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viernes, 19 de abril de 2019

Camino de Santiago de Interior: Panes- Alles

  • · Punto de Salida y Llegada: Panes
  • · Puntos de Paso: Abándames-Cavandi-Llonin-Besnes-Alles- Trescares- Mier- Robriguero-Puente Lles
  • · Longitud de la Ruta: 41,5 km.
  • · Horario de la Ruta. 4 horas
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.160 mts
  • · Participantes; Olegario y Víctor Guerra

Tenía ganas de presentar esta desconocida ruta, como tal ruta jacobea que surca la Asturias Interior, y aunque en BTT ASTURIAS, ya ha publicado muchas rutas por la zona e incluso utilizando parte de este territorio, pero no está demás publicarla y vincularla precisamente con el Camino Jacobeo de Interior.



Este es un camino muy desconocido, aunque tiene bastante antigüedad sería necesario investigar sobre los inputs que atestiguan esa importancia peregrina, aunque hay alguna crónica que nos dicen que este Camino, era el preferido de una serie de viajeros y peregrinos.

Y es normal, porque desde Pesués los peregrinos preferían obviar las rías y regatos varios que iban topando a lo lardo del «Camino de los Francos», y derivaban a este que no solo iba protegido por la Sierra del Cuera, sino que iba más elevado y pasaba por encima de casi todas las riegas que bajan de la Sierra del Cuera, con la singularidad de que estaban mucho más cerca de poder desviarse hacia el Santuario de Covadonga.


Una vez visitado el recinto covadonguino a través de Cangas de Onís, conectaban con el Camino de los Francos en los predios de Arriondas, y ya por la llamada Depresión Mesoterciaria continuar hacia San Salvador de Oviedo, pasando por Sevares, Villamayor, Infiesto, Nava , Pola de Siero.. etc.

El punto de arranque de este Camino como astures lo situamos en Panes, aunque dicho trazado venir viene desde Pesués o de Puentenansa por las tierras de Cimiano.



Nuestra propuesta de ruta, es realizar este trazado con alguna que otra variante, para ello se sale de Panes, en dirección a la carretera que va para Cabrales la AS- 114, la cual se recorre como 1 kilómetro para entrar a la derecha ante una solitaria casa y subir en fuerte rampa hacia el camposanto de Abándames, para pasar a continuación al propio poblamiento desarrollado sobre un longitudinal eje, por el cual se rueda a la vez que vamos admirando las casonas, así como las inscripciones que se abren a ambos lados de nuestro pasar. A nuestro paso la iglesia de San Juan Bautista, o el Palacio de la Cajiga o la del Palenque.

Se sale de Abándames abierto a los cuatro vientos y con cierta altura sobre el valle de Panes, para salir al Oeste hacia El Suyu. Antes una bifurcación, se toma por la derecha por el camino que va hacia la casona del Socueto, la cual tiene una ventana en forma de venera labrada, señal inequívoca de las influencias jacobeas, pero este viejo camino que subía a Cavandi, no lo podremos seguir por estar cerrado a paso debido a la propiedad privada de Socueto, pero sí que nos podremos acercar a la curiosa y bien cuidad capilla de ánimas, ubicada a la vera dela riega de Monejo, y donde se dice que hubo un antiguo monacato.

Visitada la capilla de Ánimas se retrocede hasta la bifurcación anterior para tomar el ramal derecho que nos permitirá ir subiendo hacia el caserío y depósito de aguas de El Suyu, ahora el tramo está arreglado y hormigonado y se puede subir bien hacia la zona alta del recorrido rodeando la finca de Socueto,. Se pasan la cabeceras de las riegas sin mucho problema, pudiendo observar la finca ya citada a la izquierda, así como la impresionante mole de la Pica de Peñamellera.

Tras rodar unos 6 km., nos colocamos ante las cuadras de Camprecie, que en su tiempo fueron casas de vivir, al punto, y tras un enorme repecho hormigonado se desemboca en la collada de Cavandi, dando vista, tanto al valle de Abándames como al de Llonín.

El camino antiguo ya está perdido pues desde aquí o desde Cavandi Hoyo, al par de la Ermita de San Julián se iba directo hacia el poblamiento de Llonín, pero eso hoy es imposible.

Como el amigo Olegario no conoce nada de la zona, en vez de bajar por la carretera, ya que el antiguo Camino de Santiañes está también cerrado teniendo que bajar hasta la Molinuca por carretera, aprovechamos la circunstancia para ir a la aldea de Cerébanes, o sea que en Cavandi se toma el primer desvío por un camino que surca toda la Sierra Perumoru, y por la zona de Vallés nos dejarnos caer hasta la aldea de Cerébanes con su iglesia de la Inmaculada y su destartalado palacio, con las inscripciones religiosas en los dinteles de las puertas.

Este palacio perteneció a Francisco Sánchez de Caso un indiano que regreso de México como rico hacendado y casado con una natural de aquellos parajes, parece que ésta real hembra era de alta creencia religiosa, lo que en parte explica tanta inscripción «Hízose a costa de Don Francisco Sánchez de Caso. Año de 1734» otras corresponden a las Bienaventuranzas, «Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios».


Tras visitar las ruinas, bajamos a buscar la carretera PB-4, yendo hacia el Oeste, camino del pueblo de Para, donde nos desviamos hacia la parte baja este buscando el carril que por Santiañes nos baja en rápido descenso hacia la vera de la AS-114 y del rio Cares, al lugar mítico de La Molinuca, con unos 12 km rodados.

Emplazamiento pesqueril, truchero y salmonero por excelencia, como es La Molinuca, la dejamos al punto rodar por el camino hormigonado que sube a la vera de la riega hacia el pueblo de LLonín, cuyo centro urbano ocupa el antiguo lavadero del pueblo, y con 13 km rodados y en ese enclave es un buen momento para dar un tiento a las vituallas.



De Llonín se persiste en el rumbo Oeste, para seguir hacia el caserío de Santo Tomas que bien se puede hacer por el trazado de Río Aliso, pero en nuestro caso preferimos el camino que va algo más alto, dejando de lado la carretera que va a La Candaliega, y que se va por los Puntíos, bajo el abrigo de la Sierra del Cuera hasta llegar al caserío de Santo Tomás, donde por fin pudimos conocer a su afable propietario el Sr. Tomás, que resiste al comunismo y al capital en tan apartado rincón. Desde este enclave que debió ser en su momento un claro y notorio cenobio debido nos comenta Tomás a los topónimos de la zona, como La Trapa, eso nos cuenta a la vez que nos relata la amplitud de sus posesiones.

Allí estuvimos un buen rato dándole a la parpayuela, sin que pudiéramos sacra en claro sobre la antigüedad y origen del porqué de este segregado enclave.


Retornados al pedaleo se persiste en el rumbo poniendo dirección hacia el Collado Pelea, cuya ascensión se hace cómoda pues cuando se pone más pindia los tramos de camino se hayan hormigonados, lo que permite subir al citado collado sin mucho problema.

Desde el collado se nos da vista a las dos vertientes, la de Llonín que dejamos atrás y por delante la del valle de Alles, y como no la omnipresente la Sierra del Cuera.

Se baja rápidamente hacia el arroyo Padrino para pasar a la remozada aldea de Besnes, donde se articuló uno de inputs de turismo rural más importante de la época, como fue la Tahona de Besnes que competía con Taramundi, y que terminó cerrando, pero pese a las dificultades de nuevo se abrió al público. Se pasa por delante de capilla de San Millán y del molino de la Tahona para pasar por delante del hotel rural camino de la capital del Concejo de Peñamellera Alta: Alles al que se sube por un bonito paseo entre lo rural y lo natural.


Alles con 20 km rodados, es una buena zona para los que vengan andando, pues merece la pena quedarse en dicho poblamiento, hay donde comer y dormir, que más quiere uno. Nosotros nos aceramos a la impresionante iglesia, casi catedral, para refugiarnos por unos minutos en el bar tienda La Bolera, donde a uno le sella la credencial peregrina, si la llevamos. En todo caso se puede bajar de la página web de www.miscaminosacovadonga.es

En Besnes ya nos topamos con el GR 109, al que se le buscó por un lado los terrenos fáciles de Robriguero dejando la traza que hemos traído de lado, y aquí en Alles ,los diseñadores tampoco se mataron mucho en el diseño, se fueron por el primer sendero que se echaba hacia la calzada de Jana.


En nuestro caso renunciamos a ese sendero marcado como GR 109 que ya conocemos, y buscamos el camino real que iba hacia Jana, digo que iba, porque ahora está medio comido por los cotoyales, pero creo que es el mejor, tanto es así que el nuevo track que os dejo, se expone otra bajada que se coge un poco más adelante, o sea que hay que salir de Alles por la AS-345, dejando atrás la aldea de Trespalacios y antes de llegar a Rieña, se baja a la izquierda por Pastorias, un camino que busca el río Seto y el cual nos baja hasta un carril asfaltado que viene de Roazagás, y que en el punto de Casa Segunda , o el llamado Rancho Jana es donde se desemboca. (pero esta zona hay que matizar mejor la bajada,

La segunda etapa del camino jacobeo, que empieza en Alles se va por el carretil arriba hacia la aldea de Rozagás, pero en nuestro caso en este punto, en el rancho de Jana y con 25 kilómetros rodados nos vamos río abajo pasando por delante del Molino de Jana (La Matona) y del desvío que toma el GR 109 para subir por la ladera de Jana hacia Alles. Se sigue por el carril asfaltado hasta desembocar en El Pontón en mismo Trescares, O sea en la AS 114. No queda otra que tomar este eje, girando a la izquierda hacia Panes. Hasta Mier no tendremos otra opción.


Se baja por carretera hasta el mismo pueblo de Mier, aunque nosotros a los 3,2 km desde Trescares, cruzamos el río Cares, para ir por la Senda fluvial y entrar en el pueblo de Mier, donde nace la posibilidad de seguir el GR-109 que sube al Collado Serna, dejando a un lado la Pica Peñamellera, que desde esta posición no parece gran cosa como pico.

Obviamos esa posibilidad, y seguimos por la AS-114 hacia Panes, o sea al Este, dejando atrás La Molinuca, para desviarnos en el Puente Viejo, por encima del río Cares, para de este modo poder subir hacia la iglesia de San Pedro de Tobes, cuyo punto se llega tras un primer repecho duro, pero después se va en cómodo trazado hasta la iglesia saliendo de ella hacia el núcleo de Robriguero, donde se vira a la izquierda para tomar el camino de Puente Lles donde nos lleva sin mucha más opción la carretera de Bores.



Esta última rodadura nos coloca con 39 km., recorridos ante la carretera Nª 621 que viene de Potes, se toma el ramal izquierdo y se rueda escasamente un millar de metros y a la altura de Colosia, se deja la carretera para entrar por el paseo fluvial de Panes, que nos devuelve al lugar de partida., o sea a Panes.

© Víctor Guerra

viernes, 26 de mayo de 2017

VUELTA A LA SIERRA DE PEÑA MANTECA

  • Punto de Salida y Llegada: Collado Muro (Belmonte)
  • · Longitud de la Ruta: 29 km
  • · Horario de la Ruta. 4, 30 h
  • · Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 1.124 mts.
  • · Participantes: Noelia Rojo- Natalia Montes- Juan Piñera-Javier Dolado-José Ramón Natal

Lo cierto es que teníamos ganas de hacer esta ruta, de la cual ya tuvimos que descabalgarnos este invierno al intentar hacerla desde Belmonte por Arcello, y nos llevó lo que no está escrito, pues hay partes del camino muy perdidas y eso nos hizo girar hacia la Sierra de Begega con sus eólicos como alternativa al abandono.

Peña Manteca, siempre fue dentro del imaginario vaqueiro una referencia, pues no deja de ser ese paredón calizo, que se ve desde muchos tránsitos ganaderos que se daba y se dan en la zona. Es un fario radiante para las gentes ganaderas, de la Mesa, de Tineo, de Belmonte, de Cangas de Narcea. etc…

En campo de atracción es importante en ese querer hacer las cosas, y Peña Manteca, es de esas espinas que uno debe sacarse, me acuerdo que la primera vez que oí hablar de este promontorio fue a uno de los zapateros de la Calzada, que eran naturales de Navelgas.


Con todo eso en la cabeza, la idea era volver a realizar la ruta , peo en esta ocasión nos propusimos  hacerlo partiendo del Collado del Muro,pero en esa ocasión tampoco pudo ser, los copos de nieve caían bajo nuestros cascos, y los cazadores allí anclados tras un batida fallida, nos hablaron de una ruta dura y larguísima, y sabemos que por aquí anduvieron gentes duras del Mounatin Bike, por lo cual en nuestra imaginación esta ruta se conformó como una ruta lobera, o sea de porteo, senderos técnicos, etc-, o sea de brega total, por lo cual para no arriesgar nos dimos cita en el Collado del Muro (742 mts altt.)

Aunque para se correctos, decir que nos dimos cita antes en Belmonte, en el Hotel Cela, para el desayuno, donde nos encontramos con toda una marabunta montañera camino de Somiedo, pues el Cela se porta bien y ya se sabe, donde a uno le tratan bien , el personal repite.

Tras contarle al personal asistente  la ruta, los pormenores  en marcha aunque éramos más bien  pocos,  fuimos preparados para todo, y con esos escaso bagaje nos echamos de nuevo a los coches para subir por la carretera que desde Alvariza, que en 7 km salva sus buenos 500 mts., de desnivel, lo cual nos dejó en el venteado collado del Muro, con amplias vistas a las sierras del entorno.

Por estas tierras también anda el GR -109 Asturias Interior, pero sabe dios por donde va, pues se ven pocas señales, y además por mucho que digan los carteles de Inicio de etapa, que sus recorridos son ciclables, la verdad es que depende, pero a estas altura hay que decir que papel todo lo aguanta.


La mañana estaba fresca a eso de las 10 h. pero prometía un día bueno, por tanto preparadas las trotonas y los equipamientos, nos echamos en busca del camino idóneo, que en esta ocasión va dirección Este,hacia el Putril, con un arranque de trazado hormigonado pero con un desnivel importante, y cuya ascensión  nos va dando preciosas vistas sobre el valle de Carricedo, una vez llegado a lo alto del repechón, la ruta vira al Sur tomando una pista cómoda que por Braña Extremera enfila hacia Pico Montoro y Pico Espineda, ya encima de los predios de Sierra de Arcello.

Son espacios abiertos, grandes praderías y brañas aisladas que configuran una determinada identidad ganadera que quiero identificar como vaqueira. Por el camino nos encontramos con un espécimen  a modo de paisano entrado en años, sentado en lo alto del caballo del través, y al asaltamos a preguntas sobre nuestra ruta, de la cual desconocíamos casi todo, aunque sus contestaciones no nos dejaron muy satisfechos, «camino difícil y duro y tenéis todo el día que es largo», nos dijo a bocajarro, aunque con una desdentadas sonrisa con sorna asturiana, ante la cual  le pregunto sí había estado muchas veces en el famoso Collado del Abedul, me mira, se sonríe y rememora…y nos enseña una vez más su singular sonrisa…,  supongo que pensará que  para qué contestarle a un xaldo que va en bici
  
Sigo con la mosca detrás de la oreja, pues no tengo claro como es el camino , y no veo que nos vayan llegando los tramos trialeros y de porteo. En nuestro trasegar  seguimos llevando el crestón de Sierra Manteca a nuestra derecha, y debajo la riega de Valbona, mientras nuestra ruta  va variando al suroeste hacia Brañavieja.

Eso sí antes de Campoleo nos acercamos al collado para ver desde este otero las tierras de La Mesa con la Sierra de Montovo en primer plano. La vista es espectacular, aunque parte de los compañeros están más en el tema de dar pedales no nos vaya a ser que nos coja la noche, es que merece la pena quedarse un buen rato contemplando tanta extensión de valles y sierras…

Entre Brañavieja y la braña del Corralón, entramos por un momento en una traza de camino semiperdido, muy estrecho y lleno de barrizales, que nos obliga durante unos 200 mts., a tirar de la trotona. Pero pronto salimos a caminos más francos,  más claros y también con más horizonte, pues  vemos lo que tenemos enfrente, una vaguada impresionante marcada por el Regueru Abedul, tras el cual nos queda superar un fuerte repechón hasta quedar en medio de la collada que forman el Pico Catouto y Miru Chargu, de esta manera cerramos el bucle sobre Sierra de Qunitanal. Ignoro el nombre de este significado collado, pues el otro que queda detrás de un roquedo y que está encima de la majadas en el del famoso collado del Abedul. tal y como luego me enteré.

Desde este lado del collado, vemos una braña en lo medio de la ladera del valle a la cual bajamos por el viejo camino llamado del Morxal, dando vuelta al pico Catouto, y llegando de este modo a la braña de El Abedul, habitada por muy poca gente, aunque como buenos vaquieros siguen aferrados al terruño. En este punto repostamos agua, y cambiamos pastillas de frenos, y quedamos sorprendidos porque dentro de unos cuantos cientos de metros empezaremos a cerrar el bucle sobre Sierra Manteca, y las dificultades previstas parecen haberse volatizado.

Al final de la aldea, una vaqueira de bellos ojos, nos dice que tengamos cuidado al salir del pueblo  no nos vayamos valle abajo y terminemos en Tuña- es cierto que cuando me acerqué a la majada de Buscativu, a lo lejos puede ver la localidad de Tineo- eso me dio que pensar, pero no caí en la cuenta que delante de mí tenía el hondo valle de Tuña.

A la salida del pueblo, cuando ya cogíamos el carretil asfaltado virando al Norte, al llegar a los entornos del Cerro de Valdeapila, tuve la visión de que todo aquello me sonaba ya a conocido, y de repente mi cabeza hizo como una especie de  re-orientación geográfica, como cuando uno mueve la brújula del google earth,  y digamos que ya me situé, había pasado por esos entornos viniendo de Merillés, y en Valdeapila cortamos hacia el otro lado del valle, hacia Las Campas y Tornos para coger la pista procedente de  de Los Cadavales , pero por el valle más al Oeste que el Genestaza-Tuña.

Ahora entendía algunos crestones que veía como los denominados Pico Cabra y Peña la Fana, los cuales dan origen a la famosa fana de Genestaza. Contento de poder resituar geográficamente una ubicación con tan solo ver un prado y una cabaña, me puso contento, y ya estando todo en su sitio la ruta se presentaba de buenas trazas.

Cruzamos la sierra de Chagunil, aunque seguía preguntándome donde estaban aquellos malos caminos que todo el mundo me decía que había, dándome a entender que la bajada al Abedul era poco menos que terrible, y la verdad que fue un paseo bajar hacia ella, y ya lo que pudiese venir ya era menos, pues estábamos en la vertiente occidental de Peña Manteca, y por malo que viniera, digamos que el trecho hasta el Collado del Muro era relativamente corto.

Le seguíamos dando vuelta a Sierra Manteca, por tramo asfaltado hasta cruzar la Sierra de las Palancas, en cuyo collado, de Las Bobias, dejamos el rumbo y camino asfaltado, para ir hacia Abango, virando al Este para después coger rumbo Norte por las amplias pradería de las Degollá y Bustieecha, rodando bajo la vertiente de Sierra Manteca, que por este lado presenta un buen farallón calizo  bastante inaccesible, y ya en su día me pareció en una ruta que hicimos el amigo Poldo y yo desde Tuña-Boinas-Belmonte.

Y aquí estamos rodando  por las amplias praderías, bajo Peña Manteca, las cuales van dejando paso a los caminos reales por los cuales nos echamos en descenso hacia el pueblo de Quintana. El descenso hacia la localidad es  un trazado interesante, aunque sin mucha dificultad pero la suficiente para que el personal se divirtiera camino abajo, lo cual concluye ante la enorme iglesia de San Julián de Quintana, dimos unas vueltas y cuando ya me estaba lejos  recordé que en ese cementerio había un nicho con la foto de un masón, y sobre el cual escribí hace tiempo el Masón de Boinás.

La ruta tras pasar el puente de Los Pontones, digamos que continuaba por Boinás, dando vuelta al enclave minero que en su momento hizo todo un furacón para extraer oro, pero por un despiste del que suscribe, y oliendo ya cerca los coches, el personal se fue carretera arriba hacia el Collado del Muro, que ya estaba bien de disfrutar del paisaje y de paisanaje.
Lo cierto es que era atrayente no subir por la carretera sino por el fondo del valle, sobre el cual ahora ascendíamos hacia Collado del Muro, pero me da la sensación por lo que pude entrever que no había secuencia de caminos que cruzasen el valle

Por lo cual nos fuimos carretera arriba, contemplando los farallones de Peña Manteca, y estos cerrados valles y hasta donde el hombre ha tenido que conquistarlos para poder dar de comer a sus ganados.


Una ruta interesante, que tiene peor fama de lo que en realidad se merece.Pues es una ruta aconsejable para esta época pre-veraniega.


Dificultad de la Ruta IBP 104

Fotos de José Ramón Natal y Víctor Guerra

Víctor Guerra

viernes, 17 de mayo de 2019

CAMINO JACOBEO ASTURIAS INTERIOR. ONÍS-CANGAS DE ONÍS

  • ·         Punto de Salida y Llegada: Cangas de Onís
  • ·         Puntos de Paso: Celorio- Corao-La Estrada-Mestas de Con-Sirviella-Villar-Beceña-Llenín-Tárano-Labra
  • ·         Longitud de la Ruta:  33,6 km.
  • ·         Horario de la Ruta. 3 horas
  • ·          Desnivel acumulado de ascenso y descenso: 622 mts

Siguiendo con la idea de buscar los viejos trazados por los cuales los  viajeros y peregrinos «francos» arribaban a Covadonga, en su caminar  hacia San Salvador de Oviedo que era su capital peregrina, indago en las pocas fuentes que existen y en los pocos testimonios que han quedado de este trazado que en la cartografía al uso viene echado por la carretera adelante, aunque eso en teoría sabemos que era difícil, pues los cauces y la estrechez de los valles dejaban lugar para pocos tránsitos, de ahí que se buscasen pasos más elevados como el Calzada de Jana o el Camín Real de Cabrales...


Ya he publicado las tres anteriores etapas, ahora llegados a las tierras de Onís y Cangas, digamos que  el valle se abre enormemente, dando lugar a otros posibles trazados, uno de ellos podría haber sido el que circula por el valle mismo, acompañando al río Güeña, y otro podría haber  formado parte de la traza caminera, hoy ya casi toda asfaltada que va mucho más alta, y que forma de GR 109, por la cual se llega a Cangas de Onís.


Como las vías posibles  se reducen en esencia a dos, más allá de variantes y atajos, las voy a unir para hacer con ellas un solo recorrido que expongo a continuación.

Se parte de Cangas de Onís, para tomar el camino que pasando por delante del Cuartel de la Guardia Civil acompaña al río Güeña dirección Este, pasando por Susierra  y Celorio, por un tramo que  está totalmente asfaltado, y  que perdemos de vista cuando en Celorio nos pegamos más aún al río, camino de Corao, ya convertido el trazado en una estrecha senda de tierra que nos deja ante Corao.

Llegado al pie de la AS-114 se atraviesa con cuidado la carretera para  proseguir por todo el pueblo y salir por el otro extremo hasta las AS-114, para seguir por ella  pasando por  el lugar de La Estrada. Antes podremos ver la pequeña capilla de ánimas medio enterrada en el desvío de Pedrugada, la cual siempre tiene una vela encendida. 


Es muy posible que el viejo camino tirara por Pedrugada hacia Collau para dejarse caer  ante la Ermita de Santiago  al pie de Villaverde., cuyos dibujos nos muestran al caballero matamoros Santiago


En todo caso nosotros seguimos por la AS-114 bajando  después de La Estrada hacia el Puente de Intriago, a cuya localidad nos desviamos a la derecha dejando el citado eje provincial, pasando de esta forma al otro lado del Güeña.

En Intriago nos podemos desviar la izquierda nada más entrar en el pueblo y recorrer toda su ería que presenta un amplio camino recto hacia Mestas de Con, pero es de suponer que el camino pasase por la ermita de San Julian de Soto de la Ensertal, donde desemboca el Camino del Rey que viene de Lagos de Covadonga, o sea que toca recorrer unos metros más hasta llegar a la ermita sobre la cual se gira   a la izquierda y por el Navariego y La Veguina se remonta hasta un puente de buena factura, que da noticia cabal de la importancia del paso, y por el cual se pasa a Mestas de Con.

Mestas de Con, es un poblamiento que llama la atención por su amplitud como nucleo y muy articulad alrededor de los distintos ejes que demarcan su crecimiento.

Nos vamos ahora de nuevo, por la AS-114 que se recobra en el mismo Mestas de Con, para subir hacia el caserío de Pelamoru,  un poco más abajo se cruza el Güeña en bajada y se hace por el puente de Pandellevandes o Puente Pelamoru, para tomar un poco más adelante el carretil asfaltado que va directamente al pueblo de Sirviella, dejando de la lado la ermita de Rozada, para  entrar en la aldea de  Sirvilella  por la Ermita del Cristo que preside la plaza de la aldea, virando al Sur  para de este modo enlazar con el poblamiento de Villar , y  finalmente  desembocar en  Benia de Onís, capital del Concejo de Onís, con unos 16 km recorridos.


Ahora toca dar la vuelta, y lo haremos por el recorrido que se marcó en su día para que por el discurriera el GR-109 Asturias Interior, y que de alguna manera sigue una directriz caminera, la de huir de los fondos del valle y sus inclementes ríos, para instalarse en las medias cotas y evitar a su vez las riegas que en este caso bajan de la Sierra del Hibeo.

Se sale de Benia esta vez rumbo Oeste hacia el pueblo de Talavero, que nos muestra sus casonas más importantes para enlazar de nuevo con Sirviella, pero se renuncia a seguir por el valle para  seguir una vez quede atrás la ermita del Cristo, virar al Norte hacia el Ñereu, emprendiendo una importante ascensión por trazados  asfaltados, yo los conocí todos ellos de tierra,   


Se sube por El Jogu y la Casa de Jeromo  hasta alcanzar el pueblo de San Martín perteneciente a la parroquia de Grazanes,  con su importante iglesia dedicada a San Martín «,La Iglesia fue construida en torno al s. XIII, siguiendo los patrones del románico popular, heredero del estilo Prerrománico Asturiano (cabecera recta), fue modificada y ampliada en varias ocasiones con transformaciones importantes en el s. XV y en el s.XVII. 

De su pasado románico conserva los canecillos del alero, alguna ventana o aspillera y, en su interior, los capiteles del arco de triunfo y una interesante pila bautismal monolítica decorada con círculos y dientes de sierra. Destaca en el exterior la portada con alfiz (decoración derivada del arte islámico y muy raro en Asturias), de fines del s. XV o principios del s. XVI. En el interior, además de los mencionados elementos románicos, conserva pinturas barrocas del s .XVIII en la cabecera».

Se sigue hacia Beceña cruzando la riega de Pruneda, pasando por delante de la ermita de San Román y yendo directamente hacia Llenín, pueblo al que llega por la derecha el camino procedente de la Calzada de Riocaliente que viene de LLanes por el valle de Ardisana.


Desde este enclave se baja directamente a la ermita de Santiago, que ya he reseñado y que parece tener un papel importante en todo este desarrollo caminero.

Tal vez el camino bajase directamente a la ermita de Santiago y luego por Villaverde   y Collau se llegase a  Corao, y el camino por tanto, no fuese tan alto, camino de Tárano y de su ermita de la Virgen de la Velilla, que es por donde transita el  GR -109 Asturias Interior.

Desde Tárano el trazado se olvida de los perfiles asfaltados y se emboca en una bajada que va empeorando a medida que se acerca al río Chico, que se cruza para subir por un camino de piedra hasta  el pueblo de Labra  que se cruza para coger  por debajo de la Iglesia y Palacio de Labra el camino que cruza  más abajo la AS- 340 que habremos cruzado antes, para seguir por el camino que baja al otro lado y que entronca con el Camino del Palacio de Labra, cerrado al público

Dicho camino nos lleva a la famosa fuente de Les Piperes y nos devuelve a Coaro, desde cuyo punto se vuelve a realizar el camino ya rodado hace unas horas y que nos devuelve a Cangas de Onís.

© Víctor Guerra

viernes, 20 de diciembre de 2019

Veredas de San Salvador. Por las Atalayas Riosellanas



 ·  
Punto de Salida y Llegada: Ribadesella
· Puntos de Paso. Ardines- Sardalla-Xunco-Cuevas-Antenas de Moro-Nóceu-San Salvador de Moru-El Carmen-El Pandu-Leces-Abeu-Tereñes.
·  Longitud de la Ruta:  30 km
·  Horario de la Ruta: 4 horas
·  Desnivel acumulado de ascenso y descenso:  847 mts
·  Participantes: Josías Martinez – Beni y Ricardo Valerio y Victor Guerra



Ribadesella es el siguiente input dentro de las Veredas de San Salvador una vez se entra en Asturias desde Irún, y el primer enclave está en San Salvador de Celorio, al  ya hemos visitado la semana pasada en la ruta que recorría además las sierra del Mazucu.


Hoy toca recorrer el imperio de las cuevas kársticas como es Ribadesella, con la monumental cueva de Tito Bustillo, joya de corona astur cántabra en el arte paleolítico, y a cuyos aledaños comienza nuestra ruta, que tiene el propósito de visitar otro extraño enclave como es San Salvador de Moru, faro radiante de toda esta zona y algunas otras atalayas riosellanas.


Se parte de Ribadesella,  y el mejor sitio para dejar los trastos es el aparcamiento del Pabellón de Deportes y de la nueva mole que encierra la recreación de la cueva de Tito Bustillo, de donde se parte dirección Sur siguiendo la carretera RS-2 que nos lleva a un emplazamiento de lo más recoleto, como es el Palacio de la Piconera, ubicado en los predios de la Llosona.


Palacio construido en 1891 por el indiano Manuel Martínez, con una representación clasicista en su articulación, aunque a mi lo que más me gusta son las casas aledañas que conforman un muy curioso conjunto espacial que explica muy bien todo el entorno, el cual además es de agradecer porque está muy bien cuidado y poco alterado todo el conjunto.

 


Tras unas fotos para subir la moral, nos ponemos en marcha dejando de lado la RS-2 para seguir hacia  el lugar de la Roza, donde se deja la arteria que va hacia el pueblo de Cuevas, pues nuestra ruta vira a la derecha para coger unos duros repechos asfaltados que nos llevan en primer término al Palacio de Junco, del que poco podemos ver, y desde el cual nos dirigimos hacia la Torre de Junco o Xunco, que funcionó en modo de bastión de vigilancia y defensa y como casa cuartelera, y lo cierto es que es una de las atalayas más impresionantes del concejo riosellano, pues desde su promontorio se divisa toda la ría  hasta su desembocadura y el poblamiento de la Villa riosellana.


Otra gran atalaya es la iglesia de Santa María, bastión por el cual es presumible que debieran de pasar los viejos peregrinos camino a Oviedo o a Santiago, pues desde su emplazamiento se ve muy bien lo que fue el vado sobre el gran río Sella, pues no todos podían o estaban dispuestos a pagar los pasajes de la ría en la villa de Ribadesella.

 


Motivo por lo cual diversos peregrinos del Camino de los Francos, derivaban su paso a  hacia el vado de Llovio, para después,  ir bien iban por la margen izquierda del Sella hacia Arriondas, aunque no es descartable que lo hicieran por la orilla que ahora va el FEVE un poco más alta con respecto al río y más directa,  o bien cruzaban el río para subir o bien  hacia  Xunco  para llegar a  Santa María, la Torre y el palacio y por Porciles ganar Nocéu hacia S. Salvador de Moru; la otra forma directa eso  desde la Alisal ir a la Cuevona y subir hacia Nocéu y de ahí  ya  faro radiante de las Veredas de San Salvador, en este caso  la iglesia de Moro, o Moru.

 


Vueltos a nuestra ruta, desde la Torre de Xunco se sigue al Este hasta la solitaria iglesia de Santa María  para poder ver más de cerca el vado de Llovio y las vueltas que hace el río, pero desde cuya atalaya no se puede seguir ruta, hay que volver a remontar altura hasta llegar al desvío al pie de hotel de la zona, lo que nos permite  enlazar con la carretera que va  hacia Cuevas, y lo hacemos  girando a la altura de La Alisal, en cuyo punto se traza hacia el Suroeste, en un  sube y baja,  hasta  desembocar ante la gruta  (La Cuevona) que nos da acceso al pueblo de Cuevas.


Paso bonito el de la Cuevona, donde hay que tener precaución, la banda primos Valerio-Martinez, que hoy me acompaña, sacan sus linternas para cruzar con precaución el pasadizo kásrtico en dirección Suroeste, y poder acceder al pueblo de Cuevas, donde se nos presenta otro hito jacobita como es la recoleta ermita de Santiago de Cuevas. Lo que me lleva a preguntarme ¿Acaso los peregrinos cruzaban por el vado de Omedina  y por Cuevas alcanzaban San Salvador de Moru? Es posible y como posible es que adentrados en el valle de Tresmonte pasaran hacia Sinariega y por Fuentes alcanzar el núcleo de Arriondas. Hubo épocas que el tráfico caminero y de arrieros debió ser muy intenso por toda esta zona.
 


Nuestra ruta en el mismo lugar de Cuevas, da la espalda a la ermita de Santiago y sube  siguiendo las señales del Monte Moru, que presenta unos primeros repechos que nos meten de lleno en la embocadura del valle de Tresmonte, con impresionantes vistas sobre el río Sella y sus recodos como el de Fries, luego el trazado se suaviza, y como los firmes son de zahorra compactada se ruedan muy bien, ya que la dureza de la ascensión primera  remite para deleite de algunos. Mis acompañantes en este tramo van contando de como por estas latitudes, cuando hacían la carrera de Montes del Sella, iban a toda pastilla, así nos pasaron a su vez dos miembros de Intensos BTT a bordo de sus E-bike, apenas un saludillo y para arriba.

 


Seguimos subiendo por la amplia pista, que cada vez tiene mas mordiscos en forma de argayos, pero aún está en buenas condiciones para rodar por ella,   se pasa  por encima de La Cebal y  se ve un poco más allá Tresmonte, que es el pueblo que está en un ladera del cerrado valle, con cuatro casas  y una ermita dedicada a San Agustín, lugar donde  nació y crió un prohombre de primera talla como fue Manuel  Fernández Juncos, que llego al notable puesto de Primer Ministro de Puerto Rico y que fue creador de una famosa letra como La Borinqueña,himno oficial del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

Cuyo personaje además fue un importante referente dentro de la masonería portorriqueña, y parece mentira que esa calidad humana  haya podido salir de una perdida aldea riosellana tan pequeñas y perdida como Tresmonte, aunque esto que a mí me asombra no parece impactarles mucho a los bikers con los que ruedo por esta apartada orilla del Sella.

 


Sin darnos cuenta nos colocamos al final de la pista con unos 10,6 km rodados, y ahora una vez entroncado el carretil que va hacia Tresmonte, no hace muchos esta arteria era un mal camino, sobre el que se gira a la derecha para subir al collado en el que sitúa el Área Recreativa de Monte Moro, impresionante atalaya sobre Ribadesella y las tierras de Suroeste riosellano.


Nos vamos desde el collado hacia las antenas del Monte Moru, trazado en modo tobogán que nos va dejando ante diversas estampas del valle. Es un trazado de ida y vuelta, motivo por el cual casi nadie parece acercarse a estas antenas, al menos no se ven huellas de neumáticos de BTT.

 


Retornados al collado nos dejamos caer por la vertiente Norte de Monte Moru para bajar por el eje asfaltado hacia la aldea de Nocéu, con sus impresionantes escuelas hoy remozadas, dejando de la lado la carretera que viene de la Cuevona, se sigue al Norte, cruzando la parroquia de Moro para concluir ante el faro radiante de toda este territorio, como es la iglesia de San Salvador de Moru.

 


Iglesia extraña, situada en un encabalgamiento cumbral, solitaria pero dominando el entorno, en medio de un singular eje caminero señalizado como Cañada, algo peculiar en Asturias, y no solo eso, sino que esta iglesia que fue destruida en el 36, y sin la estructura eclesial asturiana  mostrara mucho interés en su restauración, hasta que fueron los propios vecinos lo que acometieron la rehabilitación cuasi entera, como consta en un cuadro que reseñas las ayudas recibidas para tales menesteres.

Estamos pues ante una iglesia románica, como tantas otras, donde destacan como elementos vernáculos el imafronte y la nave principal que son del siglo XIII, y que tuvo como tantas otras iglesias diversas reformas, algunas de ellas quedan aún como testimonio de tales obras

  


En todo caso, además de ser un importante input direccional dentro de los trazados denominados por Luis Merediz como Veredas de San Salvador, no dejaría de ser una iglesia más, sino fuera por las pinturas murales del siglo XVI que contiene, las cuales parece ser que fueron pintadas por monjes franciscanos, pinturas que nosotros tuvimos la suerte de poder verlas por estar abierta en esos momentos la iglesia, las cuales están situadas en el  en la bóveda del presbiterio y muestran la llamada Santa Cena y el Salvador y los evangelistas, y un Santo Entierro.


Vistos los murales y realizamos un recorrido el templo, pues lo nuestro en BTT ASTURIAS no es solo dar pedales, sino conocer nuestro patrimonio.

 


Proseguimos la ruta pasando por detrás de San Salvador de Moru para cruzar por los caserones de Soto, y alguna otra gran edificación que se me antoja como vinculadas a  viejas ventas nacidas al socaire de la singular  Cañada que cruza el territorio riosellano. 


Dejamos atrás estas impresionantes casonas, para entrar en la espectacular aldea de El Carmen con sus grandes casonas de indianos, en este enclave  nuestra intención era ir hacia el núcleo de La Maella, pero tras recorrer un buen tramo de hormigonado camino una verja de finca particular nos cierra el paso, por lo cual damos la vuelta volviendo sobre nuestros pasos a El Carmen,  y de nuevo siguiendo la AS-341al Oeste, para después de un tramo  doblar hacia el Norte  hacia Pandu, donde la existencia de la Autovía ha revuelto también bastante los trazados camineros.


Por nuestra parte nos vamos hacia  las rotondas de Pandu, para coger en la segunda de ellas  el camino que sube  por encima de la Maella  y va hacia la llamada  aldea de La Tejerona, hasta aquí tramo con firmes de tierra, luego ya asfaltado hasta Ribadesella.

 


Dejamos el vial para  en La Tejerona para doblar a la izquierda  y ganar otro importante enclave patrimonial y peregrino como es San Esteban de Leces, una breve visita a su desvencijada torre y pasando por delante del albergue de Peregrinos  vamos  persistiendo en el rumbo Norte hacia la cuidada aldea de Abeu,  una vez cruzado el núcleo en la Priesca, se vira al Este  para pasar por encima de la aldea de Tereñes y los Colmenales y desembocar a la altura del Faro  en Ribadesella.

Transitamos por un trazado que nos ofrece no solo vistas sobre el pedral riosellano, sino sobre el valle de San Pedro,  por cuyo seno asciende el Camino Jacobeo hacia Leces.

Ya en ante el paseo marítimo, no queda nada más que recorrerlo para dejarnos llegar de nuevo ante la cueva de Tito Bustillo, que tendrá hueco en alguna otra ruta por estos predios riosellanos. 





© Victor Guerra
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