- · Punto de Salida y Llegada: San Juan de Beleño
- · Puntos de Paso: Sobrefoz- La Faeda-Ventaniella- La Una- Puerto la Fonfría- Arcenorio-La Guaranga-bosque de Peloño y Bedules
- · Longitud de la Ruta: 48,5 km
- · Horario de la Ruta. 7 horas
- · Desnivel acumulado de ascenso: 1.778 mts.
- · Desnivel de descenso: 1695 mts
- · Participantes: Javier Dolado, Javier Riestra, Luis Roza, Juan Moreno, Leopoldo Figueiras, Marcos Fuentes, Jose Asturdesbroces, Victor Guerra.
- Track de la Ruta en Wikiloc: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=20413016
Esta es una de esas rutas clásicas en el reportorio ciclomontañero astur, la cual está presente desde los primeros momentos, del nacimiento del BTT en Asturias y su presencia en allá por los años 90 en las estribaciones momntañosas.
Tras fundar Asturcón BTT, 1989, un año después es cuando empezamos por incursionar por los parajes de la Cordillera Cantábrica: La Mesa, Tarna. Picos de Europa, Ponga y lo hizo una variada fauna de sonados ciclobikers: Manuel Fernández, Lili, Javier Gómez, .. y tantos otros, en el caso de la ruta que nos ocupa siempre ha sido muy atractiva, aunque lo cierto es que yo ya me había despedido de ella hace un par de años realizándola en compañía de Dolado y Javier Paredes.
Pero la idea devolver hacerla con nuevos compañeros, y sobre todo realizarla en sentido inverso al cual siempre la habíamos hecho, me animaba a volver a estos predios de la Cordillera Cantábrica en los cuales se imbrica el territorio pongueto, con un recorrido a lomos de las tierras astures y leonesas.
Y lo cierto es que antes de que se meta el otoño, y el mal tiempo haga su presencia nos fuimos camino de San Juan de Beleño, para desde este alto emplazamiento tomar la salida hacia una ruta que no parece difícil, pero dada su configuración geográfica y climática, puede convertirse en un relativo e incierto infierno sino tomamos una serie de precauciones. Por otro lado, el personal se toma la toma a modo de una de tantas otras rutas y ni la dosifica, y rebaja el nivel de seguridad y los problemas que pueden darse en una ruta de este nivel pueden ser importantes.
En esta ocasión, salímos gente que hace tiempo que no rueda con nosotros, y algunos que otros maduros bikers ya bisoños en el pedalear, e incluso se nos apuntan novatos en estas lides de las altas rutas..., ah y también asiste Juan Moreno con su E-bike, lo que nos pone en circunstancia de todo lo que puede acontecer con respecto a este tipo de bicicletas eléctricas en estos predios.
La primera en la frente, pues salimos desde la Asturias Central, y el coche marcaba en el exterior unos 12 grados, y cuando nos plantamos en San Juan de Beleño, el termómetro a eso de las 9 de la mañana ya nos indicaba que afuera estábamos a unos 5º, aunque el sol ya lucía por los crestones del Tiratordos, cuyo anfiteatro se iba llenando de luz y color..
Una vez reunidos previamente en Cangas de Onís, enfilamos hacia San Juan de Beleño, y ya con las trotonas preparadas nos dirigimos dirección a Sobrefoz, cuyo trayecto va en leve descenso, eso si no metiendo en la bajada mucha velocidad por aquello de no quedar congelados, y poco a poco fuimos ganando el fondo del valle, que marca la aldea de Sobrefoz, que se iba desperezando de aquella, a juzgar el movimiento de coches por la zona.
La carretera PO-1 en Sobrefoz, deja paso a la pista que va hacia uno de los inputs más importantes de la zona como es Ventaniella, punto importante en la vía de comunicaciones entre los territorios astures y la meseta, y por la cual trasegaban reatas de mulas con sus cargas y como no ganados caminos a las distintos feriales bien de una parte a la otra (Asturias-León). La importancia de esta vía no se deja apreciar tanto en la reciente pista, que ahora tenemos que salvar, tras haber rodado unos 5 kilómetros por asfalto en franco descenso, sin embargo ahora tocar rodar por una pista de balastro durante unos 7 km en continuo ascenso, la cual es acompañada por el cantarín rio Ponga, algo escaso de aguas dada la pertinaz sequía.
Pasamos las casas de la Faeda, hasta ganar el emplazamiento de Ventaniella, con su venta y ermita, que marca no tanto la frontera geográfica entre Asturias y León, sino la de los trasiegos de los arrieros por estas viejas calzadas, que en el caso de Ventaniella, dice Chema Argüelles que fue abierta por la Legión III Macedónica con campamento en Burgos, y cuya traza también fue utilizada por romeros y peregrinos, ya que se cita a Ventaniella como propiedad de los monjes bernardos, hasta la desamortización de los bienes eclesiales.
Parte de esta historia la iremos percibiendo a medida que arribemos a las Casas de La Faeda, y Ventaniella que daban paso a su vez a dos arterias que se abrían hacia los valles bajos del Sella, por diferentes vías, como bien sugiere Chema Argüelles, a diferencia de otros autores, más proclives a dejar estos históricos pasos, como sujetos a la nada, o sea que los dan como nacidos en tal puerto o collada y mueren kilómetros más abajo, ignorando la integralidad de la caminería peninsular que viene de lejanos orígenes y destinos.
Esto le voy contando al amigo Marcos a Juan Moreno, y a Poldo, mientras el resto está más interesado en el ciclado, y en eso de ir devorando kilómetros y dificultades, como parte del juego bike que nos aporta nuestra afición.
Al final de un intenso pedaleo, llegamos a Ventaniella, sitio mágico que a estas horas de la mañana reposa paz y silencio, aunque creo que ahora ya no hay venteros/as que lo atienda, al menos fuera de los tiempos estivales.Cuando llegamos no vimos por la zona a nadie, o sea que se impuso un descanso al calor de los rayos que inundaban a esa hora la vega,lo cual engañan a los fotómetros de nuestras cámaras debido a los fuertes contrastes entre el solo y las sombras del valle.
Tras el descanso nos ponemos de nuevo en marcha; dejamos el rumoroso rio de Ponga, para subir por encima de la casa de la Venta, dejando en medio de la Vega la coqueta ermita, y no enfrascamos por trazados los cuales devienen de las viejas calzadas romanas y medievales, y que trepan al par de la riega de Ventaniella camino del alto collado que tenemos que cruzar, el cual marca el límite entre Asturias y León, y cual nos coloca a 1.427 metros de cota, que es nuestra primera chincheta antes de llegar al pueblo de La Uña
O sea que además del desnivel que tenemos que salvar, unos 250 metros de desnivel, está también la pendiente que tenemos con la cual tenemos que ir lidiando y con firmes de calzada muy rotos, que hacen casi imposible su rodadura, o sea de esta guisa unos 2 kilómetros. Tiempo y longitud donde uno se puede vaciar en querer subir montado, y máxime si no controla el esfuerzo que se está realizando y eso puede ser preocupante, informo al personal de la circunstancia y que cada uno luego que adopte las cuestiones que creo pertinentes. Juan Moreno también va preocupado por el tema de la duración de la batería de su E-bike, pues no quiere verse empujando la trotona sin energía alguna, por lo cual tira como puede empujando la bici en los tramos más complicados.
Poco a poco., ganamos la cota de la divisoria provincial y el panorama cambia casi por completo, el denso hayedo queda atrás, y ahora se nos muestran tierras más abiertas y ciclables, por las cuales nos echamos pronto abajo hacia el pueblo de La Uña, que dista unos 8 kilómetros, que cubriremos acompañando a la riega del Puerto, primero, y luego entroncando con el Esla, por una traza jalonada de soportes señaléticos del PR- LE-20. Camino de Ventaniella.
Los tramos de vieja calzada muy destrozadas que nos íbamos encontrando en la subida, han dejado paso paso a caminos de hierba a veces quebrados por sendas de compactación, debido al paso de personas y ganados, que hace de nuestra conducción una interesante muestra de destreza técnica.
Durante cuyo trayecto Jose, se «comió» un palo el cual terminó enroscado en su cadena y cambio, por lo cual su flamante desviador trasero Sran pasó a mejor vida. Y dado que aún quedaban muchos kilómetros de ruta, y que recuperar coches o coger un taxi para el retorno a Beleño es una operación logística complicada, lo mejor y más aconsejable para nuestro compañero es dar la vuelta antes de bajar más, pues estamos en el enclave de Valdosín. La cosa no no parece gustarle mucho eso de tener que regresar solo, pero es lo mejor, dado que todavía le es favorable la rodadura, pues si se sobrepasa La Uña y el puerto de la Fonfría, la cosa se complica.
Nos despedimos con tristeza y preocupación del amigo Jose (asturdesbroces), y seguimos ruta buscando lo abierto del valle, y el cauce del Esla, ante lo cual se sorprende el amigo Luis Roza, ¡¿Una carretera y el río Esla?¡. A veces todo parece tan lejos, pero la caminería tiene esa atracción la de comunicar cosas que a priori nos parecen muy lejanas, tal vez porque no tenemos en la cabeza el mapa geográfico de las zonas, y sobre todo las referencias. Mis compañeros, la mayoría, no se imaginan que estamos a pocos kilómetros de la ruta de Riaño-Prioro, o que pasaremos cerca del enlace hacia la gran travesía que hicimos no hace mucho de Oseja de Sajambre-La Hermida.
Tras conectar con la C-635 tras cruzar el Esla, desembocamos habiendo recorrido un par de cientos de metros en el pueblo de La Uña, con la sorpresa de que el bar está cerrado, y tendremos que contentarnos con comer con agua y la bota de vino que lleva Luis Roza, rellena hoy de vino rosado Pietro Picudo. En la pitanza estamos cuando los inefables mastines hacen acto de presencia por si cae alguna que otra migaja.
Se está fenomenal, a la solanera mesetaria, pero hay que seguir rodando pues aún restan unos casi que 30 kilómetros, de ruta, y aún debemos ganar el Puerto de la Fonfría (1.637 Mts) y del cual distamos unos casi, que 8 kilómetros en los que debemos salvar unos 400 metros de desnivel. A ello nos ponemos, con el esfuerzo que supone volver a arrancar, eso sí con lo bueno de que el sol calienta, pero no abrasa. Le damos la vuelta al Monte del Melendrín hasta ganar la bifurcación de los Campos de María, con su vieja señalización, y si hasta La Uña fuimos siempre rumbo Sur, ahora vamos siempre rumbo Norte, por encima de la riega Carcedo.
Atrás nos vamos quedando Poldo, Juan Moreno y yo mismo, que vamos tranquilos viendo el paisaje y como ya los animales silvestres ni se asustan, pues a nuestro par un zorro, contempla nuestro pausado pasar, sin mayor preocupación que medio ocultarse después de un trozo de observación tras unos brezos.
Pasamos el invernal de la Hoya de Bodecazo, y nos vamos pista adelante, con la mirada en el manchurrón blanco que se ve al fondo, y sobre el cual debemos pasar para coronar de este modo el Puerto de la Fonfría, al que cada uno a su ritmo va subiendo, como Juan que va comprobando el gasto de batería, y los demás pues … unos muy de «pro» y otros más reservones…
Al final todo estamos en ya en esa frontera, en la cual dejamos las pistas y entramos en los predios de las camperas y las canales que nos han de llevar hacia la Ermita de Arcenorio.
Esta es la otra gran vía de comunicación, la que remontado el Esla sube a los predios de La Fonfria para dejarse caer hacia la gran vega de pastos donde se asienta la ermita de Arcenorio, esta gran campera reparte flujos camineros importantes, al Este hacia Oseja de Sajambre, desde donde se puede proseguir por la Senda del Arcediano bajar hacia Cangas de Onís, y Covadonga, o subir hacia Pontón para pasar hacia Riaño, o a los puertos y valles de Valdeón.
Y al Norte, la vega da paso por la Guaranga hacia las colladas de Granceno que da acceso por el Este al rio Sella ya la Foz de Beyos pasando por Vivol;; o seguir a rumbo Norte hacia Bedules con reparto de flujos al Este a Viego y Puente Vidosa, de nuevo hacia las vegas del Sella, y al Oeste el paso hacia San Juan de Beleño. y sus otros pasos hacia Piloña y el Sella a través del paso de Sellaño.
Pero antes de coger la ruta hacia La Guaranga, vamos dando un garbeo por las praderías de La Hondonada, donde probamos el calimocho que los pastores tienen enfrescando en el pilón de La Hondonada, ya que es donde están ocupados recogiendo las vacas, de cara a ir ya encarando la bajada a los valles más fonderos.
Jugueteamos por la praderías con las llamargas hasta encarar la Canal del Focicu para bajar a Los Foyos, me echo canal abajo, evitando la traza de la vieja calzada también muy rota y destartalada, con algún que otro repique por atrás avisándome de que el atajo cogido no es el track, hago caso omiso, y saltando de peña en peña, llego ante la pequeña foz de Los Foyos, que da acceso a la gran campera de Arcenorio, donde campean las cabañas y la ermita que preside el lugar. Esta zona de las dos pequeñas canales es puro enduro, donde no merece la pena ni intentar montarse en la trotona.
Ya en Arcenorio, se impone otro descanso y contemplación del paisaje, con las dos torres vigías al Este de la pradería, y a las que hemos ido dando vuelta, Peña Ten a la izquierda y el Pileñes a la derecha. En Arcenorio, intensos recuerdos de rutas y compañeros, pues será la décima vez que paso por estos lares con muy distintas gentes y actividades.
Tras el descanso, de nuevo a la trotona para cubrir el tramo hasta las casamatas de la Guaranga, que distan unos 2 kilómetros, y luego ya vienen las grandes pistas hasta Bedules. Ahora el tramo se hace bien , pero no hace muchos años era un sendero escabroso y trialero, que era toda una delicia para los más técnicos, pero comía bastante tiempo, ahora es un paseo hasta las citadas instalaciones republicanas de la Guerra Civil, cuyo estrecho paso da acceso al denso bosque pongueto.
Una vez reagrupados, enfilamos la bajada por una amplia pista que se abre paso por entre el denso hayedo hasta el cruce de riegas, unos 3,5 kilómetros de intensa bajada, tras la cual se abre ante nosotros una suave subida hacia el Collado Granceno. Cada uno vamos encarando de la mejor manera posible, pues los años, los kilos, y demás pasan factura,Poldo ha resistido fenomenalmente la ruta , pese al asomo de calambres, Juan está logrando llevar electricidad de reserva para su casa, y los demás pues tirando para coronar.
En la grupeta de atrás, de repente a la altura del desvío de Bustantíu, un sobresalto, la bici de Luis Roza, salta la cadena y presenta pérdida de parte del eje pasante de la rueda trasera, menos mal que fue subiendo, sino esto hubiera sido grave bajando por Bedules., la cosa hubiera sido muy graves y potencialmente muy peligrosa. Bajo por el camino y busco la pieza perdida y tras reubicarla, con cierta sorpresa de que puedan pasar estas cosas, seguimos ruta hacia Granceno, donde los compañeros esperan hace buen rato, medio muertos de frío, según nos dice alguno.
De Granceno a la campa de Bedules, 5 kilómetros, y ya sin entretener más el tiempo en Bedules, tomamos por la izquierda el ramal que baja hacia la carretera PO-2, y por la cual se baja hasta San Juan de Beleño, donde finalizamos la ruta.
Fotos de Marcos Fuentes, Juan Moreno, Javier Dolado, Javier Riestra, Victor Guerra.
Víctor Guerra