Tipo de Ruta: Circular
Punto de Salida y Llegada: La Magdalena (León)
Longitud: 49 Km.
Horario: 4, 30 horas
Puntos de paso:, Otero de Dueñas- Carrocera- Santiago de las Villas- Cuevas de Viñayo-Portilla de Luna-Sagüera de Luna-Barrios de Luna-Irede.
Altitud de Ascenso 1.358 mts. Acumulados.
Altitud de Descenso: 1.410 mts. Acumulados.
Los perfiles cársticos de la Comarca de Luna, son duros recorridos para el betetista pero de una belleza impresionante.
Una vez más acudimos a la llamada del almuecín ciclomontañero Juan Carlos Hidalgo, unos veintitantos betetistas procedentes de León, Benavente, y cono no, los bravos astures con la intención de rodar durantes unas horas por la gran falla que tiene su origen en Laciana, y que de Oeste a Este, conforma una gran espina dorsal, y por cuyos plegamientos discurre la ruta que tenemos por delante.
Un trazado que durante unas horas atravesará los distintos valles que se originan bajo la Cordillera Cantábrica, y que conforman la Comarca de Luna, salpicada de bosques y parajes excepcionales para la prácticas de actividades de perfil bajo en cuento al impacto medioambiental como son el senderismo o la BTT.
Con la disposición de gozar de este recorrido partimos del núcleo de La Magdalena dirección Suroeste, por la carretera LE- 626, pasando por delante del desvío hacia la Autopista A-6. Seguimos carretera adelante para desviarnos a los 3 kilómetros hacia el interior del pueblo de Otero de Dueñas, con sus perennes restos del cenobio cisterciense.
Se sale de Otero y doblamos a la izquierda al km 3,750, metiéndonos por la antigua zona asfaltada donde la cosa va tomando altura. El ritmo que marcan en la cabeza es trepidante, pues rayamos los 14,5 km/h.; y yo estoy fuera de control en pulsaciones, pues hemos parado a coger agua y ello ha supuesto remontar, junto con Félix todo un tramo largo, fuerzo, menos mal que Carlos Cohello, nos iba esperando en los distintos cruces para tirar de nosotros y meternos en el grupo.
El grupeto rueda ahora en fila india por el estrecho sendero que va por debajo del Alto de la Lomba, y por encima de la carretera LE- 623, se cruza el carretil que da acceso a unas canteras, hasta concluir en el pueblo de Carrocera, del cual salimos por asfalto hasta el cercano pueblo de Santiago de las Villas.
Los pueblos rezuman soledad a esta temprana hora de la mañana, el tiempo amenaza por momentos con meterse en agua. A partir de este pueblo subimos por firmes de tierra virando hacia el Norte en primer lugar y luego hacia el Oeste pasando por entre el Alto del Castro y el Alto del Cuerno, lo cual nos deja ante una alambrada de espinos, tras unos 8 km., de ciclado y ya con la primera collada ganada.
El ritmo ha descendido y se vesubir a base de la utilización del brioso pateo cuesta arriba a parte del personal. Desde esta primera collada se ve parte de las canteras, y los distintos valles trasversales que debemos ir ganando.
César “El Abuleo” de Asturcón BTT, se siente fuerte y da “jabón” mientras los del Club Lopenta de Bevanvente no pierden su rueda ahora dirección Oeste, por un trazado que medio se adivina, y que a media ladera busca el fondo del valle, aunque los caminos tienden a cerrarse por momentos ello no impide al grupeto entroncar con la carretera local, y tomando su ramal derecho se coge rumbo a Cuevas de Viñayo.
Sin apenas entrar en el pueblo doblamos sobre la cantarina fuente (9, 720 km, 49 minutos de ciclado y 1.053 mts de altt.) cruzamos un pequeño arroyo tomando por el camino que sube hacia el Collado de Piedrasecha al pie del Alto de La Cerra. Lugar desde el cual Vega nos explica la zona, muy característica por la presencia del Desfiladero de Los Calderones, y su Virgen del Manadero.
Desde aquí pasamos a la collada de La Monoca, (km 12) por un camino a media ladera, y en cuyo trayecto en un descuido me voy al suelo, perdiendo las gafas. NO ha sido nada para lo que puedo ser, seguimos hasta ganar la citada collada y caer directamente a Piedrasecha, por una bajada que tiene sus trucos y más en las zonas de badenes que permiten casi el despegue vertical, si uno no controla su velocidad y saltos en el descenso.
De este núcleo se sale en dirección Oeste a buscar el límite municipal y ganar el collado de Coros del cual nos bajamos más deprisa que hemos subido, como casi siempre, hasta llegar al pueblo de Portilla de Luna (17, 260 Km., 1h. 17 minutos). Desde Portilla se sale dirección a Sagüera, y aunque aún hay buen ánimo, los repechos son de órdago y van des un 12 a un 20%, lo que hace que el personal tenga que reptar pendiente arriba tirando de la trotona, en general son pocos los que se salvan de la descabalgadura.
A Sagüera llegamos tras ciclar y patear durante casi 2 Km., pasamos el arroyo que lleva el nombre del pueblo y el de Villerma para ganar el Collado de La Espina, apretujado entre el Alto del Piornal y el Alto de las Peñas, lugar donde contemplamos los primeros ejemplares de los sabina de Luna; Ante nosotros se abre una bajada que nos deja en la carretera del embalse de Barrios de Luna, entre el Km. 14 y 13, ya con unos 23, 320 Km. rodados, en un tiempo de 2 h. 24 minutos.
Una tranquila rodadura en pelotón hasta el bar en que nos damos el merecido descanso con recuperación de fuerzas a base de tapas de callos, a las que me invita el amigo César, al que hoy no vi apenas el pelo durante toda la ruta. Mientras los del Club Lopenta ejercitan su mente jugando una partida al tute rápido.
Desde Barrios de Luna, cruzamos el embalse por su dique de contención, para doblar al final de éste hacia la izquierda hacia el pueblo de Irede. La bajada genial pero la remontada hasta Irede se hace dura, me pego al capitán Pelea, y a Félix y a alguno más que se van quedando igualmente rezagados, pues los kilómetros y la comida pasan factura.
En Irede hay un reagrupamiento, y de aguerrida guisa acometemos la remontada del arroyo Lereo, las piernas no resisten la presión del repecho, y la cadena se tensa hasta triscar sobre el piñón. Esfuerzo inútil para algunos que intentamos hacer la subida encima de la trotona pero de cuyo empeño desistimos el grupo de Castellanos, Félix y yo mismo, y nos damos un paseo a pata que ya se hace de ha hecho a medida de que nos separamos del arroyo, y la pista coge altura.
En lo más cerrado de la pista nos damos de bruces con el grueso del pelotón que nos espera para subir uno seiscientos metros que no quedan para tomar otro buen camino.
Tras abandonar la pista, por un virtual sendero lleno de escobas y piornos entre las cuales desaparecemos ciclistas y bicicletas, tras los cuales se oye berrear a César pidiendo más caña, y a Castellanos y a Feliciano acordarse del árbol genealógico de algún diseñador de rutas.
Llegamos de “aquestas maneras y andares” a la pista de La Matona, viramos a la izquierda para seguir ascendiendo hasta la altura del vértice geodésico, donde el recorrido se deja ir por lo alto del cordal, ya las colladas han quedado atrás y ya hemos perdido la cuenta de cuántas van, para a buen marcha por tramos muy bonitos de toboganes que nuestras piernas agradecen, pues no en vano vamos por la vieja calzada trashumante.
Alguno de los más racing en la zonas de mayor pendiente se amarran a las “amantis de sus trotonas” y le dan un apretón que dejan el aire de la ruedas colgado de los árboles, o sea pinchazo o revetón, y tienen que recurrir en medio de la babosada verde que escupen los tublles a colocar la clásica cámara se siempre.
Llegamos al fondo del valle para acercarnos al arroyo del Reventón del Turcio y cruzar por debajo de la Autopista A-6 a la altura del kilómetro 45, 260, de la ruta con 4 horas y 22 minutos de pedaleo.
Entramos por camino de Garaño, tras cruzar el río Luna, a la Magdalena, ahora por asfalto tras rodar unos buenos kilómetros por estas desconocidas colladas de la Comarca de Luna que nos han dejado un buen recuerdo.
Víctor Guerra