humana haya podido salir de una perdida aldea riosellana tan pequeñas y perdida como Tresmonte, aunque esto que a mí me asombra no parece impactarles mucho a los bikers con los que ruedo por esta apartada orilla del Sella.
Sin
darnos cuenta nos colocamos al final de la pista con unos 10,6 km rodados, y
ahora una vez entroncado el carretil que va hacia Tresmonte, no hace muchos esta
arteria era un mal camino, sobre el que se gira a la derecha para subir al
collado en el que sitúa el Área Recreativa de Monte Moro, impresionante atalaya
sobre Ribadesella y las tierras de Suroeste riosellano.
Nos
vamos desde el collado hacia las antenas del Monte Moru, trazado en modo
tobogán que nos va dejando ante diversas estampas del valle. Es un trazado de
ida y vuelta, motivo por el cual casi nadie parece acercarse a estas antenas, al
menos no se ven huellas de neumáticos de BTT.
Retornados
al collado nos dejamos caer por la vertiente Norte de Monte Moru para bajar por
el eje asfaltado hacia la aldea de Nocéu, con sus impresionantes escuelas hoy
remozadas, dejando de la lado la carretera que viene de la Cuevona, se sigue al
Norte, cruzando la parroquia de Moro para concluir ante el faro radiante de
toda este territorio, como es la iglesia de San Salvador de Moru.
Iglesia
extraña, situada en un encabalgamiento cumbral, solitaria pero dominando el
entorno, en medio de un singular eje caminero señalizado como Cañada, algo
peculiar en Asturias, y no solo eso, sino que esta iglesia que fue destruida en
el 36, y sin la estructura eclesial asturiana mostrara mucho interés en su restauración,
hasta que fueron los propios vecinos lo que acometieron la
rehabilitación
cuasi entera, como consta en un cuadro que reseñas las ayudas recibidas para
tales menesteres.
Estamos
pues ante una iglesia románica, como tantas otras, donde destacan como
elementos vernáculos el imafronte y la nave principal que son del siglo XIII, y
que tuvo como tantas otras iglesias diversas reformas, algunas de ellas quedan
aún como testimonio de tales obras
En
todo caso, además de ser un importante input direccional dentro de los trazados
denominados por Luis Merediz como Veredas de San Salvador, no dejaría de ser
una iglesia más, sino fuera por las pinturas murales del siglo XVI que
contiene, las cuales parece ser que fueron pintadas por monjes franciscanos, pinturas
que nosotros tuvimos la suerte de poder verlas por estar abierta en esos
momentos la iglesia, las cuales están situadas en el en la bóveda del presbiterio y muestran la
llamada Santa Cena y el Salvador y los evangelistas, y un Santo Entierro.
Vistos
los murales y realizamos un recorrido el templo, pues lo nuestro en BTT
ASTURIAS no es solo dar pedales, sino conocer nuestro patrimonio.
Proseguimos
la ruta pasando por detrás de San Salvador de Moru para cruzar por los
caserones de Soto, y alguna otra gran edificación que se me antoja como
vinculadas a viejas ventas nacidas al
socaire de la singular Cañada que
cruza el territorio riosellano.
Dejamos
atrás estas impresionantes casonas, para entrar en la espectacular aldea de El
Carmen con sus grandes casonas de indianos, en este enclave nuestra intención era ir hacia el núcleo de La
Maella, pero tras recorrer un buen tramo de hormigonado camino una verja de
finca particular nos cierra el paso, por lo cual damos la vuelta volviendo sobre
nuestros pasos a El Carmen, y de nuevo siguiendo
la AS-341al Oeste, para después de un tramo doblar hacia el Norte hacia Pandu, donde la existencia de la Autovía
ha revuelto también bastante los trazados camineros.
Por
nuestra parte nos vamos hacia las
rotondas de Pandu, para coger en la segunda de ellas el camino que sube por encima de la Maella y va hacia la llamada aldea de La Tejerona, hasta aquí tramo con
firmes de tierra, luego ya asfaltado hasta Ribadesella.
Dejamos
el vial para en La Tejerona para doblar
a la izquierda y ganar otro importante
enclave patrimonial y peregrino como es San Esteban de Leces, una breve visita
a su desvencijada torre y pasando por delante del albergue de Peregrinos vamos
persistiendo en el rumbo Norte hacia la cuidada aldea de Abeu, una vez cruzado el núcleo en la Priesca, se
vira al Este para pasar por encima de la
aldea de Tereñes y los Colmenales y desembocar a la altura del Faro en Ribadesella.
Transitamos
por un trazado que nos ofrece no solo vistas sobre el pedral riosellano, sino
sobre el valle de San Pedro, por cuyo
seno asciende el Camino Jacobeo hacia Leces.
Ya
en ante el paseo marítimo, no queda nada más que recorrerlo para dejarnos
llegar de nuevo ante la cueva de Tito Bustillo, que tendrá hueco en alguna otra
ruta por estos predios riosellanos.
© Victor Guerra