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viernes, 9 de febrero de 2018

Vuelta a Sierra Perumoru y Robriguero

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· Punto de Salida y Llegada: Panes
  • · Puntos de paso: Abándames. Cavandi-Cerébanes-Bores-Cuñaba-Venta Rumenes-Puente Lles.
  • · Longitud de la Ruta: 35, 2 km
  • · Horario de la Ruta. 4 h.
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.436 mts
  • · Participantes: Luis Roza, Javier Riestra. Albano Capezzali, Victor Guerra
  • Track de la ruta en Wikilock:https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/vuelta-argayon-cunaba-22531984 
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Uno de los territorios que tal vez menos se recorran en btt, más allá de los clásicos GRs, sea el extremo oriental asturiano, al que esta ocasión queremos dedicarle unas horas con una ruta que nos lleve por rincones desconocidos, pero emblemáticos como los que nos ofrece esta ruta que da vuelta a las sierras de Perumoru y Robriguero.

Se parte de Panes, para tomar la carretera que va a Cabrales, la cual se abandona ante el desvío que nos permite subir por el fuerte repecho hacia la noble villa de Abándames, que nos lleva en primer término a pasar por delante de la Quintana de los Muertos, hasta desembocar en el eje urbano que atraviesa toda la villa.

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En dicho tránsito iremos viendo casonas y portaladas que nos muestran la hidalguía que tuvo en su tiempo la villa, su articulación urbanística nos viene también a indicar que este lugar fue paso de trashumantes mercaderías, provenientes de la Calzada de Jana, a la que llegaban a su vez las calzadas procedentes de Llanes o Ribadesella y se iban hacia el Sur por la calzada de Salámica o por las calzadas de Caoro o del Duje hacia las sureñas calzadas del Esla y el Cea.

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De Abándames, se sale hacia el Oeste por el camino que se abre en la bifurcación a la derecha en leve ascenso hacia los depósitos de agua de El Suyu, el camino va tomando altura por tramos muy empinandos y hormigonados que viran al Norte para encararnos contra la ladera que baja del Cuera, para luego ir variando sobre las riegas que bajan de Las Minas y Peña del Prisano, hasta conforma la riega del Monejo.

El camino parece que desaparecer, pero da vueltas sobre las riegas para llegar en plano a la majada de Camprecie, y desde ese sorprendente conjunto de cuadras, que en su tiempo debió el núcleo de un pueblo nos dirigimos sin problemas hacia Cavandi, dando vista al valle que viene de Llonín, tomando de esta manera contacto con el acceso rodado por el que nos vamos unos metros para desviranos a la izquierda dejando la carretera, para tomar por la cumbral de Perumoru que nos enfila directamente por una bonita bajada hacia el pueblo de extraño nombre, como es Cerébanes.

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En pis-pas estamos ante las ruinas del palacio barroco de Cerébanes, curioso y paradigmático levantado en 1734, aunque hoy presenta un estado bastante ruinoso, que en su día fue una construcción de planta rectangular, con dos pisos de altura en la fachada principal, que es la meridional, y sólo uno en la trasera, ya que el bajo queda enterrado debido al desnivel del terreno. Tiene dos cuerpos unidos, el principal al este, definido por cortafuegos, que acumula los elementos nobles, y otro más modesto al oeste; el primero es de piedra vista, y el segundo está, en parte, enfoscado y encalado. 

Aparte de su magnífico enclave, dominando un amplio panorama, y su excelente construcción, destacan en el palacio las numerosas inscripciones que conserva, labradas en los dinteles de puertas y ventanas, tanto en el exterior como interiormente. Además de jaculatorias e inscripciones piadosas y conmemorativas, aparecen varias fechas, señalando las etapas constructivas y el nombre del propietario.

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Los materiales usados, son la mampostería y el sillarejo, con sillar en torno a los vanos, cornisa y esquinales de dos. Perteneció a un indiano que regreso de México como rico hacendado y casado con una natural de aquellos parajes, parece que ésta real hembra era de alta creencia religiosa, lo que en parte explica tanta inscripción «Hízose a costa de Don Francisco Sánchez de Caso. Año de 1734» otras corresponden a las Bienaventuranzas, «Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios», lo cual ha hecho pensar a algunos que este edificio fue un antiguo monasterio, dicho edificio fue incendiado durante la guerra carlista. Actualmente es de titularidad privada.
De Cerebánes se sale en dirección Oeste hacia el pueblo de Para, en el que la inteligencia y buen hacer de los paisanos nos obsequian con unas interesantes tallas en madera al aire libre que deleitan nuestros objetivos fotográficos.
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Tras ello, nos vamos por el acceso rodado hasta lo fondero el valle que cruza el río Cares, o sea hasta La Molinuca, donde cruzamos el puente colgante sobre el río Cares, para virar por la orilla de la izquierda, y seguir por el sendero que sube hacia la Ermita de Nuestra Señora del Pilar, desde cuyo enclave se puede ver la otra vertiente por la que hemos venido y que explico con calma al compañero Roza, extasiado por estos parajes.

Al pie del acceso rodado, a la altura de Bores, se gira a la derecha para irnos hacia el barrio donde se encuentra el enorme palacio de Bores, en fase de reconstrucción y donde aprovechamos la portiacada para del autobús para reponer fuerzas y dar unos tragos a los espirituosos alimentos líquidos que llevan Albano y Roza, y que complemento con unas pastas de coco y naranja.

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Reconfortadas las fuerzas, la ruta prosigue pasando por el lateral del palacio por el camino marcado como PR-AS 175 Jargú-Cuñaba-Minas de Argallón-Bores. Se sigue por la pista de concentración parcelaria en ascenso hacia Vallejo de los Prados, dejando el ramal que sube hacia la collada de La Serna por donde se va el GR-109 de Asturias Interior, el ascenso es duro, pero poco a poco vamos ganando altura hasta entroncar con el viejo camino que viene de Robriguero hacia Argallón, a cuyos predios llegamos en medio de bastante mal tiempo, eso sí cada uno a su ritmo, dado que nos hemos venido pocos, cada uno sigue su ascensión de forma paulatina.

Contemplamos las rebuscas del preciado mineral aurifero, que se dió por estos lares, que puso toda la zona patas arriba, escombreras a las cuales nos les ha llegado la reconversión ambienta.

Desde esta atalaya también podemos ver la otra capital de Peñamellera: Alles.

Ya en el collado Las Siellas, damos vista aguas vertientes al valle de Cuñaba y los crestones de la Sierra Nedrina, dejando atrás el valle que riega el río Cares. Una vez pasada la collada nos vamos pista abajo ya hormigonada en un descenso desenfrenado hacia el subvalle en el cual se asienta el pequeño pueblo de Cuñaba.

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El tiempo que nos ha respetado hasta ahora se vuelve duro y nos empapa, por tanto decidimos renunciar el subir hasta San Esteban de Cuñaba, e incluso irnos luego hacia el diseñado bucle por los predios de Merodio.

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Una vez se entronca con el acceso rodado del pueblo, subimos un pequeño collado por encima de las praderías de La Cuera, para dar vista al otro valle en el que se halla el pueblo de San Esteban de Cuñaba, cuyo valle riega el arroyo de Rumenes, y por el cual bajamos como tiros, por el acceso rodado a los pueblos de Cuñaba, hasta desembocar en lo fondero del valle del río Deva, la otra gran arteria fluvial de Picos de Europa y sus valles, que va acompañada aguas abajo por la carretera N-621 que cruza de Sur a Norte el Desfiladero de La Hermida
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Por el desfiladero, ya por la carretera N-621 nos vamos hasta la bifurcación de Puente Lles, que dejamos atrás, hasta llegar a la altura del pueblo de Colosía, donde una vez cruzada la carretera, nos desviamos hacia la senda fluvial que se pega a la a la gran arteria que ya configuran las dos grandes arterias el Cares y el Deva, que desembocan en Panes, al igual que nosotros mismos a cuyo destino llegamos tras una intensa ruta por los extremos occidentales asturianos., y de cuya dureza por la climatologia nos reconfortamos con una comida en el Restaurante Covadonga de Panes, el cual merece la pena visitar.

Fotos de Víctor Guerra. Albano Capezzali

© Victor Guerra
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