domingo, 26 de octubre de 2008

De Figueras a La Playa de las Catedrales

La rasa costera astur-galaica ofrece una compleja red vial
para el disfrute del ciclista de montaña al borde del mar

Publicado en el Diario La Nueva España 24/10/08

Poldo Figueras , en el entorno de la playa de Las Catedrales.

Victor GUERRA

TRACK DE LA RUTA

Desde que nos fuimos hace tiempo a la Subida del Mondigo, los compañeros ribadenses siempre hablaron de una interesante ruta que se adentraba por la cornisa cantábrica camino del occidente galaico, teniendo como referencia dos cuestiones tan básicas como complementarias. Por un lado el paisaje rematado con una espléndida playa Las Catedrales, y por otro el arroz con bugre como referencia gastronómica.

Como buenos astures y no deseando entrar en «kilometradas», partimos del pintoresco pueblo de Figueras, que entre las viejas carreteras y las nuevas circunvalaciones, ha quedado medio perdido en el borde la ría del Eo.

Se sale del pueblo en dirección Norte hacia la carretera N-634 para tomar a la altura de la oficina de turismo, al pie del puente de Los Santos, este y de cruzar sin problemas la desembocadura del río Eo, y sin rodeos interminables.

La subida nos aporta las primeras vistas singulares sobre Castropol y las altas tierras de los Oscos, guarecidas tras las primeras cordales, viramos sobre la carretera para cruzar con cierta prudencia el citado puente, mientras contemplamos la obra de ingeniería que ha supuesto cruzar esta peculiar ría en diversas épocas, pues los restos de las obras son visibles a ambas orillas de la ría.

Nada más cruzar el puente se gira a la derecha bajando a la calle-carretera que va hacia el faro de Ribadeo, la cual se abre paso por encima de una sucesión de playas-acantilados.

Visto el faro de Ribadeo en la Isla Pancha, la configuración vial de la costa nos obliga a ir hacia el interior, en concreto hacia el pueblo de Vilaselan, aunque antes de entrar en él ya veremos una rectilínea pista que enfila por los Castros y Loureiro hacia el Penedo do Corvo al pie de la Ensenada de Arnela que es la forma de rodar más pegado a la cornisa marítima.

Desde este punto hasta la Ensenada da Vella, es un continuo rodar por los senderos más próximos a la costa, pasando por pequeños acantilados de rodal que hacen entretenida la marcha, pues la dificultad, digamos que es cero, pues apenas si existen repechones fuertes o tramos con alguna exigencia técnica. La ruta es un puro dejarse llevar sin mucho esfuerzo y disfrutando del entorno.

Tal vez el mayor problema de la ruta sea el mal tiempo, o cuando tira el nordeste, lo que hace que la ruta se pueda convertir en toda una penitencia de luchar contra el viento, y cuya técnica para superar tal trance es ir metiendo los pequeños desarrollos que no exigen mucha potencia y hacen fácil romper la fricción del ventoral, a la vez que vamos ganando metros.

A la altura de la Ensenada de la Vella, el vial nos obliga virar hacia el Sur, para rodar por la llanada de la Veiga del Río, entrando en cuanto podemos hacia los acantilados como los Baixos de Fornelos, pero estos nos devuelven de nuevo a nuestro camino original pues no hay manera de rodar, o sea que volvemos a los trazados casi hechos a tiralíneas de As Pudias al margen mismo del aeródromo de Ribadeo que bordeamos por su cara Norte, entrando en esta ocasión más cerca de la costa y dejando los firmes más del interior para el regreso.

Ahora el rodar se hace rápido pues aunque no pega el nordeste una ligera brisa nos ayuda en nuestra progresión hacia el Oeste, buscando la aldea ballenera de San Pedro de Rinlo, a la cual llegamos en un santiamén, y un tanto sorprendidos de haber hecho ya unos cuantos kilómetros.

Tras una pequeña parada ponemos rumbo a la playa de las Catedrales, que no sabemos a qué altura queda, pues las señalizaciones por este lado de la costa no existen, aún en Galicia no se han enterado de que pro la cornisa cantábrica viene el GR - E9, para senderistas y ciclistas.

Sin prisa bordeamos de nuevo hacia la costa hacia la punta Corveira, donde nos refugiamos en las instalaciones de una vieja cetárea, mientras la nube descarga con fuerza su aguacero y deja limpio el resto del día para rodar a gusto. Como no hay mal que cien años dure, tras escampar salimos por donde nos manda la red vial que nos lleva hacia la aldea de Mierengos, rumbo Sur. Ya en su interior de nuevo doblamos hacia el Oeste, para de nuevo doblar hacia el Norte para buscar el lugar de Os Xuncos, aunque antes pasaremos por la ensenada de la Gegoñas, cuyo topónimo me hace preguntarme si por aquí alguna vez anidaron cigüeñas

A partir de la playa de los Xuncos ya estamos ante un recorrido más urbanizado, dentro de la singularidad gallega del urbanismo, chalés desperdigados que parecen hechos a semejanza del cacique Oubiña, pero ya vemos que estamos cerca ya de la famosa playa de las Catedrales, pues a partir del pueblo de Esteriro que tocamos por un lateral, ya es continuo ir y venir de coches y de autobuses aprovechando la bonanza de estos días ya concluido el verano.

Ahora sí que vemos algunas señalizaciones de la dirección y distancia a la que está la citada playa, tan famosa y tan visitada, y a cuyo pie pues va naciendo la incipiente industria gastronómica. Lo cierto es que la playa, en parte nos defraudó, pues esperábamos algo más impresionante aunque en esta parte de la costa gallega los acantilados no son muy grandes y, tal vez la presencia de tantísima gente nos dejó algo fríos.

Después de haber contemplado los juegos geológicos de las aguas cantábricas que modelan playas y acantilados retornamos al punto de salida Figueras; hasta Meirengos casi por el mismo camino que traíamos y desde este pueblo a Rinlo con pequeñas variantes aunque se puede ir más interior, eso sí se pisa más asfalto por lo cual optamos por no alejarnos en demasía de la costa, pues las posibilidades de retorno pueden ser variadas, aunque solo dependerá de la intuición la querencia y el deseo de querer complicar el trayecto.

Es una propuesta muy abierta y fácil de realizar, aunque al final cuando uno llega de nuevo a Figueras, no por ello le dejan de pesar los cuarenta kilómetros de la ruta.

Punto de partida y llegada: Figueras

Kilómetros totales: 41 km

Desnivel de ascenso acumulado: 747 m.

Desnivel de descenso acumulado:

765 m.

Tiempo estimado para la ruta: 5 horas

Puntos de paso: Ribadeo-Penedo do Corvo- As Pudias- Rinlo- Esteiro-Meirengos


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