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martes, 14 de octubre de 2014

COHABITACION DE LA BTT CON OTROS USOS (Ultima entrega)


Planteaba en otro post anterior el tema de los orígenes de las presencias lúdico-deportivas en el medio natural y sus impactos, y entre ellas la que origina la práctica de la Bicicleta de Montaña (BTT/MTB).


Esto no es nuevo, ya lo presagiaba en 1983 en un artículo Hervé Bustschell, un ingeniero de la Oficina Nacional de Bosques de Francia, que exponía como ciclomuletier que era también como responsable público de los bosques franceses, y lo hacía en la Revista Cycloturisme de la Federación Francesa Cicloturismo acerca de los problemas que la práctica de la ciclomuletade podría tener al desarrollarse en espacios tan singulares como los bosques, y más si tal práctica se masificaba, o se ponía un intenso acento en lo deportivo, ya que la cyclomuletade buscaba “una comunión y una relación intensa con la naturaleza, y no utilizarla de una forma instrumental”, tal y como ahora sucede que la naturaleza es un medio, un “proveedor de servicios".

Hoy estamos en parte en esa situación, en la cual el medio natural es un “proveedor de servicios” y “escenario y telón de fondo” de muchas actividades lúdicas y también deportivas, algunas de ellas de cierta consideración extrema, no tanto porque yo lo indique sino porque las compañías aseguradoras las tienen conceptuadas y calificadas como tal a la hora de asegurar su ejecución.

La preferencia en los gustos y consumos por parte de los usuarios ciclobikers, ha pasado de una práctica más o menos “suave” del territorio, incluso algunos dirían que muy rayana en un tipo de cicloturismo de carácter más lúdico que deportivo, llegando en estos momentos a una expresión más orientada al uso y disfrute de las infraestructuras viales y de instalaciones artificiales en ese mismo entorno sumando dificultad, adrenalina y diversión.

Esto que en Asturias, o en Comunidades de ese estilo y tamaño, apenas si generan grandes impactos tanto entre la población autóctona como con el resto de los otros usuarios del espacio natural o rural, como puedan ser montañeros o senderistas, y ello sucede por varias razones y una de ellas es la poca dimensionalidad del colectivo ciclobiker que se mueve fuera de los entornos semiurbanos, que en el caso de Asturias se puede decir que es mínima, y más teniendo en cuenta de que el territorio es grande, amén de que haya puntuales presencias de ciclobikers generando cierta intensidad de carga cilobiker en lugares comunes como Bandujo, Tuña, Navariegas...,

O que puedan darse presiones en algunos lugares, como querer arrancar al Parque Nacional de Picos de Europa, territorio muy restringido para la BTT, ciertas rutas o descensos o tramos muy técnicos para poder dar salida a ciertas pulsiones de los grupos más endureros.

Si embargo los espacios semiurbanos como el Naranco (Oviedo), Deva- Peón (Gijón); o Gorfolí –Bufarán (Avilés) digamos que se ha asimilado bastante bien y por casi todos: pasantes y , senderistas...etc, la presencia ciclobiker en casi todas sus facetas y modalidades de desarrollo, aunque haya resistencia por parte de algunos colectivos ciclobikers en abandonar pasos o senderos ligados al uso peonil de acceso a las zonas altas y los cuales creen que son algo así como conquistados para el uso más extremo de su práctica ciclobiker. Lo cual pasa con el acceso a la Fuente de los Pastores en el Naranco (Oviedo)

Y por tanto sí que se producen conflictos ocasionales, puesto que estamos ante dos culturas y un acceso tradicional peonil a los altos del Naranco, y cada una de esas culturas decir que una que vive el medio natural como una cierta plenitud y reconocimiento; (senderistas y montañeros) y es tradicional en ellos la defensa del medio y su conservación, y otra cultura más urbana y deportiva, (ciclismo) que tiene el medio natural como un simple escenario, lo cual puede explicarse esa tendencia urbana en parte en la facilidad del abandono de ciclomontañeros en favor de la práctica del ciclismo de carretera sin aparente traumatismo por el cambio de escenario rural al urbanizado de las carreteras.

Disquisiciones filosóficas aparte, está claro que estas situaciones cuando son extrapoladas a ámbitos geográficos como Madrid, con una gran presencia del colectivo ciclobiker y unos puntos de atracción para la práctica deportiva que pudiera calificarse como “intensa” y en puntos muy concretos, como puede, ser toda la extensa Sierra Norte y zonas aledañas, a las sierras, y amén de algunos conflictos por los temas de acceso, son las zonas de la sierra las que más presión sufren tal y como sucede con la zona aledaña a Cercedilla o puntos determinados del valle de Lozoya-Rascafría.

Por tanto hay que dejar claro que la realidad de las problemáticas es muy distinta de unas zonas a otra y más con unos colectivos que con otros, pero sin embargo el compromiso de la cohabitación de usos está sigue comprometido, amén de que esta venga reforzada su problemática por la intensidad de usos en tiempos muy determinados, fines de semana, periodos estivales, etc toda esta situación también está en relación directa con las anchuras de los caminos, la velocidad y la percepciones de unos y otros ante las mismas situaciones y por supuesto con la masificación.

En general siempre se ha considerado que las grandes pistas, incluso los caminos tradicionales puede haber una cohabitación entre la actividad ecuestre, la senderista y la ciclomontañera, lo cual en teoría puede resultar bueno e interesante, pero la realidad es muy otra ya que en general se piensa más en actividades “mansas” o “suaves” a la hora de gestionar y planificar, por parte de los políticos o dirigentes públicos, estas cuestiones, olvidando que por esos caminos no solo transita un caballo, sino varios, o que los ciclistas llevan una cierta velocidad, y que llevamos manillares de 60 centímetros como mínimo y que nuestra gestualidad, estética ha cambiado bastante, y sin embargo pese a ello se está pensando en la compatibilidad de usos agropecuarios y forestales, con la actividad ecuestre y otras formas de desplazamiento sobre vehículo no motorizado, con la premisa de que ello es posible siempre que respeten la prioridad de tránsito de los caminantes.
Esto es no pensar y reflexionar sobre los lugares y las prácticas deportivas y sus desarrollos y problemáticas.

Y aunque en esta cuestión inciden distintos decretos como los del País Vasco del 16 abril de 1996, donde se autoriza “el montañismo, el excursionismo, la actividad ecuestre y otras formas de desplazamiento sobre vehículo no motorizado siempre que se respete la prioridad de tránsito de los que van andando y que no se degrade el medio natural”; y lo mismo lo hacen Autonomías como La Rioja que vocaciona sus Vías Verde como “infraestructuras de comunicación de trazado continuo destinadas al tráfico no motorizado; proyectadas, acondicionadas o construidas para uso público con fines de promoción del ocio accesible en la naturaleza, del deporte seguro, culturales y de protección del medio ambiente”

Sin olvidar Galicia que declara con relación al Camino de Santiago como un “camino” un sendero peatonal; este uso peatonal será compatible con su utilización como vía ecuestre o como vía para vehículos sin motor”.

Está claro que la cuestión de la cohabitación es un tema cultural de respeto y de planificación, pues por mucho que haya de las dos primeras cuestiones, poco se podrá hacer si nos empeñamos en meter por estrechos senderos, con poca visibilidad y con fuertes pendientes en descenso, y frecuentados por senderistas , o son sendas o trochas dentro del viario peonil, y por ellas circulan bicicletas de montaña más allá del paseo matinal “suave”, es normal que se generen problemas, y más si nunca se avisa a unos y otros usuarios de que dichas infraestructuras son usadas por unos y por otros en el desarrollo de las actividades deportivas “más vivaces”.

A mi siempre me ha sorprendido que en Zona Zero, (Ainsa) no se avise a ciclistas y senderistas de que los senderos son ocupado por unos y por otros de forma indistinta, y no precisamente en el caso de los ciclistas para paseos matinales, y por ello me sorprende siempre que ruedo por algún Centro de BTT, que en las rutas Negras, digamos más técnicas y con tendencia a trazados por los senderos, no esté prohibido para senderistas el uso de tales infraestructuras.

Cuando hace años llegué al Centro de BTT de Le Bourboule , lo que primero me llamó la atención al enfrentarme al descenso Taillefer, es ver unos grandes carteles en los que se podía leer que tales senderos estaban prohibidos para paseantes o senderistas, ya que se estaba en un sendero técnico y con prácticas fuertes de la BTT como eran los descensos.
Esto se puede ver en muchas partes de Francia, y por ejemplo... sabiendo que ello es imposible de lograr, pues en algunos puntos se restringen los pasos o circulación de bicicletas (BTT/MTB) como pasa en algunos puntos de Chamonix.

Por tanto no es cuestión de fijar unos anchos determinados para la práctica ciclobiker para pasar o deja de pasar o convivir con otros usuarios, pues hay que fijarse también en los entornos a los senderos, si hay precipicios, y sobremanera también es bueno saber que no solo es el tema del peligro real a la hora de cruzarnos con senderistas, sino las percepciones que unos tienen sobre los otros.

Un ciclista puede bajar la mar de seguro por un sendero técnico, sin temor a que nada suceda pero hay que contar que puede causar una cierta inquietud entre los senderistas que perciben la cuestión como peligrosa real para ellos y para los propios ciclistas, si sucede algo extraño.
Es más nuestra propia equipación a veces innecesaria más allá de la competición, la cual nos da seguridad pues en ocasiones genera miedo porque ello conlleva velocidad..

Por lo demás la cohabitación y sus entornos, debe ser estudiada caso por caso, y afrontarla con respeto y tolerancia y máxime cuando nos enfrentamos, en el caso de los diseñadores a recorridos para btt o senderismo y estas actividades deben convivir con otros usos y usuarios. Al menos para obtener una cuestión esencial como es la confortabilidad de unos y otros, y por tanto no se puede meter en un GR que además es Camino de Santiago, en tramos sin visibilidad e estrechos, con “saltos” y berruecos para saltar pues los ciclobiker para que se “diviertan” en dichos territorios, eso está sucediendo en algunos recorridos del Parque Nacional del Guadarrama , y eso supone jugar con bombas de relojería que de explotar van en contra de la actividad ciclobiker, y sino al punto... ya veremos

Si embargo algo está cambiando a juzgar de la coherencia mostrada por el Grupo Enduro Astur  que pone el acento en las cuestione que estamos tratando

https://www.facebook.com/pages/EnduroAstur-BTT/191071844367042?fref=ts

Víctor Guerra
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