Foto de Javier Paredes
Tras haber rodado la ZZ-20 Viaje al Coño del Mundo, y desechada la ruta País de Lobos, escogimos esta otraa ruta titulada el Camino de la Caparra (Garrapata), ZZ-011 que está clasificada como ROJA +; pudiendo de esta forma comprobar lo que significaba una ruta a la cual se le añadía el tema de + como un plus de dificultad.
No lo pensamos más, y también a nuestro compañero Iván Menéndez le venía bien el trazado pues podía rodar algo más subiendo hasta el pueblo de Yeba, dejándonos a nosotros dos , Javier Paredes y el que suscribe, el exquisito bocado de la bajada trialera.
Y así fue como abordamos esta ruta, para la cual hay que tomar el coche; lo que significa que estando albergados en el Hotel Apolo de Ainsa, este dista unos 14 kilómetros del punto de cita, que es un Depósito de Sal en plena carretera N-260 y en las cercanías del núcleo de Lavelilla, y que por cierto nosotros tardamos en encontrar.
Preparados de nuestros clásicos desperfectos, como pinchazos y demás, nos pusimos en camino rodando unos minutos por la carretera N-260, para desviarnos a la derecha por una pista también sin mucha pendiente que se dejaba ciclar sin mayor problema, y para de este modo alcanzar el pueblo de Campol en ruinas, y donde una gente andaba restaurando una edificación.
Son unos 11 km de subida tranquila con vistas continuadas al barranco de Espuña, por el cual luego bajaríamos. A pesar de que la subida es por tramos de pista y luego por asfalto, la calorina y la largura de ascensión. Poco a poco fuimos trepando ruta arriba siguiendo las marcas del Centro Zona Zero, que nos planteaban una especie de bucle en ocho, al cual renunciamos pues personalmente prefería hacer el barranco desde sus comienzos, además pasado el pueblo de Campol vimos la recepción de la parte superior del bucle y preferí seguir subiendo hasta el enclave final y ver arriba lo que allí hacíamos.
Seguimos subiendo contemplando el gran caserío de San Martín de la Solana por encima del barranco Andiluso, y viendo la cabaña de la Collada en lo intermedio del barranco con sus verdes prados; dejamos atrás la pista de entrada a San Martín para subir al fondo de la ruta lo cual al final completó unos 13 km de ruta y unos 800 mts de desnivel a ganar.
Praderías y casona de San Martin La Solana y el barranco de Espuña
Llegados al desvío donde se puede hacer el bucle decidimos ya lo visto, subir hasta ganar el collado La Cortada 1.354 mts allt; donde dimos cuenta de nuestras provisiones energéticas mientras contemplábamos las bastas tierras de Ainsa y comarca. Culminada la ingesta nos dejarnos caer hacia la vertiente del pueblo de Yeba, cuyo paisaje es muy parecido al de la vertiente de Ainsa y Boltaña, grandes extensiones con pinares y más pinares, y como telón de fondo los Pirineos.
Iván Menéndez bajó con nosotros hasta el desvío donde él se fue directamente hacia dicho pueblo y nosotros nos metimos por la cómoda pista que en claro rumbo Sur, llega a un refugio de caza, (Collada Yeba) tras el cual nace el camino trialero que busca la cabeza del barranco de Espuña.
Iván Menéndez Víctor Guerra Javier Paredes
Nos preparamos para la bajada de la senda caminera de Yeba –Puyuelo; Javier colocándose sus nuevas protecciones en brazos y piernas, y el que suscribe aparte del POC MIPS me puse tan solo las rodilleras de futbol y rodeando la caseta de cazadores o pastores, nos echamos por el sendero de bajada que no está marcado, por lo cual es necesario llevar el track de la variante.
Verdaderamente la bajada por el barranco es espectacular, nada parecido a lo que habíamos hecho en el Coño del Mundo, ZZ-20, aquí estamos por un lado ante una ruta sin marcar, un firme que me recordaba a los desfiladeros astures de Moñacos o de Felechosa; cantidad de piedras en el camino, sendas estrechas y trazados que en ocasiones hay que buscar los viejos hitos senderistas para ver por donde se desarrolla la ruta.
Decir que estamos ante un trial puro que se realiza todo él sin mayores sustos.
Poco a poco vamos bajando hasta la borda de pastores y sus verdes prados (La Collada) que habíamos visto en la subida , y un poco más abajo está el desvío al cual llega el ramal que viene desde Campol, ya marcado como “ruta Negra” .
Nos damos cuenta de ello y bajo las altas paredes que nos encastillan cruzamos el río para pasar hacia la Collada Lieso. Las bicicletas renquean por estos lares, pues como nos decía Angel Chéliz, hacía más de 5 años que ese camino no lo limpiaban.
Una vez cruzado el rio el camino en parte se hace más ciclable, pues se cuelga de la ladera y hace que este en algunas ocasiones tenga un cierto parecido a los “flow” del día anterior pero al poco tiempo aparecen las inevitables piedras, o sea lo que los endureros llaman un “camino de pedroleo”, lo que hace que la bajada sea igualmente intensa que en el tramo anterior.
Contemplamos las verticales paredes que encierran al barranco de Espuña, quedando asombrados de como puede ser verse en esa zona en invierno, y las caídas de la nieve pared abajo. Proseguimos por el desfiladero o barranco de Espuña, sin quitar un ojo al sendero y entre medias vamos contemplando los austeros parajes por los que circulamos y haciendo alguna que otra foto.
El barranco se va abriendo y nos deja ya ver las laderas en las que se asienta el pueblo abandonado de Puyuelo que ganamos en unos minutos, para ya por tramos más cómodos, algunos creerían que no enlazar con la pista que sin perdida alguna nos lleva hasta el punto de partida: Depósito de Sal de Lavelilla.
Tal vez sea esta la bajada más intensa y dura de todas cuantas hicimos, muy salvaje y agreste y con caminos barranqueros en estado puro, con una primera parte del trazado sin marcar, y la otra y marcada como tramo Negro ya que es el ramal que viene de Campol.
Una buena paliza en medio de otro día de calor que se compensa con una fresca cerveza en Ainsa.
Víctor Guerra