- · Punto de Salida: Ribadesella
- · Punto de Llegada: Villaviciosa
- · Puntos de Paso: Berbes- Caravia-La Isla-Colunga-Pernús-Sebrayu
- · Longitud de la Ruta: 39
- · Horario de la Ruta. 4 horas
- · Desnivel acumulado de ascenso: 762 mts
- · Desnivel acumulado de descenso: 640 mts
- · Participantes: Javier Dolado; Tania, Noelia Rojo; Fernando; Juan Moreno, Aurora Alvarez, Frit, Poldo Figueiras, Victor Guerra
- · INDICE IBP: 80
Tras poner en marcha la idea del ciclado de los Caminos de Santiago, pese a la complicada logística que ello conlleva, de nuevo afrontamos una nueva jornada, en este caso la que corresponde con las 2 etapas que plantea el recorrido que media entre Ribadesella a Villaviciosa, en general un trazado sin mucha complicación.
Partimos, después de dejar alguno sin desayunar en el punto final de la ruta, en Villaviciosa, pues llegan como el «gaitero a la fiesta» ¡Venimos a rodar ¡
Generalmente no hay problema si las rutas son circulares, pero sí sucede como en este caso que los destinos de salida y llegada no son los mismos y existe entre ellos una serie de kilómetros, pues ya hay qué pensar en los desplazamientos de coches y demás, para optimizar los esfuerzos, ya que hay que dejar infraestructura en ambos costados.
Tras los clásico avatares de última hora de acoples y demás salimos de Ribadesella, en nuestro caso de una zona como es la Cueva de Tito Bustillo, y cruzando la carretera Nª 632 nos adentramos por su barrio noble en dirección al pueblo de Abeu, sencillo y plácido paseo por asfalto, que resulta muy agradable en este veraniego invierno que nos ha tocado en suerte.
En el citado núcleo conectamos con los firmes de tierra, siguiendo siempre dirección Oeste como mandan los cánones santiagueros y las peculiares conchas astures, que nos van conduciendo hacia el pueblo de Vega, donde quedo admirado de la capacidad de algunas personas al poder contemplar cuadros pintados en los diferentes huecos de una vivienda; el personal biker apenas ni se detiene pues baja desenfrenado hacia la playa de Vega, ajenos a estas curiosidades que jalonan la ruta jacobita, y que son lo que le dan vida.
Ya en las dunas de Vega, buscamos el viejo camino que sube hacia El Cueto, pero en vez de seguir el camino ancho, cuando este empieza empinarse, nos echamos a la derecha para coger la senda más estrecha que va subiendo hacia el Alto de Berbes, a cuyo punto llegamos quedando ante la Nª-632, que apenas tocamos, pues al punto nos vamos por la derecha para entrar de este modo en el pueblo de Berbes, que cruzamos para rodar por la citada Nª -632, un tramo hasta la altura del Cantu la Figar, donde las marcas del sendero peonil jacobita indican que debemos meternos, dejando la carretera para entrar de este nodo en los predios del Arenal de Morís.
Desembocados tras unos tramos bonitos por encima de acantilados hasta concluir ante la riega de Caravia, ahora toca rodar por lo próximo a la rasa costera de La Tuerba, aunque el Camino Jacobeo va más recto y sale un poco más arriba, pero por nuestra cuenta y riesgo, preferimos salir de la zona yendo más pegados a la costa, por una sucesión de prados, que en algunos puntos nos obliga a descabalgar de la trotona, para poder realizar los estrechos pasos peoniles, hasta el otro lado de la linde.
De este modo pasamos por detrás del promontorio dela Garita, hasta ya dar vista en lontananza la bajada por praderías hacia la Playa Espasa, en cuyo punto hay que recorrer en toda su extensión el paseo playero que nos deja ante la Nª-632, que se rueda pasando por el puente la riega Espasa, entrando de nuevo a la traza santiaguera a la vera de una vieja casona-venta que nos da acceso por su parte trasera al camino que nos lleva directamente a la bonita población de La Isla.
Donde se llega de forma cómoda y punto ideal para dar un descanso al cuerpo, y tomar el solecito a la par de uno de los ocalitones del paseo playero, tras lo cual nuestra ruta continúa enhebrando el poblamiento de La Isla, para de nuevo dejar de lado de nuevo la traza de peregrina, para rodar por unos instantes lo más pegado posible, a los acantilados. Aquellos que les miedo las alturas o rodar por senderos estrechos con el mar a un lado, pueden optar por el camino tradicional que va a Huerres de forma directa desde el mismo Colunga.
El sendero hasta llegar al camino de Huerres por la franja costera, es divertido con sus subes y bajas y sus cerradas curvas…, pero eso teniendo en cuenta que a nuestra derecha se encuentra el mar, y a veces a una cierta altura y permite pocos despistes.
La senda marítima desemboca al final en un amplio camino, La Corvera, que por la derecha nos llevaría en fuerte subida hacia la Playa de la Griega, pero nuestra ruta vira a la izquierda hacia el pueblo de Huerres, el cual se atraviesa para coger ya directamente por San Juan de Duz, cuyo emplazamiento reconoceremos por su impresionante iglesiona, camino de Colunga por cuya trasera se entra hasta el centro mismo de la villa, y punto interesante para un tentempié que algunos extendieron a su modo y consideración.
Si hasta aquí la ruta fue una suerte de carreteritas, caminos y sendas, ahora hasta será un continuo rodar por asfalto cuya traza se toma a la salida del mismo Colunga cogiendo la dirección a Pernús. Tras unos kilómetros planos, luego la carretera se empina Pernús arriba, hasta llegar a San Antolín de la Llera, son unos siete kilómetros de buen rodar, aunque unos 3 km de ascensión continuada
En la Llera, aún queda un tramo del itinerario que siendo de asfalto, hasta llegar a la iglesia de San Salvador de Priesca, construcción con elementos prerrománicos y con un entorno y estructura urbana muy cuidada, y a cuyo pie el camino jacobita abandona el duro asfalto que tanto fatiga a los jacobitas y se adentra por una senda muy bonita en descenso hasta el lavadero sobre la riega de Sebrayu, donde se empata con la carretera local VV-15, por la cual se rueda unos cuantos cientos de metros hasta la aldea de La Vega con su enorme Palacio, y donde se deja el citado eje, para rodar de nuevo por un trasunto de caminos a la vera de la riega citada, pasando por delante de una capillita y de la autovía hasta desembocar de nuevo en los firmes de asfalto que nos permiten ganar la aldea de Sebrayu, donde se haya el albergue de peregrinos, instalado en las vieja escuela del lugar.
Desde que se entra en los contornos del albergue de Sebrayu, uno ya no tiene más opción que recorrer por asfalto el tramo que va hasta la altura de Tornón, o sea unos 3 km largos, hasta ese momento tenemos un camino ascensión leve pero matadora, que nos permite primer un repecho hasta coronar en El Fresno y su garito de descanso del «Peregrinu cansau» y luego otro pequeño alto, que antes de coronar, la traza santiaguera entra en otra suerte de sendas y caminos en general bastante embarrados que por debajo de La Cuesta , nos devuelven de nuevo a las trazas asfaltadas de la parroquia de Carda, por cuyos predios entramos ya directamente a Villaviciosa, donde concluye nuestra particular ruta jacobea.
- Fotos de Juan Moreno, Javier Dolado, Victor Guerra, Jose Ramón Natal
Victor Guerra