viernes, 7 de octubre de 2016

Recorriendo La Ruta de los Hospitales

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  • · Punto de Salida: Tineo
  • · Punto de Llegada: Puerto del Palo
  • · Puntos de Paso:
  • · Longitud de la Ruta: 33
  • · Horario de la Ruta. 4 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso: 1.179 mts
  • · Desnivel acumulado de descenso: 736 mts
  • · Participantes: Ramón Orviz, Polchi, Dolado, y el que suscribe
El Camino jacobeo asturiano ofrece bellezas paisajísticas tan interesante como etapa de Tineo, y más si uno toma la famosa ruta de los Hospitales.

En la anterior temporada de las Rutas de BTT del Suplemento Campeones, habíamos dejado nuestro periplo por tierras tinetenses, y en esta nueva época retomamos la aventura que comenzamos allá por el mes de febrero del 2016 de rodar todos los Caminos Jacobeos astures.

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Por tanto, siendo cumplidores nos quedan un par de etapas para cumplir nuestra promesa, y como somos gente de palabra, retomamos el testigo del retorno donde los habíamos dejado, en la tierra de Campomanes, en Tineo, con el objetivo de llegar al Puerto del Palo, pero con una salvedad, como era hacerlo por la llamada variante de Los Hospitales, ruta bella y entretenida, pero también muy dura pues se deben salvar muchos metros de desnivel.

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La convocatoria no tuvo mucho éxito, pues las logísticas para hacer estas rutas en travesía son costosas en todos los sentidos, y realizarlas desde la zona Central de Asturias, conlleva mucho lio y tiempo, por tanto, tan solo nos venimos cuatro, y tuvimos que llevar un coche hasta Pola de Allande para luego tener en que regresar hasta Tineo, y luego ya hasta la zona Centro de Asturias. Una liada, pero está mereciendo la pena.

La salida de Tineo, bonita de narices y como siempre en rampa al menos para salir del pueblo, pero pronto el trazado jacobita nos pone en ese inagotable balcón que se abre por encima de las AS-217 y por las Ventas de Arcadio, Aquilino y el Pagano, rodamos de forma cómoda disfrutando de todo un paisaje que se derrama valle abajo en largas praderías y oblongas lomas, a la vez que nos vamos probando en los diferentes tramos con “saltos” o zonas más escabrosas.
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En el transcurso de la rodadura se van dejando de lado pueblos como Piedralonga, a los cuales apenas si se entra, pues la llamada del destino es fuerte, y no hay tiempo que perder, y ya perdimos uno muy interesante con el tema logístico.

La travesía divertida nos deja en el llamado Alto de la Guardia, junto a Pozo de Llamavieya, que, aunque nos dice el mapa que existe, nosotros no lo vimos. Se rueda un trocito por el ramal derecho de una vieja carretera local bordeando el Pico Puliares, para finalmente desembocar en las AS-218 por la que se rueda rumbo Oeste, hasta tomar un nuevo desvío a la izquierda que nos mete en el valle de que conforma el arroyo Deina, que se cruza para llegar a Villaluz.

Aquí entró la duda, de si nos acercábamos hasta el viejo monasterio benedictino de Obona, pero conociendo como conocíamos todo su destartalado estado, optamos por seguir camino adelante, pues aún nos quedaba ruta de madre y no era cuestión de entretennos mucho más .

Desde este enclave hasta El Espín es una sucesión de viales asfaltados que nos hace llevadera la ruta, aunque para los senderistas no sea tan cómodo, y rodamos por los fértiles valles que muestran su esplendoroso verde, producto de los intermitentes tiempos de lluvia.

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Atravesando estos valles se llega a la localidad Borres, con unos 17 km rodados; anotar que en nuestro trasiego hemos visto pocos peregrinos, una media docena, a buen seguro que el personal toma la variante de Pola de Allande, y deja esta para otros tiempos mejores
Borres, conforma la que podríamos llamar la frontera ultima, pues a partir de este punto apenas si hay más pueblos, al menos de una cierta entidad, por tanto, es un buen punto para avituallarse, y mirar si la niebla no está anclada en las altas laderas de Los Hospitales, pues si es así, no merece la pena el esfuerzo, aunque no deja de ser desdeñable ya que la zona tiene una belleza insólita, tanto el paraje como la trepada. Aunque el territorio tiene esa aridez de las cumbres azotadas por los vientos reinantes y las duras climatologías subalpinas.

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Desde Borres, teniendo como referencia la carretera AS-219 arranca un tramo largo de camino de tierra que va bordeando primeramente el Pico el Cuerno, para pasar por encima de la localidad de la Mortera, donde se podría decir que arranca el verdadero ascenso hacia la llamada ruta de los Hospitales, a la cual ya teníamos ganas de llegar, pues no en vano con 21 km rodados se nos hacía, por alguna extraña razón, muy larga, como así fue.

Una vez encaramos las rompientes laderas hacia la sucesión de picos que vamos jalonando como el Picón, o los sombrajos del Caborno y el Tableiros, cada uno sigue a su aire, pues salirse del ritmo de cada uno aquí es complicado pues el firme pide concentración, además a mí en estos lugares me gusta ir un poco solo, deleitándome  no, con el pedaleo, sino con el paisaje y las leyendas que voy recordando, 

No deja de haber por medio toda una rememoración de tiempos pasados, no solo de historia, sino de tiempos laborales: repintando las rutas o realizando auditorías sobre  su estado y conservación o mejora, hoy ya no hay dinero y eso pasó a mejor vida.

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Vamos ganando los altos picachos, que nos mantienen en la frontera de los 1.000 mts, por el camino del llamado Hospital del Fonfaraón, dejando de lado un claro camino que nos llega por la izquierda que viene de Porciles, la verdad es que una vez ganado el altozano collado el paisaje y las vistas son maravillosas. Eso sí, estos bellos parajes también se pueden convertir en un infierno con mal tiempo y niebla, pues no en vano se rueda muy alto y por zonas muy abiertas y expuestas a todos los vientos. 

Se gana la Campa Braña y desembocar en la Fana Recúebanos, para llegar al modesto lugar del Hospital de Fanfaraón, que no sé muy bien cuál será la impresión de los distintos jacobitas al llegar a este punto, acostumbrados a oír hablar de grandes hospitales por los páramos castellanos, en general en Asturias siempre fueron más bien pequeños. En este, Fonfaraón o el Hospital de Abajo, o el de Paradiecha que dicen tuvo ermita, hoy son una especioe de pequeñas cabañas a modo de chozos, con algún que otro prado que se manteniendo al margen de la voraz maleza que carcome cada día el impresionante monte astur, y esta zona no iba a ser menos. 

Nos dice Xurde Moran en su buen blog sobre el Camino Perimitivo, que enlazo, Ruta de los Hospitales, nos dice en que todavía en 1918 una señora albergaba en esta zona  a“romeros” por el valor de una peseta.  Ah y nos aclara también el tema del topónimo del Fonfaraón  nada tiene que vez con Egipto

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Pero ya se sabe lo que dice el refrán, qué si uno da lo que tiene, pues bienvenido y bien hallado y encontrarse en aquellas viejas calendas con un pequeño refugio , y el fuego a estas alturas debía ser toda una bendición, pues el tránsito por estas zonas no debía ser fácil, aunque subir desde Pola de Allande por la vera de la riega, no debía ser una cuestión cómoda, por muy tendida y protegido que fuera el tazado, pues ya se sabe que el gran enemigo de los caminantes santiagueros, son los ríos, los arroyos, sus humedades, y cruces.
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Me da pena estar escribiendo esto, en parte porque este final de verano tenía en mente hacer todo este viejo camino desde Santiago a Villaviciosa, en modo retorno, y no pudo ser y los azares de la vida me llevarán a las tierras de Aínsa, para rodar una vez más por  el Centro de BTT Zona Zero.

Seguimos nuestra ruta, y algunos como Poldo o yo mismo, empezamos acusar el cansancio, o la mala hidratación, pues los calambres parecen querer hacer en nuestras piernas mella, vamos librándonos apretando aquí y allá camino del Alto del Hospital, que se nos antoja ya muy dura, para no agravar más las cosas, caminamos un poco, para de este modo relajar los fatigados músculos, y ya ganando altura vemos los picos más conocidos de la zona como el Pico Tableiros y el Paradiecha, y esa contemplación vamos lidiando con la abundante piedra suelta de los senderos que estamos ascendiendo.

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Las marcas en las zonas pedregosas dejan paso a las viejas balizas que se pusieron en su día para el tema de la niebla y que aguantan la presión del ganado y las duras condiciones climatológicas, y a esta altura el paisaje ya con bastante altura se hace algo más amable, o eso nos parece con la existencia de pequeños bosquetes de pinos, crecidos al modo de viejos bonsáis naturales. 

Se cruza el Alto de la Marta y la carretera concejil ALL-4 y se se3 sigue por la línea cumbral del Pico La Casilla y el Freitas, ya atisbando el final de nuestra ruta que se nos antoja largo, pero al alcance de la mano, y máxime cuando aprovechamos las pequeñas bajadas, hasta finalmente desembocar en el Alto de Palo en descenso desde la semi-picorota del pico del Palo, con sus 1.221 mts.

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Y así rematamos nuestra ansiada etapa, aunque aún nos queda otra como es la de Grandas de Salime, pero esa la dejaremos para más adelante.
Victor Guerra

lunes, 25 de julio de 2016

VUELTA POR POLA DE GORDON y CUETO SAN MATEO

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  • ZONA. Gordón  (León)
  • Punto de Salida y Llegada : Pola de Gordón
  • Punto de Paso: Beberino. Vega de Gordón-San Roque- Santa Lucía
  • Longitud: 26, 5 km
  • Horario: 3 horas
  • Desnivel acumulado +     1.128 mts      y de -     1171 mts
  • Índice IBP:
  • Asistentes: José Ramón Orviz (JR)  Natalia Palacios (Peke) y Fernando López ( Luces)

El buen invierno estival de Asturias, no obliga de vez en cuando a salir de la «tierruca» al menos para saber que en otros lares hay  sol.

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Y eso hicimos los «nuevos compañeros» de andanzas, ya que el resto nada ocupado en mil y unas ocupaciones, por tanto cogimos el «buga comunal» y tanto JR como La Peke, y luego  Luces que vino en su propio vehículo  y yo mismo pusimos proa a las tierras leonesas de Gordón, para aquello de estirar las piernas  por lo que  fue uno de los proyectos más ambiciosos para el ciclismo de montaña al Sur de la Cordillera, y que iba a financiarse con los Fondos Miner, pero la crisis hizo mella y la gran red de senderos de Gordón que hubiera sido un buen proyecto para juntar con los Anillos Ciclistas de la Montaña Central de Asturias, por el pasillo de la Estación de Pajares, pero como digo la gran crisis se lo llevó todo por delante y el gran proyecto quedó en aguas de borrajas, y con ello los 20 potenciales senderos.
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Esto les fui contando a los«compis» camino del Puerto de Pajares, y ya un poco aburridos de tanta monserga biker diseñadora, por fin Pola de Gordón y sin más preámbulos nos pusimos encima de la trotona  y echamos camino de la Villa de Gordón hacia el Norte, buscando el estrecho paso entre el río  y la carretera N-630 y lo cual nos facilitó la señalización de 4 Valles  del Camino de San Salvador.

Los primeros geniales primeros kilómetros agradecidos, ni son empinados y encima hay sol y buena compañía, tras dejar atrás el polígono de Valdespin pasamos por el longitudinal pueblo de Beberino, el cual ha visto desfilar tanto peregrino, noble y clérigos desde tiempos inmemoriales de aquí para allá y viceversa, y ahora ciclobikers ocasionales.

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Un poco más allá a los 2,8 km el puente de San Pedro, ante cuya estructura le damos la espalda para subir rumbo Este por un amplio camino hacia vega de Gordón, que presenta la primera tachuela del día, nada que no se pueda salvar con salero y alegría pudiendo ver los distintos plegamientos orográficos que por aquí son dignos de admirar.

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Tenia la idea de bajar a la orilla del Bernesga y seguir por ella a Santa Lucía, pero prefiero darles algo de “turrón » a los compis, y el mismo Vega de Gordón (4,7 km) viramos al Norte  para coger un repecho un tano técnico  que nos permite  pasar a zonas más abiertas tras el estrechamiento calcáreo que apretuja al camino y a la riega.

En las zonas más abiertas y con camino ancho subimos  La Cantadera  y Chana Chuenga, por encima de Villarín, dejando  para otra otra ocasión subir al mirador de Cueto Munín, seguimos ruta de media ladera y con bajada  hacia San Roque y enlace con Santa Lucia, al pie del que fuera uno de los bastiones cuarteleros de la Guardia Civil contra los maquis.

Juguetean los de la «cuenca» con los maquinas de extracción de carbón que se exponen en la zona y tras las fotos  bajamos hacia el centro de Santa Lucía  (8,9 km) para coger el camino  de Fenar, un carretil minero que cambia de trazado cada año que vengo por estas tierras. Vamos subiendo  por Santa Lucía. Nos desvíanos por el túnel de Campa el Valle a coger el carretil hormigonado pendiente arriba mientras vamos contemplando el gran agujero del cielo abierto de Amezola

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Superado el rampón asfaltado y dejando atrás la mina nos ponemos en el desvío que entra hacia La Collada de Muria (15,6 km) y tras tomar el desvío y ver el gran promontorio del Cueto San Mateo, se gira al poco a la izquierda , dejando de lado el ramal de la Sierra de Valdeca, y tras ganar el alto pasar al otro lado del Cueto de San Mateo, cara Sur  por cuya ladera rodamos metidos  en plena vegetación  rumbo Oeste  para ganar la Collada de la Muria a 17, 3 km y 1400mts de altitud.

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Desde este punto hay que ganar  en descenso Cerezales, donde se concentra el ganado y una vez en e´, eso sí tras zigzaguear por los estrechos senderos  de la empinada ladera, tramo un tanto técnico, se llega a la pista que cruza el collado, donde se vira por el ramal de la derecha para dejarlo un poco más allá a los 18, 7 km y 1262 mts altt. para enfrentar una bajada  por el Collado Fresno, a cuyo pie empieza un estrecho sendero con afloramientos calizos que nos obligan a caminar por la trotona del ramal. y que en ocasiones el tramo se puede hacer largo y cansino.

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El personal que me acompaña no dice nada y seguimos trotando, dando vueltas y más vueltas hasta encontrar las pista, sobre la cual se vira a la izquierda para buscar un ralo sendero marcado al igual  el camino como PR (rayas blancas y amarillas) dejando la pista de  El Abesal, para  disfrutar un rato por el pequeño sendero con algún que otro «saltito»  hasta desembocar en  la pista que une la zona de San Mateo y Pola de Gordón, entrando en la villa gordonesa por las instalaciones  deportivas  dando por finalizado este pequeño paseo matutino por Gordón.

Track de la ruta:
Fotos de Fernando, José Ramón y Víctor Guerra

Víctor Guerra

viernes, 8 de julio de 2016

El Descenso del Boeza, Por Omaña y el Alto Bierzo

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Foto de Jose Ramón Orviz:. Victor Guerra, bajando el Boeza

Por segunda vez en poco menos de un año, tras haber realizado andando el Camino Olvidado, tras arrancar de Asturias por el Camino de las Reliquias, esto hizo que quedase enamorado del Boeza, y con esa pasión de los enamoramientos, embosqué a dos buenos amigos: Albano Capezzali, y a José Ramón Orviz, «El Mineru» para probarnos en un bello bucle que une las tierras de Omaña y el Alto Bierzo, on el descenso de por medio del Río Boeza.

Y dicho y hecho, nos fuimos de domingo saliendo de Mordor Asturias como no podia ser menos lloviznando) y apareciendo en las tierras leonesas, en Vegapujín (Valle de Omaña) con una radiante mañana estival que invitaba a no ponerse mucha ropa para ciclar, pese a que la hierba aún rezumaba el rocío matinal.

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El punto de partida y llegada lo establecimos en Vegapujín (Omaña), donde pronto los perros nos salieron a saludar y  dejar las ruedas de los vehículos marcadas, se salvaron las trotonas. :-))

Ya pericompuestos, tomamos las marcas de referencia del Camino de Santiago, bautizado por estos lares como Camino Olvidado, y nos fuimos por lo fondero del valle hacia la última aldea omañense: Fasgar, y donde la finta asfaltada queda suspendida al pie de Valle Gordo.

Un paseo plano y agradable para estirara piernas durante unos escasos 3 km, sin apenas desnivel entrando en Fasgar por delante de la dilecta hospedera del Camino, Rosi  que nos dio la bienvenida, pero nuestro objetivo era tomar otro tentempié en la Fasgarecha, que estaba cerrado a cal y canto. Nuestra querencia se fue por el desagüe de los deseos.

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Tras estos y no teniendo mucho que visitar el pueblo de Fasgar, pusimos proa al alto collado del Campo de Santiago que dista del pueblo unos 3,2 km y con un desnivel a salvar que apenas si sobrepasa los 300 mts de desnivel, aunque el tramo tiene algún que otro repecho, y un maldito terreno de piedra suelta, que a la mínima que se aprieta el desarrollo , pie a tierra.

O sea que fuimos poco a poco dando pedal, y buscando la mejor trazada hasta alcanzar la surtida fuente del poemario, en cuyo punto nos entretuvimos a la sobra un buen rato, en el cual gozamos del humor de Albano Capezzali.

Tras ello una breve remontada hasta el claro collado que nos aporta la impresionante vista sobre la Campa de Santiago o de Martín Moro, (7,3 km y 1502 mts de cota) al abrigo de un campo de cumbre que están en torno a los 2000 mts de desnivel. En ese placido valle un buen montón de vacas enfangadas en lo fondero del valle al que bajamos por la pista sin problema alguno, desde Vegapujín a Fasgar era todo un viejo camino y desde aquí a la Campa de Santiago una amplia pista.

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A los pies de la vieja ermita de la Campa de Santiago empieza el descenso del naciente río Boeza que se va abriendo paso entre la rocalla buscando lo más débil para horadar su cauce aguas abajo. Como siempre sucede, uno le queda en la memoria los pasos míticos y pierde de vista el trasunto del camino, que no era como yo lo recordaba.

Tras emboscarnos en los primeros ramascales, empezamos con tramos de camino suelto, que si bien para las BTt doble como llevaba Albano una Mérida OneSixty que va genial para este tipo de terreno, pero los de las semi-rigídas (la MMR y de Orviz y mi Yeti ARC) pues vamos a trompicones, y así fuimos afrontando el mítico descenso del Boeza, que no se hizo tan largo como yo pensaba ni tan penoso, claro está que hacerlo andando y con una mochila de 11 kg, es otro cantar.

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La adrenalina está en determinados tramos, de los que disfrutamos metidos en la densa floresta de ribera acompaña al río Boeza en busca de tierras más abiertas, lo cual se encuentra tras siete kilómetros de bajada en los cuales hemos descendido unos 400 mts, pero en los cuales se disfruta de ver como la naturaleza hace su trabajo y talla cauces de esta naturaleza.

Tras la bajada más abrupta termina en el pueblo (pedanía) con el nombre más largo de España; Colinas de Campo Moro Martín Toledano, que está radiante, pero con todos sus bares cerrados para desesperación de Albano, que hace suya la frase del anuncio de cerveza «de que hay que salir fuera».

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La verdad que recordar este bello pueblo cuando yo pase por estas tierras hace 22 años, cuando era un villorrio amiseriado, eso te da la perspectiva de lo que ha cambiado algunos pueblos de España.

Concluida la primera bajada, ahora queda otro tramo ya por pista acompañando también al Boeza, hasta la población minera de Igüeña, o sea unos 7, 2 km y escasos 140 mts de desnivel, que en conjunto desde la Collada de Santiago hacen un total de casi 600mts a ganar de mano.

La huella minera de Igüeña, se nota a la legua, y más la vamos a notar cuando dejemos el pueblo tras saborear una fresca cerveza y contemplar la obra de la que en su día me habló el alcalde de Albergue de peregrinos que de momento son contados los que pasan por esto lares.

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En Igüeña, tomamos el bucle que establecimos para cerrar sobre Tremor la ruta camino de Vegapujín-. Por tanto abandonamos el rumbo Sur y saliendo hacia el Este y a la solana más descarnada fuimos virando al Este hasta coger algo de altura y plantarnos en el «cielo abierto» de la mina La Bienvenida, mina de Don José y Casilda a una cota de 1276 mts, para dejarnos caer sin otra posibilidad al fantasmal pueblo minero de Tremor de Arriba, tras 11 km y volviendo a bajar a los 998 mts de desnivel. Pero no encontramos otra manera de evitar ese descenso pistero por el cielo abierto.

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Tremor es la imagen viva de la reconversión minera más dura, todo casi despoblado, un bar que hace de centro gravitatorio de la pequeña sociabilidad, y donde hicimos un alto en el camino para tomarnos una cerveza tras 26 km de ruta, y máxime teniendo en cuenta de que debíamos subir por La Casilla, aunque alguien nos habló de subir hasta Espina de Tremor por carretera LE-460 y subir luego a los «eólicos» Camino de los Asturianos de Barrios, que debe ser algo más leve.

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Pero como no llevábamos otro track, salimos de Tremor de Arriba por el Camino de Posada, rumbo Norte, cogiendo el cumbral arriba para luego empatar con el llamado Camino de Tremor, siempre pendiente arriba. No es que el camino tenga unas fuertes pendientes, más bien es tendido salvo un badén para ganar la ermita de Peña Furada, luego queda otro tirón hasta ganar el Alto de Pando y son 16 km de subida permanente y son otros 700 mts. de desnivel a ganar, y sin una sombra, nos reconfortó la fuente que hay debajo del Alto que nos dío la vida.

Eso durante la larga ascensión casi que podíamos ver medio Bierzo, y los destrozos de la minería a cielo abierto, y lo contundente de la floresta de la zona. Mi rotor oval de 26 dientes apenas ni me dejaba dar pedales, por lo cual hube de ir alternando tramos en bici y otros andando, sin explicarme cómo era posible no poder rodar por aquellos lares que a mí me parecían planos; en fin, el peso, la solanera, la falta de agua y el desarrollo era la bomba necesaria para la flojera.

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Por fin tras mucho ansiarlo llegamos a la cumbral divisoria entre el Bierzo y La Omaña, Alto de Pando con 42,7 km y 1685 mts de cota, y ya desde ese punto a Capezzali, fue visto y no visto, pues con su flamante «doble» se fue valle abajo hasta el mismo Vegapujín, y cuya estela nosotros seguimos bajando directamente a Posada de Omaña en apenas 3,4 km y ya por carretera a Vegapujín.

Todo un rutón paisajístico y de dureza con 47 km rodados y 1.645 mts de ascenso acumulado y unas 7 horas dando pedales y con temperaturas de 37 grados, para que luego diga  el IBP index que  voy mejorando soy el 99 de 100, el índice de dificultad de IBP Index es de 158

  • Fotos de la ruta: José Ramón Orviz, Victor Guerra y Albano Capezzali
Victor Guerra
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