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- Punto de Salida: Cornellana
- · Punto de Llegada:Tineo
- · Puntos de Paso: Villazón Salas- Bodenaya-La Espina- Pedregal Tineo y vuelta
- · Longitud de la Ruta: 63,7 km
- · Horario de la Ruta. 6 horas
- · Desnivel acumulado de ascenso: 1.343 mts
- · Desnivel acumulado de descenso: 1343 mts
- · Participantes: Polchi. J. Dolado- A. Truébano- Albano Capezzali-Natalia Palacios-Jose Ramón Orviz-Roberto Alvarez-Victor Guerra
- · INDICE IBP: 127
En nuestra propuesta de seguir con el Camino Primitivo jacobeo por Asturias, afrontamos una nueva jornada cuyo punto de salida hemos definido en Cornellana, y en principio puesto el punto final de la etapa santiaguera en Tineo, pero por aquello de seguir el Camino Jacobeo, pero en esta ocasión por de no complicar la logística con coches pues se planteó un retorno a modo de bucle, aunque al final casi que volvimos por el mismo camino, aunque lo que teníamos en mente era regresar por la Cordal de Tineo y la zona del Aguión, pero el viento reinante y la climatología nos aconsejaron otro retorno.
Salimos del Monasterio de Cornellana, que dicen fue levantado en honor de haber encontrado a la hija de Bermudo II de León , pues su hija (Infanta Cristina) se perdió por estas latitudes y fue cuidada por una osa. ¿Habrá que preguntarse qué hacía tal hija por Cornellana y por los bosques astures? Que buscaba champiñones. La Wiki no dice nada de todo eso.
Ante los muros monacales que rigió en su tiempo la todopoderosa orden cluniacenses y luego hereda de los benedictinos, propusimos el punto de reunión del grupeto ( 8 bikers) que estabas ansiosos por acometer estos nuevos territorios, un tanto desconocidos para algunos, por tanto tras tomarnos algo y saludar a la nueva compañera de pedales: Natalia Palacios, nos pusimos en marcha probando piñones, fuerzas y perniles por el repecho de Sobrearriba, lo cual ya nos puso en situación y en fila de a uno.
En el pueblo ya dejamos el asfalto para entrar en tramos más estrechos que bordean dirección Oeste las laderas del Campo de los Vaqueiros, echando en algunos trechos pie a tierra, por dificultad técnica y por trasiego de bikers y jacobitas.
Tras coronar el repecho, el sendero se deja caer por unos zigzagueantes trazos hasta el río Nonaya que tocamos por unos instantes para llegar a las orillas del arenero de Llamas, cuyo pueblo cruzamos siguiendo las marcas jacobeas que nos llevan al Puente la Carril, entrando en la parroquia de Villazón para ganar los aledaños del Puente Villampero y por la zona bajera llegarnos a los laterales de Quintana.
Tras dejar atrás la Casa de Mexil, de nuevo un intenso tramo de senda y camino por el Espenidal adelante para llegar a un lugar que siempre me ha gustado por su simpático nombre: Casazorrina, y «da questa guisa» seguir hacia el solariego caserío de La Debesa, tras mojarnos los pies en el Nonaya, y ya camino adelante entrar en Salas por el pueblo de Mallecín.
Salas, cuya fundación de la puebla se debe a Alfonso X el Sabio, aunque en parte su belleza dicen las crónicas que se debe a la acción del inquisidor Valdés Salas. Fuera como fuere, cuando llegamos a la capital salense esta rebosaba de gente del motor, que mostraba su amor a base de acelerones y petardazos del escape.
Salimos del tumulto automovilístico raudos y veloces, eso sí con el respeto de unos hacia los otros, y ambos en direcciones contrarias, el vuestro con el objetivo de afrontar uno de los tramos más interesantes del Camino Primitivo, la subida hacia Bodenaya.
Dejamos atrás la atestada Torre de la Vila para pegarnos ya en lo rural a la vera del rio Nonaya que ahora queda por debajo de nuestro ciclar, y por el estrecho valle fluvial vamos cogiendo altura hasta la obligada parada para ver las Cascadas del Nonaya que baja del pueblo de Peñallonga.
Tras la visita, ahora nos queda remontar un tramo que por La Pavera gana el emplazamiento de El Llanón en la misma carretera N-634. Es un tramo con alguna exigencia técnica en ascenso que vamos ganando cada uno según su calidad y cualidad, hasta la misma carretera por la cual seguimos en ascenso unos metros hasta coger el desvío ante la vieja casa de Servando, donde se toma a la izquierda, cruzando la carretera y afrontando el trazado que circula por tramos que hacen de camino de servicio de la Autovía.
A eso de los 17 km rodados y a 658 mts., de altitud se gana la aldea de Porciles, y tras cruzar la Carretera Nacional- 634,en Bodenaya, que nos recibe con su peculiar albergue peregrino, a cuyo punto nos ponemos la ropa de agua, pues el chubasco nos pilla camino del enclave de La Espina, donde descansan los restos del que fuera el último Presidente de la República Española en el exilio: José Maldonado, al que he dedicado un pequeño trabajo historiográfico..
En La Espina, nuestras viejas migas del Café París, han colgado los trastos, por lo cual nos vamos a otro bar a tomar un reconstituyente para afrontar la nueva fase del Camino que tenemos previsto para poder llegar a Tineo y dar la vuelta.
El personal está contento, pues la nueva amiga rueda bien, la ruta está gustando, aunque el viento reinante y la amenaza de lluvia tiene a alguno del grupo un tanto atribulado porque la lluvia nos fuera a pillar y dejar fuera de combate.
Afrontamos el segundo tramo del Camino Jacobeo por tierras tinetenses, subiendo por La Calea Arriba, como dice el amigo Juan Moreno «o todo para arriba o en falsos llanos por las medias laderas», lo cierto que el bello camino que nos separa de Tineo, es de una belleza excepcional. El Camino en cuanto coge altura y deja atrás La Pereda, a la altura de las Matiegas presenta unas excepcionales vistas al Sur sobre las amplias praderas tinetenses con las viejas cordales que se abre al pie del río Narcea de fondo.
Vamos por una sucesión de caminos y sendas que van enlazando pequeñas aldeas ganaderas como El Espín, Argumón, o algún pueblo más grande como Pedregal, para de nuevo subir a faldear por las Tabladas de Rozón y La Escalada. Todo un tramo de excelsa belleza tanto por el entorno como por el propio camino que presenta tramos embarrados, pues el agua mana por todos los lados, pero eso es parte de la belleza de la etapa, aunque los jacobitas vayan un poco agotados de tanto sortear charcos y escorrentías.
Es increíble la cantidad de peregrinos que nos fuimos encontrando por el camino, en general señoras, y casi todos de bastante edad, como las dos señoras oriundas de Gijón y residiendo en Francia y Bélgica desde casi que eran niñas. Una d eellas residente en Alpes me preguntó cual era la lógica de las marcas del Camino Primitivo, pues desde Oviedo se venía haciendo esa pregunta. )
Hemos visto algunas otras parejas jóvenes, con espectaculares palos cogidos en cualquier sitio y a modo de bordón caminar con él, a pesar del peso y la deformidad del palo, turigrino los llaman. En fin, cada uno hace el Camino como le viene en gana, como puede y como sabe.
Dejamos pues a los jacobitas que iban rumbo a Santiago, y seguimos el bello camino tinetense que se abre paso entre carrileiras de piedras a modo de linde separando prados de un verdor increíble, al llegar aquí como los jabalíes del grupo tiraban , nos quedamos al refugio de un notable roble a picare algo y comprobar como en medio de unos rayos de sol aparecía el granizo ¡ Espectacular.¡
Subimos un poco más por encima de Santa Eulalia de Tineo para cruzar el riego de Ferroiro y entrar en el entrañable lugar de la Ermita de San Roque, al pie del pico Las Eras a Tineo donde se concluye la 2 ª Etapa que hemos establecido para esta ocasión.
En Tineo tras unas fotos ante los monolitos de José Maldonado, último presidente de la Republica Española en el Exilio, y contemplar como la que fue su casa que fue tomada por las fuerzas triunfadoras para usos del sistema, hoy esta se cae a pedazos, cuando debería ser todo un homenaje a modo de pequeño museo dedicado a su quehacer y a los valores republicanos. Pero esto es España y su extraña concepción de la Memoria Histórica.
Concluida la ruta establecida como Camino Primitivo con fotos varias, ahora nos queda el regreso, que como digo estaba previsto hacerlo por las cordales, pero viendo el cariz climatológico y el fuerte viento, pasamos de subir a la Casa el Puerto, y ciclar la Cordal de Tineo para llegar a la Espina, por cuyo motivo nos echamos a la carretera que comunica Tineo con la Espina que va en paralelo al Camino se Santiago, y en fila de uno nos vamos relevando hasta llegar a la Espina , habiendo cubierto en poco tiempo los 11 o 12 km de distancia que existen entre un punto y otro.
Ya en la Espina se plantea la cuestión ¿Qué hacer? La Cordal de Aguión para desde ella ir hacia El Viso, y dado lo avanzado del día y la climatología no parecía una buena alternativa irnos hacia el promontorio de los Eólicos y bajar hacia Salas por las amplias pistas, eso atraía poco al personal, por lo cual decidimos disfrutar del Camino en sentido inverso.
Pues por delante teníamos la bonita bajada por el Nonaya hasta Salas, no faltó tiempo para plantearlo, cuando ya arrancamos para tomar en Bodenaya el camino de descenso, no era el trialero sendero del del Viso, pero nos valió, pues este tiene las dificultades justas como para que podamos soltar freno, sin “mancarnos” que diría el otro, y fue en este tramo donde el amigo Poldo y Natalia, y algún otro, de los que no se acuerdan que hay frenos, gozaron como verderones que dice el refrán en la bajada.
Y así fuimos enfrentando la bajada en base a tramos y en una hora interesante, pues dado lo avanzado de la tarde no había peregrinos, por tanto, teníamos para nosotros todo el descenso hasta concluir de nuevo en Salas
Aquí sí que no hubo otra opción, ya que la mejor era volver a realizar el Camino pegado al río que unas horas habíamos ciclado, y dicho y hecho, aunque la subida al cotero antes de dejarnos caer hacia Sobrearriba, se nos atragantó a más de uno pero valió la pena.
Llegados a Cornellana, pues ya se sabe, lo primero un lavado de cara a base de pañuelitos para bebes, salvo alguna que cuenta con ducha portátil…, y luego a celebrarlo con una cerveza, para una buena recuperación como mandan los cánones del ciclismo.
- · Fotos de la Ruta de Victor Guerra, Albano Capezzali, José Ramón Orviz
Victor Guerra