sábado, 24 de mayo de 2008

Las sopresas del Monte Areo, de la mano del IMBA y BTT Pelayo

Ahora que empieza la moda de los centros de BTT, a Cataluña y Euskadi se suman los proyectos de Galicia y Valencia, y estos días, rondando por Monte Areo, algunos miembros de BTT Pelayo comentaban las posibilidades de un entorno para una acción de este tipo que tanto se lleva pidiendo en Asturias.

Lo cierto es que cuando se articuló esta ruta entre el IMBA-España (Asociación Internacional de Mountain Bike, y el club BTT Pelayo) pues no se daba un duro por la ruta, puesto que siempre el Monte Areo había sido lugar de tránsito o bien para la Vuelta al Concejo de Gijón, que tal club organiza y mantiene viva, o porque se iba por el GR Camino de la Plata, o el Camino de Santiago.

Este grupo le ha sacado el jugo al Monte Areo, y con esta ruta ha dado a conocer las entrañas del Monte, a través de caminos ya conocidos pero intercalando toda una suerte de senderos, que han hecho de la ruta IMBA-BTT Pelayo toda una experiencia de búsqueda de sensaciones. La ruta se puede comenzar en el propio lugar de Veriña, pero se prefirió una instalación como el Parque de Moreda, en La Calzada, como un buen punto de reunión para rodar juntos hacia Veriña, adonde se puede llegar por varios sitios, por Jove o por Aboño.

Se decidió ir por La Calzada adelante hacia El Cerillero y el Puente Seco y entrar, de este modo, en Veriña de Abajo con un giro sobre la antigua carretera de Gijón-Avilés. Tanto este giro como el trayecto hasta este punto deben hacerse con precaución dada la alta densidad de tráfico de la zona. Una vez metidos en harina, en la carretera a Veriña-Poago, se toma la empinada cuesta que nos da las primeras vistas sobre la antigua siderúrgica de Uninsa-Ensidesa.



Casi cuando estamos para concluirla, se gira por un ramal aún más empinado que va directamente a la tubería de gas-cok que va a la siderúrgica y que se pega al territorio desde Aboño, como una gran oruga blanca. La tremenda subida nos deja ante la perrera municipal de Muniello, donde los perros no se saben si saltan de contento por la presencia de tanto ciclista o dan la voz de alarma por la invasión.

Desde este enclave, la ruta que no parece tener continuidad se abre paso por entre el lateral izquierdo de la instalación y tras cruzar un tramo de pradería se remonta un camino que nos lleva al Monte Poago, y en descenso llegar a Cimavilla, para cruzar la carretera y meternos por la llamada Cañada del Reguerón, acompañando al arroyo del mismo nombre un buen trecho. Éste, además, será un tramo común para el retorno, y el límite de Carreño y Gijón.

En una zona donde la vegetación autóctona da pie a la explotación maderera, especialmente al eucalipto, y que reconocemos por la corta de los maderistas que dejan la zona hecha unos zorros nos vamos de frente para desembocar al poco con una de las pistas que entra en Monte Areo, procedentes de Guimarán. Viramos hacia la izquierda para visitar uno de los dólmenes que se han preservado con una actuación interesante en la zona que en los mapas se marca como Canto del Medio.


Tras la visita reemprendemos la ruta desandando el camino tomando el rumbo del Alto de Areo, donde visitamos el otro dolmen y proseguimos la marca rumbo Oeste; cuando la pista a la que llegamos vira hacia el Valle (Santa Eulalia) nosotros giramos a la izquierda en escuadra para bajar a la otra pista y dar otro quiebro en pleno Monte del Abedul. Desde aquí bajamos por los Pozos de Arcilla, en dirección Suroeste, hacia el Castro y siguiendo por el límite de los municipios, bajando por un costado de la riega de los Llorales, en dirección Al Montico y La Cruciada, ante ello se dobla pasando por encima de la citada riega rumbo ya Sur.

La autopista se oye rugir al otro lado de la mata de árboles, es un fuerte runrún difícil de soportar durante horas, nos vamos pensando en las gentes que aquí llevan años con esa cantinela día y noche. Entroncamos la AS-326, para de nuevo dejarla un trecho más allá para subir por una rampa hormigonada hacia El Espín, y poco a poco ir cerrando el bucle para subir de nuevo al Monte Areo, del que bajamos durante un tiempo. Se enfila ruta hacia San Andrés de los Tacones, sin llegar al núcleo se enfila dirección Norte, hacia el Monte Areno, cuyas pistas y camino vecinales nos van permitiendo treparlo sin mucha dificultad aunque el personal más joven se resiente, echando pie a tierra, y los alevines buscando con sus progenitores una vía de escape por Monteana hacia La Calzada.

El grupeto comandado por los chicos de BTT Pelayo nos animan para volver a entrar con ganas en los senderos que nos ofrece esta ladera gijonesa del Monte Areo, subiendo hacia el Camín Llanu, pero antes le echamos un vistazo al embalse de San Andrés y toda la cordal de Cenero que encierra sus aguas, preciosa vista. Nos desviarnos hacia la derecha a tomar el cabezal de la Riega de la Vegona, virando rumbo Este, metiéndonos directamente en el denso de la mata arbórea, entre la cual se abren precisos senderos llenos de pasos de barro.

De nuevo entroncamos con la cañada del Reguerón en el punto de la tala de eucaliptos, subida bonita y técnica en la cual ya saben más los viejos por técnica que por fuerza, vamos ganando toda la ruta trazada, eso sí, a base de platillo y grandes piñonadas. De nuevo ya en Cimavilla, el grupeto debate si abordar otro tramo por el Monte Areo.

O tirar ya para la zona de partida. El personal cree que ya estuvo bien y se opta por bajar ya por carretera por Zarracina, El Pozón y llegar al punto de Muniello, donde la pista hormigonada nos llevó hacia la perrera municipal. Seguimos bajando hasta entroncar con la carretera general de Gijón-Avilés entrando de esta manera en Gijón, tras haber saboreado una ruta bonita y al lado de casa y en apenas cuatro horas.

Víctor Guerra
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